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Libia como síntoma de la revolución situjihadista

MBK rompió con A.B. tras la caída de B.A. Siento como yo, Abenyusuf, rompo con Abdennur Prado con la intervención occidental en Libia. Es para mí una ruptura en lo simbólico, no en lo personal, que nunca ha que verse afectado por estas decisiones inevitables. Es una ruptura, salvando la posible cursilería de la comparación, como la de Debord con Vaneigem o Khayati. En todos estos años desde que voy escribiendo el blog, he tenido dos referentes intelectuales preferentes, en dos alas de mi impulso, Abdennur Prado y Camille de Toledo, el andalusí de los jardines de la poesía y el judío de las pedagogías vertiginosas. Sin lo que me venía de ellos en los años previos, desde 2002 y 2006 respectivamente, no me hubiera lanzado a escribir un blog en 2007, decisión en la que también entraron muchos más factores. Hoy la revolución situjihadista, el situjihadismo que comencé a teorizar en 2006, en un prototipo llamado Dogmática Situacionista Islamista, ha alcanzado una dimensión histórica sin precedentes. No debo seguir presentándome a la sombra de otro pensador que me ha estimulado, pero que ya no dice lo que quiero oír, o no habla de lo que hablo yo. Sé que con el tiempo he perdido influencia, distanciándome mucho de webislam, y después de ciertas tendencias del activismo propalestino. Me importa aún la opinión de amigos de facebook, citando a Carlos Sardiña Galache, periodista de primera categoría y traductor, o la de seres queridos; del mismo modo, sé que estoy insistiendo tozudamente en una definición «situjihadista» de lo que sucede, definición autorreferencial que me he inventado y que nadie emplea, pero que sigo considerando la más acertada, la que mejor resume lo que sucede en todos los países árabes y habrá de extenderse por todo el planeta.

Cuando veo las imágenes de los jeeps de los milicianos  de la Libia Libre pienso que así es el color del situjihadismo, unos jeeps con pintadas (Allahu Akbar), arena, y una juventud con armas dirigiéndose al frente para luchar por la libertad, de ellos y de sus familias. Esos son los héroes después de los héroes tunecinos y egipcios, como los héroes de tantos otros países: hombres y mujeres jóvenes que salen a la calle, toman las plazas y las ciudades para pedir sus derechos, para exigir libertad y para clamar su rabia contra las dictaduras que padecen. En Libia, el situjihadismo ha sido tan fuerte que consiguió en apenas una semana que buena parte de las ciudades dejaran de reconocer al tirano de Trípoli. La contrarrevolución fue un aplastamiento militar de la población, la versión espectacular de lo que un tirano puede hacer con las armas de Occidente. El valor de los milicianos y de los soldados desertores que se unieron enseguida a la revolución, sobre todo en Bengazi, fue determinante para lograr in extremis aguantar tres semanas la salvaje respuesta de los Gaddafi, padre e hijos. Frente a la madurez revolucionaria de los libios y las libias, aquí en Europa muchos perdieron los nervios, dispuestos a refugiarse en la cueva de un «No a la guerra» a destiempo, cuando por fin la vergüenza y un mínimo sentido de la responsabilidad histórica interpeló a la llamada comunidad internacional. Libia es  ya el síntoma de la emancipación realizándose ahora mismo en todas las situaciones: vanguardia, retaguardia, oposición en el exilio y compromiso intelectual de los situjihadistas de cualquier parte del frente internacional. Las situaciones de victoria, ya sea parcial o efímera, de la revolución en Libia se despojan y son despojadas por los milicianos de cualquier tutelaje ideológico de la izquierda europea, desde la institucional hasta la anticapitalista «corriente chavista». En ese sentido, y solo en ese sentido, pese al sufrimiento que engendra la guerra, Libia es también una buena noticia, un salto decisivo para la humanidad, un avance importantísimo en la deseuropeización/descristianización de las luchas por los DDHH, la libertad, la democracia y la plena posesión de su existencia por cada individuo.

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La Intifada en Arabia Saudí

¿Dónde han aprendido los jóvenes saudíes a manifestarse políticamente, con consignas antisectarias, pancartas, ritmos y toma de la calle? En Palestina. ¿Dónde han aprendido a enfrentarse a las balas reales escabulléndose y respondiendo con piedras? En Palestina. ¿Dónde han visto cómo se forma una columna de manifestantes coreando al unísono un eslogan? En Palestina. Hoy todo el mundo árabe ha recibido una educación sentimental en Palestina. Una educación política. Una educación combativa. Las balas y las bombas de Gaddafi son como las del ejército de ocupación israelí, las balas del régimen yemení, saudí, bahreiní, argelino, son como las balas de la colonización israelí de Palestina. Toda la represión remite a la represión de un pueblo orgulloso por su propia historia de desposesión total, toda la impunidad remite a la impunidad abalada por la comunidad internacional durante décadas. Toda la revolución situjihadista es un eco de la Intifada palestina.

Los palestinos han enseñado a los árabes a resistir, a organizarse, a sobrevivir, a defenderse. Los palestinos han marcado la senda de la lucha contra toda la sofisticación militar y propagandística. En el supuesto desierto de Arabia Saudí, donde el islamofacismo saudí ha campado a sus anchas con la denominación culta de wahhabismo, durante décadas, descubrimos hoy a una juventud que se levanta para pedir justicia por encima de diferencias sectarias, justicia por encima de la ignorancia, la mediocridad, la corrupción y el despotismo. Ha sucedido el acontecimiento en el corazón del bombeo de petróleo, en el país que no deja ni un derecho cívico para la mitad de la población, las mujeres, en el país que más ha apoyado a Israel a pesar del asqueroso antisemitismo oficial de sus gerontocracia compuesta por ladrones, príncipes infames, ulemas oscurantistas y cómplices activos del terrorismo de Al Qaeda. Los jóvenes saudíes demuestran hoy el mismo valor que los libios luchando contra Gaddafi, el mismo valor que los tunecinos, los egipcios, los palestinos, los iraníes y todos los que luchan contra la opresión.

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El contraislam y la revolución situjihadista

Las revoluciones solo son situaciones de la revolución. Cuando Antonio Elorza en Letras Libres publica un artículo islamófobo, llamado evidentemente El islam y la libertad, recupera lo que el partido comunista hizo en Francia en mayo del 68: la defensa de la reacción desde la contrarrevolución activa. Todo lo que plantea el catedrático de Ciencias Políticas es la extensión de los prejuicios colonialistas y el agenciamiento de los tópicos par maquillar la revolución situjihadista como remake de la “revolución islámica” en Irán.

Antonio Elorza nos dice que en Egipto y Túnez no hay una revolución, sino una revuelta. Que además, la revuelta en esos países se debe a que los regímenes eran, atención, “autoritarios”, y que por ello no machacaban toda pluralidad, sino que toleraban una mínima construcción de sociedad civil. Antonio Elorza nos dice, en definitiva, que los regímenes no eran tan malos, porque por eso ha habido un cambio posible. Vaya. Y también nos dice que las revueltas carecen de contenido ideológico, pero que la opinión pública está motivada por un amplio “antisemitismo”, y que en cualquier caso, los Hermanos Musulmanes, evidentemente, controlarán con su penetración en la sociedad la orientación política del país. Eso nos viene a decir Antonio Elorza.

También nos habla maravillas del tándem Obama-Clinton. De forma tal que cuando el aliado de EEUU en la zona, Mubarak, cae, es una victoria personal del presidente americano. Cuando el aliado de Israel paga con su derrocamiento el crimen de asfixiar a la población de Gaza, es una bonita jugada de la Casa Blanca. Cuando la invocación de la estabilidad en la zona es el leit-motiv de la diplomacia americana, se está apoyando la democracia. Ese es el planteamiento de Antonio Elorza, una mezcla de torpeza en el análisis y un voluntarismo prosionista apenas velado por una tibia crítica a Netanyahu.

Pero no es eso lo que ocurre en Egipto. En Egipto el pueblo está construyendo un futuro contra las oligarquías, los sistemas de corrupción y la violencia policial. La revolución situacionista en mayo del 68 planteó la ruptura con el espectáculo, del que participaban tanto el aparato gaullista como el aparato de la izquierda, incluyendo sindicatos y partidos. De igual modo, en Egipto los jóvenes no han hecho la revolución para los Hermanos Musulmanes. El país, nos recuerda Hossam el-Hamalawy, lleva diez años gestando una revolución propalestina, socialista y libertaria.

Desgraciadamente, las tendencias conservadoras del islam oficial de Mubarak están haciendo todo lo posible por desvirtuar lo revolucionario del movimiento popular. Sabemos que no lo conseguirán, porque la fuerza del yihad colectivo emprendido por la población contra los símbolos y las estructuras de la opresión no podrá ser detenido por fuerzas en retroceso, no en el sentido posislamista que argumenta Olivier Roy recogido por Elorza, sino en el sentido situjihadista que propongo como definición global de la revolución en marcha. Toda la radicalidad situacionista con todo el compromiso del islam libertario. Islam político, sin duda.

No hay, en definiva, un islam ni una libertad, ni el islam y la libertad contrapuestos, sino múltiples variantes de una civilización que incluyen ahora un contraislam panarabista, antijerárquico, cosmopolita, cibernético, feminista, defensor de los DDDHH y de la mística libertaria. Es el islam que hizo de la plaza Tahrir el epicentro del mundo, el latido libre de la Umma interna y externa, multicultural y pluridentitaria. Es el contraislam que emerge en el Pensamiento Andalusí Contemporáneo y que hace de al-Ándalus el paradigma de la convivencia, más allá de las fórmulas fukuyamistas, más acá de las vidas sin ataduras.

Que la revolución fracase no empañará nunca el significado de lo que ya ha conseguido. En cualquier caso, Israel ya no podrá invocar como hasta ahora que es la única democracia de Oriente Medio. Yo conozco ya dos, en Egipto y Túnez, y espero que se sumen muchas más. Confío en la fuerza de los heroicos libios que están luchando en estos momentos contra el tirano para ver pronto en toda Libia la próxima zona temporalmente autónoma a gran escala, y la intifada global ganar todos y cada uno de los países árabes y no-árabes.

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Libia no es Haití

La intifada libia no es una catástrofe natural. La intifada libia es como la intifada palestina, sangrienta pero solemne. La intifada libia no necesita la movilización de las ONG’s como se movilizaron detrás del tsunami. Somos nosotros los que debemos tener la humildad de admirar el control autónomo de la población de las ciudades del Este del país. Más frialdad. Silencio. Un pueblo está acabando con un dictador. La intifada libia es poética. Hay mucho sufrimiento, un sufrimiento enorme, pero hay también un momento histórico que no admite interferencias. Que Trinidad Jiménez deje de enfatizar el enfado de sus cejas para amenazar como una profesora a un niño malo. Quiero ver a Europa por el suelo implorar al pueblo libio que los obreros reanuden la actividad de extracción de bruto. Quiero ver las imágenes truculentas del linchamiento de Gaddafi y sus hijos.  Quiero  ver a un pueblo matando a un tirano. Y quiero que nos pongan esas imágenes en las televisiones como nos pusieron el fusilamiento de Ceaucescu o el ahorcamiento de Saddam Husein. Quiero ver a Berlusconi acojonado. Quiero ver al rey de Arabia Saudí temblando de miedo. Quiero ver tribalismo puro y duro ensañándonse con los mercenarios africanos como los almohades con los castellanos en Alarcos. Y quiero ver al pueblo libio llevando la revolución hasta que cause el terror del capitalismo.

Ya lo hemos hecho en múltiples ocasiones, en Afganistán seguimos haciéndolo. Bajo la excusa de proteger, de la intervención humanitaria, se coloniza, se corrompe, se roba, se maltrata y e insulta a los pueblos protegidos. Los protectorados, ese término que empleó el imperialismo para dominar a los pueblos, fueron el instrumento legal para «acompañar a las jóvenes naciones en la senda hacia el progreso». Propaganda. Dejemos a los libios acabar el trabajo solos. Han salido a luchar no porque los hayamos convencido de la bondad de la democracia, sino porque estaban tan hartos de Gaddafi que estaban dispuestos a todo. No nos metamos en ese asunto. Si hay Guerra Civil, que la haya. Ganarán los situjihadistas, los muyaidines, los fedayines de Libia. Si la violencia se extiende para combatir a los asesinos, matarlos allí donde se encuentren, que así sea. Si la revolución situjihadista logra derrocar pacíficamente a otros carniceros en el poder, mejor que mejor, pero si tienen que luchar para conseguirlo, no somos nadie para atrevernos a impedirlo.

Es más, el problema es que aquí ya no sabemos ni protestar pacíficamente. Tenemos tanto miedo de perder lo nuestro que tragamos con la indencencia a cucharadas. No daré ejemplos, no tiene ningún sentido mencionar nuestras vergüenzas al lado de la gloriosa insurrección libia. Tampoco comparo lo que sucede allí con lo que sucede aquí. Simplemente constato que no tenemos nada que aportar a la intifada libia. Por de pronto, podríamos seguir conociendo y dando a conocer lo que sabemos y no queremos asumir de nuestra propia miseria ética, moral, política, ciudadana. Las corporaciones energéticas nos roban a pequeña escala como han robado a gran escala durante un siglo hasta hace pocos días a Libia, negociando con Gaddafi a espaldas del pueblo. Si no sabemos enfrentarnos inteligentemente contra Repsol, ¿Cómo vamos a ayudar a los libios?

