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La batalla de la democracia en Marruecos

Poco tiempo en Marruecos me ha servido de todas formas para entender que el problema básico que impide un cambio considerable en el seno de la sociedad marroquí hacia la democracia es el poder de presión social de una clase dominante conservadora para la cual el islam es un mecanismo de control férreo de la vida cotidiana de las personas. Sin querer entrar en lo que podría ser el islam y no es, la posibilidad de eludir la cuestión sociorreligiosa a la hora de analizar el retraso político en la sociedad marroquí es un fraude intelectual. La juventud marroquí paga un precio carísimo por estar encorsetada en una moral en muchos casos ambigua, en otros hipócrita y en la mayoría de los casos una mezcla de idiotez y cursilería. Ya he comentado, y no he sido el primero, el peligro de kitsch en ciertas estéticas de lo andalusí. Creo que puedo extender sin problemas esta preocupación a los conductos de diversión y de entretenimiento de la juventud en Marruecos.

He comprobado también que hay energías, inteligencias, conexiones y especificidades únicas en Marruecos que no deben menospreciarse en ningún caso. Una de las mayores virtudes de dicho país es la extrospección constante de sus intelectuales, artistas y vanguardias situadas en la exploración. Las verdades son más falsas vistas desde fuera, y nunca he entendido mejor las carencias de Europa como proyecto que ahora, cuando he sentido la riqueza que se queda fuera de las interpretaciones funcionales de la Historia.  Sin la evacuación de viejas ideas, la construcción de Europa será una agonía excluyente y que no dejará más huellas que cemento y muchos hospitales. Al mismo tiempo, también creo que Marruecos tiene su futuro en su conexión integral con sus vecinos europeos.

La batalla por la democracia en Marruecos no puede seguir una dicotomía, estéril y triste, entre lo nacional y lo europeo. El país debe curarse solo de todos los tabúes asociados a la tríada irreal, que recuerda la tríada de la Guardia Civil (y sus respectivos tabúes asociados). No hay más camino que la ruptura estética, generacional, discursiva, con la clase dominante, compuesta por altos funcionarios, políticos del sistema y fortunas del cemento. Y del mismo modo, los extranjeros tenemos que aprender a escuchar y ver en Marruecos otro país para que no reconozcamos demasiado en él lo que no nos gusta del nuestro: su pasado y su presente hechos de obstáculos, frenos y trampas.

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Cerrad las ventanas, llega la libertad

En el horizonte está la autogestión de la vida, pasando de políticos profesionales. En el núcleo de la acción están internet y las redes móviles. Es mediante las formas autónomas de comunicación que la gente ha podido autoorganizarse, coordinarse y suscitar un debate democrático de ideas, sueños y propuestas. En pocos meses se ha afirmado con fuerza en la práctica social que la comunicación es el mecanismo fundamental para unirse y que la reunión de personas en las redes sociales, preludio de acampadas y manifestaciones, permite superar el miedo en el que se basa el control social de un sistema que ya no convence y apenas vence. Las revoluciones del siglo XXI, en sus múltiples formas, ya tienen sus herramientas, hechas de comunicación autónoma interactiva y multimodal, local y global. Sabiendo que en internet, que está hecho de la vida de los internautas, hay de todo, lo mejor y lo peor, desde asesinos y saqueadores hasta rebeldes contra la tiranía o inventores de la nueva vida. Pero es la matriz del desafío a un mundo que se autodestruye, afirmando la posibilidad de reconstruir la sociedad desde la base.

Manuel Castells

Comenzamos a estar saturados de las ideas más arraigadas en el ámbito de la opinión publicada, empezando por la acusación general de falta de propuestas concretas de aquellos que simpatizamos con los movimientos democratizadores de base en los diferentes países. El problema no es la falta de propuestas, sino la violencia concentrada o difusa de los diferentes regímenes que ostentan el poder mediático y todo el poder político y los descargan masivamente sobre los indignados de las distintas ciudades y comunidades.

Es una evidencia que los parámetros de conexión de luchas se ensanchan a medida que se estrechan los cauces clásicos de representación política. Hay más en común siempre entre los caciques de los diferentes lugares y entre los ciudadanos concienzados y movilizados que en el seno de las construcciones reaccionarias del pasado, y sobre todo del siglo XX: religiones, naciones y unidades económicas.  Los que desde la filosofía nihilista conservadora nos incriminan que no nos sometamos a las verdades del mercado, la jerarquía y el orden, defienden al mismo tiempo supersticiones y oscurantismos idénticos a los que han estado combatiendo durante años, ya proviniesen del nacionalismo o del fanatismo religioso.

Al fin y al cabo, en la cerrazón de los conservadores del PSOE y del PP y de todas las fuerzas homologadas de Europa y alrededores, subyace un miedo a la capacidad de la gente de organizarse libremente, sin jerarquías ni órdenes establecidos. Por ello, y por de pronto, no caigamos en las trampas de Izquierda Unida y otros partidos minoritarios que aspiran a hacer lo mismo, representar a la ciudadanía en lugar de la ciudadanía: no entremos en batallas que no son nuestras como un referéndum imposible para una tropelía inevitable. No perdamos tiempo en estrategias perdedoras que no darán resultados, y concentremos nuestras fuerzas donde sí sabemos que somos fuertes, en el debate constante y exigente y en la conexión de luchas. Cuantas más conexiones sepamos establecer, más coherente será nuestra crítica total del sistema político y de sus artimañas antidemocráticas. Y más abiertas estarán las ventanas por donde entrará la libertad como un viento irrefrenable.

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Libia como síntoma de la revolución situjihadista

MBK rompió con A.B. tras la caída de B.A. Siento como yo, Abenyusuf, rompo con Abdennur Prado con la intervención occidental en Libia. Es para mí una ruptura en lo simbólico, no en lo personal, que nunca ha que verse afectado por estas decisiones inevitables. Es una ruptura, salvando la posible cursilería de la comparación, como la de Debord con Vaneigem o Khayati. En todos estos años desde que voy escribiendo el blog, he tenido dos referentes intelectuales preferentes, en dos alas de mi impulso, Abdennur Prado y Camille de Toledo, el andalusí de los jardines de la poesía y el judío de las pedagogías vertiginosas. Sin lo que me venía de ellos en los años previos, desde 2002 y 2006 respectivamente, no me hubiera lanzado a escribir un blog en 2007, decisión en la que también entraron muchos más factores. Hoy la revolución situjihadista, el situjihadismo que comencé a teorizar en 2006, en un prototipo llamado Dogmática Situacionista Islamista, ha alcanzado una dimensión histórica sin precedentes. No debo seguir presentándome a la sombra de otro pensador que me ha estimulado, pero que ya no dice lo que quiero oír, o no habla de lo que hablo yo. Sé que con el tiempo he perdido influencia, distanciándome mucho de webislam, y después de ciertas tendencias del activismo propalestino. Me importa aún la opinión de amigos de facebook, citando a Carlos Sardiña Galache, periodista de primera categoría y traductor, o la de seres queridos; del mismo modo, sé que estoy insistiendo tozudamente en una definición «situjihadista» de lo que sucede, definición autorreferencial que me he inventado y que nadie emplea, pero que sigo considerando la más acertada, la que mejor resume lo que sucede en todos los países árabes y habrá de extenderse por todo el planeta.

Cuando veo las imágenes de los jeeps de los milicianos  de la Libia Libre pienso que así es el color del situjihadismo, unos jeeps con pintadas (Allahu Akbar), arena, y una juventud con armas dirigiéndose al frente para luchar por la libertad, de ellos y de sus familias. Esos son los héroes después de los héroes tunecinos y egipcios, como los héroes de tantos otros países: hombres y mujeres jóvenes que salen a la calle, toman las plazas y las ciudades para pedir sus derechos, para exigir libertad y para clamar su rabia contra las dictaduras que padecen. En Libia, el situjihadismo ha sido tan fuerte que consiguió en apenas una semana que buena parte de las ciudades dejaran de reconocer al tirano de Trípoli. La contrarrevolución fue un aplastamiento militar de la población, la versión espectacular de lo que un tirano puede hacer con las armas de Occidente. El valor de los milicianos y de los soldados desertores que se unieron enseguida a la revolución, sobre todo en Bengazi, fue determinante para lograr in extremis aguantar tres semanas la salvaje respuesta de los Gaddafi, padre e hijos. Frente a la madurez revolucionaria de los libios y las libias, aquí en Europa muchos perdieron los nervios, dispuestos a refugiarse en la cueva de un «No a la guerra» a destiempo, cuando por fin la vergüenza y un mínimo sentido de la responsabilidad histórica interpeló a la llamada comunidad internacional. Libia es  ya el síntoma de la emancipación realizándose ahora mismo en todas las situaciones: vanguardia, retaguardia, oposición en el exilio y compromiso intelectual de los situjihadistas de cualquier parte del frente internacional. Las situaciones de victoria, ya sea parcial o efímera, de la revolución en Libia se despojan y son despojadas por los milicianos de cualquier tutelaje ideológico de la izquierda europea, desde la institucional hasta la anticapitalista «corriente chavista». En ese sentido, y solo en ese sentido, pese al sufrimiento que engendra la guerra, Libia es también una buena noticia, un salto decisivo para la humanidad, un avance importantísimo en la deseuropeización/descristianización de las luchas por los DDHH, la libertad, la democracia y la plena posesión de su existencia por cada individuo.

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La Intifada en Arabia Saudí

¿Dónde han aprendido los jóvenes saudíes a manifestarse políticamente, con consignas antisectarias, pancartas, ritmos y toma de la calle? En Palestina. ¿Dónde han aprendido a enfrentarse a las balas reales escabulléndose y respondiendo con piedras? En Palestina. ¿Dónde han visto cómo se forma una columna de manifestantes coreando al unísono un eslogan? En Palestina. Hoy todo el mundo árabe ha recibido una educación sentimental en Palestina. Una educación política. Una educación combativa. Las balas y las bombas de Gaddafi son como las del ejército de ocupación israelí, las balas del régimen yemení, saudí, bahreiní, argelino, son como las balas de la colonización israelí de Palestina. Toda la represión remite a la represión de un pueblo orgulloso por su propia historia de desposesión total, toda la impunidad remite a la impunidad abalada por la comunidad internacional durante décadas. Toda la revolución situjihadista es un eco de la Intifada palestina.

Los palestinos han enseñado a los árabes a resistir, a organizarse, a sobrevivir, a defenderse. Los palestinos han marcado la senda de la lucha contra toda la sofisticación militar y propagandística. En el supuesto desierto de Arabia Saudí, donde el islamofacismo saudí ha campado a sus anchas con la denominación culta de wahhabismo, durante décadas, descubrimos hoy a una juventud que se levanta para pedir justicia por encima de diferencias sectarias, justicia por encima de la ignorancia, la mediocridad, la corrupción y el despotismo. Ha sucedido el acontecimiento en el corazón del bombeo de petróleo, en el país que no deja ni un derecho cívico para la mitad de la población, las mujeres, en el país que más ha apoyado a Israel a pesar del asqueroso antisemitismo oficial de sus gerontocracia compuesta por ladrones, príncipes infames, ulemas oscurantistas y cómplices activos del terrorismo de Al Qaeda. Los jóvenes saudíes demuestran hoy el mismo valor que los libios luchando contra Gaddafi, el mismo valor que los tunecinos, los egipcios, los palestinos, los iraníes y todos los que luchan contra la opresión.

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Consideraciones sobre la revolución situjihadista, de Túnez a Libia


El mérito del escritor y filósofo franco-tunecino Mehdi Belhaj Kacem a la hora de escribir la revolución en Túnez, instalándose en ese país, consiste en haber dado el pistoletazo de salida a la exégesis en directo del acontecimiento, el renacimiento tunecino, como ha querido llamarlo. En un dossier que se va publicando en La Règle du Jeu, Mehdi Belhaj Kacem ha ido esbozando su reflexión al paso de la revolución, un elogio de la política recuperada y una despedida de sus mentores en la filosofía, Badiou y Zizek. El ajuste de cuentas con su maestro francés me parece más bien secundario, aunque contenga buenas dosis de limpieza del pensamiento filosófico de MBK. Bienvenido sea todo ejercicio de depuración epistemológica.

Pero lo que quiero yo es pensar en mis propias consideraciones sobre lo que él nos plantea. Por de pronto, y aún a riesgo de cierta osadía, creo que es un error querer ceñir el acontecimiento tunecino desatándolo de lo que sucedió después en Egipto, de lo que sucede hoy en Libia, y de lo que sucederá pronto en Arabia Saudí, Siria o Jordania. Que la revolución haya empezado en el país «probablemente más laico del mundo árabe» es un hecho, no una explicación. Tal vez las formas más ridículas del laicismo oficial se acumularon con versiones de  islamismo de pacotilla desde el poder del benalismo para llevar hasta el punto máximo de cólera el ánimo de la población. También es un error plantear la revolución tunecina en la onda de una metafísica de la Ley, del Derecho, de la Libertad «por derecho», frente al igualitarismo ciego al que MBK torpedea y bombardea con todo tipo de malos calificativos, cuando la revolución, no tunecina, sino situjihadista, contiene precisamente una salida de la metafísica de la Ley (la Sunna islamista) para entrar en la pedagogía del vértigo andalusí: el constante cuestionamiento de las bases de la legitimidad política, cultural, poética, por una multitud por fin liberada del pensamiento esencialista (totalitario, ideológico o religioso).

