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Cuando éramos cowboys

El Wyoming y la luz del sol sobre la carretera, menuda aventura, las vacas, los whiskys, la verdad es que era una vida auténtica, yo me quedaba con el sol, la lluvia, y amaba, amaba el viento del futuro que me llevaba a Arkansas, a Nueva, York, a perderme en los antros y en los arroyos, en los hoyos y en los mentideros de la gran ensoñación americana.

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La primera película de Tarantino

Estilo en blanco y negro, muchas palabrotas y viejos mitos del rock, una inmensa bandera americana y una mitología del cine en sus primeros pinitos con mucha radio y comportamientos excéntricos. Los ingredientes de las obsesiones de Tarantino ya están mezclados en escenas casi paródicas. My Best Friend’s Birthparty (1987).

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Un prophète, película mayor de Jacques Audiard

La visión de la película francesa Un prophète, del director Jacques Audiard, es una auténtica iluminación sobre las posibilidades del cine en el siglo XXI. Ante todo, y para los lectores no francófonos, tengo que advertirles que en este caso no vale ninguna excusa, aunque no entiendan a los actores en la versión original, no pueden verla doblada. Debe verse obligatoriamente en francés con subtítulos. La maldita costumbre de hacer hablar a los personajes de origen árabe con un acento ridículo, que no es ni ceceo, ni «imitación» del acento francés hablando español, es un despropósito perturbador y el fruto podrido de unos productores de la distribución en España de un catetismo colosal. Los franceses beur hablan francés, perfectamente, y si se puede apreciar detalles en su expresividad locutiva y exclamativa, intentar reproducirlos como un defecto de pronunciación no es más que un acto de clasismo subracista.

En cuanto a la película, obra maestra como pocas se pueden ver hoy en día, es fundamental no obsesionarse con detalles de violencia o de plasmación fantástica de la conciencia de culpabilidad del personaje principal, para evitar caer en la tentación de no verla sobre todo como una película absolutamente comprometida con los mecanismos clásicos de la ficción. La violencia y el componente fantástico no se superponen a los elementos básicos que estructuran la narración: linearidad, poderío, clasicismo. Tragedia edípica, western moderno, película «carcelera», relato iniciático, fresco realista de la Europa rota por la crisis, gesta de la camaradería y del individuo, de la soledad y de la lealtad, en sus vertientes más emocionantes y aterradoras, la película Un prophète es también un antes y un después para la visión del islam en Francia, del islam francés sobre sí mismo y desde el contexto multicultural presente, lo que llamo la cartografia andalusí contemporánea (CAC). Es una historia de Francia en sordina, con sus parcelas clásicas de cine negro, de cine de borsalismo, mafias y gabins, pero es también una visión ya post-islámica de la universalidad del prototipo profético.

El personaje principal, Malik, es efectivamente una lectura impresionante, moderna, trascendente, de la Sîra de Muhámmad, el profeta del Islam. Los detalles explícitos interpelan al espectador sociológicamente musulmán, pero no lo aturden con una visión hagiográfica, ortodoxa, sino como una profundización sobre la figura muhammadiana en su sufrimiento, y en su esfuerzo de superación (jihâd). No cabe duda de que aun manteniéndose hasta el final lejos de una lectura de proselitismo, el islam adquiere en el tercer tercio de la película una auténtica dimensión liberadora, con todas las reservas que el final de la película abierto, doblemente abierto, o incluso triplemente abierto,  deja, para que en todo caso el espectador disponga de la libertad para interiorizar los sentimientos provocados: emoción, gratitud, vacío mental.

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¿Por qué el letrismo? I (Guy Debord)

Potlatch nº 22 – 9 de septiembre de 1955

¿POR QUÉ EL LETRISMO?

1

La última posguerra en Europa parece tener que ser definida sin más remedio como históricamente el periodo del fracaso generalizado de los intentos de cambio, tanto en el orden afectivo como en el orden político.

Cuando invenciones técnicas espectaculares multiplican las posibilidades de construcciones futuras, y simultáneamente los peligros de luchas sociales, asistimos a un estancamiento de las luchas sociales y, en el plano mental, a una reacción total contra el movimiento de descubrimiento que ha culminado en torno a 1930, cuando se asociaron las reivindicaciones más amplias al reconocimiento de los medios prácticos para imponerlas.

Como el ejercicio de esos medios revolucionarios ha demostrado ser decepcionante, en el periodo que fue del progreso del fascismo a la Segunda Guerra Mundial, el retroceso de las esperanzas que se les habían unido era inevitable.

Tras la liberación incompleta de 1944, la reacción intelectual y artística se desencadena en todas partes: la pintura abstracta, momento simplón de una evolución pictórica moderna donde no ocupa sino una lugar bastante ingrato, ha sido presentada por todos los medios publicitarios como el fundamento de una nueva estética. El alejandrino está abocado a un renacimiento proletario del que hubiera prescindido el proletariado como forma cultural con tanta soltura como prescindió de la cuadriga o del trirreme como medios de transporte. Subproductos de la escritura que causó escándalo, y que no habíamos querido leer, hace veinte años, obtienen una admiración efímera pero rotunda: poesía de Prévert o de Char, prosa de Gracq, teatro del cretino atroz Pichette, todos los demás. El Cine, donde los diferentes procedimientos de puesta en escena anecdótica son usados hasta la saciedad, proclama su porvenir en el plagiario De Sica, encuentra lo nuevo −el exotismo mejor dicho− en unas cuantas películas italianas donde la miseria ha impuesto una forma de rodar algo diferente de las costumbres hollywoodienses, pero tan lejos detrás de S. M. Eisenstein. Sabemos, además, a qué laboriosos tejemanejes fenomenológicos se dedican cietos profesores que, por otra parte, no bailan en los locales nocturnos [caves].

Delante de esta feria apagada y rentable, donde cada redicho tenía sus discípulos, cada regresión sus admiradores, cada remake sus fanáticos, solo un grupo manifestaba una oposición universal y un absoluto desprecio, en nombre de la superación obligatoria históricamente de esos antiguos valores.  Una especie de optimismo del invento cumplía la función de rechazo, y de afirmación más allá de esos rechazos. Había que reconocer, a pesar de sus muy diferentes intenciones, ese rol sanador que Dadá asumió en otra época. Se nos dirá tal vez que recomenzar un dadaísmo no era una empresa muy inteligente. Pero no se trataba de rehacer un dadaísmo. El gravísimo retroceso de la política revolucionaria, ligado al descalabro cegador de la estética obrera afirmada por la misma fase retrógrada, devolvía al confusionismo todo el terreno donde causaba estragos treinta años antes. En el plano del espíritu, la pequeña burguesía sigue detentando el poder. Después de algunas crisis rotundas su monopolio se ha extendido todavía más que antes: todo lo que se imprime actualmente en el mundo −ya sea la literatura capitalista,  la literatura del realismo socialista, la falsa vanguardia formalista dedicada a vivir de las formas caídas en el dominio público, o las agonías podridas y teosóficas de ciertos movimientos antaño emancipadores− se inscribe completamente en el espíritu pequeño-burgués. Bajo la presión de las realidades de esta época, será indispensable acabar con ese espíritu. Desde esta perspectiva, todos los medios son buenos.

Las provocaciones insoportables que el grupo letrista había lanzado, o preparaba (poesía reducida a letras, relato metagráfico, cine sin imágenes), desencadenaban una inflación mortal en las artes.

Nos sumamos a él entonces sin dudarlo.

[continuará en seis partes y una coda /colmo: págs. 194-203]

 

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Exotismos terminales

Trataré de distinguir unos puntos básicos: una idea de cosmopolitismo se reduce a sí misma a su parodia cuando se realiza en versiones de exotismo terminal, la acumulación por ejemplo de temáticas cursis (padre separado de sus hijos, amor a América, etc.), venganzas del mundo de los sentimientos en una inmediatez ultratécnica, reyertas y saltos acrobáticos, escenas jamesbondianas en el siglo XXI. Para evitar eso en la construcción de ficciones que exploren lo real sometido al cerco de la sugestión capitalista, la anulación de los condicionantes citados es una premisa mayor. Los resultados deben poseer el poder de decisión en todo momento, y participar rápidamente en el gran salto hacia el realismo subversivo.

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Para rapar a Woody Allen

«-Qué hace el sábado por la noche?

Me voy a suicidar…

-¿Y el viernes por la noche?»

Minuto 34 de Sueños de un seductor.