Libia no es Haití. En Libia el pueblo está caminando hacia una libertad inédita que no viene de  la mano de los partidos políticos. Los únicos referentes son el islam popular, el islam legalista, la retórica residual socialista y una buena dosis de teoría práctica libertaria aprendida en el momento mismo de la revolución. ¿Qué vamos a aportarles, si no sabemos ya cómo librarnos de la hipocresía de los políticos, de la corrupción de las oligarquías, de la dictadura de los bancos y de la amenaza del paro? Libia no es Haití, ni es Nueva Orleans tras el paso del Katrina. Libia es la dignidad luchando contra las armas, los tanques, los aviones que Occidente vendió a Gaddafi.

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Cuando éramos cowboys

El Wyoming y la luz del sol sobre la carretera, menuda aventura, las vacas, los whiskys, la verdad es que era una vida auténtica, yo me quedaba con el sol, la lluvia, y amaba, amaba el viento del futuro que me llevaba a Arkansas, a Nueva, York, a perderme en los antros y en los arroyos, en los hoyos y en los mentideros de la gran ensoñación americana.

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La caída del sionismo: sobre las revoluciones situjihadistas en Túnez y Egipto

Venga, se me va a odiar por ser tan pesado, que si otra vez el situjihadismo, que además no se sabe ya muy bien qué es, y parece un poco oportunista, cuando además ya lo saqué a relucir en tantas ocasiones anteriores, como en Irán. Pero no tengo más remedio que nombrar lo que veo, lo que leo, lo que escucho. La revolución. ¿Por qué situjihadista?

Empecemos por dónde pueda, por ejemplo en lo que sucede ahora en Túnez, la gente ha rechazado al gobierno provisional, continuista de facto de la dictadura socialista sionista pro-occidental, y ha reinventado libremente las ocupaciones de los centros de poder. Efectivamente, siempre hay algunos que quieren volver al trabajo y a la «normalidad», pero la mayoría descubre la experiencia inédita de la libertad y, con la virginidad de una sociedad no encorsetada por lo que tienen que perder, que es tan poco, lo quieren todo, y lo más importante, sin compartirlo con los esbirros de ayer. La actitud situjihadista está también presente en las movilizaciones de ayer, que se prolongaron hasta esta madrugada, en Egipto. Los gritos son inequívocos: que caiga el régimen.

Ni revoluciones islámicas, ni árabes (pese a la borrachera de himnos y banderas nacionales), estas revoluciones en su profundidad performativa son una combinación de estrategias situacionistas y jihadistas que confluyen en una experiencia inédita de rechazo al dictador, lo espectacular concentrado, y a la esclerosis social provocada por el sionismo y el capitalismo salvaje en los países árabes, lo espectacular difuso. No es una revolución islamista, ni siquiera post-islamista, porque los manifestantes no siguen las instrucciones de líderes en tanto que musulmanes, sino que se unen en pie de igualdad en una conspiración de cómplices en la Red. Pero no nos engañemos: ni youtube, ni facebook, ni twitter, ni Al-Jazeera, ni los blogs son fines, son solo medios adecuados para una revolución que ha ido madurando durante décadas y que ya nada ni nadie puede detener.

Y entre las perdedoras que no pueden detener esta marea situjihadista se encuentran las diplomacias europeas y americana, basadas en un criterio ridículo, infame y asesino: un sionismo ciego que ha impuesto unos regímenes colaboracionistas, sionistas árabes, que van a derrumbarse una vez que caiga Mubarak. La diplomacia israelí, ocupada últimamente en gilipolleces y mentiras, no ha podido hacer nada para salvar a Ben Ali, y no podrán salvar al Carnicero del Nilo. Los pueblos van a organizarse libremente en cooperativas que ya están en gestación, donde ni las viejas izquierdas ni los sindicatos cavernarios podrán fácilmente apropiarse de la representación de los demás. Los europeos vamos a ver la historia del siglo veinte rebobinada, y con un nuevo final que no será sino la superación real de la condición servil.

Evidentemente, los peligros están ahí: los mitos: la independencia del ejército tunecino. La transición a la española, con Al-Baradei o con Moncef Marzouki. La revolución trotskista. Son todos ellos obstáculos simultáneamente esperpénticos y reales, desgraciadamente, para la plena toma de conciencia de los iracundos de la teoría de su ira. No hay más camino que la ruptura vertiginosa con las legitimidades establecidas, incluidas por supuesto las de las patrañas izquierdistas. La democracia debe  convertirse en una utopía proyectada en los circuitos cooperativos de la situación concreta de cada población. Las premisas viciadas de análisis de los periodistas, indefectiblemente, tenderán a posicionar los avances en una vuelta a la normalidad que no es más que la reacción. Solo la conciencia de la revolución garantiza en Túnez y Egipto, los dos países que están liderando este momento histórico, una inteligencia de la liberación que trasciende el marco caducado de los medios de comunicación corporativos occidentales y, como no puede ser de otro modo, sionistas.

Actualización del 27 de Enero: Segundo día de manifestaciones en Egipto, esta vez muy violentamente reprimidas, pero la brutal torpeza del régimen es ya inútil. La caida de Mubarak es ya una cuestión de semanas, días.

Violencia policial en Egipto

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No hay más literatura que la lectura, ni más cortesía que la queertés

«La literatura cortesana es una actividad social masculina, es decir, una actividad literaria en que los escritos de hombres se refieren y responden al deseo, que manipulan y proyectan sobre otros hombres y sus escritos. Por ejemplo, en la tradición cortesana los escritores varones exhiben para destinatarios varones, utilizando iconos femeninos a fin de encarecer su propia reputación y no para representar a la mujer. La dama es en rigor, un sujeto fingido; el verdadero sujeto es el amante narcisista, y su intención es la revelación de su propia imagen como escritor. La mujer pasiva e idealizada funciona como tropo -metáfora del espejo- para reflejar su autoestimación.» (Olivares 2000: 64)

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Declaración de intenciones de un insigne traductor

«The task which I imposed upon myself has not been confined to mere translation; but close attention has been given to the accurate reproduction of the critical portions, with the hope of contributing in some small degree to the diffusion of sound exegetical knowledge for the elucidation of one of the grandest and most practical books […]»

La tarea que me he impuesto no se ha limitado a una mera traducción, ya que se ha puesto un especial empeño en reproducir correctamente pasajes críticos, con la esperanza de que ello contribuya en alguna medida para que se difunda un conocimiento exegético sólido que permita comprender uno de los más grandes y prácticos libros… jamás escrito.

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los sonidos de la azotea visten de negro

Retrato de Suzanne Bloch / Pablo Picasso

El último mohicano mira la imagen detrás de la mancha original, la textura evanescente de un óleo, trampa del cansancio en la marcha por los espejismos sin cine, y entra en un viaje de júbilo inconsciente, un tono amarillo que se apaga diluyendo la amarga realidad de la noche. El lento aprendizaje del amor en pareja ha estado orquestando la blancura de la fugacidad, y la desilusión de las insurrecciones populares. No puede sistematizar una vez más la intransigencia de las microrresistencias en una pobrética que generalice las pérdidas, por mucho que las transacciones de datos fomenten la fiabilidad de las intuiciones gratuitas, sensitivas, desenfadadas. La animación de los espacios de proyección social es una transgresión hoy más que nunca contra la sofocación de las ideas. La Informal tiene su sitio en la estructura como contención mediática al cuerpo de las fuerzas de la reacción, con unas bromas indoloras que además no causen daños a nadie. Debemos hacer imaginativamente un esfuerzo par expandir la ciudad de corte zurdo. La llama de la atracción espontánea repite el fallo agudo de las divisiones médicas. No tropecéis nunca. No es posible comprender los detalles mientras los ojos busquen una alternativa sin encontrar en la desesperación la cordura de rebelarse.

Lejos del cielo y el brillo de la riqueza, merece la pena crear un método en serie para recrear situaciones memorables. Amiga, amigaa.

Novedad tranquila en los comandos encargados de la miel. Grupos de teoristas como avanzadillas derrocan la grisómica, los vanos yacimientos y las gelatinas en un vagón más apresurado. La frase instantánea de Bach que reparte el salón, la teoruición de Nico contra lo que nos tocará por sorpresa. El chasquido de un fósforo, y Emo que pretende espiar con pequeñas linternas. Las chicas en el piso, que se dedican a comentar la cocción de la trama en la novela de sueños. En cuanto a los caídos, los mártires de un gran cementerio donde no se pueden leer los nombres, algunos se familiarizan con las tortugas del trineo fingiendo que los renegados se entregan a los dientes de canes y que lo de las serpientes es una nueva mezcla de las artes fractales del antiguo colmenar. Nadie ha tirado la toalla, pero cuando uno menos se lo espera, los amigos desnudan los recuerdos para que nos carcoman los sesos. Sembrar el desorden y una violencia espúrea, dosificada por los infiltrados que reconocen en sus propios resultados la irritabilidad, y viceversa… Sin rostros, los sonidos de la azotea visten de negro para sentirse ligeros. Vetar las luces del reino espectacular durante el mismo simulacro de su polarización machacando con pasamontañas militantes las puntas abiertas del silencio. Vivir sin chips infiltrados de la inteligencia yankee una facilidad callejera. Cara y cuerpo, corazón y máscara, enredo y engaño, desengaño y comedia, carbón y teatro, fuego y calor del horno Krema IV, libros y niebla.

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Trampoemas

Terrorista o pirata o periodista como Julian Assange, ese era mi destino, cantar como Enrique Morente, así quería yo gustarme, comunista como Fidel, así me soñaba… Nadie puede decirme por qué no gané el trabajo de traficante que me viene de perlas, para practicar el árabe y comprar hachís como si fuera heno, para las bestias de mi sociedad que prepara el esclavismo del siglo XXI legal, vía Parlamento Europeo.

You talkin’ to me? You talkin’ to me? You talkin’ to me? Then who the hell else are you talking… You talking to me? Well I’m the only one here. Who the fuck do you think you’re talking to? Oh yeah? OK.

Robert de Niro, Travis en Taxi Driver, de M. Scorsese, 1976, a partir de 1’03».

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Lecturas reaccionarias, lecturas subversivas

Cuando uno se pone a pensar en las consecuencias de tantas lecturas

aprecia algún día que esos cancioneros, castellanos o provenzales

y las filosofías del universo unido por su Dios, así como por la Iglesia

y hasta los nuevos reader’s digest de nuestros tiempos, los best-sellers con clase

acumulan efectos secundarios sumamente reaccionarios -purezas, embargos, corsés-. Y sin embargo

esas lecturas reaccionarias y en el fondo caducas, contienen en su metáfora

fundamental de tejido vegetal semántico que se diluye en el sueño mental

un orgullo subversivo que vulnera las leyes del capitalismo del espectáculo.

 

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Todos mis amigos muertos se parecen a Jim Morrison

Sois unos perdedores, unos caídos de la torre más metálica

lodos de lava que amáis esa mugre nocturna oculta en el ojo de la dama

por todos mis amigos muertos, los poetarras de la libre plática.

La ceremonia del lagarto se proyecta en el desierto de mi alma.

Todos mis amigos se parecen a Jim.

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Charles Dickens y lo fantástico

Tenía una imagen de Charles Dickens deformada por no sé muy bien si las auténticas lecturas de la infancia o el poso enorme que se queda de adaptaciones, citas y menciones en la cultura permanente del espectáculo hipermoderno. El caso es que situaba a Dickens entre los escritores clásicos, y apenas me imaginaba que leyendo el relato The Signalman me encontraría con un cuento fantástico con todos los ingredientes del género, subconsciente, fantasmas, campanas, noche, accidente mortal, trenes, conversaciones sobre lo paranormal y una tensión ejemplarmente calibrada. Suelo pensar que el cine «de género», como llaman hoy a esas películas infumables donde se mezcla el horror con los resabidos temas de lo mórbido, la presencia de espíritus y la credulidad forzada del espectador, en realidad, es una tendencia del cine actual forzada por la necesidad de clientelas fieles, que «van a ver lo que les gusta». Tras leer este relato, tengo ahora más ganas de pensar que en realidad el triunfo del cine fantástico es la consecuencia de una tradición eminentemente anglosajona de hacer del contacto entre la realidad y la irrealidad el marco de nuestras existencias. Tal vez una obsesión así se debe a una preparación protestante para la otra vida, el más allá, al que habrá que acceder sin previo aviso, y con la escueta preparación emocional que nuestras paranoias sepan cultivar en nuestras mentes débiles y aterrorizadas. La literatura como iniciación a la arbitrariedad de  la muerte súbita.  Si esa tradición explica estas modas, cabe concluir que lo que se nos vende como novedad es de lo más reaccionario.