Bien es cierto que MBK pretende hacer un ejercicio de análisis fuera de la Metafísica Islámica para introducirnos en una Metafísica marxista. «Un marxista de derechas», ya que él mismo acaba incluso identificándose con esos términos, siguiendo supuestamente a Kojève. Y se equivoca solo en parte, solo en el segundo movimiento. La revolución situjihadista sella el final del comunismo futuro tanto como el del islamismo pasado. MBK nunca encontrará en los EEUU las condiciones para un posible comunismo con la libertad, porque Obama no anuncia sino la continuidad de un desastre imparable, el del capitalismo descompuesto. Pero, más grave aún, MBK elogia incluso a la diplomacia americana, en un ejercicio de supuesta abertura que delata su confusión definitiva. En efecto, el frenazo de la revolución situjihadista en Libia, tras el grandísimo progreso revolucionario alcanzado en Egipto, se debe a que la dictadura libia cuenta con muchos medios bélicos comprados a países occidentales, mientras que Obama ha perdido toda influencia sobre países como Italia, que no ha roto sus lazos con Gaddafi. Nunca los EEUU habrán sido tan débiles políticamente, tan agotados como potencia influyente, probablemente desde su nacimiento como nación.

Quien puede decidir el resultado de la Guerra Civil en Libia no es otro que el pueblo libio, que necesitará nuestro apoyo constante, en forma de exégesis, transmisión y defensa de su causa públicamente. La valentía de los hombres que están defendiendo el territorio liberado necesita una retaguardia sólida, internacional, que no se centre en los particularismos y en las alabanzas de lo que ya se ha conseguido. El camino hacia la revolución en todo el mundo será largo, y necesitará de las mejores capacidades de reflexión para secundar a los que luchan en provecho de todos.

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La lección libia

«Il faut rassurer les Français sur toutes les migrations de populations qui viendraient de la Méditerranée. Après tout remettons-les dans les bateaux!»

Chantal Brunel, diputada y exportavoz del gobernante UMP en Francia, 08/03/2011

 

Los revolucionarios libios no aguantan la batalla contra las tropas leales y los profesionales de Gaddafi. Se habla de pilotos sirios, y en Italia el dictador aún cuenta con muchos fieles. La lección libia nos dice que el combate militar no basta, y que hay que forzar la ruptura financiera de la UE con la familia más ladrona de Trípoli. Libia está rodeada de dos países encaminados definitivamente hacia el futuro revolucionario, pero tiene que luchar contra un equipamiento militar europeo muy reciente. Berlusconi está detrás de las fuerzas leales al régimen dictatorial, pero ningún país europeo ha exigido una explicación a su vecino de la Unión. Otra violencia más imprevisible y reaccionaria, neofascista y tenebrosa,  se extenderá  a otros países si no somos capaces de corregir la inoperancia europea frente a la voluntad criminal de dichos brutos, mafiosos y sanguinarios payasos.

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El contraislam y la revolución situjihadista

Las revoluciones solo son situaciones de la revolución. Cuando Antonio Elorza en Letras Libres publica un artículo islamófobo, llamado evidentemente El islam y la libertad, recupera lo que el partido comunista hizo en Francia en mayo del 68: la defensa de la reacción desde la contrarrevolución activa. Todo lo que plantea el catedrático de Ciencias Políticas es la extensión de los prejuicios colonialistas y el agenciamiento de los tópicos par maquillar la revolución situjihadista como remake de la “revolución islámica” en Irán.

Antonio Elorza nos dice que en Egipto y Túnez no hay una revolución, sino una revuelta. Que además, la revuelta en esos países se debe a que los regímenes eran, atención, “autoritarios”, y que por ello no machacaban toda pluralidad, sino que toleraban una mínima construcción de sociedad civil. Antonio Elorza nos dice, en definitiva, que los regímenes no eran tan malos, porque por eso ha habido un cambio posible. Vaya. Y también nos dice que las revueltas carecen de contenido ideológico, pero que la opinión pública está motivada por un amplio “antisemitismo”, y que en cualquier caso, los Hermanos Musulmanes, evidentemente, controlarán con su penetración en la sociedad la orientación política del país. Eso nos viene a decir Antonio Elorza.

También nos habla maravillas del tándem Obama-Clinton. De forma tal que cuando el aliado de EEUU en la zona, Mubarak, cae, es una victoria personal del presidente americano. Cuando el aliado de Israel paga con su derrocamiento el crimen de asfixiar a la población de Gaza, es una bonita jugada de la Casa Blanca. Cuando la invocación de la estabilidad en la zona es el leit-motiv de la diplomacia americana, se está apoyando la democracia. Ese es el planteamiento de Antonio Elorza, una mezcla de torpeza en el análisis y un voluntarismo prosionista apenas velado por una tibia crítica a Netanyahu.

Pero no es eso lo que ocurre en Egipto. En Egipto el pueblo está construyendo un futuro contra las oligarquías, los sistemas de corrupción y la violencia policial. La revolución situacionista en mayo del 68 planteó la ruptura con el espectáculo, del que participaban tanto el aparato gaullista como el aparato de la izquierda, incluyendo sindicatos y partidos. De igual modo, en Egipto los jóvenes no han hecho la revolución para los Hermanos Musulmanes. El país, nos recuerda Hossam el-Hamalawy, lleva diez años gestando una revolución propalestina, socialista y libertaria.

Desgraciadamente, las tendencias conservadoras del islam oficial de Mubarak están haciendo todo lo posible por desvirtuar lo revolucionario del movimiento popular. Sabemos que no lo conseguirán, porque la fuerza del yihad colectivo emprendido por la población contra los símbolos y las estructuras de la opresión no podrá ser detenido por fuerzas en retroceso, no en el sentido posislamista que argumenta Olivier Roy recogido por Elorza, sino en el sentido situjihadista que propongo como definición global de la revolución en marcha. Toda la radicalidad situacionista con todo el compromiso del islam libertario. Islam político, sin duda.

No hay, en definiva, un islam ni una libertad, ni el islam y la libertad contrapuestos, sino múltiples variantes de una civilización que incluyen ahora un contraislam panarabista, antijerárquico, cosmopolita, cibernético, feminista, defensor de los DDDHH y de la mística libertaria. Es el islam que hizo de la plaza Tahrir el epicentro del mundo, el latido libre de la Umma interna y externa, multicultural y pluridentitaria. Es el contraislam que emerge en el Pensamiento Andalusí Contemporáneo y que hace de al-Ándalus el paradigma de la convivencia, más allá de las fórmulas fukuyamistas, más acá de las vidas sin ataduras.

Que la revolución fracase no empañará nunca el significado de lo que ya ha conseguido. En cualquier caso, Israel ya no podrá invocar como hasta ahora que es la única democracia de Oriente Medio. Yo conozco ya dos, en Egipto y Túnez, y espero que se sumen muchas más. Confío en la fuerza de los heroicos libios que están luchando en estos momentos contra el tirano para ver pronto en toda Libia la próxima zona temporalmente autónoma a gran escala, y la intifada global ganar todos y cada uno de los países árabes y no-árabes.

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El poder práctico de la multitud en Libia

 

Manifestantes se congregan en Derna, un pueblo del oriente de Libia, en esta foto tomada por Xinhua, la agencia de noticias oficial de China el miércoles 23 de febrero del 2011. (Foto AP/Xinhua, Nasser Nouri) Foto: The Associated Press

La toma del control de las ciudades libias por los habitantes, organizados -o no tan organizados- en comités, «soviets», o agrupaciones vecinales, en un marco de respeto de la ley oral más o menos entendida como sharia, o islam vivido, no tiene un símil fácil con los acontecimientos que conocimos previamente en Túnez o en Egipto. Ya sea porque, a pesar del petróleo-estalinismo del régimen, la retórica de la autogestión funcionó de alguna manera, –de otra manera-, durante ciertos periodos en Libia y reaparece hoy en una forma radicalmente más libre, o porque la revolución acarrea siempre la puesta en práctica autónoma de su devenir por los revolucionarios, el caso es que los caminos, las carreteras, las calles liberadas por los ciudadanos libios, por las tribus y por los militares que se han sumado a la revolución son hoy seguras para el tránsito de los habitantes y de los primeros periodistas que entran en el país por las fronteras terrestres. Desmintiendo los vaticinios pavlovianos que diagnostican de antemano el caos, el crimen, los atropellos, la barbarie de la violencia en cuanto no hay la mano dura de una autoridad con el monopolio efectivo y efectista, espectacular y pectoral del poder y del uso de la fuerza, lo que los revolucionarios libios nos enseñan hoy es que no necesitan ni quieren estructuras jerárquicas (como sucedió en Túnez y Egipto con sendos ejércitos) para mantener el orden y garantizar la seguridad de las personas, libias o extranjeras, en los territorios provisionalmente liberados, unas TAZ de ciudades enteras. Y lo más significativo es que además está sucediendo en un contexto en el que elementos salvajes (mercenarios y sicarios) pueden reaparecer para sabotear cualquier sensación de seguridad, pero el pueblo no tiene miedo y festeja su poder práctico.

Las paradojas históricas son realmente curiosas, porque de limitaciones y de taras fatales nacen a veces factores realmente decisivos, como la paradoja  de que Libia tenga o tuviera un dictador militar hasta hace unos días y que el ejército fuera sin embargo una estructura débil, parcelada y con una línea de mando que no logró borrar las peculiaridades de los equilibrios tribales de la propia sociedad. A pesar de la debilidad del ejército y su incapacidad para desempeñar el papel tutelar que hubiera deseado Occidente y buena parte de la opinión pública, conviene recalcar que, aunque también pueda haber facilitado la represión tan violenta de los hombres de Gaddafi allí donde han podido, sobre todo ha forzado a la deserción gota a gota de los soldados, los oficiales y los diplomáticos en el extranjero, pasándose al campo revolucionario de forma mucho más comprometida de como sucedió en Túnez y Egipto con sendos cuerpos de las fuerzas armadas nacionales.

La intifada situjihadista en Libia es pues la más radical de las configuraciones que ha adoptado la multitud en la gran revolución que lleva dos meses extendiéndose por el mundo árabe. Sin menospreciar los procesos en marcha y la voluntad firmemente revolucionaria de los pueblos tunecino y egipcio, que demuestran cada día -¡y de qué forma!- su voluntad de romper definitivamente con la represión del pasado y proseguir con, llevar adelante y hacer que triunfen sus revoluciones, solo en Libia se está gestando un fenómeno incontrolable desde fuera e irreductible a los paradigmas fukuyamistas del binomio democracia representativa + mercado liberalizado. Solo en Libia el experimento de la libertad se realiza desde una cuasi tábula rasa de décadas de aislacionismo, de hermetismo y de desierto político/turístico. Por ello, solo en Libia la confluencia de los factores más dispares (riqueza del país, fragilidad nacional y aspiraciones libertarias infinitas) alcanza la ecuación de lo posible con lo impensado: una toma de posesión colectiva de los medios para la vida sin ataduras.

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Libia no es Haití

La intifada libia no es una catástrofe natural. La intifada libia es como la intifada palestina, sangrienta pero solemne. La intifada libia no necesita la movilización de las ONG’s como se movilizaron detrás del tsunami. Somos nosotros los que debemos tener la humildad de admirar el control autónomo de la población de las ciudades del Este del país. Más frialdad. Silencio. Un pueblo está acabando con un dictador. La intifada libia es poética. Hay mucho sufrimiento, un sufrimiento enorme, pero hay también un momento histórico que no admite interferencias. Que Trinidad Jiménez deje de enfatizar el enfado de sus cejas para amenazar como una profesora a un niño malo. Quiero ver a Europa por el suelo implorar al pueblo libio que los obreros reanuden la actividad de extracción de bruto. Quiero ver las imágenes truculentas del linchamiento de Gaddafi y sus hijos.  Quiero  ver a un pueblo matando a un tirano. Y quiero que nos pongan esas imágenes en las televisiones como nos pusieron el fusilamiento de Ceaucescu o el ahorcamiento de Saddam Husein. Quiero ver a Berlusconi acojonado. Quiero ver al rey de Arabia Saudí temblando de miedo. Quiero ver tribalismo puro y duro ensañándonse con los mercenarios africanos como los almohades con los castellanos en Alarcos. Y quiero ver al pueblo libio llevando la revolución hasta que cause el terror del capitalismo.

Ya lo hemos hecho en múltiples ocasiones, en Afganistán seguimos haciéndolo. Bajo la excusa de proteger, de la intervención humanitaria, se coloniza, se corrompe, se roba, se maltrata y e insulta a los pueblos protegidos. Los protectorados, ese término que empleó el imperialismo para dominar a los pueblos, fueron el instrumento legal para «acompañar a las jóvenes naciones en la senda hacia el progreso». Propaganda. Dejemos a los libios acabar el trabajo solos. Han salido a luchar no porque los hayamos convencido de la bondad de la democracia, sino porque estaban tan hartos de Gaddafi que estaban dispuestos a todo. No nos metamos en ese asunto. Si hay Guerra Civil, que la haya. Ganarán los situjihadistas, los muyaidines, los fedayines de Libia. Si la violencia se extiende para combatir a los asesinos, matarlos allí donde se encuentren, que así sea. Si la revolución situjihadista logra derrocar pacíficamente a otros carniceros en el poder, mejor que mejor, pero si tienen que luchar para conseguirlo, no somos nadie para atrevernos a impedirlo.

Es más, el problema es que aquí ya no sabemos ni protestar pacíficamente. Tenemos tanto miedo de perder lo nuestro que tragamos con la indencencia a cucharadas. No daré ejemplos, no tiene ningún sentido mencionar nuestras vergüenzas al lado de la gloriosa insurrección libia. Tampoco comparo lo que sucede allí con lo que sucede aquí. Simplemente constato que no tenemos nada que aportar a la intifada libia. Por de pronto, podríamos seguir conociendo y dando a conocer lo que sabemos y no queremos asumir de nuestra propia miseria ética, moral, política, ciudadana. Las corporaciones energéticas nos roban a pequeña escala como han robado a gran escala durante un siglo hasta hace pocos días a Libia, negociando con Gaddafi a espaldas del pueblo. Si no sabemos enfrentarnos inteligentemente contra Repsol, ¿Cómo vamos a ayudar a los libios?