 

Las bromas de Woody Allen suenan a manicomio con micrófonos, a selva de neuróticos con grandes aspirinas de frustraciones, a mares de enumeraciones de violencias verbales edulcoradas por el humor verde. La pareja como inversión: inversión de esperanzas e inversión del amor, esperanzas calculadas y amor a partir del desengaño. No sirve el amor que no es un pellizco, un flechazo, nos repite sin falta en cada película transmédica. Casi por cúmulo natural, el eterno estrépito añade mentiras con cola a mentiras con faldas, y alusiones subculturales con la fuerza del chisporroteo de una sartén que se quema. ¿Maestro del cine cómico, un individuo genial y ególogo? ¿Geólogo de joviales juegos de adolescente casero? ¿Cansino machista filtrado por una temática glamurosa? En cualquier caso, más que un mítico con melena, Woody Allen es un partisano  del rapado a cero con peluca.

 

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Crítica a la insuficiencia de las ambiciones surrealistas

[…] Bueno, tengo cada vez más la certeza de que las ambiciones surrealistas, con todo su arsenal, no son sino un esfuerzo hacia una parte de lo que queremos.

-cfr. el poder que otorgaron a la poesía, su espera, el mustio ocultismo de su senilidad, su ignorancia total de de la Economía Política, su profunda incomprensión de la evolución de las artes, en la que por cierto participaron brillantemente. Pero es sintomático poder constatar que Breton no piensa nada, no sabe nada, no quiere decir nada a popósito de la novela, −del teatro−, de la música, [y muy poco sobre el Cine]. En estas disciplinas ignora a Joyce, ignora a Pirandello, ignora incluso a Erik Satie −cuya vida sin embargo le tocaría−. Del mismo modo nunca supo intervenir en estas artes sino con juicios de orden moral sobre la personalidad de los autores,  lo cual es estúpido (estoy de acuerdo en general con la posición moral del surrealismo, pero no con su uso confusionista en la crítica del arte). Por ejemplo Griffith, unos de los mayores creadores del cine, es racista. Al tipo habría que tumbarlo concretamente, pero El nacimiento de una nación, aunque elogie al Ku Klux Klan, es una de las diez mejores películas que se hayan hecho.

La misma impotencia empujaba recientemente a los jóvenes surrealisas (en el 51) a atacar a Bresson (el único director que se ha atrevido a tener el presentimiento, con debilidad, de una supremacía de la palabra sobre la imagen) porque su película era JOURNAL D’UN CURÉ DE CAMPAGNE. Nosotros defendimos a Bresson con bastante violencia, aunque personalmente me parece que su película es aburrida como la lluvia, y que efectivamente detesto que se haga una película sobre el clero. ¿Me sigues, no?

Todo esto para decir […] que el surrealismo no nos ha enseñado ni tan siquiera esa distancia del desprecio a la estética con la que jugaba, sino DADA.

Dada, y no el surrealismo, se reía con los recursos del poeta, y lanzó esa forma de pensar − y que a pesar de todo sigue siendo eficaz− que hoy comparte hasta el último cretino recién llegado: el eterno grano  de los [que están] en ruptura con el penúltimo conformismo y no pueden sino meterse de lleno en el último (de esta no saldremos vivos… gustarte o no gustarte fulano o mengano…) […] (1953, pp. 113-4).

 

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El espectáculo es permanente

El espectáculo es permanente. La importancia de la estética es todavía, después de la bebida, un tema bastante bello para bromear. Hemos salido del cine. El escándalo por ende no es sino demasiado legítimo. Jamás daré explicaciones. Ahora estás tú sola con nuestros secretos. EN LOS ORÍGENES DE UNA BELLEZA NUEVA y más tarde en el gran desierto líquido y delimitado de la allée de los Cygnes (todas las artes son juegos mediocres y que no suponen ningún cambio) su rostro se descubría por primera vez de esa infancia que ella llamaba su vida. Las condiciones específicas del cine permitían interrumpir la anécdota mediante masas de silencio vacío. Todos los perfumes de la Arabia. El alba en Villennes. EN LOS ORÍGENES DE UNA BELLEZA NUEVA. Pero ya no se planteará esa cuestión. Todo aquello no era realmente interesante. Se trata de perderse.  (1952, 1953, p. 70)

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Un descanso en el hotel

Adoro las comedias de Hollywood «clásicas», que por supuesto suelen ser conservadoras, machistas y cursis, pero la calidad de los actores y de los diálogos es muy superior a lo que por lo general se suele producir en Hollywood en las últimas décadas; hay líneas aparte que tienen sus propios intereses y méritos, dentro del género de comedias, como es la carrera personalísima y tan elogiada de Woody Allen, o las películas de Jim Jarmush, o las de los hermanos Coen. Se podrán citar más ejemplos, pero no tantos como para desdibujar mi argumento central, que consiste en decir que Hollywood hacía buenas comedias porque invertía en buenos artistas, como guionistas, actores y técnicos: no sólo las estrellas, sino los actores de reparto; no sólo los profesionales de la producción, sino los guionistas. En España hay dos figuras del cine que para mí son muy relevantes, por un lado el personaje emblemático que encarna él solo la imagen del cine español de comedias, Pedro Almodóvar, y el director y guionista catalán Cesc Gay, que conozco poco y tarde pero que me ha sorprendido muy gratamente dirigiendo a Eduard Fernández en Ficción (entrevista con él en El País: «Ficción es un poema. Cesc tiene muy claro qué es lo que quiere contar y cómo, y eso es media vida. Es muy elegante, muy respetuoso; no ya con el actor, sino con la persona.»), que transmitieron el martes en La 2.  Un descanso en un hotel puede ser muy parecido a una escena de publicidad de un hotel, o de una campaña de promoción de turismo de una de las CC. AA., pero  rodado con inteligencia y un detalle apropiado, como una música cómplice, se puede convertir en todo un manifiesto vital.

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Postpoesía, cine y tele en España-Marshall

Mil palabras para presentar la literatura de Manuel Vilas, Agustín Fernández Mallo y Juan Francisco Ferré son suficientes. Los tres escritores han alcanzado cierto éxito de crítica y público en España, editados por Alfaguara y Anagrama. Tienen una amistad compartida y varios puntos en común a la hora de escribir, la influencia de la televisión y los soportes visuales de la red (youtube, etc.), la apuesta por los lenguajes cinematográficos y la revisión crítica de las tradiciones literarias y estéticas del siglo XX presentada explícitamente por las obras mismas, y también de forma colateral, en ensayos, entrevistas y artículos de la prensa especializada, con su participación directa o no, en formato impreso o en blogs. Los tres tienen un blog activo por lo menos. La postpoesía es una forma de superar los corsés mentales que impiden que percibamos que un poema puede ser una valla publicitaria, y que sin embargo no nos advierten de lo anticuado de un poema formal, pero sin aspiraciones de ningún tipo. El ensayo de Agustín Fernández Mallo, Postpoesía, explora conexiones de la poesía por hacer o ya en marcha con la ciencia, o incluso demuestra que ciencia y poesía están más cerca estéticamente de lo que nunca se pensó desde la crítica literaria. También Manuel Vilas, en su novela Aire Nuestro, hace coincidir la poesía de la Generación del 27 con la fiesta deshinibida del paraíso de los inmortales de nuestro tiempo: Elvis Presley y Johnny Cash a la cabeza. En su novela Providence, Juan Francisco Ferré destapa en forma de diarios un gran experimento de videojuego donde el héroe puede ser terrorista, máquina sexual y profesor de cine en una universidad americana. España se americaniza de la mano de estos tres sus mejores escritores, y hay que celebrarlo, porque también los mejores escritores de Francia se giran hacia los Estados Unidos.

«¡Nos estamos acostumbrado al sueño americano!», cabría exclamar. No puede ser de otro modo cuando internet crece gracias al impulso constante de los diseñadores, informáticos y creadores de Silicon Valley, cuando el cine encuentra siempre y para siempre en las mejores películas de Hollywood de los cuarenta, los cincuenta y los sesenta una fuente inagotable de maestría en los guiones, en la fotografía, en la ingenuidad y la rapidez de las narraciones. No puede ser de otro modo cuando Obama es capaz de reinventar los Estados Unidos que Bush nos había acostumbrado a odiar, cuando las guerras de los marines crean la tensión necesaria para seguir enfrentándonos al horror moral del islamofascismo, lucha que tenemos que seguir llevando a cabo por solidaridad con los millones de musulmanes rehenes de los peores oscurantistas del salafismo. No puede ser de otro modo cuando Estados Unidos reinventa en sus series y en sus errores la gesta de la burguesía que Marx y Engels, en su honestidad intelectual, no hacían sino elogiar en las mismas páginas del Manifiesto Comunista. Ningún compromiso serio con la emancipación humana puede desentenderse de la lucha a muerte entre la burguesía internacionalista y las corporaciones nacional-capitalistas, que son hoy en día el núcleo duro de los fascismos en China, Irán, Libia o Corea del Norte. Las democracias europeas necesitan unirse a la democracia americana para vencer al Mal.

