Los hadices son las narraciones más reales de la persona y sus semejantes reunidos en un tiempo atemporal, en un espacio utópico, mágico, verde y original. Son cuentos, greguerías, stories, minirrelatos, nanorraciones, esbozos de fábulas para una fuente hetere(-x)ternalizada. Los hadices son las cicatrices de las palabras en la piel de la familia, de la institución que transmite la lenguarrida. Son las cicahadices de la burkalización de los estratos ficcionacionales. El islam es tan poco el Corán como el catolicismo la Biblia. El islam es la agenciación de las cicahadices en la corazonada de la ficción razonada del biohombre. En ese sentido, el feminismo islámico construye sus propias cicahadices de lo sémico, pero falla a la hora de acometer algaradas en el campo simbólico. Porque frente al orden masculino opone un texto verdadero-imposible, en vez del protesto unilateral del uno-único.