El umbral del comienzo del vacío
refuerza la belleza en un instante:
tu luz es el repaso del amante
por ramas adoradas de rocío.
Te quiero en libertad del albedrío
fijando en la oración más militante
la rosa de la rima meditante
en luces del color de agua de río.
Revoco la final letra del miedo
creando en la azarosa desmesura
un foco de fulgor y de esmeralda;
te canto en la feliz hora del beso
forzando en la gramática la cura
pomada del poema de la amada.