En Francia, Camille de Toledo publicó en 2007 Vidas y muerte de un terrorista americano, donde esta apuesta clara por los Estados Unidos como espacio estético era tan evidente como lo es en la novela citada de Manuel Vilas, en la de Juan Francisco Ferré y en la trilogía de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Project. En la novela de Camille de Toledo seguimos en diferentes niveles o estratos de ficción las aventuras de Ted Kaczynski y Eugene Green, por un lado, la autoficción o memorias prematuras del autor de la novela con Eugene Green en París por otro lado, y finalmente el destino común de los terroristas de nuestra época en un campo de detención secreto de los Estados Unidos. Esta novela es la segunda entrega de la prevista Tetralogía Artificial, de la que también forma parte El Bosco al revés, publicada en Francia en 2005. Camille de Toledo presentaba en la primera novela un mundo invertido donde un personaje carismático en su desapego por los privilegios que da el poder, construye un imperio de los sentidos sexuales de escala internacional, Designing Desire, que debe enfrentarse primero a las corporaciones americanas de la industria farmacopornopolítica aunque una vez vestida ésta con la camisa de fuerza del éxito y vencida en el terreno del Espectáculo, se enfrenta entonces a la rivalidad desde fuera del sistema, representada por El Monje, un personaje misterioso que al reivindicar los desastres ecológicos reta a Designing Desire en el campo de batalla de la ciudad de Viena. En la novela, la división de la población vienesa entre las juventudes favorables a la castidad antisistema del Monje y las masas de la buena gente contraria a la alianza contra natura de la industria del Espectáculo americano y el partido del orden burgués, es decir, entre los demócratas de ambos lados del Atlántico, que a su vez quieren negociar una tregua con el Monje, acaba con el derrumbe del imperio de Designing Desire y la muerte de Eugene Green, la mitad del Monje. Así pues, la segunda novela es una precuela de la primera, pues descubrimos la adolescencia y hasta la infancia de Eugene Green en los Estados Unidos, que se entrecruzan en unas escenas muy cinematográficas con la vida real del terrorista más buscado durante muchos años en los Estados Unidos, Ted Kaczynski, alias Unabomber. La revisión de nuestras ideologías comunes desde que Reagan y Gorbachov estrecharon los lazos entre las dos potencias de la Guerra Fría, lo que Guy Debord llamó el Espectáculo integrado, es la noble tarea de los cuatro escritores, tres españoles y uno francés, que más y mejores resultados están obteniendo en el panorama de nuestra narrativa de cara a la segunda década del siglo XXI.

Juan Asís (Madrid, 1978), es traductor y poeta.

(La imagen de la portada del libro Providence de Juan Francisco Ferré está tomada del reportaje de libros del diario El País, del periodista Jordi Costa, 29/01/2010, «¡Apocalipsis en las librerías!«)

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La multiculturalidad islámica y su mímesis de la Umma

I. El jardín-ser

1. De la unidad de Al·lá no se desprende una uniformidad de la cultura islámica. Esa es tal vez una de las verdades más evidentes y menos operantes en el siglo XXI. Todo tiende a presentarnos un determinismo no ya fundamentalista, sino culturalista, que se encarna en la semántica mediática del islam y que, sin base alguna en la realidad vivida no ya solamente por los millones de musulmanes sino por todo lo que podamos entender como realidad histórica de nuestra época, domina el storytelling del mundo, entre burkas, mezquitas en llamas y 11 de septiembre’s todos los días.

2. La victoria de Obama en 2008 ha evidenciado en los Estados Unidos una posibilidad de alternativa que lleva una década cobrando peso frente al mito de la unidad cultural del islam, aquí en España, o si se prefiere en al-Andalus, entendido como territorio del pensamiento andalusí contemporáneo. Esta posibilidad de alternativa es tan artificial como la propia postmodernidad, pero no menos prometedora que cualquier vanguardia que haya recorrido y sembrado frutos en el siglo XX: dadá, el surrealismo, los situacionistas y, más cerca en el tiempo, el colectivo francés Tiqqun. Lo que Obama encarnaba de oxigenante en 2008 para el panorama político estadounidense está representado en Europa por una pluralidad de artistas, pensadores y activistas que se identifican con el islam desde su individualidad y contra el Bloom, lo que Tiqqun define como el Stimmung de nuestros tiempos, la convergencia dominante del Espectáculo y el Biopoder.

3. No debemos caer en la tentación de reducir el pensamiento andalusí contemporáneo a un nuevo averroísmo, por muy atractiva que pueda resultarnos esa propuesta. Porque ni Averroes es un filósofo de la técnica que pueda darnos instrumentos para pensar el capitalismo desde la ética islámica, ni la influencia de Averroes en el feminismo islámico agota todo lo que éste supone en términos de visibilidad de la construcción positiva de nuevas identidades basadas en una ética islámica de la hermenéutica progresista. Averroes, Ibn Rushd, no es ni el abuelo juez de la ciudad ideal ni el nieto filósofo de la agenciación de libertades en la metrópolis cosmopolita del Nexus andalusí. Como mucho, es el muñeco en llamas del viaje dantesco por los círculos de la narratividad del western eterno, entre guerras (Irak, Afganistán, Gaza, etc.) y de entreguerras (lo que comienza en 1979 con la victoria de Thatcher y acaba en 2008 con la victoria de Obama).

4. El modo de vida halal no es tanto la observación ritualista de consejos futbolísticos y censuras puritanas soft, como la articulación diaria de una práctica basada en un ecologismo integral (deep ecology), una sexualidad reencantada por la fidelidad conyugal y la armonía familiar, y un liberalismo social tan alejado del marco farmacopornopolítico como cercano al cosmopolitismo del facebooking, de las redes sociales en general y de la amistad clásica entre pares ciudadanos. No es casual que la revitalización a la que asistimos en nuestros días de los modelos de producción agraria, energética y cultural sostenibles coincida con la internacionalización de las empresas más punteras en el campo de la producción halal. Isabel Romero, responsable del Instituto que certifica los productos halal, fue precisamente invitada por la administración de Obama para que compartiera su experiencia con otras empresas emprendedoras que marcan el rumbo hacia una economía sostenible cuya implementación general el siglo XXI no puede seguir postergando.

5. En una Europa que destaca en el panorama internacional como espacio de cohesión social basado en un Estado de Bienestar que, a pesar de las dificultades provocadas por las crisis de origen neoliberal, es todavía el mejor marco para desarrollar modelos de convivencia, la presencia de millones de inmigrantes musulmanes es contemplada bajo un prisma amenazador por unas sub-élites conservadoras que no nos parecen representativas del sentir real de la ciudadanía. En efecto, cuando no hay una orquestación securitaria demagógica, como ha sucedido y sucede en Italia, Francia, Holanda, Suiza y se quiere provocar en Catalunya, la población ciudadana no solamente aprovecha el enriquecimiento del tejido social integrando a los nuevos inmigrantes conforme se asientan los que llevan ya en Europa varias generaciones, sino que también descubre nuevas formas de ser que no son ni las de los inmigrantes ni las que se conocían en el siglo XX. Estas formas de ser son evidentes en lo que aquí llamamos el marco hermenéutico de al-Andalus, donde confluyen comunidades rurales de las Alpujarras, familias del cinturón barcelonés, jóvenes de Rianxo y estudiantes nacidas en el Magreb asentadas en París. Pero son también las formas híbridas de ser del coreográfo belga de origen marroquí, de los periodistas especializados en productos financieros islámicos o halal con apellidos pakistaníes y de los diputados alemanes con familia en Turquía o con vínculos estrechos de cooperación con los movimientos asociativos sufíes de la cuenca del Rín.

6. Los pensadores andalusíes contemporáneos más destacados tienen en buena parte una filiación común marcada por el trabajo seminal de reconstrucción de al-Andalus del maestro Haŷŷ Abderramán Maanán. Ya sea en la obra plástica Hashim Cabrera, en la epistemología de los monoteísmos y chamanismos del niponólogo y experto en haikús Abdelmumin Aya, en la vertiente más militante del blasinfantismo anticapitalista, en la internacional del feminismo islámico de Ndeye Andújar y Abdennur Prado, en la respiración acompasada de las hadras en la Zawiya de Sevilla, ya sea en los latidos de cada una de mis frases, encontramos los acentos melillenses de quien acometió, casi en solitario, la traducción y divulgación de las azoras mecanas más influyente de las postrimerías del siglo de la Revolución Rusa, Auschwitz, Mayo del 68, el jomeinismo postmaoísta y el ADN.