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Unas gafas de John Lennon y un aceite mágico

Tardé increíblemente mucho tiempo en salir de ese salón de locos donde se sentaban escuchando a Hendrix una abogada rusa, un estudiante de Estrasburgo venido a menos y reconvertido en la producción musical, un trompetista francés que estaba con su novia, una inglesa de Ginebra que trabajaba en  un banco, un periodista español que sólo hablaba de tortillas de patatas y de la movida de Madrid, un aristócrata francés que tenía absorbidos a un grupito de admiradores escuchando atentamente sus misterios de la realeza europea y sus conexiones con la actividad política subversiva, un surfista que estudiaba medicina en Lausanne y prefería hacer de cocktelero antes de tener que soportar la letanía de príncipes rebeldes, mientras yo sólo estaba allí invitado por el dueño, un italiano metido en la fabricación de vinos sin alcohol que buscaba socios para introducirse en el mercado de los países árabes. La mitad de la cantidad producida era pésima, y yo sólo podía recomendarle perfeccionar el producto antes de lanzarse en alocadas cruzadas, pero creía que me ponía de parte de los defensores del alcohol, así que era mejor no contradecirlo demasiado, y por eso decía sí a todo, mientras Suzanne, su mujer, me servía nuevas dosis de aceite mágico en la ensalada de patatas que estaba aliñándome. Era un bufé canadiense, y yo llevaba inoportunamente un poco de taboulé, cuando la conversación que dominaba mezclaba la islamofobia con un neocapitalismo fantasista y bienintencionado. La verdad es que ni cuando defendí a Obama pude remediar los equívocos, pero no estuve realmente incómodo hasta el final, cuando ya la gente se mosqueó al enterarse de que a pesar de que estaba bebiendo cervezas, fuera musulmán. No lo entendían. Me tuve que ir despidiendo, no sin alivio, y al salir a la calle para coger un autobús de vuelta, sentí el suave placer del alcohol calentando mi cabeza.

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La voz de los perros (citando a Malaparte)

Era un atardecer pálido y dulce, y la luna llena se alzaba despacio entre las colinas al fondo del horizonte y hacía brillar las aguas del Danubio. Y mientras yo observaba el lento avance de la luna por el cielo desde la habitación de un caserío abandonado (el cielo tenía un color rosado, parecido al rosa brillante de las uñas de los niños), se alzaba en torno a mí el coro lastimero de los perros. Ninguna voz humana, por doliente que sea, iguala a la de los perros a la hora de expresar el dolor universal. Ninguna música, ni siquiera la música más pura, logra expresar el dolor del mundo como la voz de los perros. Eran notas moduladas, trémulas, sostenidas sobre el filo de un aliento prolongado y constante que de repente quedaba truncado por un sollozo alto y claro. Eran llamadas remotas, llamadas desiertas proferidas entre pantanos, montes, cañizares y juncos, en los que el viento soplaba como un leve escalofrío. Sobre el agua de las charcas flotaban cuerpos sin vida; doradas por el claro de luna, bandadas de cuervos posados sobre las carroñas de caballos abandonadas en los caminos alzaban el vuelo con un torpe batir de alas. Jaurías de perros famélicos rondaban por las aldeas, donde algunas casas aún humeaban como tizones. Llegaban al galope, con ese galope apretado y pesado de los perros cuando desconfían, girando la cabeza hacia ambos lados con las fauces abiertas, los ojos enrojecidos y brillantes, y se detenían a ratos para ladrarle con voz lastimera a la luna, que amarilla, gruesa y empapada en sudor ascendía lentamente por el cielo puro, rosado como las uñas de los niños, e iluminaba con su luz diáfana y dulce las aldeas desiertas reducidas a escombros, las calles y los campos sembrados de muertos y, al fondo, la blanca ciudad, cubierta por un ala de humo negro.

Curzio Malaparte, Kaputt, traducción de David Paradela López, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona, 2009, p. 306.

(Imagen de Curzio Malaparte sacada de la entrada dedicada a Kaputt por Francisco Jódar en el blog Hoy Libro)

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Postpoesía, cine y tele en España-Marshall

Mil palabras para presentar la literatura de Manuel Vilas, Agustín Fernández Mallo y Juan Francisco Ferré son suficientes. Los tres escritores han alcanzado cierto éxito de crítica y público en España, editados por Alfaguara y Anagrama. Tienen una amistad compartida y varios puntos en común a la hora de escribir, la influencia de la televisión y los soportes visuales de la red (youtube, etc.), la apuesta por los lenguajes cinematográficos y la revisión crítica de las tradiciones literarias y estéticas del siglo XX presentada explícitamente por las obras mismas, y también de forma colateral, en ensayos, entrevistas y artículos de la prensa especializada, con su participación directa o no, en formato impreso o en blogs. Los tres tienen un blog activo por lo menos. La postpoesía es una forma de superar los corsés mentales que impiden que percibamos que un poema puede ser una valla publicitaria, y que sin embargo no nos advierten de lo anticuado de un poema formal, pero sin aspiraciones de ningún tipo. El ensayo de Agustín Fernández Mallo, Postpoesía, explora conexiones de la poesía por hacer o ya en marcha con la ciencia, o incluso demuestra que ciencia y poesía están más cerca estéticamente de lo que nunca se pensó desde la crítica literaria. También Manuel Vilas, en su novela Aire Nuestro, hace coincidir la poesía de la Generación del 27 con la fiesta deshinibida del paraíso de los inmortales de nuestro tiempo: Elvis Presley y Johnny Cash a la cabeza. En su novela Providence, Juan Francisco Ferré destapa en forma de diarios un gran experimento de videojuego donde el héroe puede ser terrorista, máquina sexual y profesor de cine en una universidad americana. España se americaniza de la mano de estos tres sus mejores escritores, y hay que celebrarlo, porque también los mejores escritores de Francia se giran hacia los Estados Unidos.

«¡Nos estamos acostumbrado al sueño americano!», cabría exclamar. No puede ser de otro modo cuando internet crece gracias al impulso constante de los diseñadores, informáticos y creadores de Silicon Valley, cuando el cine encuentra siempre y para siempre en las mejores películas de Hollywood de los cuarenta, los cincuenta y los sesenta una fuente inagotable de maestría en los guiones, en la fotografía, en la ingenuidad y la rapidez de las narraciones. No puede ser de otro modo cuando Obama es capaz de reinventar los Estados Unidos que Bush nos había acostumbrado a odiar, cuando las guerras de los marines crean la tensión necesaria para seguir enfrentándonos al horror moral del islamofascismo, lucha que tenemos que seguir llevando a cabo por solidaridad con los millones de musulmanes rehenes de los peores oscurantistas del salafismo. No puede ser de otro modo cuando Estados Unidos reinventa en sus series y en sus errores la gesta de la burguesía que Marx y Engels, en su honestidad intelectual, no hacían sino elogiar en las mismas páginas del Manifiesto Comunista. Ningún compromiso serio con la emancipación humana puede desentenderse de la lucha a muerte entre la burguesía internacionalista y las corporaciones nacional-capitalistas, que son hoy en día el núcleo duro de los fascismos en China, Irán, Libia o Corea del Norte. Las democracias europeas necesitan unirse a la democracia americana para vencer al Mal.

En Francia, Camille de Toledo publicó en 2007 Vidas y muerte de un terrorista americano, donde esta apuesta clara por los Estados Unidos como espacio estético era tan evidente como lo es en la novela citada de Manuel Vilas, en la de Juan Francisco Ferré y en la trilogía de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Project. En la novela de Camille de Toledo seguimos en diferentes niveles o estratos de ficción las aventuras de Ted Kaczynski y Eugene Green, por un lado, la autoficción o memorias prematuras del autor de la novela con Eugene Green en París por otro lado, y finalmente el destino común de los terroristas de nuestra época en un campo de detención secreto de los Estados Unidos. Esta novela es la segunda entrega de la prevista Tetralogía Artificial, de la que también forma parte El Bosco al revés, publicada en Francia en 2005. Camille de Toledo presentaba en la primera novela un mundo invertido donde un personaje carismático en su desapego por los privilegios que da el poder, construye un imperio de los sentidos sexuales de escala internacional, Designing Desire, que debe enfrentarse primero a las corporaciones americanas de la industria farmacopornopolítica aunque una vez vestida ésta con la camisa de fuerza del éxito y vencida en el terreno del Espectáculo, se enfrenta entonces a la rivalidad desde fuera del sistema, representada por El Monje, un personaje misterioso que al reivindicar los desastres ecológicos reta a Designing Desire en el campo de batalla de la ciudad de Viena. En la novela, la división de la población vienesa entre las juventudes favorables a la castidad antisistema del Monje y las masas de la buena gente contraria a la alianza contra natura de la industria del Espectáculo americano y el partido del orden burgués, es decir, entre los demócratas de ambos lados del Atlántico, que a su vez quieren negociar una tregua con el Monje, acaba con el derrumbe del imperio de Designing Desire y la muerte de Eugene Green, la mitad del Monje. Así pues, la segunda novela es una precuela de la primera, pues descubrimos la adolescencia y hasta la infancia de Eugene Green en los Estados Unidos, que se entrecruzan en unas escenas muy cinematográficas con la vida real del terrorista más buscado durante muchos años en los Estados Unidos, Ted Kaczynski, alias Unabomber. La revisión de nuestras ideologías comunes desde que Reagan y Gorbachov estrecharon los lazos entre las dos potencias de la Guerra Fría, lo que Guy Debord llamó el Espectáculo integrado, es la noble tarea de los cuatro escritores, tres españoles y uno francés, que más y mejores resultados están obteniendo en el panorama de nuestra narrativa de cara a la segunda década del siglo XXI.

Juan Asís (Madrid, 1978), es traductor y poeta.

(La imagen de la portada del libro Providence de Juan Francisco Ferré está tomada del reportaje de libros del diario El País, del periodista Jordi Costa, 29/01/2010, «¡Apocalipsis en las librerías!«)

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La multiculturalidad islámica y su mímesis de la Umma

I. El jardín-ser

1. De la unidad de Al·lá no se desprende una uniformidad de la cultura islámica. Esa es tal vez una de las verdades más evidentes y menos operantes en el siglo XXI. Todo tiende a presentarnos un determinismo no ya fundamentalista, sino culturalista, que se encarna en la semántica mediática del islam y que, sin base alguna en la realidad vivida no ya solamente por los millones de musulmanes sino por todo lo que podamos entender como realidad histórica de nuestra época, domina el storytelling del mundo, entre burkas, mezquitas en llamas y 11 de septiembre’s todos los días.

2. La victoria de Obama en 2008 ha evidenciado en los Estados Unidos una posibilidad de alternativa que lleva una década cobrando peso frente al mito de la unidad cultural del islam, aquí en España, o si se prefiere en al-Andalus, entendido como territorio del pensamiento andalusí contemporáneo. Esta posibilidad de alternativa es tan artificial como la propia postmodernidad, pero no menos prometedora que cualquier vanguardia que haya recorrido y sembrado frutos en el siglo XX: dadá, el surrealismo, los situacionistas y, más cerca en el tiempo, el colectivo francés Tiqqun. Lo que Obama encarnaba de oxigenante en 2008 para el panorama político estadounidense está representado en Europa por una pluralidad de artistas, pensadores y activistas que se identifican con el islam desde su individualidad y contra el Bloom, lo que Tiqqun define como el Stimmung de nuestros tiempos, la convergencia dominante del Espectáculo y el Biopoder.

3. No debemos caer en la tentación de reducir el pensamiento andalusí contemporáneo a un nuevo averroísmo, por muy atractiva que pueda resultarnos esa propuesta. Porque ni Averroes es un filósofo de la técnica que pueda darnos instrumentos para pensar el capitalismo desde la ética islámica, ni la influencia de Averroes en el feminismo islámico agota todo lo que éste supone en términos de visibilidad de la construcción positiva de nuevas identidades basadas en una ética islámica de la hermenéutica progresista. Averroes, Ibn Rushd, no es ni el abuelo juez de la ciudad ideal ni el nieto filósofo de la agenciación de libertades en la metrópolis cosmopolita del Nexus andalusí. Como mucho, es el muñeco en llamas del viaje dantesco por los círculos de la narratividad del western eterno, entre guerras (Irak, Afganistán, Gaza, etc.) y de entreguerras (lo que comienza en 1979 con la victoria de Thatcher y acaba en 2008 con la victoria de Obama).

4. El modo de vida halal no es tanto la observación ritualista de consejos futbolísticos y censuras puritanas soft, como la articulación diaria de una práctica basada en un ecologismo integral (deep ecology), una sexualidad reencantada por la fidelidad conyugal y la armonía familiar, y un liberalismo social tan alejado del marco farmacopornopolítico como cercano al cosmopolitismo del facebooking, de las redes sociales en general y de la amistad clásica entre pares ciudadanos. No es casual que la revitalización a la que asistimos en nuestros días de los modelos de producción agraria, energética y cultural sostenibles coincida con la internacionalización de las empresas más punteras en el campo de la producción halal. Isabel Romero, responsable del Instituto que certifica los productos halal, fue precisamente invitada por la administración de Obama para que compartiera su experiencia con otras empresas emprendedoras que marcan el rumbo hacia una economía sostenible cuya implementación general el siglo XXI no puede seguir postergando.