Libia no es Haití. En Libia el pueblo está caminando hacia una libertad inédita que no viene de  la mano de los partidos políticos. Los únicos referentes son el islam popular, el islam legalista, la retórica residual socialista y una buena dosis de teoría práctica libertaria aprendida en el momento mismo de la revolución. ¿Qué vamos a aportarles, si no sabemos ya cómo librarnos de la hipocresía de los políticos, de la corrupción de las oligarquías, de la dictadura de los bancos y de la amenaza del paro? Libia no es Haití, ni es Nueva Orleans tras el paso del Katrina. Libia es la dignidad luchando contra las armas, los tanques, los aviones que Occidente vendió a Gaddafi.

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Intifada y situjihadismo

Hay que leer las noticias en árabe para vislumbrar con cierta seguridad obviedades que se esconden en los filtros inherentes a la prensa occidental. La obviedad más trágica y épica en estos momentos es que lo que sucede en Libia es una intifada, literalmente «insurrección», término que remite a la Intifada por antonomasia, la Intifada palestina. Pero lo importante de esta obviedad trascendente que se bloquea en los filtros espectaculares es que ilumina con rotundidad en qué sentido el acontecimiento, la toma de posesión de la realidad misma por el cuerpo social insurrecto, remite a una genealogía específica árabe y universal que a su vez se ha plasmado concretamente en la lucha infatigable durante décadas del pueblo palestino. Con los errores y aciertos de la resistencia palestina, con la experiencia acumulada de años de sinsabores, sufrimientos y mentiras diplomáticas, los palestinos han educado a los demás seres libres del mundo, demostrándoles que los discursos oficiales de las democracias occidentales no eran sino cómplices de la barbarie ejercida contra ellos por ser los que son, una identidad incómoda para una ideología supremacista y ultracapitalista: el sionismo cristiano, americano e israelí.

Llamar a la radicalización situjihadista en Libia por su nombre árabe, intifada, es un acto de justicia y de honestidad revolucionaria. Porque lo que está en juego en Libia es la reposición, como en la televisión, de una vieja película: el bombardeo inclemente de la población civil por fuerzas armadas con las municiones vendidas a Libia por las mismas potencias que apoyan incondicionalmente a Israel contra los palestinos. Y esta vez, la tragedia convertida en farsangrienta anuncia en su inversión histórica (la victoria de los oprimidos) una redención a posteriori del martirio de los palestinos de Gaza, de Yenín, de Sabra y Shatila. Nadie puede devolver la vida a los muertos, pero la libertad recobrada honra su memoria y devuelve, en parte, la dignidad a los familiares de las víctimas.

En cuanto a la impunidad de las masacres, de los cómplices de las masacres, evitaré falsos consuelos. La presencia insultante  de Simón Peres hoy en España dice ampliamente el grado de infamia a la que nos hemos acostumbrado. Que alguien como Gaddafi pueda ser ahora reconocido como lo que siempre ha sido, un psicópata, es apenas un entretenimiento espectacular que se añade a la galería de los desmentidos publicitarios: Ben Alí, Mubarak, el rey Abdallah de Arabia Saudí, la lista de los dictadores recibidos con todos los honores en las sedes de los gobiernos de todas las democracias más importantes de la Unión Europea es la lista de nuestra humillación. No cabe por tanto ninguna piedad con los sátrapas, mercaderes de armas y filántropos del sector energético que puedan caer en el transcurso de la revolución en marcha. Si Berlusconi tiene miedo por sus ricos negocios con Gaddafi, lo mismo cabe decir de Juan Carlos I, Sarkozy e incluso de Merkel. La extensión de la intifada a la Península Arábiga es deseable y próxima. Confio en la rivalidad de Catar con la monarquía saudí para que asistamos a una nueva fase prometedora de vibrantes liberaciones e insurrecciones.

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La radicalización del situjihadismo

En toda revolución se viven momentos tan decisivos que abrogan el mundo tal y como lo conocíamos hasta entonces. Ese momento ha llegado hoy para el capitalismo cuando los obreros libios de las plantas petroleras han decidido parar la producción de crudo que consumimos en Europa. La revolución situjihadista en Túnez y  Egipto no había tenido hasta ahora ninguna consecuencia reseñable en la economía europea: con la revolución situjihadista en Libia llegamos a una nueva fase que puede hacer tambalear el orden instaurado por las corporaciones petroleras (es decir, Repsol tiene un problema). Saludamos pues la radicalización del situjihadismo que convierte esta revolución en una lucha libertaria, antisionista y anticapitalista.

Libertaria, porque las multitudes arrancan su libertad y esa forma de apoderarse de sus vidas no tiene parangón con libertades formales que no puedan realmente ejercerse. Vemos que en Egipto el pueblo rechaza masivamente los sucesivos gobiernos mubarakianos que el ejército trata de normalizar de cara al exterior, sobre todo de cara a los Estados Unidos. La revolución es libertaria porque hay una auténtica explosión de deseos, iniciativas y luchas que no se ciñen a lo meramente político, sino que afectan a la posesión plena de la vida cotidiana.

Antisionista, porque el orden imperante de los dictadores árabes estaba hecho a medida para vender la propaganda israelí según la cual Israel era la única democracia de Oriente Medio. Nada más sintomático que leer a un patético BHL proclamar en El País que en la plaza Tahrir no había mensajes antisionionistas. Acaso BHL no quiere saber que si Mubarak era tan odiado, además de por su crueldad, su corrupción y su soberbia, se debía en gran medida al apoyo que el dictador brindó a Israel para matar a los palestinos de Gaza. «Hoy Egipto, mañana Palestina», cantan las multitudes, sabiendo muy bien a qué se refieren.

Anticapitalista, porque los aliados de los dictadores, las corporaciones del gas y del petróleo, son los enemigos de las multitudes en cólera. Porque la poesía  revolucionaria recorre las calles, las paredes de las comisarías okupadas, las pancartas enarboladas en las plazas. Porque las situaciones de lucha ponen frente a frente a los obreros en huelga y a los directivos del sistema. Porque el mensaje más repetido en los diferentes escenarios situjihadistas es «La gente quiere derrocar al sistema». Y el sistema que están derrocando se inscribe desde hace décadas en el orden mundial capitalista que impera en todo el planeta.

No es la primera revolución situacionista que triunfa, como dice Mehdi Belhaj Kacem, porque además de la victoria de las multitudes sin partidos que monopolicen su representación, es la victoria del islam sobre los islamismos políticos de viejas fórmulas, ya sean jerárquicas o terroristas. No es una revolución situacionista, es situjihadista, porque el esfuerzo colectivo (jihad) que protagonizan las multitudes musulmanas no tiene parangón con la (loable) movilización de una vanguardia en un contexto de marxismos urbanos varios como el que se dio en París en mayo del 68. No es una revolución árabe, como se empeñan en presentarla blogs y periódicos, porque el islam es un factor si cabe más importante que la procedencia cultural común árabe. Mis pronósticos de la semana pasada se quedaron muy cortos: la revolución no derivará en una extensión del fukuyamismo, sino en la superación por y en las situaciones de jihad de los marcos pasados de lo político. La radicalización del situjihadismo exige hoy una interpretación revolucionaria de los acontecimientos más insólitos.

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Situjihadismo en Libia

Los manifestantes convocados en Libia para un día de cólera contra el régimen dictatorial de Gaddafi han comenzado esta misma noche las movilizaciones, tal y como se puede apreciar en los primeros vídeos provenientes de Bengazi, la ciudad y el puerto más importante del oeste del país. Los eslóganes son anarquistas, algunos humorísticos satirizando al dictador, y también incluyen locuciones jihadistas: Allahu Akbar. Más grande será siempre el Eterno  que el dictador que se toma a sí mismo por un  dios.  Creo que cuanto más ridículo es el culto a la personalidad de los dictadores, con más fuerza se desatan las protestas liberadoras de la palabra,  de la voz, y de la rabia, y con mayor espontaneidad se produce la concentración voluntaria de la ciudadanía para decir que ya basta.

No sé qué sucederá dentro de unos días en Marruecos, pero sí creo que pronto veremos una escalada de manifestaciones en Libia, en una secuencia calcada de lo que sucedió en Túnez y también en otros países como Yemen, Jordania, Bahrein o incluso Irán. Mientras la revolución sigue madurando en Túnez y en Egipto, los libios parecen ansiosos de apropiarse de su destino como lo han hecho sus vecinos. La represión es dura, y los desaparecidos detenidos en los últimos días ya conforman listas de la humillación de un pueblo. Pero creo en la madurez y en la porfía de los defensores de la libertad para que consigan pacíficamente derrocar la dictadura  de la familia Gaddafi. Por cierto, no parece inútil recordar que el hijo del loco tuvo un altercado con Suiza por las palizas escandalosas que cometió en los hoteles de lujo ginebrinos donde se gastaba el dinero del petróleo de su país. Tal vez las autoridades suizas quieran apoyar el derrocamiento de una familia tan impresentable. Les evitaría tener que tratar con los hijos energúmenos en el futuro. En cualquier caso, e independientemente de lo que haga Suiza, yo apoyo firmemente los deseos de libertad de los libios y las manifestaciones que tendrán lugar a lo largo del día de hoy.

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La gente quiere derrocar el sistema

Pasan los días y la revolución egipcia cobra siempre mayor amplitud. Llevo días escuchando los vídeos de youtube y es una idea que me trabaja profundamente, a saber, la contundencia, lo explícito del mensaje más repetido: al-shaab yurid isqat annizam. El pueblo quiere que caiga el régimen, pero sobre todo más universal: la gente quiere derrocar el sistema. Nizam es el nombre de la amada de Ibn Arabi en las Futuhat al-Makkiya, puede y tiene una dimensión de armonía, pero en la boca de los manifestantes nizam es el sistema, ese mismo sistema que privilegia siempre a los ricos, allá y aquí, y empobrece solo a la gente honrada y a los pobres, y de forma tan trágica en un país como Egipto, donde los niños abandonados sobreviven en los cementerios, cualquier trámite burocrático tiene costes que suponen sacrificios que ofenden todo sentido de la justicia,  cuando los grandes ladrones viven en la opulencia más ostentosa (solo comparable con la de los príncipes saudíes). El fortalecimiento del sujeto, la gente, la multitud, el cuerpo plural de la ciudadanía es el objetivo por el que llevan trabajando las y los feministas, los defensores de los DDHH, los abogados honrados, pero el sistema/nizam ha excluido sistemáticamente toda transparencia, toda justicia, toda equidad, toda honradez. Por ello el pueblo no tiene nada que negociar con el sistema, y solo le interesa derrocarlo.

No comparto el interés de muchos, sobre todo desde la izquierda solidaria con las manifestaciones, por borrar toda la textura islámica de la revolución, de los gestos, de la facilidad del sacrificio de los que la llevan a cabo. No quiero decir que sea una revolución islamista, nunca la he visto como tal, pero tampoco es una revolución contra el islam. Sí lo es en parte contra el islam oficial dentro del sistema /nizam. Por ello es una batalla ganada de cara a la reforma necesaria del islam que los musulmanes egipcios se desentiendan de los representantes corruptos de los discursos islámicos. No es poco importante comprobar que asumen un mensaje con resonancias tan anarquistas.

Pienso pues, y de manera muy concreta, en el islam como anarquismo espiritual, que ha presentado en más de una ocasión Abdennur Prado. Y lo que parecía hace apenas seis meses una lectura contemporánea andalusí tiene hoy una dimensión geopolítica y civilizacional que está determinando el curso del siglo. Entre este anarquismo espiritual, o islam entendido como tal, y el fenómeno situjihadista, creo que en cualquier caso se está fraguando una fórmula inédita de realización del mensaje profundo (batin) de la revelación/revolución en una situación de grito explícito (zahir) por el derrocamiento del sistema que devuelve al sujeto histórico colectivo, la multitud, una capacidad trascendente.

Foto copiada del excelentísimo blog 3arbawy, uno de los actores infatigables de la movilización que ha conducido a la revolución.

Enlaces:

http://www.arabawy.org/2011/01/27/saturday-san-francisco-solidarity-protest-with-jan25-egypt-intifada/

http://abdennurprado.wordpress.com/2011/01/24/el-islam-como-anarquismo-mistico-ed-virus-2010/

https://abenyusuf.wordpress.com/2010/07/27/la-multiculturalidad-islamica-y-su-mimesis-de-la-umma/

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Revolución en Egipto: Mubarak se exiliaría en una clínica alemana, y Wael Ghonim se convierte en el rostro de la juventud vencedora

Según el artículo de Björn Hengst y Christoph Schwennicke (Der Spiegel), el dictador egipcio se instalaría para morir su cáncer en el apacible hospital  Max-Grundig-Klinik de Baden-Baden (ver foto idílica). Mientras, la revolución ya tiene una figura emblemática: Wael Ghonim. No quiere ser un héroe, pero ya lo es. Se puede ser más frío pero no más sincero. Sus lágrimas en directo han provocado la catarsis nacional que el país necesitaba. Pero no ha pedido perdón por haber luchado democráticamente por sus derechos.