7. Al-Andalus como meseta del PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) es también la sierra del anti-PAC (Política Agraria Común) de la UE, la resistencia-para-bandolera del árbol de olivo frente a los olivares-industria-holding de la Castellana, la hermenéutica de las aleyas del agua frente a las autopistas del agua del Levante, la propedéutica de las charlas andalusíes frente a las stories identitarias neo-fascistas. Al-Andalus como red rizomática de saberes es la contraposición exacta del haya europeo que ha descrito con acierto Camille de Toledo. El autor de Punks de boutique, El Bosco al revés y Vidas y muerte de un terrorista americano ofrece la imagen del banyan surasiático del postcolonialismo como alternativa al haya, árbol de la tristeza mnémica tras los crímenes que presenció el abedul. Nosotros vemos en las flores de los arrayanes de las nawriyyat andalusíes una imagen más fresca y embriagadora de lo que puede ser el futuro.

8. Dice Ibn Zaydûn en versión de Mahmud Sobh:

aún en Arruzafa brotan muchas flores muy sonrientes

en sus almunias tan regadas por las nubes abundantes;

¡cuán hermosos jardines de diversión que en su sombra

todavía nos escancian vino de locura los obsequiantes!

9. El criterio halal debe ser el motor del ser-máquina sentimental que artificialmente se construye a sí mismo afectivamente, socialmente, espiritualmente. Somos esclavos de Al·lá como el vino es esclavo de la uva y la uva de la parra y la parra del jardinero, pero somos los jardineros de nuestro jardín-ser en el jardín ontológico de la biotécnica que nos constituye. Por eso no se trata de remar con los fundamentalistas en la afirmación de las raíces, sino de florecer en las almunias según los criterios de la agricultura ecológica. Es decir, sostenibilidad, diversión y «prohibido prohibir», frente a las lógicas neuróticas de la haramización, el romanticismo de la violencia y la pulsión de muerte. Porque es mucho más que el horror producido por los crímenes de Al Qaeda lo que debemos conjurar entre todos; sin retóricas de las malas hierbas y las erradicaciones, de los plaguicidas y los ciclos frigoríficos, nos enfrentamos ciertamente a una desertificación que necesita ser frenada con medidas urgentes de fertilización: cultura en la tolerancia, educación para la ciudadanía, reconocimiento de las multiculturalidades y coordinación de las estrategias de I+D+i.

10. El criterio halal es el sistema de preguntas que la conciencia va creando para seguir manteniendo activa la máquina del jardín-ser. Una vez que la psicología individual se familiariza con la halalidad, las situaciones creadas son pasos prometedores de nuevas situaciones. No la sucesión pasiva de estímulos como película, sino la prolongación de la ebriedad creativa en la deriva del poeta que nombra todo aquello que admira, todo aquello que ve o su ebriedad le hace ver.

II. Mudanzas del sujeto en la noche

11. La Yihad es el espejo exacto del fundamentalismo republicano de los Estados Unidos. La victoria de Obama es también la derrota de Osama Bin Laden. Eso es algo que los fundamentalistas de todas las vertientes no quieren reconocer en toda su importancia. Que los Estados Unidos tengan un presidente que marca otra vía diferente al fatalismo deprimente del bushismo es sin duda una mala noticia para muchos que prefieren sea donde sea seguir la senda del machismo, de los nacionalismos, de los discursos de la amenaza y la economía entendida como violencia.

12. El terrorismo yihadista tiene la capacidad de segar muchas vidas y matar sin piedad a seres humanos de forma especialmente cruel. Es un terrorismo que ha sido descrito como internacional, y no es falso decir que, efectivamente, los yihadistas han conseguido sembrar el terror en todo el planeta. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es tener miedo de estos terroristas, o pensar que conviene no perseguirlos, juzgarlos y condenarlos. Tampoco podemos sucumbir ante la tentación de procurar construir una tregua. Ahora bien: no lograremos derrotar al terrorismo yihadista con guerras coloniconvencionales como las que conocemos hoy en Irak, Afganistán y Gaza. Los países europeos deben reinventar su política exterior para que Occidente sea un aliado para la paz, en vez de un obstáculo. Cuanto más se prolongan éstas y las guerras en general, más se enriquecen las industrias de armamento y más se empobrecen las retóricas de lo común. Descubrimos que nuestros vecinos son paquistaníes, argelinos, marroquíes o iraquíes y acabamos teniendo miedo de los que siguen siendo y seguirán siendo nuestros propios vecinos. Pero ese miedo es el fruto de nuestra falta de comunicación, pues en cuanto los conocemos personalmente aprendemos a diferenciar a cada individuo y a racionalizar la amenaza (o no) que podamos sentir. La proliferación del miedo en la sociedad europea es un fenómeno más inquietante si cabe que el desarrollo brutal de la islamofobia. Me refiero aquí a las mujeres suizas convencidas de una amenaza de banalización del burka, de burkalización de la calle. Me refiero al habitante de banlieue que votó a Sarkozy, pero no a Le Pen ni nunca lo haría por el viejo racista, y sí repetiría por el pequeño chovinista. Al-Andalus es para las personas europeas que viven este miedo no un jardín, sino el bosque de columnas de la mezquita de Córdoba: Respeto, silencio, y acorde con la decoración de la catedral barroca incrustada, anulación del yo. Y eso da miedo.

13. Para que Mansur Escudero pueda rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, ha tenido que pedir permiso a la Iglesia Católica, que se lo ha denegado. Pero lo sorprendente es que la ciudadanía no sabe si apoyar a Mansur Escudero o si burlarse de él, para no tener que darle la razón a la Iglesia Católica. Estamos ante un ejemplo clarísimo del malentendido que provoca la evocación de al-Andalus para la ciudadanía española y europea en general. No ya los famosos malentendidos sobre el archislam (la religión islámica, la cultura islámica, el islam, la vida islámica, etc.) hasta la saciedad (y el agotamiento de cualquiera), sino del malentendido entre vecinos por el uso de la fuente. ¿A quién debe molestarle que Mansur Escudero rece en la Mezquita? ¿Qué noche ha invadido el recinto cordobés, que el sujeto perdido recorre aterrorizado por las sombras del pasado? ¿Qué mudanzas debe emprender para descubrir que la amistad, la fuente del pueblo, y la fertilidad del agua pública no tienen precio?

14. La mezquita que se ha pretendido construir en la zona cero de Nueva York se llamaba Cordoba, en un márketing del andalusismo que fracasó, una vez más, por sus connivencias con wahabismos kuwaitíes, lo cual no deja de ser desolador. Que la mezquita no se construya. Que los wahabíes puedan recurrir tan fácilmente al andalusismo de pacotilla sin que la respuesta aquí se haya apenas oído. Y que el PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) no haya tenido ninguna posibilidad de influir en la batalla como voz oficial de la política exterior europea, y más concretamente española, en este episodio. Los vínculos apenas comienzan a ser eficaces entre Junta Islámica, la Generalitat de Catalunya y ahora el Ministerio de Igualdad sobre el feminismo islámico. Pero es que el feminismo islámico debería ya estar en las agendas de todas las políticas europeas de cara a su acción exterior en África, Asia y el mundo árabe. La postura republicana de rechazar la mezquita Cordoba en la zona cero de Nueva York es la más tardía de las victorias de Bush y Osama Bin Laden. Esperemos que sea una de las últimas.

15. Dice Muhámmad: «Id a buscar la ciencia hasta en China».

16. El amor no es el valor que debe regir nuestras relaciones sociales, sino el respeto. Para amar ya tenemos bastante con los seres más queridos, o simplemente con uno mismo. Al-Andalus no es por tanto la utopía del amor sino la ultratierra del cuidado. Las ideas sobre el islam como cultura de la paz popularizadas, entre otros clichés, por las traducciones de islam como paz no pueden en ese sentido ser más equívocas. Claro que el islam se opone a la guerra, pero no porque sea violenta, sino porque es destructiva, ciega, absurda. Hay violencia en el islam: contra la ignorancia destructiva. Los terrorismos islamistas destruyen en el mundo lo que el islam más aprecia: la urbanización, la socialización, la puesta en común de las riquezas en el mercado simbólico de la ciudadanía. Al-Andalus es más que un espacio rural, es sobre todo un espacio urbano, pero eso sí, con suficientes jardines y parques como para que la ciudadanía piense su día a día como jardinero.

17. Mehdi Flores, Abdennur Prado, Camille de Toledo. Un toque de perfume recorre los nombres de los pensadores andalusíes contemporáneos.

18. Nunca se repetirá suficientes veces que, mal que pese a los fundamentalistas, la riqueza de al-Andalus era el fruto de la conjunción de varias culturas, identidades y religiones, como de varias tradiciones de pensamiento técnico de la ciudad, de la ciudadanía: la democracia griega, la queertesía de Bagdad, la topología de la traducción de la Escuela de Toledo.

