Salió el marqués de Vélez de Terque por estorbar el socorro que los moros de Berbería continuamente traían de gente, armas y vitualla, y los de la Alpujarra recibían por la parte de Almería. Vino a Berja (que antiguamente tenía el mismo nombre) , donde quiso esperar la gente pagada y la que daban los lugares de la Andalucía. Mas Aben Humeya, entendiendo que estaba el Marqués con poca gente y descuidado, resolvió combatirle antes que juntase el campo. Dicen los moros haber tenido plática con algunos esclavos, que escondiesen los frenos de los caballos; pero esto no se entendió entre nosotros : y porque los moros como gente de pie y sin picas recelaban la caballería, quiso combatirle dentro del lugar antes del día. Llamó la gente del río de Almería , la del Boloduí, la de la Alpujarra , los que quisieron venir del río de Almanzora , cuatrocientos turcos y berberíes : eran por todos cuasi tres mil arcabuceros y ballesteros, y dos mil con armas enhastadas. Echó delante un capitán que le servía de secretario, llamado Mojajar, que con trescientos arcabuceros entrase derecho a las casas donde el Marqués posaba, diese en la centinela ( lo que ahora llamamos centinela, amigos de vocablos extranjeros, llamaban nuestros españoles en la noche, escucha, en el día, atalaya; nombres harto más propios para su oficio), llegando con ella a un tiempo el arma y ellos, en el cuerpo de guardia: siguióle otra gente, y él quedó en la retaguardia sobre un macho, y vestido de grana.
Diego Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, edición de Bernardo Blanco-González, Clásicos Castalia, Madrid, 1970, p. 253 sq.
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