Usar otra vez las formas, con las líneas que dejan huellas de la respiración, del pulso y del impulso, introducir márgenes y un verso, como conversación entre lo dicho y lo visto. Reinventar mi propia escritura en el dibujo previo, que desate primero las emociones y que permita depurar a continuación. No luchar contra las palabras, sino coronar con ellas una suma de reverberaciones.
Me gusta imaginar los caminos de tus ideas aunque, como en las primeras páginas de un libro, ande deliciosamente perdido.