19. Al-Andalus no es el territorio de ninguna reconquista islámica política, geográfica o demográfica, sino el espacio artificial que el ser-máquina, el sujeto sentimental, el jardín-ser atraviesa en las mudanzas de su agenciamiento como viajero en la noche del alma. Ni la enésima resurrección de un proyecto camufladamente islamista, ni la desterritorialización absoluta de la macdonalización, ni el storytelling de las raíces nacionales, el territorio contractual de al-Andalus flota como el céfiro que recorre el jardín al atardecer. Oculto en los poemas, en el arte, en las utopías tazísticas, el esplendor de al-Andalus se permite florecer sin pedir permiso más que al fluir incesante de las propuestas y las situaciones. No hay Medina ni Meca que lo valga.

20. A partir de ahora, me referiré a pensadores andalusíes contemporáneos musulmanes o no musulmanes, españoles o extranjeros, con el propósito de señalar la pluralidad de al-Andalus, y desmentir el mito de la uniformidad cultural islámica, que solo es una mitopoyética culturalista con derivas fundamentalistas. En la multiculturalidad islámica se puede apreciar una tensión mimética cuya energía se plasma en al-Andalus para representar la Umma, pero no entendiendo la Umma como la comunidad fundadora y primigenia de Muhámmad, sino como la Umma multicultural compuesta por los millones de musulmanes en el planeta hoy en día. Las mudanzas del sujeto en la noche son las moradas del ser-jardín en las cartografías del islam plural, en tres o cinco continentes, en los siete mares, en 189 naciones, en millones de pueblos, ciudades y grandes urbes. Al-Andalus es el anhelo y la expresión de esa Umma reflejándose idealmente aquí y ahora, en el espacio escrito del deseo de convivencia de los ciudadanos.

III. El más allá de la mansedumbre

21. Tenemos, todos tenemos un problema con el salafismo, pero además los ciudadanos tienen derechos, que aunque no les gusten a otros han de ser respetados. El auge del salafismo en Catalunya es real. Mezquitas salafíes reciben a musulmanes de muchos países diferentes, pero este falso cosmopolitismo se genera porque ellos se refuerzan mutuamente en oratorios que son espacios únicos de defensa y seguridad frente a la hostilidad de buena parte de la población vecina, y demasiadas veces, de las autoridades locales. Cuando las vías de la integración se bloquean para colectivos determinados, éstos se autoexcluyen no ya del espacio imaginario de un al-Andalus, sino del espacio social español, europeo en su sentido más prosaico. Acción: alcalde prohíbe, dificulta la apertura de nuevas mezquitas. Reacción: la mezquita existente se masifica, se densifica. Contrarreacción: alcalde cierra la mezquita existente. Situación final: clandestinidad mayor de la práctica del islam en Lérida/Lleida, cuya representatividad pasa a estar en manos de los salafíes de forma soterrada y sin alternativa.

22. Si la vergüenza es un sentimiento revolucionario, reflexión atribuida a Karl Marx, estamos haciendo de los fundamentalistas y salafíes, en concreto en la inmigración, los revolucionarios del nuevo siglo. Pero la revolución que esa gran vergüenza prepara no augura nada bueno ni para al-Andalus, ni, de paso, para España o Europa. Si los inmigrantes musulmanes practicantes pudieran decir lo que sienten, si los salafíes del proletariado en nuestra sociedad pudieran levantar la voz en la esfera pública, los problemas de su día a día se nos aparecerían como llagas en la piel de la ciudad. Pero no queremos ni ver ni oír, ni a los andalusíes ni a los salafíes, y esperamos que todo se arregle por la vía de la policía, la multa y la prohibición. Haram, burka, velo-gates y una multiplicación de pequeños roces. Que a la larga desgarrarán el tejido de las calles, de las discusiones, de los hogares.

23. El caos violento de las banlieues francesas no es una maldición caída sobre los franchutes por su ¿demostrada? antipatía, sino el resultado de un incendio que el nacionalismo y la islamofobia se han encargado de alimentar. Claro que es una violencia de débiles contra los más débiles, como denuncia Vaneigem, claro que es un caldo de cenizas que el sistema político no está dispuesto a alterar. Por eso sus réplicas en Catalunya, pronto, y también, por poner al caso, en Madrid algún día, pueden servirnos de avisos para lo que no nos podemos permitir: la repetición de las guerras de Granada, la celebración neomedievalista de la Reconquista. O nos disponemos a nombrar otras alternativas o sucumbimos ante la fatalidad de lo anunciado por los más catastrofistas. El teatro de nuestras luchas-remake tiene ya los guiones de la mañana de tambores. No merece la pena, a estas alturas, aprendernos de memoria lo que ya sabemos que tenemos que decir: sin respeto a los derechos humanos de todos, y de los extranjeros concretamente, caeremos en el regazo asesino de la Virgen de las Guerras.

24. Para ponerse en forma contra los cruzados, un tal Hisham Arquero, un hors-PAC, en un texto polemista brevísimo más pesado que constructivo (1), sostiene que los «conatos explicatorios» occidentales son «absolutamente ajenos al universo concreto cuya singularidad se intenta descubrir.» ¡Venga alguien y lo despierte! Un universo concreto. Ni más ni menos que fuera de al-Andalus, cuya dimensión es más pequeña, y abarcable, solo con zapatos, en los libros, sin telescopios hacia los firmamentos de la concreción. Porque la muerte se apodera de sus «civilización universal», de la grandilocuencia de sus «ideas-fuerza», del fundamentalismo que «cimenta» su singular «comunidad musulmana». No hay espejo con la muerte porque ya no hay vida en ese tono tan antimarxista que recoge lo peor del marxismo, como de hecho también le pasa, pero por otras razones, al neoliberalismo.

25. La reivindicación del colectivo «ser andalusíes» por Hisham Arquero no puede ser más engañosa. No hay al-Andalus posible en su universo concreto del islam, no CABE en su monotonía nada más que un monoteísmo. «Por mucho que se niegue, el andaluz sigue sintiendo el Islam, lo lleva dentro, le resulta inevitable». No haya nada más fabricado que el islam andalusí que podamos construir, artificialmente sentido, contra este andalusismo de pacotilla que se llevaría a rastras a todas partes.

26. Dice Abdel Karim Soroush, citado en francés por Jean Daniel: «el islam es una serie (suite) de interpretaciones del islam como el cristianismo es una serie (suite) de interpretaciones del cristianismo.» Es decir, al-Andalus es una suite hermenéutica de la multiculturalidad islámica, nuestro viaje de mudanzas en la noche de las identidades nos debe llevar al jardín-ser de la creación de situaciones, a la mímesis de las variaciones que Arquero quiere ver en su unidad mansa. Una suite musical implica variaciones, y una suite andalusí flores de todas partes, con sus propias risas. Como en la música, en al-Andalus se avanza hacia nuevas sonoridades. Pensar esas sonoridades es la tarea de los andalusíes, seres definitivamente sin raíces.

27. La ilaha il·la Al·lá, Muhámmad rasul Al·lá. Una frase del desarraigo, de la celebración de la técnica frente al impulso de muerte. Un limpiar la tierra (No hay más dios que la razón instrumental) para acoger al otro (Muhámmad como el que no viene sino de parte del que no está ni se le espera, que celebra la nexicidad de la razón instrumental) y para perfeccionarnos mutuamente en el diálogo. Porque la técnica ES precisamente el sentido del esfuerzo. No hay ninguna excusa para no atender lo que se explica tan sencillamente: tenemos que perfeccionarnos a nosotros mismos sin falsas jerarquías anuladoras. El capitalismo libera recursos pero agrava desigualdades. Un pensamiento que no produzca una predisposición al esfuerzo en la técnica ni generará situaciones ni protegerá contra los fundamentalismos. Y de ahí a los oscurantismos más rancios solo hay un pequeño paso que ya han dado los salafíes, los wahabíes, los que hacen de la barba un mero signo de Allâh, Allah, Al-lah, Al-lâh, Alá, Dios, etc.

28. Lo bueno de un grupo es estar fuera. Solo el conocimiento de lo que uno piensa favorece que uno pueda entrar y salir cuantas veces quiera en todos los espacios diferentes que deben ser nuestros territorios para derivas de la creación, del paseo y la amistad. Las TAZ son tan importantes en solitario como en grupo, cabría decirle a Hakim Bey, aunque tal vez él mismo ya descubrió, en estos años, que no hay buen amigo que sea tan generoso como el silencio de la biblioteca que deja pensar y escribir.

29. La ruptura con las raíces fue buena para la primera Umma, y lo es también hoy en día para la Umma, ya sea la difusa en el mundo con los millones de musulmanes o la Umma concentrada por su mímesis andalusí.

30. La ruptura con las raíces nos lleva a una utopía más allá de la mansedumbre que representa un aire fresco en el aire viciado de los fundamentalismos. Como el hachís, cuando viajó con los sufíes hasta llegar a todas las esquinas de la cultura del salón, precedente perfecto y simbiótico de la cultura de los cafés, lo que se quiere entender como una posibilidad de Europa, el libro debe circular en manos de los andalusíes como seña de identidad de los que no temen encerrarse para leer. Dice el Corán: Lee. Es una de las pocas órdenes que merece la pena obedecer en su sentido literal.