5. En una Europa que destaca en el panorama internacional como espacio de cohesión social basado en un Estado de Bienestar que, a pesar de las dificultades provocadas por las crisis de origen neoliberal, es todavía el mejor marco para desarrollar modelos de convivencia, la presencia de millones de inmigrantes musulmanes es contemplada bajo un prisma amenazador por unas sub-élites conservadoras que no nos parecen representativas del sentir real de la ciudadanía. En efecto, cuando no hay una orquestación securitaria demagógica, como ha sucedido y sucede en Italia, Francia, Holanda, Suiza y se quiere provocar en Catalunya, la población ciudadana no solamente aprovecha el enriquecimiento del tejido social integrando a los nuevos inmigrantes conforme se asientan los que llevan ya en Europa varias generaciones, sino que también descubre nuevas formas de ser que no son ni las de los inmigrantes ni las que se conocían en el siglo XX. Estas formas de ser son evidentes en lo que aquí llamamos el marco hermenéutico de al-Andalus, donde confluyen comunidades rurales de las Alpujarras, familias del cinturón barcelonés, jóvenes de Rianxo y estudiantes nacidas en el Magreb asentadas en París. Pero son también las formas híbridas de ser del coreográfo belga de origen marroquí, de los periodistas especializados en productos financieros islámicos o halal con apellidos pakistaníes y de los diputados alemanes con familia en Turquía o con vínculos estrechos de cooperación con los movimientos asociativos sufíes de la cuenca del Rín.

6. Los pensadores andalusíes contemporáneos más destacados tienen en buena parte una filiación común marcada por el trabajo seminal de reconstrucción de al-Andalus del maestro Haŷŷ Abderramán Maanán. Ya sea en la obra plástica Hashim Cabrera, en la epistemología de los monoteísmos y chamanismos del niponólogo y experto en haikús Abdelmumin Aya, en la vertiente más militante del blasinfantismo anticapitalista, en la internacional del feminismo islámico de Ndeye Andújar y Abdennur Prado, en la respiración acompasada de las hadras en la Zawiya de Sevilla, ya sea en los latidos de cada una de mis frases, encontramos los acentos melillenses de quien acometió, casi en solitario, la traducción y divulgación de las azoras mecanas más influyente de las postrimerías del siglo de la Revolución Rusa, Auschwitz, Mayo del 68, el jomeinismo postmaoísta y el ADN.

7. Al-Andalus como meseta del PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) es también la sierra del anti-PAC (Política Agraria Común) de la UE, la resistencia-para-bandolera del árbol de olivo frente a los olivares-industria-holding de la Castellana, la hermenéutica de las aleyas del agua frente a las autopistas del agua del Levante, la propedéutica de las charlas andalusíes frente a las stories identitarias neo-fascistas. Al-Andalus como red rizomática de saberes es la contraposición exacta del haya europeo que ha descrito con acierto Camille de Toledo. El autor de Punks de boutique, El Bosco al revés y Vidas y muerte de un terrorista americano ofrece la imagen del banyan surasiático del postcolonialismo como alternativa al haya, árbol de la tristeza mnémica tras los crímenes que presenció el abedul. Nosotros vemos en las flores de los arrayanes de las nawriyyat andalusíes una imagen más fresca y embriagadora de lo que puede ser el futuro.

8. Dice Ibn Zaydûn en versión de Mahmud Sobh:

aún en Arruzafa brotan muchas flores muy sonrientes

en sus almunias tan regadas por las nubes abundantes;

¡cuán hermosos jardines de diversión que en su sombra

todavía nos escancian vino de locura los obsequiantes!

9. El criterio halal debe ser el motor del ser-máquina sentimental que artificialmente se construye a sí mismo afectivamente, socialmente, espiritualmente. Somos esclavos de Al·lá como el vino es esclavo de la uva y la uva de la parra y la parra del jardinero, pero somos los jardineros de nuestro jardín-ser en el jardín ontológico de la biotécnica que nos constituye. Por eso no se trata de remar con los fundamentalistas en la afirmación de las raíces, sino de florecer en las almunias según los criterios de la agricultura ecológica. Es decir, sostenibilidad, diversión y «prohibido prohibir», frente a las lógicas neuróticas de la haramización, el romanticismo de la violencia y la pulsión de muerte. Porque es mucho más que el horror producido por los crímenes de Al Qaeda lo que debemos conjurar entre todos; sin retóricas de las malas hierbas y las erradicaciones, de los plaguicidas y los ciclos frigoríficos, nos enfrentamos ciertamente a una desertificación que necesita ser frenada con medidas urgentes de fertilización: cultura en la tolerancia, educación para la ciudadanía, reconocimiento de las multiculturalidades y coordinación de las estrategias de I+D+i.

10. El criterio halal es el sistema de preguntas que la conciencia va creando para seguir manteniendo activa la máquina del jardín-ser. Una vez que la psicología individual se familiariza con la halalidad, las situaciones creadas son pasos prometedores de nuevas situaciones. No la sucesión pasiva de estímulos como película, sino la prolongación de la ebriedad creativa en la deriva del poeta que nombra todo aquello que admira, todo aquello que ve o su ebriedad le hace ver.

II. Mudanzas del sujeto en la noche

11. La Yihad es el espejo exacto del fundamentalismo republicano de los Estados Unidos. La victoria de Obama es también la derrota de Osama Bin Laden. Eso es algo que los fundamentalistas de todas las vertientes no quieren reconocer en toda su importancia. Que los Estados Unidos tengan un presidente que marca otra vía diferente al fatalismo deprimente del bushismo es sin duda una mala noticia para muchos que prefieren sea donde sea seguir la senda del machismo, de los nacionalismos, de los discursos de la amenaza y la economía entendida como violencia.

12. El terrorismo yihadista tiene la capacidad de segar muchas vidas y matar sin piedad a seres humanos de forma especialmente cruel. Es un terrorismo que ha sido descrito como internacional, y no es falso decir que, efectivamente, los yihadistas han conseguido sembrar el terror en todo el planeta. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es tener miedo de estos terroristas, o pensar que conviene no perseguirlos, juzgarlos y condenarlos. Tampoco podemos sucumbir ante la tentación de procurar construir una tregua. Ahora bien: no lograremos derrotar al terrorismo yihadista con guerras coloniconvencionales como las que conocemos hoy en Irak, Afganistán y Gaza. Los países europeos deben reinventar su política exterior para que Occidente sea un aliado para la paz, en vez de un obstáculo. Cuanto más se prolongan éstas y las guerras en general, más se enriquecen las industrias de armamento y más se empobrecen las retóricas de lo común. Descubrimos que nuestros vecinos son paquistaníes, argelinos, marroquíes o iraquíes y acabamos teniendo miedo de los que siguen siendo y seguirán siendo nuestros propios vecinos. Pero ese miedo es el fruto de nuestra falta de comunicación, pues en cuanto los conocemos personalmente aprendemos a diferenciar a cada individuo y a racionalizar la amenaza (o no) que podamos sentir. La proliferación del miedo en la sociedad europea es un fenómeno más inquietante si cabe que el desarrollo brutal de la islamofobia. Me refiero aquí a las mujeres suizas convencidas de una amenaza de banalización del burka, de burkalización de la calle. Me refiero al habitante de banlieue que votó a Sarkozy, pero no a Le Pen ni nunca lo haría por el viejo racista, y sí repetiría por el pequeño chovinista. Al-Andalus es para las personas europeas que viven este miedo no un jardín, sino el bosque de columnas de la mezquita de Córdoba: Respeto, silencio, y acorde con la decoración de la catedral barroca incrustada, anulación del yo. Y eso da miedo.

13. Para que Mansur Escudero pueda rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, ha tenido que pedir permiso a la Iglesia Católica, que se lo ha denegado. Pero lo sorprendente es que la ciudadanía no sabe si apoyar a Mansur Escudero o si burlarse de él, para no tener que darle la razón a la Iglesia Católica. Estamos ante un ejemplo clarísimo del malentendido que provoca la evocación de al-Andalus para la ciudadanía española y europea en general. No ya los famosos malentendidos sobre el archislam (la religión islámica, la cultura islámica, el islam, la vida islámica, etc.) hasta la saciedad (y el agotamiento de cualquiera), sino del malentendido entre vecinos por el uso de la fuente. ¿A quién debe molestarle que Mansur Escudero rece en la Mezquita? ¿Qué noche ha invadido el recinto cordobés, que el sujeto perdido recorre aterrorizado por las sombras del pasado? ¿Qué mudanzas debe emprender para descubrir que la amistad, la fuente del pueblo, y la fertilidad del agua pública no tienen precio?

14. La mezquita que se ha pretendido construir en la zona cero de Nueva York se llamaba Cordoba, en un márketing del andalusismo que fracasó, una vez más, por sus connivencias con wahabismos kuwaitíes, lo cual no deja de ser desolador. Que la mezquita no se construya. Que los wahabíes puedan recurrir tan fácilmente al andalusismo de pacotilla sin que la respuesta aquí se haya apenas oído. Y que el PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) no haya tenido ninguna posibilidad de influir en la batalla como voz oficial de la política exterior europea, y más concretamente española, en este episodio. Los vínculos apenas comienzan a ser eficaces entre Junta Islámica, la Generalitat de Catalunya y ahora el Ministerio de Igualdad sobre el feminismo islámico. Pero es que el feminismo islámico debería ya estar en las agendas de todas las políticas europeas de cara a su acción exterior en África, Asia y el mundo árabe. La postura republicana de rechazar la mezquita Cordoba en la zona cero de Nueva York es la más tardía de las victorias de Bush y Osama Bin Laden. Esperemos que sea una de las últimas.

15. Dice Muhámmad: «Id a buscar la ciencia hasta en China».

16. El amor no es el valor que debe regir nuestras relaciones sociales, sino el respeto. Para amar ya tenemos bastante con los seres más queridos, o simplemente con uno mismo. Al-Andalus no es por tanto la utopía del amor sino la ultratierra del cuidado. Las ideas sobre el islam como cultura de la paz popularizadas, entre otros clichés, por las traducciones de islam como paz no pueden en ese sentido ser más equívocas. Claro que el islam se opone a la guerra, pero no porque sea violenta, sino porque es destructiva, ciega, absurda. Hay violencia en el islam: contra la ignorancia destructiva. Los terrorismos islamistas destruyen en el mundo lo que el islam más aprecia: la urbanización, la socialización, la puesta en común de las riquezas en el mercado simbólico de la ciudadanía. Al-Andalus es más que un espacio rural, es sobre todo un espacio urbano, pero eso sí, con suficientes jardines y parques como para que la ciudadanía piense su día a día como jardinero.

17. Mehdi Flores, Abdennur Prado, Camille de Toledo. Un toque de perfume recorre los nombres de los pensadores andalusíes contemporáneos.

18. Nunca se repetirá suficientes veces que, mal que pese a los fundamentalistas, la riqueza de al-Andalus era el fruto de la conjunción de varias culturas, identidades y religiones, como de varias tradiciones de pensamiento técnico de la ciudad, de la ciudadanía: la democracia griega, la queertesía de Bagdad, la topología de la traducción de la Escuela de Toledo.

19. Al-Andalus no es el territorio de ninguna reconquista islámica política, geográfica o demográfica, sino el espacio artificial que el ser-máquina, el sujeto sentimental, el jardín-ser atraviesa en las mudanzas de su agenciamiento como viajero en la noche del alma. Ni la enésima resurrección de un proyecto camufladamente islamista, ni la desterritorialización absoluta de la macdonalización, ni el storytelling de las raíces nacionales, el territorio contractual de al-Andalus flota como el céfiro que recorre el jardín al atardecer. Oculto en los poemas, en el arte, en las utopías tazísticas, el esplendor de al-Andalus se permite florecer sin pedir permiso más que al fluir incesante de las propuestas y las situaciones. No hay Medina ni Meca que lo valga.

20. A partir de ahora, me referiré a pensadores andalusíes contemporáneos musulmanes o no musulmanes, españoles o extranjeros, con el propósito de señalar la pluralidad de al-Andalus, y desmentir el mito de la uniformidad cultural islámica, que solo es una mitopoyética culturalista con derivas fundamentalistas. En la multiculturalidad islámica se puede apreciar una tensión mimética cuya energía se plasma en al-Andalus para representar la Umma, pero no entendiendo la Umma como la comunidad fundadora y primigenia de Muhámmad, sino como la Umma multicultural compuesta por los millones de musulmanes en el planeta hoy en día. Las mudanzas del sujeto en la noche son las moradas del ser-jardín en las cartografías del islam plural, en tres o cinco continentes, en los siete mares, en 189 naciones, en millones de pueblos, ciudades y grandes urbes. Al-Andalus es el anhelo y la expresión de esa Umma reflejándose idealmente aquí y ahora, en el espacio escrito del deseo de convivencia de los ciudadanos.