A partir de ahora, me atrevo a formular varias consideraciones: de unas revoluciones situjihadistas, pasamos en parte a unas revoluciones multitudinarias donde google y facebook ya no juegan un papel meramente mediador, sino que forman parte de los vencedores de la batalla por el reconocimiento. Wael Ghonim será la figura clave de interlocución entre las viejas guardias políticas y la nueva generación que aspira a cambiar y modernizar Egipto. No está dispuesto a ser el títere de los políticos, sino que va a discutir para abrir definitivamente el cambio de poder. Es una revolución muy especial, en la que hay elementos situjihadistas (rezos militantes y música/mística comunera en la plaza Tahrir: Medina Luminosa y La Comuna de París revisited en una sola y misma plaza de la utopía actualizada…), tal y como sucede con la tunecina, pero además elementos radicalmente inéditos: las corporaciones google y facebook ayudan abiertamente a alcanzar una democracia real que les resulta beneficiosa, y aún así es sobre todo beneficiosa para el pueblo egipcio. Mientras, los corruptos se quedan desfasados, y la violencia queda desprestigiada como arma del pasado. El movimiento del 25 de Enero 25Jan está logrando derrocar a Mubarak y pronto lo hará con un régimen odioso. Es un momento histórico que va a seguir determinando profundamente el futuro político del  siglo XXI.

Enlaces:

http://www.spiegel.de/politik/deutschland/0,1518,743966,00.html

http://www.facebook.com/video/video.php?v=109562082453800&oid=118696491486976&comments

http://www.buehler-zwetschge.de/BuehlerhoeheMGrundigKlinik.jpg

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Cartografía de las revoluciones situjihadistas

Cartografía de la Revolución (wlcentral.org)

Visto en la central de información de Wikileaks (wlcentral.org):

Repositorio  de fuentes y despachos informativos: A Revolution Calendar.

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La caída del sionismo: sobre las revoluciones situjihadistas en Túnez y Egipto

Venga, se me va a odiar por ser tan pesado, que si otra vez el situjihadismo, que además no se sabe ya muy bien qué es, y parece un poco oportunista, cuando además ya lo saqué a relucir en tantas ocasiones anteriores, como en Irán. Pero no tengo más remedio que nombrar lo que veo, lo que leo, lo que escucho. La revolución. ¿Por qué situjihadista?

Empecemos por dónde pueda, por ejemplo en lo que sucede ahora en Túnez, la gente ha rechazado al gobierno provisional, continuista de facto de la dictadura socialista sionista pro-occidental, y ha reinventado libremente las ocupaciones de los centros de poder. Efectivamente, siempre hay algunos que quieren volver al trabajo y a la «normalidad», pero la mayoría descubre la experiencia inédita de la libertad y, con la virginidad de una sociedad no encorsetada por lo que tienen que perder, que es tan poco, lo quieren todo, y lo más importante, sin compartirlo con los esbirros de ayer. La actitud situjihadista está también presente en las movilizaciones de ayer, que se prolongaron hasta esta madrugada, en Egipto. Los gritos son inequívocos: que caiga el régimen.

Ni revoluciones islámicas, ni árabes (pese a la borrachera de himnos y banderas nacionales), estas revoluciones en su profundidad performativa son una combinación de estrategias situacionistas y jihadistas que confluyen en una experiencia inédita de rechazo al dictador, lo espectacular concentrado, y a la esclerosis social provocada por el sionismo y el capitalismo salvaje en los países árabes, lo espectacular difuso. No es una revolución islamista, ni siquiera post-islamista, porque los manifestantes no siguen las instrucciones de líderes en tanto que musulmanes, sino que se unen en pie de igualdad en una conspiración de cómplices en la Red. Pero no nos engañemos: ni youtube, ni facebook, ni twitter, ni Al-Jazeera, ni los blogs son fines, son solo medios adecuados para una revolución que ha ido madurando durante décadas y que ya nada ni nadie puede detener.

Y entre las perdedoras que no pueden detener esta marea situjihadista se encuentran las diplomacias europeas y americana, basadas en un criterio ridículo, infame y asesino: un sionismo ciego que ha impuesto unos regímenes colaboracionistas, sionistas árabes, que van a derrumbarse una vez que caiga Mubarak. La diplomacia israelí, ocupada últimamente en gilipolleces y mentiras, no ha podido hacer nada para salvar a Ben Ali, y no podrán salvar al Carnicero del Nilo. Los pueblos van a organizarse libremente en cooperativas que ya están en gestación, donde ni las viejas izquierdas ni los sindicatos cavernarios podrán fácilmente apropiarse de la representación de los demás. Los europeos vamos a ver la historia del siglo veinte rebobinada, y con un nuevo final que no será sino la superación real de la condición servil.

Evidentemente, los peligros están ahí: los mitos: la independencia del ejército tunecino. La transición a la española, con Al-Baradei o con Moncef Marzouki. La revolución trotskista. Son todos ellos obstáculos simultáneamente esperpénticos y reales, desgraciadamente, para la plena toma de conciencia de los iracundos de la teoría de su ira. No hay más camino que la ruptura vertiginosa con las legitimidades establecidas, incluidas por supuesto las de las patrañas izquierdistas. La democracia debe  convertirse en una utopía proyectada en los circuitos cooperativos de la situación concreta de cada población. Las premisas viciadas de análisis de los periodistas, indefectiblemente, tenderán a posicionar los avances en una vuelta a la normalidad que no es más que la reacción. Solo la conciencia de la revolución garantiza en Túnez y Egipto, los dos países que están liderando este momento histórico, una inteligencia de la liberación que trasciende el marco caducado de los medios de comunicación corporativos occidentales y, como no puede ser de otro modo, sionistas.

Actualización del 27 de Enero: Segundo día de manifestaciones en Egipto, esta vez muy violentamente reprimidas, pero la brutal torpeza del régimen es ya inútil. La caida de Mubarak es ya una cuestión de semanas, días.

Violencia policial en Egipto

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España y Túnez

Conviene que se sepa que lo que los manifestantes tunecinos reclaman es trabajo, libertad y justicia nacional (shugl, hurriya, aadala wataniya). Y por eso les están pisoteando, golpeando a porrazos, disparando con balas reales o lanzándoles botes de gas Made in Israel. Si Ben Ali vence al pueblo, habrán muerto muchos por un sueño justo. Si el pueblo vence, espero que tiemblen nuestros propios aprendices patrios de macarrismo institucional (los de la Gürtel aún dentro del PP). La Historia se habrá puesto de nuevo en marcha.

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Belleza en Italia

La política es una estética iluminada

por el sol de la cultura romana.

(REUTERS)

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El yihad ecosófico en Galicia

Primera parte: El futuro en llamas

1. No había pasado ni una semana desde la muerte de dos taladores en el incendio de Fornelos, el viernes 13 de Agosto de 2010, que ya la Guardia Civil y detrás el diario El País optaron por la vía fácil de señalar un chivo expiatorio para echarle, literalmente, los muertos encima: han elegido al punto más vulnerable desde el punto de vista humano, el capataz, que además era amigo y compañero en el frente de llamas de los fallecidos. El verbo empleado por el periodista incluye la insidia, la acusación, la calumnia. El capataz habría «dejado», entiéndase abandonado, a los dos «brigadistas», es decir taladores, porque así estaban contratados por la empresa pública SEAGA, la encargada de luchar contra los incendios. En realidad, la actuación del capataz siguió estrictamente el protocolo de actuación. No los dejó ni los abandonó, no fue un desaprensivo que se retiró preso del pánico, no fue un cobarde, sino que actuó en conformidad con el protocolo de actuación en estos casos. Pero parece que a la Guardia Civil y al periódico El País la verdad les importa menos que la posibilidad de tener un culpable, más fácil que la Xunta, que la empresa SEAGA, que los pactos secretos entre peces gordos para esconder los hechos detrás de la tragedia.

2. No quiero esconder mi sorpresa por esa acusación malintencionada. Esa noche, las personas que estaban en el terreno no estaban abandonados, cuando el capataz, siguiendo el protocolo, subió al coche con el único propósito de actuar con calma y responsabilidad. Cuando regresó, sus hombres yacían calcinados, pero aún hizo falta un breve lapso de tiempo para encontrarlos. Que los dos jóvenes cometieran el error fatal de escapar de las llamas con el viento por detrás no exime de culpa a los responsables de formación, que no deberían haberse conformado con saber que ambos ya habían participado en cinco y siete campañas de verano de extinción de incendios cada uno. Este año, para ahorrar, llevaban una semana trabajando.

3. Es evidente entonces que los fallos se acumulan en este caso trágico a todos los niveles. La Xunta, en su afán de ahorrar, no mantuvo ninguna política activa de silvicultura en invierno y primavera. La SEAGA, mal acostumbrada por el ambiente de desprecio general por la juventud y los mileuristas, llevó el afán de ahorro hasta el punto de reducir de tres raquíticos meses de contrato a dos meses, o incluso uno y medio. Esta misma empresa decidió aplicar un modelo de contrato insultante que solo aceptaron los contratados por puro amor al bosque, por pura conciencia ante el problema. Los datos están ahí, han sido publicados. Cobraban 1040 euros brutos prorateados, es decir, menos de mil euros netos. Sus trajes de trabajo son altamente inflamables. Las botas, compradas en el Corte Inglés, son de un material que se derrite con altas temperaturas. Se ha leído y se ha confirmado que ni siquiera disponían de una cantidad de agua potable en conformidad con las necesidades del trabajo en el terreno, donde el humo respirado y las altas temperaturas del aire y de la proximidad de las llamas solo pueden paliarse bebiendo mucha agua. Por contrato, las horas extras solo se pagan cuando superan las 55 horas al mes, es decir, que no se paga una semana adicional metida con fórceps en las cuatro del mes. Y además, la empresa no pagaba puntualmente. Los brigadistas no son tontos, están explotados laboralmente pero su amor al bosque los empuja cada año a aceptar un trabajo infravalorado por la Administración, la prensa y la sociedad gallega.

4. Los orígenes de los incendios de verano se explican por múltiples razones. Se ha aludido a la sustitución de los bosques autóctonos por eucaliptos, que solo son útiles para la industria de la celulosa y de conglomerados. Se ha aludido a la dispersión minifundista que hace que muchos propietarios no permitan, no consientan, no pidan que se explote sus propiedades, y que sin embargo las dejen a la merced de la la proliferación de una maleza que arde como combustible cuando se juntan los factores de humedad, temperatura y viento. Se ha aludido a los intereses específicos de los que ven en los incendios la promesa de ayudas, un capitalismo del desastre típico de una sociedad subdesarrollada. Y se ha aludido a los pirómanos, los inconscientes, los imprudentes y los desalmados. Pero todo ello no agota la cuestión, porque la lucha contra los incendios debería ser una prioridad para la Xunta que, con medios y voluntad, podría ser más fuerte que todos estos factores. Desgraciadamente, no lo es.

5. Los bosques que suponen dos tercios de la superficie de Galicia son una fuente de riqueza medioambiental única, que no se debe valorar solamente en términos de explotación racional de la madera y otros combustibles, sino en términos paisajísticos, culturales y turísticos. ¿Seguirán viniendo turistas a ver colinas ardiendo? ¿Confiaremos en una Administración que es incapaz de conservar lo común? ¿Será preciso emigrar cuando el futuro en llamas sea el presente definitivo?

6. En la parábola de la buena palabra, el Corán compara ésta con una árbol sano: «[…] Es como un buen árbol cuya raíz está bien asentada y cuya copa se eleva al cielo;» C 14: 24.

7. El cinismo que se apodera de todos los estratos de la Administración no debe fomentar a su vez el cinismo de la ciudadanía gallega. Es posible luchar contra los incendios, no es una fatalidad ni una posibilidad para cobrar ayudas, aunque pueda parecerlo. La conciencia de todos es indispensable para llevar adelante un esfuerzo colectivo contra este problema eminentemente espiritual, además de social, económico, ecológico, cultural y político. Llamo a este esfuerzo colectivo yihad, un yihad que debe ser liderado por la ciudadanía ante la desidia de la Administración y la inoperancia de la oposición política. Se trata de un yihad ecosófico, que entienda que nuestra casa común, que incluye los bosques, debe ser protegida como una filosofía de saber vivir, de saber avanzar juntos.

8. No es casual que el desastre que asola regiones enteras de Pakistán, inundadas por las aguas del Indus, coincida con el desastre de los incendios en Galicia. Podemos hablar de un desastre global, del planeta enfermo, de la conjunción planetaria de múltiples desastres que suman sequías, incendios como los de Rusia, inundaciones, contaminaciones masivas y vertidos tóxicos de magnitudes colosales. El yihad ecosófico en Galicia no debe concebirse como una prioridad local aislada de un movimiento que debe recorrer los cinco continentes. Debemos contar con los Estados, pero superar las inercias y desidias de éstos. Debemos contar con la ciudadanía y concienciarla, desde las escuelas hasta las aldeas. Debemos contar con los movimientos ecologistas y de DDHH que actúan ya en todas partes. Porque hay una estrecha relación entre justicia y ecosofía. Allí donde no se respetan los DDHH, tampoco se respeta el Medio Ambiente, y viceversa.

9. Ganaremos esta batalla contra los incendios cuando los vecinos sean los primeros en denunciar y en evitar que uno de ellos prenda un matorral. Por eso debemos evitar las estigmatizaciones, incluso de los responsables políticos, porque no podremos ganar contra ellos, sino con ellos. Más allá del rechazo que pueda suscitar el gobierno de Feijóo, debemos ser conscientes de que no lograremos resultados enfrentándonos frotalmente con sus políticas nefastas de ahorro, que esconden sus propios despilfarros y prioridades ridículas. Sabemos que han ganado las elecciones con mentiras e infamias, pero no debe llevarnos al punto de desear que sus fracasos invaliden su acción de gobierno para que así se acorte su mandato. Ojalá gobierne muchas legislaturas si por lo menos sirve para que algo tam importante como este yihad ecosófico cale en la acción común de todos los gallegos.

