Pitufo de las artimañas, Sarkozy favorece la gitanidad de Europa como ha facilitado antes su islamización. Con sus mamarrachadas, sus poses de pises, sus pasos de sapo, enano enbravecido, la cosa cosi aglutina todo lo refunfuñón, lo casposo, lo lepenista y vichista de la rancia Francia. Melancólico del honor perdido en la mancha de su carrera rufianesca, el ladrón general de los pobres para los ricos da lecciones de lo bueno para las etnias, las razas, los pueblos y las plebes que pueblan un mundo infeliz de banqueros vicarios y cantantes contantes, que también contentas. Sarkozy cosifica el ser en solera, el derecho en rechazo, el juego en flojera y el racismo en cinismo. No le demos azúcar, que lo que quiere es sacarina.
Sacarina para Sarkozy
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