III. El más allá de la mansedumbre

21. Tenemos, todos tenemos un problema con el salafismo, pero además los ciudadanos tienen derechos, que aunque no les gusten a otros han de ser respetados. El auge del salafismo en Catalunya es real. Mezquitas salafíes reciben a musulmanes de muchos países diferentes, pero este falso cosmopolitismo se genera porque ellos se refuerzan mutuamente en oratorios que son espacios únicos de defensa y seguridad frente a la hostilidad de buena parte de la población vecina, y demasiadas veces, de las autoridades locales. Cuando las vías de la integración se bloquean para colectivos determinados, éstos se autoexcluyen no ya del espacio imaginario de un al-Andalus, sino del espacio social español, europeo en su sentido más prosaico. Acción: alcalde prohíbe, dificulta la apertura de nuevas mezquitas. Reacción: la mezquita existente se masifica, se densifica. Contrarreacción: alcalde cierra la mezquita existente. Situación final: clandestinidad mayor de la práctica del islam en Lérida/Lleida, cuya representatividad pasa a estar en manos de los salafíes de forma soterrada y sin alternativa.

22. Si la vergüenza es un sentimiento revolucionario, reflexión atribuida a Karl Marx, estamos haciendo de los fundamentalistas y salafíes, en concreto en la inmigración, los revolucionarios del nuevo siglo. Pero la revolución que esa gran vergüenza prepara no augura nada bueno ni para al-Andalus, ni, de paso, para España o Europa. Si los inmigrantes musulmanes practicantes pudieran decir lo que sienten, si los salafíes del proletariado en nuestra sociedad pudieran levantar la voz en la esfera pública, los problemas de su día a día se nos aparecerían como llagas en la piel de la ciudad. Pero no queremos ni ver ni oír, ni a los andalusíes ni a los salafíes, y esperamos que todo se arregle por la vía de la policía, la multa y la prohibición. Haram, burka, velo-gates y una multiplicación de pequeños roces. Que a la larga desgarrarán el tejido de las calles, de las discusiones, de los hogares.

23. El caos violento de las banlieues francesas no es una maldición caída sobre los franchutes por su ¿demostrada? antipatía, sino el resultado de un incendio que el nacionalismo y la islamofobia se han encargado de alimentar. Claro que es una violencia de débiles contra los más débiles, como denuncia Vaneigem, claro que es un caldo de cenizas que el sistema político no está dispuesto a alterar. Por eso sus réplicas en Catalunya, pronto, y también, por poner al caso, en Madrid algún día, pueden servirnos de avisos para lo que no nos podemos permitir: la repetición de las guerras de Granada, la celebración neomedievalista de la Reconquista. O nos disponemos a nombrar otras alternativas o sucumbimos ante la fatalidad de lo anunciado por los más catastrofistas. El teatro de nuestras luchas-remake tiene ya los guiones de la mañana de tambores. No merece la pena, a estas alturas, aprendernos de memoria lo que ya sabemos que tenemos que decir: sin respeto a los derechos humanos de todos, y de los extranjeros concretamente, caeremos en el regazo asesino de la Virgen de las Guerras.

24. Para ponerse en forma contra los cruzados, un tal Hisham Arquero, un hors-PAC, en un texto polemista brevísimo más pesado que constructivo (1), sostiene que los «conatos explicatorios» occidentales son «absolutamente ajenos al universo concreto cuya singularidad se intenta descubrir.» ¡Venga alguien y lo despierte! Un universo concreto. Ni más ni menos que fuera de al-Andalus, cuya dimensión es más pequeña, y abarcable, solo con zapatos, en los libros, sin telescopios hacia los firmamentos de la concreción. Porque la muerte se apodera de sus «civilización universal», de la grandilocuencia de sus «ideas-fuerza», del fundamentalismo que «cimenta» su singular «comunidad musulmana». No hay espejo con la muerte porque ya no hay vida en ese tono tan antimarxista que recoge lo peor del marxismo, como de hecho también le pasa, pero por otras razones, al neoliberalismo.

25. La reivindicación del colectivo «ser andalusíes» por Hisham Arquero no puede ser más engañosa. No hay al-Andalus posible en su universo concreto del islam, no CABE en su monotonía nada más que un monoteísmo. «Por mucho que se niegue, el andaluz sigue sintiendo el Islam, lo lleva dentro, le resulta inevitable». No haya nada más fabricado que el islam andalusí que podamos construir, artificialmente sentido, contra este andalusismo de pacotilla que se llevaría a rastras a todas partes.

26. Dice Abdel Karim Soroush, citado en francés por Jean Daniel: «el islam es una serie (suite) de interpretaciones del islam como el cristianismo es una serie (suite) de interpretaciones del cristianismo.» Es decir, al-Andalus es una suite hermenéutica de la multiculturalidad islámica, nuestro viaje de mudanzas en la noche de las identidades nos debe llevar al jardín-ser de la creación de situaciones, a la mímesis de las variaciones que Arquero quiere ver en su unidad mansa. Una suite musical implica variaciones, y una suite andalusí flores de todas partes, con sus propias risas. Como en la música, en al-Andalus se avanza hacia nuevas sonoridades. Pensar esas sonoridades es la tarea de los andalusíes, seres definitivamente sin raíces.

27. La ilaha il·la Al·lá, Muhámmad rasul Al·lá. Una frase del desarraigo, de la celebración de la técnica frente al impulso de muerte. Un limpiar la tierra (No hay más dios que la razón instrumental) para acoger al otro (Muhámmad como el que no viene sino de parte del que no está ni se le espera, que celebra la nexicidad de la razón instrumental) y para perfeccionarnos mutuamente en el diálogo. Porque la técnica ES precisamente el sentido del esfuerzo. No hay ninguna excusa para no atender lo que se explica tan sencillamente: tenemos que perfeccionarnos a nosotros mismos sin falsas jerarquías anuladoras. El capitalismo libera recursos pero agrava desigualdades. Un pensamiento que no produzca una predisposición al esfuerzo en la técnica ni generará situaciones ni protegerá contra los fundamentalismos. Y de ahí a los oscurantismos más rancios solo hay un pequeño paso que ya han dado los salafíes, los wahabíes, los que hacen de la barba un mero signo de Allâh, Allah, Al-lah, Al-lâh, Alá, Dios, etc.

28. Lo bueno de un grupo es estar fuera. Solo el conocimiento de lo que uno piensa favorece que uno pueda entrar y salir cuantas veces quiera en todos los espacios diferentes que deben ser nuestros territorios para derivas de la creación, del paseo y la amistad. Las TAZ son tan importantes en solitario como en grupo, cabría decirle a Hakim Bey, aunque tal vez él mismo ya descubrió, en estos años, que no hay buen amigo que sea tan generoso como el silencio de la biblioteca que deja pensar y escribir.

29. La ruptura con las raíces fue buena para la primera Umma, y lo es también hoy en día para la Umma, ya sea la difusa en el mundo con los millones de musulmanes o la Umma concentrada por su mímesis andalusí.

30. La ruptura con las raíces nos lleva a una utopía más allá de la mansedumbre que representa un aire fresco en el aire viciado de los fundamentalismos. Como el hachís, cuando viajó con los sufíes hasta llegar a todas las esquinas de la cultura del salón, precedente perfecto y simbiótico de la cultura de los cafés, lo que se quiere entender como una posibilidad de Europa, el libro debe circular en manos de los andalusíes como seña de identidad de los que no temen encerrarse para leer. Dice el Corán: Lee. Es una de las pocas órdenes que merece la pena obedecer en su sentido literal.

IV. Boda en Chauen de hacha y huevo

31. El PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) y Tiqqun comparten su carácter literario. Más que tierras, bibliotecas. El PAC no tiene fronteras geográficas, o están segmentadas en tantos enclaves que no se pueden trazar. Tiqqun es una idea de reparación, de rectificación, dentro del contexto específico del judaísmo. Si existiera una ciudad andalusí, sería Chauen, donde alrededor de las casas blancas se extienden los campos de cannabis. Si existiera una ciudad sefardí, sería París, donde la deriva de los situacionistas reinventó el Éxodo.

32. Un fondo de nihilismo habita el pensamiento andalusí contemporáneo, una forma de limpiar las tradiciones occidentales, las dialécticas filosóficas hasta lograr la verdad, malezas del jardín-ser, y un intento de abrazar la sabiduría china de la agilidad que ha descrito pertinentemente François Jullien. Ese nihilismo peculiar andalusí de la contemporaneidad es como un hacha que despeja conceptos para establecer una cartografía de saberes no enmarañados. Al mismo tiempo, no es una mera destrucción de lo ya pensado porque no quiere sembrar. El hacha de Chauen se compagina con la armonía de la forma ovoide. Penetra en la realidad de forma aerodinámica, sin dejar semillas, pero cargado de futuro, hacia la fertilidad.

33. La memoria de los libros escritos en al-Andalus, en Sefarad, en la Hespaña medieval, es una boda del hacha contra los debates pasados y del huevo del pensamiento del futuro. Novia y novio descienden las calles soleadas de Chauen hacia la fiesta cosmopolita de la biblioteca nupcial.

34. Cuando esperamos un desenlace feliz, la impaciencia nos impide concentrarnos en la importancia de recibir la noticia con serenidad. La virtud del andalusí reside en su preparación para lo bueno y lo malo con igual ánimo.

35. Hay una tradición del PAC que nace con los hippies que, en vez de ir a la India, fueron desde España y Europa a Marruecos. También se produjo en los años 80 y siguientes décadas del siglo pasado un romanticismo específicamente andaluz, islámico y new-age que se cristalizó en comunidades de las Alpujarras. Lejos de querer olvidar ese periodo, es preciso reivindicarlo. Es el antídoto contra cualquier tentación elitista, virtual, que pretenda despertar y revitalizar el nefasto debate entre campo y ciudad.

36. Los andaluces pueden sentirse orgullosos de Andalucía sin tener que pensar en al-Andalus. No hace falta recurrir a esa época para pensar, vivir y amar Andalucía. El andalusismo suele pecar de kitsch. No es ni estético ni creativo, es a menudo restauracionista, cursi y falto de intuiciones.

37. La cultura andalusí del Norte de África es patrimonio de los respectivos países. Hay un fondo de colonialismo en diversos intentos de des-marroquinizar, des-argelizar o des-tunecizar la música andalusí, la cultura de esas ciudades. El Pensamiento Andalusí Contemporáneo no es ni debe ser una operación de márketing para crear un turismo de ricos que descuide la realidad social, política y cultural de los países magrebíes.

38. La hermandad entre los andalusíes es la hermandad panarabista sin la grandilocuencia nasserista, es la hermandad europea sin la arqueología malsana del juedocristianismo, es la hermandad panislámica post-islamista, es la hermandad del sionismo sin supremacismo judío, es la hermandad de la hermenéutica sin texto obligatorio.

39. Al-Andalus y Palestina son dos caras de una misma moneda. Pero allí donde Palestina es pesadilla, al-Andalus quiere ser sueño. Allá donde Palestina es colapso, al-Andalus quiere ser agilidad. Siempre que Palestina se sumerge en la desolación, al-Andalus promete otra vía. No hay al-Andalus para los seguidores de Al Qaeda, ni para los de Hamás. No hay Palestina tampoco para ellos, o no debería, ni para los ocupantes israelíes, pero sí para los andalusíes israelíes.

40. La obra de Ibn Arabi es tal vez el núcleo exotérico del pensamiento contemporáneo de al-Andalus, porque es el mayor exponente del pensamiento clásico andalusí. La obra del poeta Ibn Sahl, es, en contrapartida, el núcleo esotérico de pensamiento andalusí contemporáneo, porque su poesía está aún queriendo decir todo lo que dice.

V. Ibn Sahl, el queertés andalusí

41. El poeta Ibn Sahl de Sevilla es un poeta judío y musulmán. Sevilla es además de la capital de Andalucía la ciudad que dio su cultura híbrida al poeta de la queertesía andalusí. Ibn Sahl escribió una poesía en árabe que no discurre por la ontología de los sufíes ni por el realismo de los moaxajeros. La poesía amorosa de Ibn Sahl está dedicada a un joven judío llamado Musa. Después de amar a Musa, escribió poemas para otros mecenas, en Ceuta, y para un chico llamado Muhammad.

42. La queertesía es la cortesía queer que precede a las cortesías europeas y les da su forma, aliento y sentido. Es absurdo pensar que el erotismo de Catulo no merece las alabanzas que se suele reservar para los trovadores. Pero igual de absurdo es pensar que la poesía de Abú Nuwás no es igual de importante que la de Catulo. Sin mencionar la poesía erótica queer en la corte de Bagdad no se explicaría ni al-Andalus en el pensamiento contemporáneo ni los desarrollos de la cortesía en Occidente. No se explicaría nuestra cultura europea.

43. La queertesía es el origen del fenómeno de la moda que nace en Europa en torno a la mitad siglo XIV, pero ese origen andalusí no es mencionado por Gilles Lipovetsky en su estudio sobre la moda como evolución de la cortesía medieval (2). La sofisticación, el esfuerzo por perfeccionar la seducción, el carácter híbrido de la atracción como fuente de conocimiento y de desconocimiento son los objetivos que trata de alcanzar el poeta queertés transitando en las mudanzas del sujeto en la noche que invade el jardín-ser. La base del criterio queertés comparte con el eje halal la querencia por lo efímero de un destello de la rosa, la pasión por la fertilidad de situaciones que creamos en el jardín de lo común.

