El coche está diseñado para transmitir la sensación de poder al que lo posee. En los años de Bush, Sarkozy y Bin Laden, el coche encarna en su máxima expresión la negación del movimiento social para mejorar la vida en las ciudades, cambiar los órdenes establecidos y promocionar la igualdad. Básicamente, el coche reconforta la necesidad de reconocimiento por terceros y rivales, proponiendo una excepcionalidad toda ella artificial. Basta ver cómo acaban estas bisuterías de ricos para meditar lo ridículo de este espejismo. Más grave aún, se fomenta un machismo intrínseco del leit-motiv asociado al coche: lujo de la marca, poder del dinero y ostentación de lo poseído. Pésima educación para los ciudadanos, y mal colateral del afán industrial.
La reivindicación de la movilidad, del viaje, del descubrimiento, de la deriva, de la desubicación, no es contradictoria con la constatación previa. Al contrario, el feminismo y el islamismo deben estar abiertos siempre a la posibilidad del diálogo abierto o espontáneo, del momento compartido en un tren, un autobús, un avión o un barco. Y para los solitarios, siempre hay bicicletas y darse un buen paseo.
Imagen de Tintín en el País del Oro Negro: Editorial Juventud
Y el Islam acepta la igualdad entre mujer y hombre?,niega el machismo?,acepta la democracia?un salario digno?,sin clases oprimidas?,libertad de expresiòn?,la mujer puede salir sola a la calle?,la mujer es libre?,es libre el hombre bajo el islam?,se pueden haber voces crìticas frente al islam?,por que si es asi,los laicos como yo nos habremos equivocado frente al islam….
Estimado ignacio,
Permítame remitirle al blog de Abdennur Prado, cuyo enlace encontrará en mi columna de la derecha, para que consultando sus artículos sobre las muchas cuestiones que plantea, pueda verse respondido con calma y con rigor. Espero que así sea.
Saludos, con la paz,