IV. Boda en Chauen de hacha y huevo

31. El PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) y Tiqqun comparten su carácter literario. Más que tierras, bibliotecas. El PAC no tiene fronteras geográficas, o están segmentadas en tantos enclaves que no se pueden trazar. Tiqqun es una idea de reparación, de rectificación, dentro del contexto específico del judaísmo. Si existiera una ciudad andalusí, sería Chauen, donde alrededor de las casas blancas se extienden los campos de cannabis. Si existiera una ciudad sefardí, sería París, donde la deriva de los situacionistas reinventó el Éxodo.

32. Un fondo de nihilismo habita el pensamiento andalusí contemporáneo, una forma de limpiar las tradiciones occidentales, las dialécticas filosóficas hasta lograr la verdad, malezas del jardín-ser, y un intento de abrazar la sabiduría china de la agilidad que ha descrito pertinentemente François Jullien. Ese nihilismo peculiar andalusí de la contemporaneidad es como un hacha que despeja conceptos para establecer una cartografía de saberes no enmarañados. Al mismo tiempo, no es una mera destrucción de lo ya pensado porque no quiere sembrar. El hacha de Chauen se compagina con la armonía de la forma ovoide. Penetra en la realidad de forma aerodinámica, sin dejar semillas, pero cargado de futuro, hacia la fertilidad.

33. La memoria de los libros escritos en al-Andalus, en Sefarad, en la Hespaña medieval, es una boda del hacha contra los debates pasados y del huevo del pensamiento del futuro. Novia y novio descienden las calles soleadas de Chauen hacia la fiesta cosmopolita de la biblioteca nupcial.

34. Cuando esperamos un desenlace feliz, la impaciencia nos impide concentrarnos en la importancia de recibir la noticia con serenidad. La virtud del andalusí reside en su preparación para lo bueno y lo malo con igual ánimo.

35. Hay una tradición del PAC que nace con los hippies que, en vez de ir a la India, fueron desde España y Europa a Marruecos. También se produjo en los años 80 y siguientes décadas del siglo pasado un romanticismo específicamente andaluz, islámico y new-age que se cristalizó en comunidades de las Alpujarras. Lejos de querer olvidar ese periodo, es preciso reivindicarlo. Es el antídoto contra cualquier tentación elitista, virtual, que pretenda despertar y revitalizar el nefasto debate entre campo y ciudad.

36. Los andaluces pueden sentirse orgullosos de Andalucía sin tener que pensar en al-Andalus. No hace falta recurrir a esa época para pensar, vivir y amar Andalucía. El andalusismo suele pecar de kitsch. No es ni estético ni creativo, es a menudo restauracionista, cursi y falto de intuiciones.

37. La cultura andalusí del Norte de África es patrimonio de los respectivos países. Hay un fondo de colonialismo en diversos intentos de des-marroquinizar, des-argelizar o des-tunecizar la música andalusí, la cultura de esas ciudades. El Pensamiento Andalusí Contemporáneo no es ni debe ser una operación de márketing para crear un turismo de ricos que descuide la realidad social, política y cultural de los países magrebíes.

38. La hermandad entre los andalusíes es la hermandad panarabista sin la grandilocuencia nasserista, es la hermandad europea sin la arqueología malsana del juedocristianismo, es la hermandad panislámica post-islamista, es la hermandad del sionismo sin supremacismo judío, es la hermandad de la hermenéutica sin texto obligatorio.

39. Al-Andalus y Palestina son dos caras de una misma moneda. Pero allí donde Palestina es pesadilla, al-Andalus quiere ser sueño. Allá donde Palestina es colapso, al-Andalus quiere ser agilidad. Siempre que Palestina se sumerge en la desolación, al-Andalus promete otra vía. No hay al-Andalus para los seguidores de Al Qaeda, ni para los de Hamás. No hay Palestina tampoco para ellos, o no debería, ni para los ocupantes israelíes, pero sí para los andalusíes israelíes.

40. La obra de Ibn Arabi es tal vez el núcleo exotérico del pensamiento contemporáneo de al-Andalus, porque es el mayor exponente del pensamiento clásico andalusí. La obra del poeta Ibn Sahl, es, en contrapartida, el núcleo esotérico de pensamiento andalusí contemporáneo, porque su poesía está aún queriendo decir todo lo que dice.

V. Ibn Sahl, el queertés andalusí

41. El poeta Ibn Sahl de Sevilla es un poeta judío y musulmán. Sevilla es además de la capital de Andalucía la ciudad que dio su cultura híbrida al poeta de la queertesía andalusí. Ibn Sahl escribió una poesía en árabe que no discurre por la ontología de los sufíes ni por el realismo de los moaxajeros. La poesía amorosa de Ibn Sahl está dedicada a un joven judío llamado Musa. Después de amar a Musa, escribió poemas para otros mecenas, en Ceuta, y para un chico llamado Muhammad.

42. La queertesía es la cortesía queer que precede a las cortesías europeas y les da su forma, aliento y sentido. Es absurdo pensar que el erotismo de Catulo no merece las alabanzas que se suele reservar para los trovadores. Pero igual de absurdo es pensar que la poesía de Abú Nuwás no es igual de importante que la de Catulo. Sin mencionar la poesía erótica queer en la corte de Bagdad no se explicaría ni al-Andalus en el pensamiento contemporáneo ni los desarrollos de la cortesía en Occidente. No se explicaría nuestra cultura europea.

43. La queertesía es el origen del fenómeno de la moda que nace en Europa en torno a la mitad siglo XIV, pero ese origen andalusí no es mencionado por Gilles Lipovetsky en su estudio sobre la moda como evolución de la cortesía medieval (2). La sofisticación, el esfuerzo por perfeccionar la seducción, el carácter híbrido de la atracción como fuente de conocimiento y de desconocimiento son los objetivos que trata de alcanzar el poeta queertés transitando en las mudanzas del sujeto en la noche que invade el jardín-ser. La base del criterio queertés comparte con el eje halal la querencia por lo efímero de un destello de la rosa, la pasión por la fertilidad de situaciones que creamos en el jardín de lo común.

44. El saber hacer del poeta queertés, y de Ibn Sahl en concreto, se aprecia en el erotismo prácticamente desprovisto de obscenidad. Porque en la metáfora erótica se esconde lo que diferencia nuestra cultura de la pornografía. La pornografía no solamente es una pantalla de los abusos de las redes de prostitución. La pornografía es una claudicación, un derrotismo de nuestra propia capacidad de imaginar la sexualidad. El auge de la pornografía firma nuestra falta de poesía, de queertesía, de saber hacer en materia de amor y sexo.

45. Ibn Sahl se hizo musulmán para los judíos, y siguió siendo judío para los musulmanes. No sólo porque algunos musulmanes no lo aceptaran como musulmán, sino porque evitó romper con el judaísmo, o complacer a los curiosos que le preguntasen si era realmente musulmán. O tal vez rompió con el judaísmo, pero sin que eso supusiera romper con la cultura judía. Aunque escribió placenteramente toda su poesía en árabe, si es cierto que como se ha escrito compuso un poema en hebreo, estaríamos ante un poeta que entendía su cultura como doble. Igual que debería entenderlo el andalusí, por lo menos una cultura doble. Y si es posible todo lo híbrida que su anhelo de perfección pueda conseguir. La multiculturalidad islámica debe ser con el criterio halal el hecho fundacional del andalusí, sea o no musulmán, y su capacidad de mimetizar los matices de la Umma en su cotidianidad el vector de la proliferación de situaciones enriquecedoras, queerteses, artificiales. Un cosmopolitismo doméstico que lo haga sentirse cómodo con sus vecinos de todo el planeta.

46. Ibn Sahl murió ahogado, doblemente humillado, como amante y como judío; «la perla regresó al mar», dijeron. No, Ibn Sahl no era duro y redondo como una perla, sino ágil, dinámico y polifacético como un jardín-ser. Los andalusíes debemos cargar con la humillación doble de ser amantes y judíos. Vivir un islam que remita a la destrucción del judaísmo europeo. Al musulmán que describió Agamben en Auschwitz. Y debemos estudiar el jardín-ser como amantes que deben cuidar el marco de sus seducciones.

47. La poesía andalusí es el espacio de traducción virgen que los arabistas han poco a poco comenzado a explorar, es el tantas veces evocado jardín secreto. Sin embargo, el andalusí no debe limitar su hermenéutica a lo que los poetas andalusíes clásicos denotaban, sino ampliarla a todas las connotaciones contemporáneas de esta y cualquier otra poesía. Rechazo al arabista que quiere entender al-Andalus sin apreciar en su justa medida, sin conocer a Warhol. Desprecio al musulmán que ve en al-Andalus una posibilidad de revancha contra Occidente.