44. El saber hacer del poeta queertés, y de Ibn Sahl en concreto, se aprecia en el erotismo prácticamente desprovisto de obscenidad. Porque en la metáfora erótica se esconde lo que diferencia nuestra cultura de la pornografía. La pornografía no solamente es una pantalla de los abusos de las redes de prostitución. La pornografía es una claudicación, un derrotismo de nuestra propia capacidad de imaginar la sexualidad. El auge de la pornografía firma nuestra falta de poesía, de queertesía, de saber hacer en materia de amor y sexo.

45. Ibn Sahl se hizo musulmán para los judíos, y siguió siendo judío para los musulmanes. No sólo porque algunos musulmanes no lo aceptaran como musulmán, sino porque evitó romper con el judaísmo, o complacer a los curiosos que le preguntasen si era realmente musulmán. O tal vez rompió con el judaísmo, pero sin que eso supusiera romper con la cultura judía. Aunque escribió placenteramente toda su poesía en árabe, si es cierto que como se ha escrito compuso un poema en hebreo, estaríamos ante un poeta que entendía su cultura como doble. Igual que debería entenderlo el andalusí, por lo menos una cultura doble. Y si es posible todo lo híbrida que su anhelo de perfección pueda conseguir. La multiculturalidad islámica debe ser con el criterio halal el hecho fundacional del andalusí, sea o no musulmán, y su capacidad de mimetizar los matices de la Umma en su cotidianidad el vector de la proliferación de situaciones enriquecedoras, queerteses, artificiales. Un cosmopolitismo doméstico que lo haga sentirse cómodo con sus vecinos de todo el planeta.

46. Ibn Sahl murió ahogado, doblemente humillado, como amante y como judío; «la perla regresó al mar», dijeron. No, Ibn Sahl no era duro y redondo como una perla, sino ágil, dinámico y polifacético como un jardín-ser. Los andalusíes debemos cargar con la humillación doble de ser amantes y judíos. Vivir un islam que remita a la destrucción del judaísmo europeo. Al musulmán que describió Agamben en Auschwitz. Y debemos estudiar el jardín-ser como amantes que deben cuidar el marco de sus seducciones.

47. La poesía andalusí es el espacio de traducción virgen que los arabistas han poco a poco comenzado a explorar, es el tantas veces evocado jardín secreto. Sin embargo, el andalusí no debe limitar su hermenéutica a lo que los poetas andalusíes clásicos denotaban, sino ampliarla a todas las connotaciones contemporáneas de esta y cualquier otra poesía. Rechazo al arabista que quiere entender al-Andalus sin apreciar en su justa medida, sin conocer a Warhol. Desprecio al musulmán que ve en al-Andalus una posibilidad de revancha contra Occidente.

48. Ibn Sahl, en su tragedia maravillosa que le hizo ser precursor de la sabiduría de Proust y del malestar en la cultura de Freud, emprendió una tarea loable. Hizo de su doble religión un juego de posibilidades siempre al límite entre la sofisticación manierista y la irreverencia sapiencial. Debord decía que era un estratega, y no cabe duda de ello al apreciar la meticulosidad de sus comentarios sobre el espectáculo. De Ibn Sahl diremos que es un espía pacifista, siempre entre lo enemigos para engañar a la guerra. En todas las guerras de hoy faltan espías pacifistas.

49. Los nacionalistas del andalusismo más primario prefirieron el boato de la grandeza de Ibn Arabi a la ambigüedad del poeta Ibn Sahl. Ya es hora de que en al-Andalus crezcan más flores y menos iluminaciones. En al-Andalus queremos películas, no bombillas.

50. Tras el fenómeno del cine 3D, el Espectáculo sólo podrá ofrecer el acoplamiento de sensaciones olfativas. La halalidad es ante todo un arte de la cocina halal, donde se combinan los cinco sentidos de forma mucho menos espectacular, y mucho más nutritiva.

Notas:

(1) Acerca del Islam, Universidad islámica internacional Averroes de al-Andalus, Yama’a islámica de al-Andalus, Córdoba y otras ciudades andaluzas, s. f., págs. 5 y 6.

(2) L’empire de l’éphémère. La mode et son destin dans les sociétés modernes, Gallimard, París, 1987, págs. 29-44.

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El espejismo del Apartheid

Il faut du courage pour porter une kippa dans ces lieux féroces qu’on appelle cités sensibles et dans le métro parisien ; le sionisme est criminalisé par toujours plus d’intellectuels, l’enseignement de la Shoah se révèle impossible à l’instant même où il devient obligatoire, la découverte de l’Antiquité livre les Hébreux au chahut des enfants, l’injure » sale juif » a fait sa réapparition (en verlan) dans presque toutes les cours d’école. Les Juifs ont le cœur lourd et, pour la première fois depuis la guerre, ils ont peur.

A. Finkielkraut.

Entre las personas educadas solemos dar por hecho que el estudio de la historia permite aprender del pasado, o por lo menos puede servirnos para no repetir los errores más garrafales cometidos previamente. Pero el estudio de la historia también puede producir un conocimiento mimético, según el cual cualquier situación es o parece el reflejo de otra, y del rcuerdo se pasa al atajo que no explica, y que en el peor de los casos, entorpece.

Me parece que entre las personas más inteligentes, concienzadas y generosas de nuestras sociedades, que identifico con los y las activistas o interesados por la causa palestina, se ha extendido una mímesis que si bien en un momento pudo ser útil, hoy en día agarrota más el pensamiento que otra cosa, hasta el punto de que la veo más como un espejismo que como un diagnóstico certero de lo que sucede entre Israel y los palestinos; me refiero a la analogía del Apartheid.

Vale la pena reconocer que no es un espejismo especulativo, sino basado en múltiples factores objetivos e indiscutibles, entre los que citaré los primeros que me vienen en mente:

-el enclaustramiento (en el caso palestino de forma más literal, con el Muro del Apartheid)  de la población autóctona por colonos «blancos» y la desposesión de las tierras; la destrucción de la vida económica de los oprimidos.

-el conflicto racista que se engarza en un discurso ultraconservador.

-la dosificación de la violencia del opresor según criterios estratégicos o técnicos, y también según criterios de emotividad y tolerancia en la recepción por la opinión pública internacional.

-la deshumanización propagandística de los oprimidos.

-el paralelismo del proceso fundacional entre el sionismo judío y los sionismos cristianos en Sudáfrica y la antigua Rodesia (y también en los Estados Unidos).

-el papel vergonzoso de la «comunidad internacional» frente a la valentía y seriedad de la resistencia alentada por la sociedad civil global.

Creo que, sin duda, se pueden añadir más paralelismos entre la situación que conoció Sudáfrica y la que viven hoy los árabes en «Palestina» ocupada por Israel y dentro del Estado de Israel. No creo haber sido exhaustivo.

Pero la cuestión que me interesa es señalar aquí por qué no solamente esos paralelismos no nos pueden llevar a reducir el conflicto, la lucha de liberación palestina, a una variante de la lucha contra el Apartheid sudafricano, y por qué dicha analogía puede incluso llegar a ser contraproducente, para los palestinos, para los ciudadanos del mundo, y también en concreto para los israelíes que quieran realmente vivir en paz con sus vecinos.

Diferenciaré dos niveles, el nivel de los problemas teóricos, y el nivel de las consecuencias negativas que, a mi modo de ver, este proceso puede llegar a generar, o está ya generando.

A nivel de los problemas teóricos que me plantea la analogía entre Sudáfrica e Israel, comenzaré señalando lo más obvio, la irreductibilidad de los parámetros específicos de la situación presente en Israel y  el no-estado de Palestina. Y el primer comentario es ciertamente provocador: a pesar de la necesidad de subrayar la continuidad de la opresión israelí, durante más de sesenta años desde la Nakba de 1948, el conflicto también ha cambiado por fuera y por dentro. Sería complicado jerarquizar cuáles son, han sido los cambios fundamentales, pero mencionaré en cualquier caso dos:  la subordinación de la agenda global americana al sionismo israelí desde la época de Reagan, proceso que se exacerbó de forma exponencial con Bush Jr., y que tiene como principal corrolario que enfrentarse a Israel es enfrentarse a la principal superpotencia económica, estratégica y militar (no era el caso de Sudáfrica, más apoyada por Suiza y los bancos que por los gobiernos de la OTAN, pese al de Guerra Fría); y la transformación radical de la resistencia palestina, que, de nacionalista, islamopoulista y tercermundista, está hoy sumida en una guerra civil de baja intensidad entre una burocracia colaboradora (la OLP) y un movimiento complejo, Hamás, que abarca desde la legitimidad democrática de las urnas hasta el islamofascismo ahmadineyadesco más insoportable. Volveremos sobre este último punto.

Si en la teoría el Apartheid no es un modelo que nos permita asir en su profundidad el motor interno y los estímulos externos del conflicto, de la lucha de liberación palestina, a nivel de las consecuencias prácticas de haber priorizado la analogía entre Sudáfrica e Israel, creo que hay muchas cosas que comentar. En primer lugar, cabe tener presente que, tal y como ha demostrado Israel recientemente, los soldados israelíes asesinarán a pacifistas musulmanes turcos con  la misma impunidad con la que asesinan a palestinos y otros libaneses. Esto viene a corroborar un riesgo que el humanitarismo occidental debe atajar urgentemente, a saber, negociar su propio imperialismo, su propio racismo larvado, de forma tal que se prevea una resistencia eficaz en la medida en que sea de «sangre blanca». Por un lado, esto supone arrebatar la capacidad de ser eficaces solidariamente a los musulmanes por el hecho de serlos. Es un planteamiento en sí mismo vicioso por islamófobo, que puede acarrear graves consecuencias también en los territorios ocupados palestinos, con un neocolonialismo humanitario, una vez más colaborador a su pesar, que se interponga entre la violencia alegre de los israelíes y el papel de víctimas archicalladas de los palestinos.

En segundo lugar, la analogía con el Apartheid se explica también por un complejo de inferioridad, de incapacidad de los movimientos de solidaridad con los palestinos, y es que al final parece que el Apartheid permite esquivar la necesidad de colaboración, o llegado el caso, de enfrentamiento, con el movimiento que hoy encarna de forma más clara el liderazgo político de la sociedad palestina, Hamás. Más allá de lo ridículo de la propaganda israelí tras el asesinato de los pacifistas turcos, vinculándolos con Hamás, Hizbolá y Al Qaeda, lo cierto es que resulta sorprendente cómo ni tan siquiera en círculos reducidos dentro del abanico del activismo pro-palestino existe una corriente claramente dispuesta a significar su voluntad de colaboración con Hamás. No nos engañemos, esto se debe a la sencilla razón de que Hamás, por muchos esfuerzos que se quieran hacer para comprender las cosas, no deja de ser un atolladero, un camino sin salida. Por sus prácticas islamofascistas que dan escalofríos a cualquier «blanco», por sus pecados originales antisemitas y terroristas, y por sus torpezas actuales que le hacen inclinarse al mismo tiempo hacia Arabia Saudí y hacia Irán, cuando ambos países son dictaduras que nos espantan. Con Hamás, no hay Apartheid, porque el Apartheid se derrumbó, pero Israel nunca se derrumbará ante Hamás, preferirá el Armagedón.

En tercer lugar, y acabo, la analogía del Apartheid esconde una forma de narcisismo blanco que tiende a edulcorar la historia, a darle un barniz bonito a lo que fue una tormenta precipitada por la demografía y el Gran Juego. Esta forma de narcisismo se propone atribuir al boicot, a la movilización internacional, bienpensante, antirracista, un papel tal vez demasiado hinchado en el proceso de desmembramiento de la legitimidad del régimen sudafricano racista (piensen en todo lo que acarrea la senda emprendida por John Carlin). Con el mismo narcisismo, la campaña respetable, justa y eficaz de BDS (boicot, retirada de inversiones y sanciones) contra el régimen israelí alimenta tangencialmente ensoñaciones, espejismos, batallitas en fin ridículas de «blanquitos» de campus, que se sienten así no solo partícipes de la historia, sino a veces también, por méritos de veteranía autoinducida, con derecho ganado en sucedáneo de combate a la broma antisemita, rejuvenecida en nombre de los palestinos.

Referencias adicionales:

http://en.wikipedia.org/wiki/Israel_and_the_apartheid_analogy

http://apartheidweek.org/

El apartheid de Israel: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=101959

Uri Davis, Possibilities for the struggle within: http://books.google.es/books?id=Qxo55svQBNUC&printsec=frontcover&dq=apartheid+israel&hl=es&ei=G-gOTJDXIZSr_QaQr_3vDQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CDEQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false

Ben White, Israeli Apartheid: A Beginner’s Guide. 2009.

