Una empresa americana que ha trabajado en el pasado con Disney en las contrucciones de parques de atracciones ha elaborado un proyecto de construcción de un gran parque de atracciones en Bagdad, al lado de la Zona Verde, el recinto controlado por el Ejército de los EUA, y que incluye la Embajada y el Cuartel General de las fuerzas de ocupación. El proyecto cuenta con el benepácito estadounidense y el del Gobierno de Al-Maliki. Se presenta como un proyecto que será desarrollado por los propios iraquíes, y para los iraquíes. Se apela a la necesidad de diversión de los niños, pero por las declaraciones de un portavoz, se desprende que solo tendrán acceso los niños que vayan con escolta o acompañados de sus familias, dejando fuera a los miles de niños pobres que sí carecen de cualquier lugar para jugar en un espacio seguro:
Ali al-Dabbagh, un portavoz del Gobierno, también lo ve con optimismo: “Hay una falta de entretenimiento en la ciudad. Los cines no pueden abrir. Las áreas de juegos no pueden abrir. Se necesita dramáticamente un parque de atracciones en Bagdad. Los niños no tienen ninguna oprotunidad de disfrutar su infancia.” El Sr. Al-Dabbagh añadió que la entrada del parque estará estrictamente controlada.
Creo que se está presentando falazmente la cuestión, ya que el Gobierno tendría que preocuparse precisamente de los que se quedan fuera de los controles. La seguridad de los que pueden entrar es la exclusión de los niños pobres. La felicidad de unas horas de los niños dentro es una forma de olvido prematuro de lo que pasa en el resto del país. Es una fábrica de evasión de un presente terrible, que aumenta el estrago del presente en los excluidos. Irak es el espejo de nuestra cultura.
En esta guerra es todo tan trágicamente absurdo que, cuando uno se para a reflexionar un poco, lo que más sorprende de un proyecto tan grotesco como el que mencionas es lo «normal» que llega a parecer dentro del contexto general.
Más allá del beneficio económico del proyecto, bastante dudoso teniendo en cuenta que seguramente no habrá muchas familias en Iraq que se puedan permitir llevar a sus hijos a un parque así, a uno se le escapa cualquier racionalidad en su construcción.
O quizá, elucubrando un poco, quizá podamos descubrir un plan «racional» detrás de todo esto: como tú dices, este parque puede convertirse en una fábrica de exclusiones. A lo mejor es eso precisamente lo que se quiere conseguir: no tanto excluir a los que quedan fuera como a los que pueden entrar, convertir en unos extraños dentro de un Iraq sumido en la guerra y el caos a una pequeña porción de iraquíes para que conformen una élite «occidentalizada» que se ocupe de hacerse cargo de la gestión de los recursos para Estados Unidos durante los años venideros. Diferenciar sus infancias con las del resto de iraquíes por obra y gracia de Walt Disney sería de una gran ayuda.
Es una locura, desde luego, pero es una locura hasta cierto punto «racional». Claro que también puede ser que no haya ningún «gran plan» detrás de la construcción del parque. Como (casi) siempre, es imposible saber lo que se esconde detrás de los hechos.
Un abrazo
Estimado Carlos,
Quería controlarme en la elocubración, pero mi impresión iba exactamente en ese sentido. Por eso me afecta y me gusta que lo hayas escrito, para que no sea una manía. Sí quise contenerme, ya que el propio titular de The Times forzaba a pensar en clave «Disney- Imperio». No quería actuar por reacción, pero es claramente un hecho objetivo. Has presentado una hipótesis verosimil: «Disney como educación/infancia/identidad para la creación de una elite autóctona afín a los valores de los señores». No tiene en el fondo nada de locura, vistos los precedentes históricos.
Un abrazo muy fuerte