«[…] ir centrando las expectativas, las acumulaciones de perspectivas, como un polígono de sueños que conducen una y otra vez a situaciones en el tiempo más que en el espacio, es decir, no se trata de viajar, sino de viajarse en uno mismo, en la medida de lo posible más hacia el futuro que hacia el pasado, pero sin confundirlos, es decir, viendo el futuro en el pasado y no engañándose con un futuro preteritísimo.»