Alain Finkielkraut: Au nom de l’autre: Réflexions sur l’antisémitisme qui vient. 2003.

http://periodismohumano.com/en-conflicto/el-bds-israel-y-los-afrikaners.html

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El cuerpo sin órganos (de la dama en la cortesía idealista o materialista)

Es el yo un cuerpo en sí mismo, un cuerpo sin órganos como diría Gilles Deleuze, que circula entre los sentidos y el tiempo de la muerte. La circulación provoca un cierto despliegue del terror masoquista ante el padre, y a veces el miedo se transforma en una burla de la Dama profanando su papel de Ideal inalcanzable, pues el yo se mofa de las maneras de sublimar lo angustioso. El yo fuerza un agenciamiento que traza y ocupa a la vez el campo de inmanencia del deseo, constituyendo consigo mismo un cuerpo sin órganos o plano de inmanencia. La fragmentación incontrolada del cuerpo, su vaciamiento, la desestabilización de las posibles estabilidades corporales, las prótesis, la hibridación sujeto-máquina, el cuerpo sin órganos, son sólo algunos de los movimientos aleatorios que produce el yo suelto.  El cuerpo-sombra, el cuerpo sin órganos (Artaud), a partir del cual se construye el sujeto, sólo puede evolucionar a-paralelamente con cuerpos tan ingrávidos como él. El cuerpo sin órganos (fuera del dominio de lo simbólico), por el que corren los flujos de las culturas del poder, de la dominación y del biopoder señalado por Foucault, responden al mecanismo que se implanta en los cuerpos y modula trágicamente los azares. Es a partir de la exaltación del amor romántico que hace el poeta a la dama cuando el yo puede esbozar un lirismo de la insatisfacción, atraído por esa inestabilidad. Este objeto, una vez más,  es el cuerpo sin órganos, que aparece como concepto límite de la producción.  Ha sido estudiado repetidamente en las naturalezas muertas y en las obras donde el cuerpo se transforma en artefacto-objeto, en un «cuerpo sin órganos». Pero además de mediante este tipo extremo de carencia, el yo se ha expuesto previamente al cuerpo en otro tipo de dualidad, como en el pensamiento yógico, cuerpo físico-cuerpo energético; la teología cristiana, carne-espíritu; Levi Strauss, cuerpo-no cuerpo; Nietzsche, cuerpo-voluntad de poder (por matizar o discutir); Freud, cuerpo-imago; Artaud, atavismo fisiológico-potencias, y solamente en su fase consciente, con Deleuze, cuerpo-cuerpo sin órganos. En el amor cortés, el hombre se consagra directamente a la Dama, plantea su servicio a la institución pericastradora que ella representa. La ciencia, es sabido, nunca ha progresado tanto en la exploración del cuerpo y del cerebro. Y sin embargo nunca fue tan agudo el sufrimiento psíquico, la soledad, la ingesta de psicotrópicos, el aburrimiento. Es el resultado del egoísmo del yo en la tradición occidental, que surge como corolario de los predicados en torno al cuerpo sexuado. Vemos al cuerpo del Otro lleno de gentil donaire y gracia,  lo percibimos como  si fuera dama ilustre al parecer, afligida y mal llagada. El yo amante se muestra con espesas alhorzas, cara y frente; los nervios y los órganos trabados, tan débil y tan flaco, finalmente, como el miedo a la muerte. Tanto derecho tiene el varón como la dama a su Liberación y tiene las mismas posibilidades: la mujer con su cuerpo femenino puede llegar a la Liberación, a convertirse en una gran Jerarquía. Sin embargo, debemos hacer notar que nuestra perspectiva no está de acuerdo con ciertos planteamientos teóricos más generales, los cuales, al postular un cuerpo sin órganos idealista, tienden a borrar las fuerzas históricas marcadas por el factor genérico-sexual. El materialismo del yo es la garantía de su significado. Este desmoronamiento de cualquier idealismo positivista muestra que el cuerpo utilizado para construir un cerrado universo de sentidos es, en el postrer momento, un cuerpo sin sentido o el sin-sentido que toma cuerpo en su propia disolución. La muerte sustenta este símil, al identificar la fidelidad que el enamorado profesa a la dama con la desaparición de la conciencia del yo. Pues yo traiciono por la traición de mi cuerpo, mi hidalguía, el alma amante al cuerpo le transfiere el grado de vacío que lo constituye como frontera y descanso del yo en el otro. Por el nombre del amado excitándose se observa el yo libre como precio triunfal y se envanece, se contenta sin más consuelo que su ilusión de fusión. No solo en tanto que imagen de la belleza divina en el islam y la mística medieval cristiana y judía, sino, también, de forma algo más desprevenida, como una metáfora descomunal en donde la dama supera en receptividad el cuerpo sexual femenino y procreador. Platón en Fedro ha sostenido que la visión es “el más sutil de todos los órganos del cuerpo”, pero este sentido no puede sin embargo percibir la comunicación de la materia en su negación de contactos genitales. Los genitales se manifiestan como medios de la repetición «periódica» de un fenómeno (A, B…), cuyos términos no están ligados, y con los ritmos que se entienden como espacio intensivo, superficie sensible o cuerpo sin órganos, en donde la «repetición» causa sus efectos haciendo perceptible lo invisible del amor. En este caso, perdura el ideal de belleza característico de la época caballeresca: el de la dama de bello rostro, talle ligero y delicados andares. La muerte no es ya desagradable en sí misma (La dama de las camelias), sino que forma parte del arte y se convierte en un revulsivo para la realización del yo. Atrás queda la lucha alma/cuerpo transformada ahora en una serie de fantasías, de simbolizaciones que apuntan a la evacuación posible del pasado. Más que antes, porque antes sólo el cuerpo sentía sin mantener relaciones. Nietzsche, declaradamente contrario a la aceptación de cualquier dualidad, señalaba así un yo cortés materialista.

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La era filosofutbolística

El filosofútbol es la evolución de la filosofía hacia el fútbol, es la absorción por el fútbol de la semántica de la filosofía, es la contaminación de la filosofía por el virus futbolero, es la expresión majestuosa de los valores del fútbol en el disfraz grande e histórico de la filosofía. Pero la era filosofutbolística va a más, pues la política no solo es fútbol, sino que imita al fútbol, se inspira en el fútbol, trabaja para, por y con el fútbol, las patadas del neoliberalismo al pueblo y a los sindicatos son metáforas de los mejores fichajes, las declaraciones de los presidentes del Mafioso Banco de España y el Putero Partido Popular son una copia mala, pero fiel, de las anticuadas declaraciones agresivas de los entrenadores de equipos de primera división. Mientras los niños quieren ser futbolistas y ser filósofos para jugar un partido, quieren ser espectadores del mundo como si fuera un partido retransmitido o incluso vivido en el propio estadio de fútbol. Evidentemente, las catedrales de antaño son hoy los campos de fútbol. Sudáfrica, que no tiene ni una sola fábrica de preservativos, estará luciendo sus estadios nuevos para el Campeonato Mundial. Los presupuestos de los partidos políticos confluyen en Cataluña y en Madrid con las inversiones dubaitíes y los conglomerados berlusconianos. La sociedad del fútbol.

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Sin caridad en la conversación

«… el propio Ibn Sahl cuando sus amigos le preguntaban sobre la sinceridad de su conversión, se limitaba a evasivas del tipo de «las apariencias son para los hombres y para Dios lo que está oculto»;…»

lengua

La lengua. Las palabras. Las frases. Una voz. Recuperar una voz propia y perdida, una voz desorientada; escribir sobre la voz de Ibn Sahl, poeta andalusí y sevillano del siglo XIII.

queer

Queer. Cuir. Amor. Ibn Sahl es un poeta del amor homosexual, que llamaré cuir. Marginalidad. Éxito. Corte. Cortés. Cortesía, queer-tesía, cuirtesía, cuirtés. Cuirte. Universidad queer. Universidad y adversidad. Traducciones. La traducción de Teresa Garulo al castellano de una antología de poemas de Ibn Sahl (Ben Sahl) como punto de partida. Lenguas de partida, y lenguas de llegada.

Las lenguas de Ibn Sahl: el árabe, el hebreo tal vez también, puesto que se le atribuye una letanía de las llamadas baqqašot, quizás Ibn Sahl, -como Ibn Quzmān aproximadamente un siglo antes-, dominaba el castellano arcaico, romandalusí básico, palabras de beréber. Ibn Sahl vivió con la lengua árabe, en la que escribió probablemente la mayoría, si no la totalidad de sus composiciones.

Mi complejo de inferioridad ante los sobrecogedores antecedentes en el trato científico de Ibn Sahl, al-Andalus, la cortesía, el amor cortés y la lírica queer, en tantos y tan buenos estudios realizados por especialistas de los campos filológicos, históricos, filosóficos, intelectuales, éticos, políticos y religiosos, tanto del mundo occidental como del mundo árabe. También puede ser que me domine la impotencia ante la idea de tener que abordar un tema sumamente difícil, como es el análisis y el comentario de la poesía de un poeta árabe clásico. La pereza, o más bien la sensación de estar cometiendo una blasfemia en el campo de las Letras. ¿Traición a quién?

religiones

Las religiones de Ibn Sahl. La religión cuir de Ibn Sahl. La irreligiosidad de Ibn Sahl el queer. Ibn Sahl el judío, el musulmán, el converso, el sospechoso, el hipócrita, el humillado, el perdido, el enamorado.

Renunciar a una poesía en mi prosa para avanzar hacia la poesía de Ibn Sahl, poeta convertido en meta y obsesión, en frontera y veneno, en dolor y esfuerzo, en esperanza y seguridad. Porque todo se justifica por una verdad manifiesta, la fortaleza de la poesía de Ibn Sahl.

Ibn Sahl no es un poeta único. Ibn Sahl no es el mejor poeta andalusí. Ibn Sahl no es, no fue el poeta de los árabes, el vate de su tiempo. La poesía de los árabes estaba compuesta con conceptos, ritmos, estrofas, versos, rimas, pies métricos, figuras retóricas. Pero la transmisión de la técnica, el genio, el arte de la poesía árabe clásica, es también el reto de un ritmo que no se pare definitivamente ante mis dificultades, al menos por ahora. No abandonar hasta desvelar qué escribía Ibn Sahl.

belleza

Transmitir la poesía de Ibn Sahl requiere empaparse primero de la belleza diferente, sabiendo que necesariamente la belleza se renueva, y que mi lengua tendrá que expresar lo que pueda con mis palabras, mis recuerdos, mi propia sensibilidad y el contexto presente que se distancia cada vez más del mundo de este poeta del pasado, y que será cada vez más antiguo. Transmitir la poesía de Ibn Sahl es un ejercicio de desubicación, de desterritorialización, de extrañamiento. Porque Ibn Sahl es extraño para nuestra época desde los varios ángulos con los que se enfoque el análisis de su poesía.

cuirtesía

Esta poesía es cortés, pero yo deseo llamarla cuirtés. Su cortesía (la de Ibn Sahl) es una cuirtesía. La cortesía es un concepto, un sistema de valores extremadamente rico y complejo, que podemos considerar hoy parcialmente agotado por los múltiples cambios sociales de la modernidad y la postmodernidad, y en ese sentido, mi propio hilo conductor (la cuirtesía) es la poesía de Ibn Sahl como visión privilegiada y renovadora de la cortesía que sea un intento de reactualización sincero de sus valores, vigentes porque creativos, bajo el prisma de la teoría queer.

Una de las complejidades más estimulantes de la cortesía es que puede abarcar un valor y su contrario; por ejemplo, el substantivo femenino cortesana, que tanto en castellano como en francés (courtisane) se refiere a una mujer de alta extracción social, pero también a una actividad practicada con fines menos ennoblecedores, sin entrar a juzgarlos. La corteza de la cortesía está abriéndose constantemente pero se regenera inmediatamente.

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Recordaré qué es el amor cortés:

Al final de la enumeración de una serie de citas, recapacitaré qué sentido puede tener este ejercicio de cortar y pegar, usando el buscador académico de google; adelante por tanto con los ejemplos:

  • O.H. Green:

La caballería de las damas es el Frauendienst, el service d’amour, el amor cortés o caballeresco. 

  • Deyermond:

Ahora bien, aun si se acepta sólo una parte de estas teorías, queda patente que el hombre salvaje en su forma más típica es el término opuesto a los valores cortesanos de la sociedad medieval, y sobre todo de los ideales del amor cortés

  • Galmés de Fuentes:

…analizar detenidamente algunas de las características generales del amor cortés en la lírica árabe a lo largo de su desarrollo histórico, para poder establecer determinadas concomitancias con la poesía de los trovadores. …

  • Rougemont, citando el Roman de Tristán:

Amors par force vos demeine! [¡El amor forzosamente os agita!] …

  • Octavio Paz:

… El proceso de sublimación que inició el amor cortés y que consumó el neoplatonismo renacentista logró legitimar pasiones e inclinaciones que eran transgresiones de la moral sexual, como las relaciones fuera del matrimonio o entre personas del mismo sexo. 

  • Acereda:

La insistencia generalizada de la crítica por dar una imagen coherente y uniforme del Quevedo amoroso, en la línea del amor cortés que ya propuso Green, no parece tener demasiado en cuenta los debates internos, las propias contradicciones que Quevedo, 

  • Valcárcel:

En los albores de la Baja Edad Media y en el entorno del nacimiento y expansión del gótico
ciudadano y las formas civilizatorias bajomedievales, nacen toda una serie de nuevos modos
e ideas que suelen resumirse bajo el nombre de Amor Cortés

  • Andrachuk:

… algo más recóndito: el reconocimiento de la falsedad del supuesto código del amor cortés

  • McDannell y Lang:

Con el surgimiento del amor cortés y el floreciente misticismo medieval, el Cielo adquirió un
carácter más personalizado.  … fuentes tanto del amor cortés como de las imágenes nupciales del Cantar de los Cantares, imaginaba una apasionada unión con Cristo, su esposo. 