10. No se trata, como bien se ha señalado más de una voz estos días, de pensar que los bosques deben convertirse en jardines. Un bosque no es un jardín ni debe ser tratado como tal. Tampoco cabe confundir el espíritu ecosófico con una sacralización del bosque, una recuperación del concepto latino de lucus, donde el bosque es el espacio prohibido, que da miedo y fascina por su oscuridad impenetrable. La relación con el bosque en Galicia debe inventarse como una forma moderna de entender la naturaleza, que no está reñida ni con su disfrute ni con su explotación racional. No se trata de domesticar el bosque, ni tampoco de expulsarlo de nuestros modos de vida. Hablaría de convivir con él, con sus peculiaridades y con sus necesidades. Abandonemos las retóricas de los tiempos pasados en los que la gente necesitaba leña para cocinar, calentarse e iluminar los hogares. La leña puede tener un sitio en nuestras vidas, pero no sobreestimemos sus virtudes. Al contrario, una relación sana con el bosque debe dejar atrás los usos de antaño que finalmente destacaban sobre todo por su carácter depredador. Ni un futuro en llamas, ni un futuro en chozas. Un futuro en comunión con la naturaleza no puede significar un reciclaje de mitos sobre armonías pasadas que solo pueden servir para añadir confusión al debate y para que los que viven en zonas rurales no entiendan el propósito del yihad ecosófico. Hasta que la vida en las aldeas no sea tan cómoda como en las ciudades gallegas, no podremos aspirar a que la población gallega agraria no vea el bosque como una traba a su bienestar.

Segunda parte: Hacia el bosque-ser

11. El yihad ecosófico en Galicia se centra en la lucha contra los incendios forestales, pero supone una reflexión crítica de muchos otros factores atávicos de la sociedad gallega. Citemos el abandono del campo, cuyo trabajo es en muchos casos ruinoso, frente a la competencia de los conglomerados agroindustriales. Citemos la dispersión urbanística, que dificulta la tarea de los concellos para ofrecer servicios de calidad a toda la ciudadanía. Citemos el urbanismo salvaje en las costas, que más allá del feísmo y del impacto medioambiental, devalúa el país interior e impone un modelo de Espectáculo en el que la cultura, las inversiones, el desarrollo y los ingresos del turismo se ven acaparados por las zonas costeras en detrimento de otras regiones del país que también necesitan medios para vivir y desarrollarse. Citemos por fin la vigencia de una cultura del pelotazo importada a lo cutre en lo rural que hace que cualquier bosque se vea como un obstáculo para realizar un negocio fácil, ya sea por la vía de la recalificación de terrenos o por la de la suplantación por pastos. Bueno es que desde hace ya tiempo se haya prohibido recalificar terrenos quemados, pero ¿quién vigila que las normas se cumplan? La política de vigiliancia de los concellos brilla por su ausencia, y quizás ahí también debemos ser conscientes de que es un problema que los técnicos locales, aun en el caso de que tengan la voluntad de luchar contra la ilegalidad urbanística, no pueden resolver sin contar con una población que denuncie inmediatamente las infracciones, en vez de que predomine la cultura de la complaciencia y la no-intromisión en los asuntos del vecino para proteger las propias infracciones.

12. Los niños deben ser educados en nuestras escuelas con valores que les despierten el respeto y el interés por la fauna y la flora de nuestros bosques. Ya sea en la ciudad como en las poblaciones rurales, los niños pueden y deben conocer los nombres gallegos, las características y las amenazas que pesan sobre los árboles. Para ello nada sería más provechoso que formalizar que los propios empleados de la SEAGA contratados todo el año contasen con módulos de formación en los que ellos mismos explicasen en las escuelas los conocimientos adquiridos de forma teórica y en el terreno. No faltan archivos gráficos de los efectos de los incendios, de la urbanización descontrolada y de la belleza de nuestro país. Dichos archivos deben ser divulgados formalmente durante todo el año, en todas las etapas de la enseñanza obligatoria.

13. La poesía gallega ha cantado las raíces celtas en periodos en los que primaba la creación de un conciencia nacional. Es hora de que las instituciones gallegas fomenten la creación artística que emplee el bosque gallego como motivo de inspiración, creación e hibridación artística. Pienso en el Land Art, que puede ser estudiado como modelo de agenciación del arte en el bosque-ser, y pienso en los combates florales, qu adaptados al contexto gallego, podrían centrarse en la elaboración de metáforas que emplearan referentes provenientes de los bosques.

14. El turismo rural es una opción legítima y de futuro para un sector hostelero que, con la reciente explosión del fenómeno del Camino de Santiago, comprueba que podemos atraer con éxito turistas más interesados por la cultura que por el botellón y el salto desde los balcones hasta las piscinas de los hoteles. La equitación no competitiva de paseo, la creación de redes de talleres de escritura y traducción en aldeas que ofrezcan calma para el trabajo intelectual y la conexión con la Red de internet, la valorización decisiva de la gastronomía basada en productos ecológicos y la cocina tradicional, todos y cada uno de estos factores pueden a la larga ser alicientes de primer orden para que los bosques se vean como una fuente de desarrollo sostenible que ha de protegerse como lo más esencial de nuestro hábitat.

15. El trabajo de ebanistería y de restauración de madera de muebles es otro sector donde las condiciones privilegiadas de Galicia ofrecen una posibilidad de desarrollo óptimo con respecto a la producción de otros países. Podemos burlarnos de IKEA, pero reconozcamos que trabajan con madera garantizada. Podemos burlarnos de Marruecos, pero sepamos que en ese país las técnicas artesanales de trabajo de la madera siguen siendo ejemplares y nos podrían servir de modelo. La decoración de nuestras casas, tras la ola de plástico y fornica, podría ser inventada de nuevo con una nueva relación con la madera de calidad cuya producción y explotación fuera no solamente sostenible, sino beneficiosa para los bosques.

16. La silvicultura debe integrarse en una estrategia global de desarrollo de viveros ecológicos, de limpieza de ríos y protección de los entornos naturales. También la calidad de la carne y de la leche mejorará cuando en vez de seguir e intentar competir con el modelo francés de grandes granjas industriales, que hoy en día se queda obsoleto en ese terreno con respecto a los competidores estadounidenses y brasileños, la sociedad gallega en su conjunto apueste por la producción agroecológica de proximidad, libre de los grandes desajustes entre producción y subvenciones europeas y de kilometrajes que encarecen el impacto, la huella ecológica de nuestro consumo.

17. La regla de los cuatro años señala que si nada cambia en Galicia, dentro de cuatro años, es decir en 2014, volveremos a enfrentarnos a los problemas que hemos conocido en 2006 y este año, sin contar con los incendios de los demás años, en los que también se producen en cantidades más que alarmantes. Por ello, pongamos por objetivo que en 2014 no solamente se reduzcan los incendios, sino que las dinámicas alternativas que pueden cambiar la tendencia fatal a la destrucción se vean empezadas y aceptadas por la ciudadanía gallega.

18. Los musulmanes gallegos, que somos muy pocos y estamos dispersos en toda la geografía de nuestro territorio, tenemos un deber añadido en este yihad ecosófico de toda la sociedad. Porque los bosques son ni más ni menos que nuestras mezquitas naturales, los espacios donde entre las columnas de los carballos podemos sentir la llamada de almuédano de la naturaleza que interpela nuestro ser en el bosque, nuestro bosque-ser.

19. Los musulmanes españoles, me atrevería a decir andalusíes, amantes de Galicia y de la naturaleza, deben ser embajadores de este yihad ecosófico en el resto del territorio peninsular, y pienso muy concretamente en Andalucía y Portugal, donde también se producen incendios de grandes dimensiones. Los turistas y los peregrinos del Camino de Santiago deben volver a sus países con la idea clara de que aquí está comenzando un movimiento serio y colectivo que quiere luchar de una vez por todas contra la destrucción de la naturaleza. Habrá que conseguir que les lleguen estas ideas durante su breve estancia en Galicia.

20. La victoria del yihad ecosófico se medirá en los resultados de la lucha contra los incendios, pero también en la capacidad de pensar nuestro ser artificical, creado, sin raíces una vez que se conoce nuestro ADN bastardo, como un bosque-ser en la superficie efímera de la vida.

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La multiculturalidad islámica y su mímesis de la Umma

I. El jardín-ser

1. De la unidad de Al·lá no se desprende una uniformidad de la cultura islámica. Esa es tal vez una de las verdades más evidentes y menos operantes en el siglo XXI. Todo tiende a presentarnos un determinismo no ya fundamentalista, sino culturalista, que se encarna en la semántica mediática del islam y que, sin base alguna en la realidad vivida no ya solamente por los millones de musulmanes sino por todo lo que podamos entender como realidad histórica de nuestra época, domina el storytelling del mundo, entre burkas, mezquitas en llamas y 11 de septiembre’s todos los días.

2. La victoria de Obama en 2008 ha evidenciado en los Estados Unidos una posibilidad de alternativa que lleva una década cobrando peso frente al mito de la unidad cultural del islam, aquí en España, o si se prefiere en al-Andalus, entendido como territorio del pensamiento andalusí contemporáneo. Esta posibilidad de alternativa es tan artificial como la propia postmodernidad, pero no menos prometedora que cualquier vanguardia que haya recorrido y sembrado frutos en el siglo XX: dadá, el surrealismo, los situacionistas y, más cerca en el tiempo, el colectivo francés Tiqqun. Lo que Obama encarnaba de oxigenante en 2008 para el panorama político estadounidense está representado en Europa por una pluralidad de artistas, pensadores y activistas que se identifican con el islam desde su individualidad y contra el Bloom, lo que Tiqqun define como el Stimmung de nuestros tiempos, la convergencia dominante del Espectáculo y el Biopoder.

3. No debemos caer en la tentación de reducir el pensamiento andalusí contemporáneo a un nuevo averroísmo, por muy atractiva que pueda resultarnos esa propuesta. Porque ni Averroes es un filósofo de la técnica que pueda darnos instrumentos para pensar el capitalismo desde la ética islámica, ni la influencia de Averroes en el feminismo islámico agota todo lo que éste supone en términos de visibilidad de la construcción positiva de nuevas identidades basadas en una ética islámica de la hermenéutica progresista. Averroes, Ibn Rushd, no es ni el abuelo juez de la ciudad ideal ni el nieto filósofo de la agenciación de libertades en la metrópolis cosmopolita del Nexus andalusí. Como mucho, es el muñeco en llamas del viaje dantesco por los círculos de la narratividad del western eterno, entre guerras (Irak, Afganistán, Gaza, etc.) y de entreguerras (lo que comienza en 1979 con la victoria de Thatcher y acaba en 2008 con la victoria de Obama).

4. El modo de vida halal no es tanto la observación ritualista de consejos futbolísticos y censuras puritanas soft, como la articulación diaria de una práctica basada en un ecologismo integral (deep ecology), una sexualidad reencantada por la fidelidad conyugal y la armonía familiar, y un liberalismo social tan alejado del marco farmacopornopolítico como cercano al cosmopolitismo del facebooking, de las redes sociales en general y de la amistad clásica entre pares ciudadanos. No es casual que la revitalización a la que asistimos en nuestros días de los modelos de producción agraria, energética y cultural sostenibles coincida con la internacionalización de las empresas más punteras en el campo de la producción halal. Isabel Romero, responsable del Instituto que certifica los productos halal, fue precisamente invitada por la administración de Obama para que compartiera su experiencia con otras empresas emprendedoras que marcan el rumbo hacia una economía sostenible cuya implementación general el siglo XXI no puede seguir postergando.

5. En una Europa que destaca en el panorama internacional como espacio de cohesión social basado en un Estado de Bienestar que, a pesar de las dificultades provocadas por las crisis de origen neoliberal, es todavía el mejor marco para desarrollar modelos de convivencia, la presencia de millones de inmigrantes musulmanes es contemplada bajo un prisma amenazador por unas sub-élites conservadoras que no nos parecen representativas del sentir real de la ciudadanía. En efecto, cuando no hay una orquestación securitaria demagógica, como ha sucedido y sucede en Italia, Francia, Holanda, Suiza y se quiere provocar en Catalunya, la población ciudadana no solamente aprovecha el enriquecimiento del tejido social integrando a los nuevos inmigrantes conforme se asientan los que llevan ya en Europa varias generaciones, sino que también descubre nuevas formas de ser que no son ni las de los inmigrantes ni las que se conocían en el siglo XX. Estas formas de ser son evidentes en lo que aquí llamamos el marco hermenéutico de al-Andalus, donde confluyen comunidades rurales de las Alpujarras, familias del cinturón barcelonés, jóvenes de Rianxo y estudiantes nacidas en el Magreb asentadas en París. Pero son también las formas híbridas de ser del coreográfo belga de origen marroquí, de los periodistas especializados en productos financieros islámicos o halal con apellidos pakistaníes y de los diputados alemanes con familia en Turquía o con vínculos estrechos de cooperación con los movimientos asociativos sufíes de la cuenca del Rín.

