«[…] todos los elementos de la trama se limitan por ahora a una oscura organización preocupada por los secretos, que se comunica solamente con joyas codificadas: el collar tibetano que aparece en su mochila […] cuando lo que importa […] no ha tenido tiempo de preguntarlo. Yo no me planteo todo lo que le está ocurriendo como una posibilidad más de entre varias posibles, sino como la realización necesaria de un […] que tenía pendiente desde que puso el punto final a muchas esperanzas, cosas, demasiadas cosas. Por de pronto, […] quizás porque mejora otro equilibrio posible. Los únicos […] hace tiempo. Y lo dice con tanta solemnidad, que parece un periodista infiltrado.»