Leo la novela Monsignore de Jack-Alain Léger, porque escribe como un rey: enlaza, enumera, corta, salta, repite, ingenia.
También leo los primeros párrafos de «Bajo el volcán» de Malcolm Lowry, sobre todo por lo mucho que está presente en Bajo un sol herido de Leonardo da Jandra. Leo a Baudelaire, los spleen y los ideales, salto rápido a otras lecturas, Littell, Ovidio o el Arcipreste de Hita. La verdad es que me gustó toparme con la cita expresa a Ovidio en el Libro del Buen Amor.
Le he regalado Nadja de A. Breton a Ramón, porque es un libro absolutamente sublime, lírico, extraño. Amé mucho a Nadia R. también incitado por el msterio de Nadja.
Se me arregla el mundo, en la medida en que se confirma lo posible en Santiago, y sigo teniendo el cuerpo fuera de donde estoy, salvo para darme paseos como nata de café con leche. Me he perdido el concierto de Año Nuevo en el Musikverein de Viena por segundo año consecutivo. He soñado con un encuentro de discusión compositiva como un Dante con Virgilio.
El año 2008 será literario o no será.