6. Los pensadores andalusíes contemporáneos más destacados tienen en buena parte una filiación común marcada por el trabajo seminal de reconstrucción de al-Andalus del maestro Haŷŷ Abderramán Maanán. Ya sea en la obra plástica Hashim Cabrera, en la epistemología de los monoteísmos y chamanismos del niponólogo y experto en haikús Abdelmumin Aya, en la vertiente más militante del blasinfantismo anticapitalista, en la internacional del feminismo islámico de Ndeye Andújar y Abdennur Prado, en la respiración acompasada de las hadras en la Zawiya de Sevilla, ya sea en los latidos de cada una de mis frases, encontramos los acentos melillenses de quien acometió, casi en solitario, la traducción y divulgación de las azoras mecanas más influyente de las postrimerías del siglo de la Revolución Rusa, Auschwitz, Mayo del 68, el jomeinismo postmaoísta y el ADN.

7. Al-Andalus como meseta del PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) es también la sierra del anti-PAC (Política Agraria Común) de la UE, la resistencia-para-bandolera del árbol de olivo frente a los olivares-industria-holding de la Castellana, la hermenéutica de las aleyas del agua frente a las autopistas del agua del Levante, la propedéutica de las charlas andalusíes frente a las stories identitarias neo-fascistas. Al-Andalus como red rizomática de saberes es la contraposición exacta del haya europeo que ha descrito con acierto Camille de Toledo. El autor de Punks de boutique, El Bosco al revés y Vidas y muerte de un terrorista americano ofrece la imagen del banyan surasiático del postcolonialismo como alternativa al haya, árbol de la tristeza mnémica tras los crímenes que presenció el abedul. Nosotros vemos en las flores de los arrayanes de las nawriyyat andalusíes una imagen más fresca y embriagadora de lo que puede ser el futuro.

8. Dice Ibn Zaydûn en versión de Mahmud Sobh:

aún en Arruzafa brotan muchas flores muy sonrientes

en sus almunias tan regadas por las nubes abundantes;

¡cuán hermosos jardines de diversión que en su sombra

todavía nos escancian vino de locura los obsequiantes!

9. El criterio halal debe ser el motor del ser-máquina sentimental que artificialmente se construye a sí mismo afectivamente, socialmente, espiritualmente. Somos esclavos de Al·lá como el vino es esclavo de la uva y la uva de la parra y la parra del jardinero, pero somos los jardineros de nuestro jardín-ser en el jardín ontológico de la biotécnica que nos constituye. Por eso no se trata de remar con los fundamentalistas en la afirmación de las raíces, sino de florecer en las almunias según los criterios de la agricultura ecológica. Es decir, sostenibilidad, diversión y «prohibido prohibir», frente a las lógicas neuróticas de la haramización, el romanticismo de la violencia y la pulsión de muerte. Porque es mucho más que el horror producido por los crímenes de Al Qaeda lo que debemos conjurar entre todos; sin retóricas de las malas hierbas y las erradicaciones, de los plaguicidas y los ciclos frigoríficos, nos enfrentamos ciertamente a una desertificación que necesita ser frenada con medidas urgentes de fertilización: cultura en la tolerancia, educación para la ciudadanía, reconocimiento de las multiculturalidades y coordinación de las estrategias de I+D+i.

10. El criterio halal es el sistema de preguntas que la conciencia va creando para seguir manteniendo activa la máquina del jardín-ser. Una vez que la psicología individual se familiariza con la halalidad, las situaciones creadas son pasos prometedores de nuevas situaciones. No la sucesión pasiva de estímulos como película, sino la prolongación de la ebriedad creativa en la deriva del poeta que nombra todo aquello que admira, todo aquello que ve o su ebriedad le hace ver.

II. Mudanzas del sujeto en la noche

11. La Yihad es el espejo exacto del fundamentalismo republicano de los Estados Unidos. La victoria de Obama es también la derrota de Osama Bin Laden. Eso es algo que los fundamentalistas de todas las vertientes no quieren reconocer en toda su importancia. Que los Estados Unidos tengan un presidente que marca otra vía diferente al fatalismo deprimente del bushismo es sin duda una mala noticia para muchos que prefieren sea donde sea seguir la senda del machismo, de los nacionalismos, de los discursos de la amenaza y la economía entendida como violencia.

12. El terrorismo yihadista tiene la capacidad de segar muchas vidas y matar sin piedad a seres humanos de forma especialmente cruel. Es un terrorismo que ha sido descrito como internacional, y no es falso decir que, efectivamente, los yihadistas han conseguido sembrar el terror en todo el planeta. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es tener miedo de estos terroristas, o pensar que conviene no perseguirlos, juzgarlos y condenarlos. Tampoco podemos sucumbir ante la tentación de procurar construir una tregua. Ahora bien: no lograremos derrotar al terrorismo yihadista con guerras coloniconvencionales como las que conocemos hoy en Irak, Afganistán y Gaza. Los países europeos deben reinventar su política exterior para que Occidente sea un aliado para la paz, en vez de un obstáculo. Cuanto más se prolongan éstas y las guerras en general, más se enriquecen las industrias de armamento y más se empobrecen las retóricas de lo común. Descubrimos que nuestros vecinos son paquistaníes, argelinos, marroquíes o iraquíes y acabamos teniendo miedo de los que siguen siendo y seguirán siendo nuestros propios vecinos. Pero ese miedo es el fruto de nuestra falta de comunicación, pues en cuanto los conocemos personalmente aprendemos a diferenciar a cada individuo y a racionalizar la amenaza (o no) que podamos sentir. La proliferación del miedo en la sociedad europea es un fenómeno más inquietante si cabe que el desarrollo brutal de la islamofobia. Me refiero aquí a las mujeres suizas convencidas de una amenaza de banalización del burka, de burkalización de la calle. Me refiero al habitante de banlieue que votó a Sarkozy, pero no a Le Pen ni nunca lo haría por el viejo racista, y sí repetiría por el pequeño chovinista. Al-Andalus es para las personas europeas que viven este miedo no un jardín, sino el bosque de columnas de la mezquita de Córdoba: Respeto, silencio, y acorde con la decoración de la catedral barroca incrustada, anulación del yo. Y eso da miedo.

13. Para que Mansur Escudero pueda rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, ha tenido que pedir permiso a la Iglesia Católica, que se lo ha denegado. Pero lo sorprendente es que la ciudadanía no sabe si apoyar a Mansur Escudero o si burlarse de él, para no tener que darle la razón a la Iglesia Católica. Estamos ante un ejemplo clarísimo del malentendido que provoca la evocación de al-Andalus para la ciudadanía española y europea en general. No ya los famosos malentendidos sobre el archislam (la religión islámica, la cultura islámica, el islam, la vida islámica, etc.) hasta la saciedad (y el agotamiento de cualquiera), sino del malentendido entre vecinos por el uso de la fuente. ¿A quién debe molestarle que Mansur Escudero rece en la Mezquita? ¿Qué noche ha invadido el recinto cordobés, que el sujeto perdido recorre aterrorizado por las sombras del pasado? ¿Qué mudanzas debe emprender para descubrir que la amistad, la fuente del pueblo, y la fertilidad del agua pública no tienen precio?

14. La mezquita que se ha pretendido construir en la zona cero de Nueva York se llamaba Cordoba, en un márketing del andalusismo que fracasó, una vez más, por sus connivencias con wahabismos kuwaitíes, lo cual no deja de ser desolador. Que la mezquita no se construya. Que los wahabíes puedan recurrir tan fácilmente al andalusismo de pacotilla sin que la respuesta aquí se haya apenas oído. Y que el PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) no haya tenido ninguna posibilidad de influir en la batalla como voz oficial de la política exterior europea, y más concretamente española, en este episodio. Los vínculos apenas comienzan a ser eficaces entre Junta Islámica, la Generalitat de Catalunya y ahora el Ministerio de Igualdad sobre el feminismo islámico. Pero es que el feminismo islámico debería ya estar en las agendas de todas las políticas europeas de cara a su acción exterior en África, Asia y el mundo árabe. La postura republicana de rechazar la mezquita Cordoba en la zona cero de Nueva York es la más tardía de las victorias de Bush y Osama Bin Laden. Esperemos que sea una de las últimas.

15. Dice Muhámmad: «Id a buscar la ciencia hasta en China».

16. El amor no es el valor que debe regir nuestras relaciones sociales, sino el respeto. Para amar ya tenemos bastante con los seres más queridos, o simplemente con uno mismo. Al-Andalus no es por tanto la utopía del amor sino la ultratierra del cuidado. Las ideas sobre el islam como cultura de la paz popularizadas, entre otros clichés, por las traducciones de islam como paz no pueden en ese sentido ser más equívocas. Claro que el islam se opone a la guerra, pero no porque sea violenta, sino porque es destructiva, ciega, absurda. Hay violencia en el islam: contra la ignorancia destructiva. Los terrorismos islamistas destruyen en el mundo lo que el islam más aprecia: la urbanización, la socialización, la puesta en común de las riquezas en el mercado simbólico de la ciudadanía. Al-Andalus es más que un espacio rural, es sobre todo un espacio urbano, pero eso sí, con suficientes jardines y parques como para que la ciudadanía piense su día a día como jardinero.

17. Mehdi Flores, Abdennur Prado, Camille de Toledo. Un toque de perfume recorre los nombres de los pensadores andalusíes contemporáneos.

18. Nunca se repetirá suficientes veces que, mal que pese a los fundamentalistas, la riqueza de al-Andalus era el fruto de la conjunción de varias culturas, identidades y religiones, como de varias tradiciones de pensamiento técnico de la ciudad, de la ciudadanía: la democracia griega, la queertesía de Bagdad, la topología de la traducción de la Escuela de Toledo.

19. Al-Andalus no es el territorio de ninguna reconquista islámica política, geográfica o demográfica, sino el espacio artificial que el ser-máquina, el sujeto sentimental, el jardín-ser atraviesa en las mudanzas de su agenciamiento como viajero en la noche del alma. Ni la enésima resurrección de un proyecto camufladamente islamista, ni la desterritorialización absoluta de la macdonalización, ni el storytelling de las raíces nacionales, el territorio contractual de al-Andalus flota como el céfiro que recorre el jardín al atardecer. Oculto en los poemas, en el arte, en las utopías tazísticas, el esplendor de al-Andalus se permite florecer sin pedir permiso más que al fluir incesante de las propuestas y las situaciones. No hay Medina ni Meca que lo valga.

20. A partir de ahora, me referiré a pensadores andalusíes contemporáneos musulmanes o no musulmanes, españoles o extranjeros, con el propósito de señalar la pluralidad de al-Andalus, y desmentir el mito de la uniformidad cultural islámica, que solo es una mitopoyética culturalista con derivas fundamentalistas. En la multiculturalidad islámica se puede apreciar una tensión mimética cuya energía se plasma en al-Andalus para representar la Umma, pero no entendiendo la Umma como la comunidad fundadora y primigenia de Muhámmad, sino como la Umma multicultural compuesta por los millones de musulmanes en el planeta hoy en día. Las mudanzas del sujeto en la noche son las moradas del ser-jardín en las cartografías del islam plural, en tres o cinco continentes, en los siete mares, en 189 naciones, en millones de pueblos, ciudades y grandes urbes. Al-Andalus es el anhelo y la expresión de esa Umma reflejándose idealmente aquí y ahora, en el espacio escrito del deseo de convivencia de los ciudadanos.

III. El más allá de la mansedumbre

21. Tenemos, todos tenemos un problema con el salafismo, pero además los ciudadanos tienen derechos, que aunque no les gusten a otros han de ser respetados. El auge del salafismo en Catalunya es real. Mezquitas salafíes reciben a musulmanes de muchos países diferentes, pero este falso cosmopolitismo se genera porque ellos se refuerzan mutuamente en oratorios que son espacios únicos de defensa y seguridad frente a la hostilidad de buena parte de la población vecina, y demasiadas veces, de las autoridades locales. Cuando las vías de la integración se bloquean para colectivos determinados, éstos se autoexcluyen no ya del espacio imaginario de un al-Andalus, sino del espacio social español, europeo en su sentido más prosaico. Acción: alcalde prohíbe, dificulta la apertura de nuevas mezquitas. Reacción: la mezquita existente se masifica, se densifica. Contrarreacción: alcalde cierra la mezquita existente. Situación final: clandestinidad mayor de la práctica del islam en Lérida/Lleida, cuya representatividad pasa a estar en manos de los salafíes de forma soterrada y sin alternativa.

22. Si la vergüenza es un sentimiento revolucionario, reflexión atribuida a Karl Marx, estamos haciendo de los fundamentalistas y salafíes, en concreto en la inmigración, los revolucionarios del nuevo siglo. Pero la revolución que esa gran vergüenza prepara no augura nada bueno ni para al-Andalus, ni, de paso, para España o Europa. Si los inmigrantes musulmanes practicantes pudieran decir lo que sienten, si los salafíes del proletariado en nuestra sociedad pudieran levantar la voz en la esfera pública, los problemas de su día a día se nos aparecerían como llagas en la piel de la ciudad. Pero no queremos ni ver ni oír, ni a los andalusíes ni a los salafíes, y esperamos que todo se arregle por la vía de la policía, la multa y la prohibición. Haram, burka, velo-gates y una multiplicación de pequeños roces. Que a la larga desgarrarán el tejido de las calles, de las discusiones, de los hogares.

23. El caos violento de las banlieues francesas no es una maldición caída sobre los franchutes por su ¿demostrada? antipatía, sino el resultado de un incendio que el nacionalismo y la islamofobia se han encargado de alimentar. Claro que es una violencia de débiles contra los más débiles, como denuncia Vaneigem, claro que es un caldo de cenizas que el sistema político no está dispuesto a alterar. Por eso sus réplicas en Catalunya, pronto, y también, por poner al caso, en Madrid algún día, pueden servirnos de avisos para lo que no nos podemos permitir: la repetición de las guerras de Granada, la celebración neomedievalista de la Reconquista. O nos disponemos a nombrar otras alternativas o sucumbimos ante la fatalidad de lo anunciado por los más catastrofistas. El teatro de nuestras luchas-remake tiene ya los guiones de la mañana de tambores. No merece la pena, a estas alturas, aprendernos de memoria lo que ya sabemos que tenemos que decir: sin respeto a los derechos humanos de todos, y de los extranjeros concretamente, caeremos en el regazo asesino de la Virgen de las Guerras.

