Bismilah al rahmán y rahim
Cuando los países ricos se lanzan en una operación como la que están preparando contra el Yemen, lo hacen además reclamando su generosidad, su sincera intención de ayudar a la población para luchar contra el terrorismo. Por ese camino, estos amigos de los pobres se están lucrando con la producción y venta de armas a los Estados y nos están metiendo en una espiral que no puede acabar bien. Las filas de Al Qaeda, por muy patética que sea la ideología terrorista que proclaman, van a seguir creciendo, y crecerán más cuanto más se empeñen los amigos de los pobres en luchar militarmente y con bombas. Mientras, nosotros en nuestros países solamente podemos aguantar la rabia, y consolarnos con el consuelo de tontos típico que se me ocurre en estas circunstancias, que con el PP sería peor, habría más tropas en Afganistán, y seríamos más bravucones, pero la autosuficiencia de Moratinos no necesita ya complementos. Todo sea quemado por nuestra seguridad y por la lucha contra nuestros amigos los pobres. Morirán cientos de civiles inocentes, se fabricarán y se venderán más bombas para las tropas de la OTAN, Yemen se parecerá un poco más a Somalia, y Al Qaeda será finalmente la única entidad política relevante desde el Sahel hasta Afganistán, y el sueño panislamista de cooperación y desarrollo tendrá una realización monstruosa con la mayor guerra desde la II Guerra Mundial, una lucha no ya contra estados sino contra poblaciones enteras efectivamente solidarias con Al Qaeda. Lo conseguirán.