48. Ibn Sahl, en su tragedia maravillosa que le hizo ser precursor de la sabiduría de Proust y del malestar en la cultura de Freud, emprendió una tarea loable. Hizo de su doble religión un juego de posibilidades siempre al límite entre la sofisticación manierista y la irreverencia sapiencial. Debord decía que era un estratega, y no cabe duda de ello al apreciar la meticulosidad de sus comentarios sobre el espectáculo. De Ibn Sahl diremos que es un espía pacifista, siempre entre lo enemigos para engañar a la guerra. En todas las guerras de hoy faltan espías pacifistas.

49. Los nacionalistas del andalusismo más primario prefirieron el boato de la grandeza de Ibn Arabi a la ambigüedad del poeta Ibn Sahl. Ya es hora de que en al-Andalus crezcan más flores y menos iluminaciones. En al-Andalus queremos películas, no bombillas.

50. Tras el fenómeno del cine 3D, el Espectáculo sólo podrá ofrecer el acoplamiento de sensaciones olfativas. La halalidad es ante todo un arte de la cocina halal, donde se combinan los cinco sentidos de forma mucho menos espectacular, y mucho más nutritiva.

Notas:

(1) Acerca del Islam, Universidad islámica internacional Averroes de al-Andalus, Yama’a islámica de al-Andalus, Córdoba y otras ciudades andaluzas, s. f., págs. 5 y 6.

(2) L’empire de l’éphémère. La mode et son destin dans les sociétés modernes, Gallimard, París, 1987, págs. 29-44.

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¿Se caerá el gato por el precipicio? Slavoj Zizek sobre Irán

[Bismillah al rahmán y rahim,

ofrezco a continuación mi traducción del siguiente artículo de Slavoj Zizek. Agradeceré la cita en posibles reproduccionesEste artículo ha sido publicado en inglés en este sitio y fue remitido al editor por Ali Alizadeh. Tuve conocimiento de su existencia gracias al blog The Angry Arab, que lo recibió con indignación por no señalar la resistencia de Bil’in como ejemplo delante de los ojos de buen islam; As’ad Abu Khalil tiene razón, pero Zizek en este artículo acierta en todo lo demás, desde mi punto de vista.]

Slavoj Zizek

Cuando un régimen autoritario se acerca a su crisis final, su disolución, por regla general, sigue dos pasos. Antes de su colapso real, se produce una misteriosa ruptura; de repente, la gente sabe que el juego se ha acabado y, simplemente, ya no tiene miedo. No es sólo que el régimen pierde su legitimidad; hasta su propio ejercicio del poder es percibido como una reacción de pánico impotente. Todos conocemos la clásica escena de los dibujos animados: el gato llega a un precipicio, pero sigue caminando, ignorando el hecho de que no hay suelo bajo sus pies, así que sólo comienza a caer cuando mira hacia abajo y se da cuenta de que hay un abismo. Cuando pierde su autoridad, el régimen es como un gato por encima del precipicio: para que se caiga, sólo hace falta recordarle que mire hacia abajo …

En Shah de Shahs, un testimonio clásico sobre la revolución de Jomeini, Ryszard Kapuscinski encontró el momento preciso de esta ruptura. En un cruce de Teherán, un manifestante solo se negó a moverse cuando un policía le gritó que se fuera, y al final el policía, avergonzado, simplemente se retiró; en un par de horas, todo Teherán se enteró de este incidente, y aunque hubo luchas callejeras durante semanas, todo el mundo sabía que, en cierta medida, el juego ya se había acabado. ¿Sucede algo parecido ahora?

Hay muchas versiones sobre lo que está sucediendo en Teherán. Algunos ven en las protestas la culminación del «movimiento reformista» de los pro-occidentales, en la línea de las revoluciones «naranja» en Ucrania, Georgia, etc., -una reacción secularizada a la revolución de Jomeini-.Apoyan las protestas como el primer paso hacia un nuevo Irán liberal-democrático secularizado y liberado del fundamentalismo musulmán. Estos se ven contrarrestados por los escépticos, que piensan que Ahmadineyad ganó de verdad: es la voz de la mayoría, mientras que el apoyo a Musavi proviene de las clases medias y de su juventud dorada. En resumen: saquémonos las ilusiones de la cabeza y afrontemos el hecho de que Ahmadineyad es el presidente que Irán se merece. Luego están los que desprecian a Musavi como miembro de la casta del clero, con apenas diferencias cosméticas que le separen de Ahmadineyad: Musavi también quiere continuar con el programa de energía atómica, está en contra de reconocer a Israel, y además, contó con todo el apoyo de Jomeini en tanto que primer ministro durante los años de la guerra contra Irak.

Por último, los más tristes de todos ellos son los izquierdistas partidarios de Ahmadineyad: lo que para ellos está realmente en juego es la independencia de Irán.Ahmadineyad ganó porque se mantuvo firme en pro de la independencia del país, desenmascaró la corrupción de la élite y utilizó la riqueza petrolera para reforzar los ingresos de la mayoría pobre: ése es, nos dicen, el verdadero Ahmadineyad más acá de la imagen que nos dan los medios de comunicación occidentales de un fanático negacionista del Holocausto. Según este punto de vista, lo que realmente está pasando en Irán ahora no es sino una repetición de la deposición de Mossadegh en 1953: un golpe de Estado financiado por Occidente contra el presidente legítimo. Esta opinión no sólo hace caso omiso de los hechos: la elevada participación electoral, -del 55% habitual hasta el 85%-, sólo puede explicarse como un voto de protesta. También muestra su ceguera ante una verdadera demostración de la voluntad popular, bajo el supuesto paternalista de que, para los atrasados iraníes, Ahmadineyad es lo suficientemente bueno: no son todavía lo bastante maduros como para ser gobernados por una izquierda secular.

Por muy opuestas que sean, todas estas versiones leen las protestas iraníes según un eje de la línea dura islámica frente a los reformistas liberales pro-occidentales, motivo por el cual les resulta tan difícil localizar a Musavi: ¿es un reformista respaldado por Occidente, que quiere más libertad personal y economía de mercado, o un miembro del clero, cuya hipotética victoria no afectaría en cualquier caso a la naturaleza del régimen? Tales oscilaciones extremas demuestran que todos ellos se están perdiendo la comprensión de la verdadera naturaleza de las protestas.

El color verde, adoptado por los seguidores de Musavi, o los gritos de «¡Alá akbar!» que resuenan desde los techos de Teherán en la oscuridad de la noche, indican claramente que ven su activismo como la repetición de la revolución de Jomeini de 1979, como el regreso a sus raíces, la deconstrucción de la corrupción de la revolución tardía. Este regreso a las raíces no es sólo programático; se aprecia aún más en el modus operandi de la multitud: el énfasis en la unidad del pueblo, la solidaridad que todo lo abarca, la auto-organización creativa, la improvisación de las maneras de articular la protesta, la mezcla única de espontaneidad y disciplina, como la escalofriante marcha de miles de personas en completo silencio. Asistimos a un verdadero levantamiento popular de los partidarios de la revolución de Jomeini insatisfechos.

Hay un par de consecuencias cruciales que se pueden extraer de esta idea. En primer lugar, Ahmadineyad no es el héroe de los islamistas pobres, sino un verdadero corrupto islamofascista populista, una especie de Berlusconi iraní cuya mezcla de payasadas y de poder político despiadado está causando malestar incluso entre la mayoría de los ayatolás. Su demagógica distribución de migajas a los pobres no debe llevarnos a engaño: detrás de él no están sólo los órganos de la represión policial y un aparato propagandístico muy occidentalizado, sino también una clase de nuevos ricos fuerte, el resultado de la corrupción del régimen (la Guardia Revolucionaria de Irán no es una milicia de la clase obrera, sino un mega-empresa, el centro de riqueza más fuerte en el país).

En segundo lugar, se debe establecer una clara diferencia entre los dos principales candidatos enfrente de Ahmadineyad, Mehdi Karrubi y Musavi. Karrubi es efectivamente un reformista, que propone, básicamente, la versión iraní de la política identitaria, prometiendo favores a todos los grupos particulares. Musavi es algo totalmente diferente: su nombre significa la reanimación del verdadero sueño popular que sostuvo a la revolución de Jomeini.Incluso si este sueño fuera una utopía, debemos reconocer en él la verdadera utopía de la revolución misma. Lo que esto significa es que la revolución de Jomeini de 1979 no puede reducirse a una toma del poder por parte de islamistas de línea dura: fue mucho más que eso. Ahora es el momento de recordar la increíble efervescencia del primer año después de la revolución, una explosión de creatividad política y social estremecedora, de organización de experimentos y debates entre los estudiantes y la gente común. El hecho mismo de que esa explosión tuvo que ser sofocada demuestra que la revolución de Jomeini fue un auténtico acontecimiento político, una apertura momentánea que desató, de forma inaudita, las fuerzas de transformación social, un momento en el que «todo parecía posible.» Lo que siguió fue un cierre progresivo a través de la toma de control político por la nomenclatura del Islam. Para decirlo en términos freudianos, el actual movimiento de protesta es el «retorno de lo reprimido» de la revolución de Jomeini.