24. Para ponerse en forma contra los cruzados, un tal Hisham Arquero, un hors-PAC, en un texto polemista brevísimo más pesado que constructivo (1), sostiene que los «conatos explicatorios» occidentales son «absolutamente ajenos al universo concreto cuya singularidad se intenta descubrir.» ¡Venga alguien y lo despierte! Un universo concreto. Ni más ni menos que fuera de al-Andalus, cuya dimensión es más pequeña, y abarcable, solo con zapatos, en los libros, sin telescopios hacia los firmamentos de la concreción. Porque la muerte se apodera de sus «civilización universal», de la grandilocuencia de sus «ideas-fuerza», del fundamentalismo que «cimenta» su singular «comunidad musulmana». No hay espejo con la muerte porque ya no hay vida en ese tono tan antimarxista que recoge lo peor del marxismo, como de hecho también le pasa, pero por otras razones, al neoliberalismo.

25. La reivindicación del colectivo «ser andalusíes» por Hisham Arquero no puede ser más engañosa. No hay al-Andalus posible en su universo concreto del islam, no CABE en su monotonía nada más que un monoteísmo. «Por mucho que se niegue, el andaluz sigue sintiendo el Islam, lo lleva dentro, le resulta inevitable». No haya nada más fabricado que el islam andalusí que podamos construir, artificialmente sentido, contra este andalusismo de pacotilla que se llevaría a rastras a todas partes.

26. Dice Abdel Karim Soroush, citado en francés por Jean Daniel: «el islam es una serie (suite) de interpretaciones del islam como el cristianismo es una serie (suite) de interpretaciones del cristianismo.» Es decir, al-Andalus es una suite hermenéutica de la multiculturalidad islámica, nuestro viaje de mudanzas en la noche de las identidades nos debe llevar al jardín-ser de la creación de situaciones, a la mímesis de las variaciones que Arquero quiere ver en su unidad mansa. Una suite musical implica variaciones, y una suite andalusí flores de todas partes, con sus propias risas. Como en la música, en al-Andalus se avanza hacia nuevas sonoridades. Pensar esas sonoridades es la tarea de los andalusíes, seres definitivamente sin raíces.

27. La ilaha il·la Al·lá, Muhámmad rasul Al·lá. Una frase del desarraigo, de la celebración de la técnica frente al impulso de muerte. Un limpiar la tierra (No hay más dios que la razón instrumental) para acoger al otro (Muhámmad como el que no viene sino de parte del que no está ni se le espera, que celebra la nexicidad de la razón instrumental) y para perfeccionarnos mutuamente en el diálogo. Porque la técnica ES precisamente el sentido del esfuerzo. No hay ninguna excusa para no atender lo que se explica tan sencillamente: tenemos que perfeccionarnos a nosotros mismos sin falsas jerarquías anuladoras. El capitalismo libera recursos pero agrava desigualdades. Un pensamiento que no produzca una predisposición al esfuerzo en la técnica ni generará situaciones ni protegerá contra los fundamentalismos. Y de ahí a los oscurantismos más rancios solo hay un pequeño paso que ya han dado los salafíes, los wahabíes, los que hacen de la barba un mero signo de Allâh, Allah, Al-lah, Al-lâh, Alá, Dios, etc.

28. Lo bueno de un grupo es estar fuera. Solo el conocimiento de lo que uno piensa favorece que uno pueda entrar y salir cuantas veces quiera en todos los espacios diferentes que deben ser nuestros territorios para derivas de la creación, del paseo y la amistad. Las TAZ son tan importantes en solitario como en grupo, cabría decirle a Hakim Bey, aunque tal vez él mismo ya descubrió, en estos años, que no hay buen amigo que sea tan generoso como el silencio de la biblioteca que deja pensar y escribir.

29. La ruptura con las raíces fue buena para la primera Umma, y lo es también hoy en día para la Umma, ya sea la difusa en el mundo con los millones de musulmanes o la Umma concentrada por su mímesis andalusí.

30. La ruptura con las raíces nos lleva a una utopía más allá de la mansedumbre que representa un aire fresco en el aire viciado de los fundamentalismos. Como el hachís, cuando viajó con los sufíes hasta llegar a todas las esquinas de la cultura del salón, precedente perfecto y simbiótico de la cultura de los cafés, lo que se quiere entender como una posibilidad de Europa, el libro debe circular en manos de los andalusíes como seña de identidad de los que no temen encerrarse para leer. Dice el Corán: Lee. Es una de las pocas órdenes que merece la pena obedecer en su sentido literal.

IV. Boda en Chauen de hacha y huevo

31. El PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) y Tiqqun comparten su carácter literario. Más que tierras, bibliotecas. El PAC no tiene fronteras geográficas, o están segmentadas en tantos enclaves que no se pueden trazar. Tiqqun es una idea de reparación, de rectificación, dentro del contexto específico del judaísmo. Si existiera una ciudad andalusí, sería Chauen, donde alrededor de las casas blancas se extienden los campos de cannabis. Si existiera una ciudad sefardí, sería París, donde la deriva de los situacionistas reinventó el Éxodo.

32. Un fondo de nihilismo habita el pensamiento andalusí contemporáneo, una forma de limpiar las tradiciones occidentales, las dialécticas filosóficas hasta lograr la verdad, malezas del jardín-ser, y un intento de abrazar la sabiduría china de la agilidad que ha descrito pertinentemente François Jullien. Ese nihilismo peculiar andalusí de la contemporaneidad es como un hacha que despeja conceptos para establecer una cartografía de saberes no enmarañados. Al mismo tiempo, no es una mera destrucción de lo ya pensado porque no quiere sembrar. El hacha de Chauen se compagina con la armonía de la forma ovoide. Penetra en la realidad de forma aerodinámica, sin dejar semillas, pero cargado de futuro, hacia la fertilidad.

33. La memoria de los libros escritos en al-Andalus, en Sefarad, en la Hespaña medieval, es una boda del hacha contra los debates pasados y del huevo del pensamiento del futuro. Novia y novio descienden las calles soleadas de Chauen hacia la fiesta cosmopolita de la biblioteca nupcial.

34. Cuando esperamos un desenlace feliz, la impaciencia nos impide concentrarnos en la importancia de recibir la noticia con serenidad. La virtud del andalusí reside en su preparación para lo bueno y lo malo con igual ánimo.

35. Hay una tradición del PAC que nace con los hippies que, en vez de ir a la India, fueron desde España y Europa a Marruecos. También se produjo en los años 80 y siguientes décadas del siglo pasado un romanticismo específicamente andaluz, islámico y new-age que se cristalizó en comunidades de las Alpujarras. Lejos de querer olvidar ese periodo, es preciso reivindicarlo. Es el antídoto contra cualquier tentación elitista, virtual, que pretenda despertar y revitalizar el nefasto debate entre campo y ciudad.

36. Los andaluces pueden sentirse orgullosos de Andalucía sin tener que pensar en al-Andalus. No hace falta recurrir a esa época para pensar, vivir y amar Andalucía. El andalusismo suele pecar de kitsch. No es ni estético ni creativo, es a menudo restauracionista, cursi y falto de intuiciones.

37. La cultura andalusí del Norte de África es patrimonio de los respectivos países. Hay un fondo de colonialismo en diversos intentos de des-marroquinizar, des-argelizar o des-tunecizar la música andalusí, la cultura de esas ciudades. El Pensamiento Andalusí Contemporáneo no es ni debe ser una operación de márketing para crear un turismo de ricos que descuide la realidad social, política y cultural de los países magrebíes.

38. La hermandad entre los andalusíes es la hermandad panarabista sin la grandilocuencia nasserista, es la hermandad europea sin la arqueología malsana del juedocristianismo, es la hermandad panislámica post-islamista, es la hermandad del sionismo sin supremacismo judío, es la hermandad de la hermenéutica sin texto obligatorio.

39. Al-Andalus y Palestina son dos caras de una misma moneda. Pero allí donde Palestina es pesadilla, al-Andalus quiere ser sueño. Allá donde Palestina es colapso, al-Andalus quiere ser agilidad. Siempre que Palestina se sumerge en la desolación, al-Andalus promete otra vía. No hay al-Andalus para los seguidores de Al Qaeda, ni para los de Hamás. No hay Palestina tampoco para ellos, o no debería, ni para los ocupantes israelíes, pero sí para los andalusíes israelíes.

40. La obra de Ibn Arabi es tal vez el núcleo exotérico del pensamiento contemporáneo de al-Andalus, porque es el mayor exponente del pensamiento clásico andalusí. La obra del poeta Ibn Sahl, es, en contrapartida, el núcleo esotérico de pensamiento andalusí contemporáneo, porque su poesía está aún queriendo decir todo lo que dice.

V. Ibn Sahl, el queertés andalusí

41. El poeta Ibn Sahl de Sevilla es un poeta judío y musulmán. Sevilla es además de la capital de Andalucía la ciudad que dio su cultura híbrida al poeta de la queertesía andalusí. Ibn Sahl escribió una poesía en árabe que no discurre por la ontología de los sufíes ni por el realismo de los moaxajeros. La poesía amorosa de Ibn Sahl está dedicada a un joven judío llamado Musa. Después de amar a Musa, escribió poemas para otros mecenas, en Ceuta, y para un chico llamado Muhammad.

42. La queertesía es la cortesía queer que precede a las cortesías europeas y les da su forma, aliento y sentido. Es absurdo pensar que el erotismo de Catulo no merece las alabanzas que se suele reservar para los trovadores. Pero igual de absurdo es pensar que la poesía de Abú Nuwás no es igual de importante que la de Catulo. Sin mencionar la poesía erótica queer en la corte de Bagdad no se explicaría ni al-Andalus en el pensamiento contemporáneo ni los desarrollos de la cortesía en Occidente. No se explicaría nuestra cultura europea.

43. La queertesía es el origen del fenómeno de la moda que nace en Europa en torno a la mitad siglo XIV, pero ese origen andalusí no es mencionado por Gilles Lipovetsky en su estudio sobre la moda como evolución de la cortesía medieval (2). La sofisticación, el esfuerzo por perfeccionar la seducción, el carácter híbrido de la atracción como fuente de conocimiento y de desconocimiento son los objetivos que trata de alcanzar el poeta queertés transitando en las mudanzas del sujeto en la noche que invade el jardín-ser. La base del criterio queertés comparte con el eje halal la querencia por lo efímero de un destello de la rosa, la pasión por la fertilidad de situaciones que creamos en el jardín de lo común.

44. El saber hacer del poeta queertés, y de Ibn Sahl en concreto, se aprecia en el erotismo prácticamente desprovisto de obscenidad. Porque en la metáfora erótica se esconde lo que diferencia nuestra cultura de la pornografía. La pornografía no solamente es una pantalla de los abusos de las redes de prostitución. La pornografía es una claudicación, un derrotismo de nuestra propia capacidad de imaginar la sexualidad. El auge de la pornografía firma nuestra falta de poesía, de queertesía, de saber hacer en materia de amor y sexo.

45. Ibn Sahl se hizo musulmán para los judíos, y siguió siendo judío para los musulmanes. No sólo porque algunos musulmanes no lo aceptaran como musulmán, sino porque evitó romper con el judaísmo, o complacer a los curiosos que le preguntasen si era realmente musulmán. O tal vez rompió con el judaísmo, pero sin que eso supusiera romper con la cultura judía. Aunque escribió placenteramente toda su poesía en árabe, si es cierto que como se ha escrito compuso un poema en hebreo, estaríamos ante un poeta que entendía su cultura como doble. Igual que debería entenderlo el andalusí, por lo menos una cultura doble. Y si es posible todo lo híbrida que su anhelo de perfección pueda conseguir. La multiculturalidad islámica debe ser con el criterio halal el hecho fundacional del andalusí, sea o no musulmán, y su capacidad de mimetizar los matices de la Umma en su cotidianidad el vector de la proliferación de situaciones enriquecedoras, queerteses, artificiales. Un cosmopolitismo doméstico que lo haga sentirse cómodo con sus vecinos de todo el planeta.

46. Ibn Sahl murió ahogado, doblemente humillado, como amante y como judío; «la perla regresó al mar», dijeron. No, Ibn Sahl no era duro y redondo como una perla, sino ágil, dinámico y polifacético como un jardín-ser. Los andalusíes debemos cargar con la humillación doble de ser amantes y judíos. Vivir un islam que remita a la destrucción del judaísmo europeo. Al musulmán que describió Agamben en Auschwitz. Y debemos estudiar el jardín-ser como amantes que deben cuidar el marco de sus seducciones.

47. La poesía andalusí es el espacio de traducción virgen que los arabistas han poco a poco comenzado a explorar, es el tantas veces evocado jardín secreto. Sin embargo, el andalusí no debe limitar su hermenéutica a lo que los poetas andalusíes clásicos denotaban, sino ampliarla a todas las connotaciones contemporáneas de esta y cualquier otra poesía. Rechazo al arabista que quiere entender al-Andalus sin apreciar en su justa medida, sin conocer a Warhol. Desprecio al musulmán que ve en al-Andalus una posibilidad de revancha contra Occidente.

