
*
Hay algo pues de guerra contra la juventud en estas guerras imperiales contemporáneas. Porque bueno, vamos a ver, en Vietnam morían puertorriqueños y muchos negros, pero es que ahora mueren chicos que no han tenido tiempo más que para matar niños como mucho, y algún talibán o qaidista de paso, con lo cual realmente comprobamos que igual que en Irán el régimen machaca con especial interés a los jóvenes, e igual que Israel se ensaña especialmente con los palestinos cuando son críos (y ancianos, todo sea dicho), el sistema capitalista se encarga de que corra sangre joven en sus batallitas por petróleo. No es una casualidad que en el mismo impulso, en Europa los parados sean los jóvenes, y que cada vez que la CEOE quiere aterrorizar un poco más al país proponga un contrato para jóvenes.
*
El odio a los jóvenes por parte del capitalismo es un giro interesante aunque terrorífico de la infantilización de los ricos. El Hombre Blanco Rico odia a los jóvenes porque teme que le sustituyan, con el mismo instinto de macho que hace que el machismo impregne hasta el corazón mismo de las novias de estos soldaditos de poca honra. De los aviones como videojuegos y de los parlamentos como patios de recreo, pasamos a los campos de batalla como guarderías e institutos. Por eso me da bastante asco que Chacón mande más tropas a Afganistán, porque sabe o debería saber que aunque no mueran lo que los soldados van a ver allí es un tráfico de armas y otras joyas entre militares italianos, ingleses, franceses etc. corruptos, talibanes e intermediarios del gobierno de Karzai, y algún que otro cuerpo destripado. Eso no es una buena educación.
*
Pero basta de guarradas, si los jóvenes americanos amariconados y españoles de los cojones quieren seguir presentándose voluntarios para morir por el sistema, en vez de luchar para acabar con la guerra, allá ellos, yo ya no soy ni tan joven como ellos ni tan entusiastamente heroico o loco, y a estas alturas, no estoy dispuesto a más esfuerzos que a escribir un breve post nocturno de consternación de vez en cuando. Vale.