Bismilah al rahmán y rahim
La próxima vez que alguien me descubra una gran cantante, pasaré de largo, como si nada, para recordar a Lhasa. La próxima vez que me arrodille en una mezquita, me quedaré una hora después, para perder toda la tarde. La próxima vez que oiga a alguien decirme que va a hacer el camino de Santiago, le pediré que se quede en casa y lea un libro. La próxima vez que me pregunte alguien para que sirve un blog, le responderé que para insultar públicamente a los militantes del PP y llamarles bobos sin tener que llamar por teléfono a los interesados, ni tener que montar un número en un bar, ni en un ayuntamiento. La próxima vez que me acueste en mi cama, dedicaré un minuto a la memoria de las personas que viven con la enfermedad del SIDA y que los EEUU humillaron prohibiéndoles entrar durante 22 años. La próxima vez que me digan que soy un cobarde por apoyar la lucha armada en Palestina contra la ocupación sionista, responderé que soy enemigo de los ricos, y que eso ya es bastante lucha armada. El odio a los ricos es una actividad participativa que genera grandes decisiones.