48. Ibn Sahl, en su tragedia maravillosa que le hizo ser precursor de la sabiduría de Proust y del malestar en la cultura de Freud, emprendió una tarea loable. Hizo de su doble religión un juego de posibilidades siempre al límite entre la sofisticación manierista y la irreverencia sapiencial. Debord decía que era un estratega, y no cabe duda de ello al apreciar la meticulosidad de sus comentarios sobre el espectáculo. De Ibn Sahl diremos que es un espía pacifista, siempre entre lo enemigos para engañar a la guerra. En todas las guerras de hoy faltan espías pacifistas.

49. Los nacionalistas del andalusismo más primario prefirieron el boato de la grandeza de Ibn Arabi a la ambigüedad del poeta Ibn Sahl. Ya es hora de que en al-Andalus crezcan más flores y menos iluminaciones. En al-Andalus queremos películas, no bombillas.

50. Tras el fenómeno del cine 3D, el Espectáculo sólo podrá ofrecer el acoplamiento de sensaciones olfativas. La halalidad es ante todo un arte de la cocina halal, donde se combinan los cinco sentidos de forma mucho menos espectacular, y mucho más nutritiva.

Notas:

(1) Acerca del Islam, Universidad islámica internacional Averroes de al-Andalus, Yama’a islámica de al-Andalus, Córdoba y otras ciudades andaluzas, s. f., págs. 5 y 6.

(2) L’empire de l’éphémère. La mode et son destin dans les sociétés modernes, Gallimard, París, 1987, págs. 29-44.

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Una contraproducente «ayuda humanitaria» de la UE en el apartheid de Palestina

Las ayudas de la UE a la población palestina no alcanzan sus objetivos. No van acompañadas por una política diplomática consecuente, y tienden a agrietar aún más la fractura en la sociedad palestina entre Hamás y Fatah. Resumen en árabe en AlJazeera del análisis de Richard Youngs, del Think Tank europeo FRIDE, publicado hoy en el Financial Times.

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Abalienati jure civium

Los desposeídos de los derechos de ciudadanía, por ejemplo los casi 400.000 inmigranes expulsados por Obama desde que es presidente, saben muy bien que significa tener o no tener papeles. Y es que  los esclavos de Europa y el mundo rico son esos inmigrantes hombres y mujeres que son las primeras víctimas de la explotación laboral, de la discriminación racial y de género. El islam que hemos abrazado los «conversos» ha sido también el efecto inconsciente de nuestro rechazo a la islamofobia, y es que en Holanda triunfa un partido que compara el Corán con Mein Kampf. El moro es sin duda inmigrante.
*
Basta de eufemismos, la derecha maneja perfectamente lo que la socialdemocracia no ha sabido pensar ni desactivar: el factor de los ejércitos de reserva que destruyen el punto único en el que el proletariado puede negociar, la fuerza e inteligencia de su trabajo. Si es que al final quieren los políticos de los dos grandes partidos que compitamos con la India y China. Es decir, quieren que nos pongamos a trabajar y vivir sobreviviendo. Así emprobrece de verdad la competencia. Porque para que sea rentable alguna actividad económica compitiendo con los desfavorecidos por una historia cruel de siglos de imperialismo, tendremos que estar tan bajo como ellos.
*
La xenofobia tiene una cara de ignorancia e incultura, de miedo a lo extraño, pero tiene también una cara meramente económica. Se explota al extranjero porque está vendido, y no suele denunciar (aunque tal vez debería). El rostro del bárbaro, del meteco, nos asegura su vulnerabilidad, nuestro provecho, y así estamos, machacando al Tercer Mundo y explotando a los que se escapan. Que Al Qaeda con su fundamentalismo y su oscurantismo sirvan de asa firme para millones de musulmanes no es entonces ninguna sorpresa. Rechaza y te rechazarán.
*
«No existen fenómenos morales, sino una interpretación moral de los fenómenos», escribió Nietzsche. La lucha contra el terrorismo no se gana cuando el terrorismo se alimenta con un odio provocado y excitado por nuestra economía del robo. Sin duda Al Qaeda no ofrece ninguna alternativa, pero sí destruye el presente, y eso para muchos puede ser algo. Se me reprochará al final que mezcle el debate sobre la inmigración con el debate sobre el terrorismo de Al Qaeda, pero es lo que están haciendo constantemente las cadenas mariconas americanas.
*
Como sigamos mirando para otro lado, el problema del enfrentamiento civil entre neofranquistas y moros va a expandirse por buena parte del Levante mediterráneo (Girona-Murcia-Almería). Ya sabemos como están las cosas en Italia, como quien dice en la acera de la calle de enfrente. La izquierda anticapitalista, progresista y musulmana debe fomentar lo más pronto posible un frente de oposición a esta explosión social, inevitable en las circunstancias actuales, basado en la discusión y aprobación amplia del siguiente programa:
  1. -recuperación controlada del racismo fomentando el odio a los ricos, definidos en términos racistas: varones blancos con puestos de responsabilidad en países ricos.
  2. -recuperación controlada del machismo, llamando maricones americanos a los norteamericanos sistemáticamente.
  3. -recuperación controlada del tribalismo, apelando a la buena costumbre de desconfiar de los usureros que no comen en casa.
  4. -recuperación controlada del antisemitismo, elogiando sin tregua al caco ruso y ortodoxo que roba la cartera de un rico de Tel-Aviv.
  5. -recuperación desacatadora de la violencia en definitiva, reclamando derechos e inspectores de trabajo, carcel para los mafiosos y fronteras para la especulación, con sus correspondientes aduanas, impuestos, tasas, aranceles y otros cobros revolucionarios a discreción que sean necesarios.
Contra Al Qaeda y el capitalismo, la recuperación controlada de lo peor de nosostros y nosotras será un arma triunfante.

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Lejos de las ciudades de la patria

«Moi des regrets ! Si tu savais, si tu pouvais t’imaginer l’esclavage de ces villes où l’on étouffe ! Là, les hommes parqués, entassés, n’ont jamais respiré l’air frais du matin, ni les parfums printanniers des prairies. Ils ont honte d’aimer. La pensée… ils la chassent loin d’eux. Ils font marchandise de leur liberté. Rampants aux pieds des idoles, ils leur demandent de l’argent et des chaînes. Qu’ai-je quitté ? Trahisons impudentes, préjugés sans appel, haines insensées de la foule, ou bien le déshonneur au pinnacle et resplendissant

Aleko, en Les Bohémiens (traducido de Pushkin), de ProsperMérimée.

Cuanto más pretende el tiempo del mercado capitalista recuperar un ritmo adecuado a sus crímenes después de la crisis, más se encierra en su ilusión de progreso, porque ha sepultado la historia y con la historia se han enterrado también las ficciones que justificaban los razonamientos ponderados. Ahora ya sí la desmesura anunciada por Rimbaud abrasa nuestra inteligencia ante las noticias, las explicaciones y las justificaciones de lo que está pasando. Guerra justa y democracia, Gramsci o la disolución química son categorías que se equivalen en el giro incesante de las críticas y las mentiras, en la orquestación efectista de las solidaridades internacionales patrocinadas. No sé si mi buenismo, como dice Montilla, me está cegando, pero no veo qué problema hay en vivir cerca de inmigrantes. Debo ser musulmán. Pero es que cuando recupero mis notas sobre la angustia de los romanos, me huele a las ciudades de mi patria. Amor Roma, palíndromo de labios ensangrentados repitiendo sus versos de Catulo usurpados por la Mafia. No rompemos con el pasado ni nos vamos de casa porque nos quedan muchos libros por leer. No habrá generación esta vez, basta ya de autos de fe con la juventud de esta nación. No tendremos patria porque tendremos amigos en muchas tierras virtuales que querrán cultivar con nosotros las bellas letras y las repúblicas de la nobleza intelectual. Queremos que Greenpeace tenga potestad en los mares para arrestar a los delincuentes y contaminadores furtivos. Nos burlamos de las amenazas del mercado laboral porque hasta en el universo de las ideas platónicas hay sitio para el servicio de reclamaciones sindicales. Convocamos asambleas a la intemperie porque los cielos de la Red no tienen tormentas ni soles abrasadores, y porque así no pagamos alquiler ni por equivocación. Qué más da si la prensa todavía no es gratuita, nuestros blogs nos libran del mal tiempo y de las noticias de fútbol que nunca cuenta nada realmente nuevo. Ensayamos nuestro poder contra los adversarios más crueles, los sionistas, los banqueros y los González Pons («El chivatazo de ETA es el GAL de la policía»). Pero mejor irnos aún más lejos, lejos de todo este ruido, aposentarnos en las aldeas aragonesas y repetir la conquista mora del Ebro. Así es la historia en estos tiempos de Obama.

Me quiero limitar a lo que me toca en esta revolución proletaria. Mi tarea, y se sabe, será propagandística, porque no tengo conocimientos técnicos para encabezar el boicot contra Nestlé. Por ahora, me voy a encargar de los insultos y de los puñales verbales contra la derecha de la patria, pero en cualquier momento vuelvo a la zona antisionista. Los campamentos de Gaza no tienen luces ni tienen agua potable. Los manejos oscuros de Hillary Clinton no nos harán olvidar su apoyo al gobierno israelí en su tarea de ahogamiento de un pueblo digno. Lo discursos del Cairo nos recuerdan las carnicerías de Mubarak. Queremos la cabeza de los dictadores entregada en bandeja mediática. No nos limitamos a esperar la llegada e la democracia en Air Force One, queremos verla desnuda en nuestras pantallas ahora. Ahora mismo. Podemos obligarles a que la entreguen.

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Esta guerra de la OTAN en Afganistán huele mal (y acabará peor)

Bismilah al rahmán y rahim

Supongamos que ponemos un bloqueo alrededor de esa isla [Cuba] y le decimos [a la URSS]: «Pues bien, amigo, lo levantaremos cuando tú saques tus fuerzas de Afganistán.»

Ronald Reagan, declaración durante la campaña presidencial, en 1980 (Dugger 1983: 360 [en Pastor 1995: 66])

Me temo que no vamos a ver más que desastres sucediéndose en Afganistán, porque la OTAN no puede ganar la guerra contra los neotalibanes y Al Qaeda en ese país, un infierno para los ocupantes soviéticos y antes para los ingleses, y ya me da igual si tengo que echarle la culpa a los grupos armamentísticos, a los dirigentes de la UE y de los EE.UU., o si más bien la culpa es también nuestra por no denunciar con más eficacia esta guerra que dura ya más de ocho años, es decir, más que la II GM, y que deja muertos por bombas, atentados, asesinatos indiscriminados y crímenes políticos. Insisto en que la responsabilidad política hoy en día es en buena medida de Arabia Saudí, pero la tumba se agiganta para todos los demás países que han destacado tropas, sin excepciones. No me dan pena los soldados de las fuerzas de ocupación, ni siquiera sus familias, pero me parece una responsabilidad ciudadana ineludible exigir más veces, siempre que uno tenga las fuerzas, a nuestro presidente, Zapatero, que retire las tropas españolas de Afganistán, como lo hizo en Irak. No sé si el pacifismo puede para una guerra, pero habrá que intentarlo. No sé si el futuro de Afganistán pasa por una derrota al cabo de diez años, veinte, o más, de las tropas de la OTAN, pero no van a ser nunca suficientes para ganar una guerra de ocupación. Los norteamericanos tendrán sus prioridades, pero no tenemos justificaciones para abandonar las nuestras, que son radicalmente opuestas, como nos oponemos radicalmente al oscurantismo islamofascista de los neotalibanes y Al Qaeda. No habrá paz ni dignidad en nuestras vidas mientras sigan su curso predeterminado las guerras provocadas por los millonarios de Texas y de Riad. Hemos visto el desastre de Vietnam, el desastre ruso en Afganistán, el desastre norteamericano en Irak. No tiene ningún sentido seguir soñando con hospitales y escuelas, porque es mentira, allí solamente estamos  prolongando una guerra de la forma más sangrienta, sin que sirva para nada. Para nada.

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Los albores de un nuevo tiempo

Bismilah al rahmán y rahim

No es una euforia sencilla, es una impresión profunda que se consolida por la propia evolución de los acontecimientos. Jamás un escritor ha tenido instrumentos tan eficaces para llegar a sus lectores, para hacerles cómplices de sus presentimientos más etéreos, menos fijos, más abiertos. Yo por ejemplo me pongo a escribir unas líneas que no tienen aún perfil, que están dictadas solamente por la confianza en el método, la  propia fuerza de la comunicación inmediata con unas cuantas personas que ya me van conociendo. Tampoco pretendo exponer en toda su dimensión algo que se está haciendo. Me basta con esta posibilidad, ahora mismo, de poner palabras a esta tendencia imparable. En realidad, los mejores blogs aún no existen, aparecerán en 2024. Las finalidades no están claras. Pero tantas cosas prometedoras no pueden ser solamente una casualidad. El capitalismo basaba su fortaleza en los tres o cuatro siglos de su apogeo en el poder del capital financiero y de conocimientos de las clases dominantes, pero ahora mismo el proletariado tiene en la Red una nueva arma en las manos, que no es simplemente  exposición de ideas y argumentos, sino que es en sí un fuego ardiente como las tablas de Moisés. En realidad, mejorarán las cosas por el propio desgaste del mundo de ayer, ese que conocimos hasta hace poco, en el que los dueños de la opinión pública decidían qué se publicaba, cuándo, dónde, para quién. Pienso en las múltiples variantes de construcciones posibles de situaciones, de transferencias, de traducciones, y el vértigo del tiempo nuevo se hace más penetrante que cualquier dato económico, por relevante que este pueda parecer. Se ha acabado ya el tiempo de las mentiras en papel, y empieza el festival de los blogs libertarios. Vendrá la libertad y tendrá tu voz.

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