Y, por último pero no menos importante, lo que esto significa es que existe un verdadero potencial liberador en el Islam; para encontrar un «buen» Islam, no hace flata volver al siglo X, lo tenemos aquí, delante de nuestros ojos.

El futuro es incierto. Con toda probabilidad, los que detentan el poder contendrán la explosión popular, y el gato no se caerá por el precipicio, y volverá a pisar el suelo firme. Sin embargo, ya no será el mismo régimen, sino sólo un gobierno autoritario corrupto del montón. Sea cual sea el resultado, es de vital importancia tener en cuenta que estamos siendo testigos de un gran acontecimiento emancipador que no encaja en el marco de la lucha entre los liberales pro-occidentales y anti-occidentales fundamentalistas. Como nuestro pragmatismo cínico nos haga perder la capacidad de reconocer esta dimensión emancipatoria, seremos nosotros en Occidente los que entraremos efectivamente en una era posdemocrática, preparándonos para nuestros propios Ahmadineyads. Los italianos ya saben cuál es su nombre: Berlusconi. Otros están haciendo cola.

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diez años de giros políticos hasta el anticapitalismo: una microautobiografía política

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Bismilah al rahmán y rahim

De Nueva Izquierda salí poco a poco , tonteé con acercarme a los Verdes, pero lo decisivo fue implicarme más en la actividad de la Zawiya de Sevilla. Los últimos meses prácticamente ni me despedí de los compañeros de Nueva Izquierda, simplemente dejé de enterarme de citas, aunque ya el Espacio Joven había reventado ante la disolución del grupo duro … llegué a Ginebra más enemigo de Aznar y de España que  seguro de mis intenciones de futuro, pero en Sevilla no me podía quedar esperando las catástrofes. Más militante pro-Palestina también. Lo primero que realmente cuajó en Ginebra fue mi conexión con l@s militantes propalestinos (Collectif Urgence Palestine), muy fuertes y organizados allí, contando con una fuerte implantación entre los funcionarios de la ONU, la comunidad cosmopolita árabe de refugiados políticos y los propios ginebrinos veteranos del pacifismo y los Derechos Humanos. Al volver de Ginebra cinco años después, la ruptura o desconexión con la Zawiya era tan definitiva como la ruptura con Nueva Izquierda. De hecho en 2004 voté Izquierda Unida. Desde ese periodo, las razones que me llevaron a votar PSOE el año pasado son varias, y algunas de elllas tienen plena vigencia, la principal siendo que al PP y a la derecha sin complejos hay que cortarle el paso siempre, porque si no, es que nos comen vivos. El PP es un partido de conservadores, algunos por convicción, y de aprovechados, sobre todo cuando empiezan a tocar cargos públicos, y en los ayuntamientos son auténticos expertos.  Pero si llegan a los gobiernos como el del Estado, ahí sí que pasa a ser una lucha en la que nos jugamos la vida frente a desaprensivos peligrosos. El acercamiento a Abdennur Prado durante mi estancia en Ginebra fue sobre todo formativo, a distancia, aprendiendo de él, leyéndole y comunicándonos por escrito. Sigo sintiéndome muy cercano a todas sus posiciones, y sólo lamento que no haya sentido como yo, o por lo menos no tan públicamente como lo hago yo en mi blog, la llamada para mí irresistible de Izquierda Anticapitalista. Será que siempre dí importancia a la política de votos y partidos.  Ya me ha explicado que solo le gusta definirse como musulmán a secas, y como mucho feminista musulmán. De él he aprendido no sólo a valorar en su profundidad el desafío a las ideas hegemónicas y a mis propias ideas sobre el feminismo y el islam, sino también a luchar con todas las fuerzas por lo que uno cree que es justo, pero sin dejarse comer por la rabia o la impaciencia. En cualquier caso, soy como soy, muy impulsivo, muy de lo inmediato y de la toma de posición, y así es el situjihadismo, mi forma de entender la práctica situacionista, mi forma de entender mi islam y mi forma de escribir este blog… Si voté a BNG en la elecciones gallegas de esta primavera fue por su postura digna de condena del terrorismo israelí en Gaza. Ahora quedan ya apenas dos semanas para que tenga la oportunidad de votar a una formación que no tiene prácticamente ninguna cobertura mediática, pese a estar implantada en todo el territorio del Estado, y de ser la principal fuerza emergente a  la izquierda de IU y PSOE. La candidatura de Izquierda Anticapitalista es mucho mejor de lo que pudiera haber deseado, puesto que la cabeza de lista Esther Vivas encarna perfectamente un recorrido que me resulta familiar, y no diría que propio, pero sí paralelo. Nada apunta a que pueda salir elegida para infiltrarse en el Parlamento Europeo, pero espero y confío en que la aventura de Izquierda Anticapitalista en estas elecciones  sea mucho más que comenzar una posibilidad teórica, para realizarse y realizarnos en la transformación radical de nuestras vidas y de la política… in shâ’ Allah.

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Zizek dando clases de cine

Lo pone en circulación una amiga en facebook, pero como tengo problemas de vista (no yo, la tarjeta de imagen del ordenador), tengo que publicarlo en el blog, y así de paso comparto, oh yeah!

«The Pervert’s Guide to …«, en 14 partes.

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… los instrumentos y no los síntomas …

«[…] a postmodern discursive practice that would be adequate for the historically specific conditions of the contemporary global occasion must understand itself not as a symptom of the «simulacral» logic of late capitalism (the cultural dominant), but as an instrument of resistance commited to the critique and eventual overcoming […]»

William V. Spanos, America’s Shadow: An Anatomy of Empire, University of Minnesota Press, Minneapolis, 2000, p. 183.

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La memoria problematiza el pasado en presente

Traduzco una cita interesante del libro de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, L’écran global, Culture-médias et cinéma à l’âge hypermoderne, en el capítulo «Neomitologías«:

«La película que dice ayer lo dice por hoy: cuestiona el pasado y emite sobre él un juicio. La forma con la que el cine aborda desde entonces la representación histórica traduce la gran mutación de la sociedad hipermoderna frente al pasado: la historia, la de un pasado contada en pasado, se convierte en memoria, es decir, un pasado problematizado en presente.» (op. cit. pp. 177-8).

Me muevo entre la proclamación del exceso de realidad de Annie Le Brun y esta definición casi estética de la memoria desprivatizada. El islam es además visión del futuro sin esquemas artificiales, por lo que me identifico con un futuro del presente sin su memoria antes de que la construyamos sin querer, como hacemos siempre con todo. No quiero considerar esta posibilidad en relación con nada que no sea imaginario.

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Porque las cosas se acaban

Kim Novak: «The Life of The Party«, debe ser el título de la canción (1’48»).  Porque las cosas se acaban cuando menos se lo espera uno, o cuando todo indica que no puedes hacer nada para evitarlo, aunque lo desees con todas tus ganas. Lamento que después  de la despedida no haya nada, el vacío no sugiere más que el fin de la posibilidad de lo que no era más que propuesta y que pedía a gritos ser realidad (común), absurdamente rechazada en beneficio de la ausencia más incomprensible.

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Te puedo dar una pista

Como ya sabes que no me escondo en peripecias, fingiré estar esperando algo, hasta que surja con la misma nitidez que la verdad el sentido de tanta espera (el video dura 1’15»).

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Escena de la atmósfera en Hôtel du Nord, de Marcel Carné (1938)

En un hotel cerca del canal Saint-Martin, en París, una joven pareja ha tomado una habitación con la intención de matarse, suicidio que fracasa, desencadenando los acontecimientos. En otras habitaciones suceden otras escenas en las que no falta lo pintoresco, los personajes marcados por la ley de la calle, -incluyendo chulos y fulanas-, creando en toda la película un ambiente de entrecruzamientos y bifurcaciones vitales propias de un barrio que desde entonces ha sido diseccionado en tópicos de la autenticidad parisina hasta la saciedad por la publicidad (pero nunca es tarde para seguir haciéndolo… desde el situjihadismo). El corte que he encontrado dura 1’22», y hablan Arletty como Mme Raymonde y Louis Jouvet como M. Edmond, si no me equivoco. Véase más información por ejemplo en una ficha técnica de la película en francés e inglés en la excelente página dedicada a Marcel Carné. La escena es sencillamente genial, porque clava toda la ironía garbacha.

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Y además me debes dinero

Escena de Der Katzelmacher, película de Rainer Werner Fassbinder, rodada en 1969. Dura 1’19». Subtítulos en español.

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