Hay efluvios de todo cuanto existe.
Empédocles de Acragante.
[…] el que el ser singular (yo mismo en mi radical singularidad) se enfrenta al abismo de las interrogaciones sin respuesta, sin cobijarse en el medio protector del concepto y de la colectividad, medio en el cual el sujeto posee un lugar, un signo […]
Eugenio Trías (1983): Filosofía del futuro, Ariel, p. 22.
¡Cuántas veces me engolfé en olas, y en cuánto mar!
Ash-Shushtarî (s. XIII), trad. de F. Corriente.
[…] el inexorable desenmascaramiento de la nulidad interior del individuo en el período de crisis del imperialismo;
Georg Lukács (1959): El asalto a la razón, (Die Zerstörung der Vernunft) trad. de Wenceslao Roces, Grijalbo, 1975, p. 410.
Vaya, sí.
Qué difícil encontrar el equilibrio entre la individualidad y la colectividad, evitando tanto el extremo del huraño como el del pánfilo.
Mira. Este es un ejemplo extremo de inmersión en la turba…
Vaya, menuda película.
Venga, confieso que me he reído mucho. El tema es que me temo que no se alza mucho más alto que lo que denuncia, aunque reconozco que el humor es la mejor forma de descubrir las cosas.
Los primeros minutos, con el parangón en las dos familias, me hicieron gracia, y aún a pesar de ciertos detalles que recuperan un moralismo implícito protestante, que siempre vio con malos ojos la mayor demografía católica (hay una famosa escena de los Monty Python que está en cierto modo recuperada en el trailer), claro que plantea toda la tensión política de la fertilidad, entiéndase en el marco capitalista farmacopornopolítico.
Los minutos finales, tras el paso de los 500 años, son muy desiguales, con detalles que me hicieron auténtica gracia, y en el fondo un hilo argumental agotado en su propia premisa de exégesis de la degradación.
Muchas gracias, duckie, y a ver si un día encuentro algo divertido para compensar mi seriedad.