  • Deleuze:

cambio de la condición femenina con los temas del amor cortés que desterritorializan incluso el amor caballeresco… etc.  del mismo modo, o más bien de otra manera, sucede en el amor cortés: constitución de un plano de inmanencia o de un cuerpo sin órganos donde  

  • Pattison (sobre Calisto y Melibea):

Se apunta que esa actitud proviene de una extrema adhesión a las convenciones del amor cortés, según las cuales el matrimonio es incompatible con el amor verdadero: Melibea se muestra obsesionada con los modelos literarios, para ella más importantes que la 

  • Duran:

Con sus cinco novelas de tema artúrico Chrétien de Troyes planteó, por una parte, el conflicto
entre la lealtad amorosa del protagonista y sus deberes caballerescos; por otra parte intentó
analizar la naturaleza del amor cortés y luego quiso insuflarle a esos ideales un sentido 

  • Lacarra:

…al manifestar el carácter libresco del amor cortés, al atacar la idea de que el amor

  • Baranda:

… La concepción tradicional del amor cortés presuponia que el amor estaba reservado a los cortesanos, ya que hacia mayores estragos en los entendimientos superiores; …

  • Rivers:

de la Edad Media cristiana, sobre todo en Francia, se desarrolló en el siglo XII otra dicotomía
histórica entre la grandiosa poesía épica o chansons de geste, recitada oralmente para guerreros,
y la nueva poesía de los trovadores, hoy llamada poesía de amor cortés, escrita y 

  • Barrilla:

matrimonio en el amor romántico. Atacado por numerosas herejías y ridiculizado
por el «amor cortés«, el casamiento tradicional va a necesitar una asistencia particular
por parte de la iglesia. Así, por una extraña alquimia entre 

  • Löwy:

El término “gótico” también debe tomarse en el sentido literal como referencia positiva a ciertos
momentos-clave de la cultura profana medieval; no es por casualidad que tanto Breton como
Benjamin admiren el amor cortés de la Edad Media provenzal, que a los ojos del 

  • Imbriano:

Y de ello son parte los esfuerzos del amor cortés: manera muy refinada de suplir la ausencia de la relación sexual fingiendo que somos nosotros los que la obstaculizamos: “es verdaderamente lo más formidable que se haya inventado” …

  • Solano (sobre Octavio Paz):

… En Paz el amor cortés es algo más que el testimonio de una época, es una fórmula de vida que trasciende su tiempo e historia permitiéndonos encontrar su rastro en nuestros días. 

  • Pereda:

Se trata justamente de negar, junto con la cortesanía, la verosimilitud del amor cortés No sé si
Cervantes quiere contar que el amor verdadero es imposible, y que ese otro, el amor cortés,
heterosexual, exigente como un trofeo de guerra y sujeto a reglas precisas es falso. 

  • Castillo y Cuenca (sobre le Cancionero General):

Desde los fervores de la devoción y las disquisiciones doctrinales a las provocaciones de la burla y la pornografía, pasando por los alardes de la erudición grecolatina y las exquisiteces, con frecuencia cansinas, de un tardío amor cortés, todo ello en ordenada compañía. 

  • Fredotovich:

Nace entonces a partir del siglo XII el denominado “amor cortés”, caracterizado por un
refinamiento supremo: la dama es elegida libremente por el que la corteja, y los lazos que la unen a su servidor ni siquiera están impuestos por los intereses de las familias como lo fue 

  • Piedrafita, Teresa y Rojas (sobre la La Celestina):

Los señores aman según los cánones del amor cortés, y los criados se mueven en el inframundo de los prostíbulos, pero tanto unos como otros sienten el gozo y placer de vivir, y este amor lujurioso en realidad se convertirá en una fuerza fatalista que conducirá a la 

  • Zavala:

Esa cosa inaccesible que el amor cortés plantea de manera clara: la división entre las metas de la libido y las metas del yo. La inspiración de este erotismo se apoya en técnicas de la circunspección, de la suspensión, del amor interruptus

  • Rojas:

Estamos ante heroínas suicidas que, lejos de ser capaces de sostener un amor cortés pleno de ese deleitoso sufrir, caen en la desesperación, la locura y el chantaje hasta terminar con su vida. Son personajes que sirven 

  • M. Alvar:

Pero nos interesan otras cosas: el zéjel pertenece a los amaneramientos del amor cortés y, por
su cronología, refuerza la vinculación aragonesa al mundo poético de los trovadores: se recuerda
a Aimeri de Sarlat en el señora de valor, se realza a la mujer según la lírica de 

  • Alcaraz:

Los temas literarios, hasta entonces hagiográficos y espirituales, experimentan un cambio hacia
el amor cortés y temas profanos que van separándose de lo sagrado de la misma forma que
lo temporal se separa de lo espiritual desde la reforma gregoriana. 

  • Aksenchuk:

… «¿Por qué hablar de amor cortés en una era de permisividad en la cual el encuentro sexual es
a menudo nada más que un «trámite» en un oscuro rincón de la oficina?» [*] A partir de este interrogante
que plantea Zizek desde la perspectiva psicoanalítica, se podrá entrever algunos 

  • Keegan:

… En Occidente, el amor cortés floreció en el sur de Francia, en Provenza, a partir del Siglo XI,  de allí que esta poesía muchas veces es denominada “poesía provenzal”. En Oriente, se tienen  registros de poemas árabes muy antiguos con un estilo literario caracterizado por una 

Con todas estas citas me voy hilando un collar de perlas para recordar, en una foto abstracta de un espejo inverosímil, todas las múltiples interpretaciones contemporáneas del amor cortés desde la filología, el medievalismo, la literatura comparada, la crítica postmodernista y psicoanalítica, la historia de la sexualidad y la historia del feminismo, y espero que con este ejercicio se me vayan quedando las fronteras que delimitan el cuerpo del amor queertés. No habrá un avance significativo en el estudio de la queertesía si no se produce como resultado de una gran quema de las ideas tan dispares que se entrecruzan sobre este tema inagotable. Habrá que ver las llamas de una crítica de otro siglo para que la queertesía renueve el amor de la lejanía cercana.

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La visibilidad de la cultura queertés: el caso de Ibn Quzmân

Es curioso comprobar cómo lejos de estar más expuesta por efecto de una voluntad de sobresaltar los aspectos más heterodoxos de la cultura andalusí, en aras de desislamizar la historia de al-Andalus, ni por activa ni por pasiva se destaca en el relato domesticador de la derecha nacionalcatólica tardofranquista, ni menos ahora por parte de los abogados de la Alianza de Civilizaciones,  los componentes homoeróticos en la poesía sub-cortés del gran Ibn Quzmân (c. 1078-1160). Si un poeta al que los dos mayores arabistas  (E. G. G. y F. C.) que han vivido en este país le han dedicado sendas grandes investigaciones no es más a menudo puesto en primera línea como contrapeso no al machismo, pues misógino era, pero sí al sistema tradicional islámico heteronormativo, no es de extrañar que un poeta mucho menos llamativo como es Ibn Sahl ni siquiera se conozca por el camino lógico de las referencias generales. También es cierto que de las seis versiones (árabe, catalán, portugués, español, francés y inglés) de la entrada dedicada a Ibn Quzmân en la wikipedia, solamente la española mencione en una frase que su poesía estaba dedicada en buena parte a amantes varones. Pone «jóvenes varones», pero no era exclusivo, también dedicaba requiebros a hombres maduros.

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La tensión entre los sujetos anteutópicos digitales (SAD)

La trasposición al contexto de al-Andalus de una problemática moderna tal y como la de la lucha de clases puede ser un ejercicio estéril si no conocemos la historia económica de la Edad Media peninsular, y sin embargo, la reflexión sobre la cuiridad de la clase acomadada ligada a las aristocracias gobernantes demuestra que esta élite se ve enfrentada al coservadurismo moral extraído de la sunna, y condicionada por un discurso no tanto homófobo como heteronormativo, defendido por el cuerpo jurídico de alfaquíes y demás jueces. La represión sexual  se ejerce sobre el cuerpo social inferior (súbditos), y solamente de forma tangencial alcanza  a ambas clases, ya sea como víctimas o verdugos; de ahí los ecos ambiguos en los motivos que van desde la castidad hasta el más abierto (homo)erotismo.
***
No podemos conocer precisamente qué postura adopta la gran mayoría de los súbditos en esta dialéctica entre los defensores de la institución islámica por excelencia, la familia patriarcal, y los privilegiados por su propia condición de altos parásitos cuir de los gobernantes. Menos aún podemos identificar la masa variada de súbditos, urbanos y rurales, con un proletariado germinal; no hay pues ninguna opción que  que nos deje apostar por una problemática a priori que pueda ser resuelta con categorías del materialismo diálectico (trabajo, capital, alienación, etc.).  Ahora bien: si la aspiración de cualquier hombre o mujer de al-Andalus es ascender socialmente, su principal instrumento será la cultura árabe y la educación, y en el caso de los varones, la religión en sus facetas mística o legalista. Naturalmente, la sociedad andalusí pone filtros para dicha ascensión social, como la discriminación por orígenes étnicos y por razones económicas, pero incluso estos obstáculos son sorteados sin mayor problema cuando la operación de escalada social se pone efectivamente en marcha. Pensamos así que las discriminaciones paradigmáticas del capitalismo (género, clase y estirpe)  son  poco relevantes para el entendimiento de la «lucha entre iguales» cuirizada en al-Andalus. Esta lucha es en cierto modo una lucha entre dos vertientes de una misma  homosocialidad que se disputan el mayor grado de refinamiento, es decir, perfección (kamâl). El ejercicio de la guerra contra cristianos o la persecución de minorías como mozárabes o judíos se enmarcan en un código de valores ennoblecedores homosociales, y no dentro de un enfrentamiento burdo por recursos. La caballerosidad es la máxima expresión de la hombría, aunque no esté exenta de crueldad, pero ese es un problema hermenéuticamente vacío (¿somos crueles hoy con el Tercer Mundo?).
***
Cuando pensamos en las poblaciones rurales andalusíes, podemos pensar que el régimen es asimilable a un modelo feudal más equiparable con los medievales europeos, y que se integran sin mayor contradicción en la narrativa marxista. Pero la población en al-Andalus fue, sin lugar a dudas, mayoritariamente urbana. De forma parcial al menos, cabe meditar sobre una inspiración neoandalusí para salir hoy del capitalismo, un anticapitalismo post-marxista y situjihadista basado no esta vez en una sinergía homosocial, sino feminista. Si el modelo andalusí hecho de complicidades y tensiones entre clases homosociales supo cuajar en un contexto medieval -integrando plenamente otros modos de coexistencia-, no hay razones para que la igualdad de género, que tanto contraría la experiencia real del capitalismo contemporáneo, no alumbre también una complicidad de intereses entre clases subproletarias digitales, compuestas por sujetos anteutópicos, los SAD.  Pero para ello es necesario avanzar mucho más en el ámbito de la cultura y en la cultura literaria como instrumento de emancipación, y evidenciar más claramente que la dialéctica con el poder que necesitamos no tiene una naturaleza tanto de economía política, sino de educación ciudadana y sexual.

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Una utopía queer andalusí (II)

Cuando estoy citando a Simonet (1829-1897), El Siglo de Oro de la literatura arábigo-española (1867, p. 45):

A semejanza de los antiguos vates dol Arabia, los del Andalus cantaban el espectáculo de la naturaleza, las delicias y goces de la vida, el amor con sus dichas y cuidados, los encantos de las huries terrenas, los hechizos de los gentiles mancebos, la embriaguez, las glorias y hazañas militares, las hospitalidad en el aduar, la liberalidad y largueza, la esplendidez en los convites; empleando su ingenio, ya en panegiricos y alabanzas de los principes y magnates generosos en favorecerles, ya en sátiras contra los mezquinos y avaros de sus mercedes. La poesia arábiga sobresale en la descripcion, la imagen, la alegoria y la hipérbole, degenerando con frecuencia en la afectacion y el gongorismo.

No puede haber descanso en esta tierra de amores con espejo, los retratos son siempre obsesivos y las máscaras tienen un palacio reservado para festejar sin tregua su triunfo sobre los rostros.

«Escóndete, escóndete, -dicen las palabras en los armarios,- únete a nuestro destino de mariposas antes de que llegue el espía, con su goma y su lupa, para que el silencio entendido prospere en las prendas heladas de los jóvenes».

Sería mejor huir con Lorca a los sótanos donde no nos vea nadie. Y el monóculo cayó en el vacío del deseo, y el gentío se apresuró en salir de la cárcel, encierro  de faisanes sacrificados. Libertad que termina degenerando, manchada por las cenizas de las plumas que no nos dejan ver el  ocaso de las intenciones, el declive de las materias informáticas, la iniciación a los funerales de la modernidad andaluza.

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