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Viva el Imperio contra Gaddafi

Contra Abdennur Prado, contra Gaspar Llamazares, contra todos los que respetaba hasta hace poco y que se han posicionado del «lado de la paz».

 

Sí, vivan las bombas imperialistas. Vivan las democracias corruptas. Viva el belicismo de los europeos. Sí a la Cruzada contra un tirano peligroso. Sí a la tecnología armamentística contra las payasadas de un loco demente y psicópata. Sí al rodillo de la cámara. Sí a Zapatero, sí a Chacón. De hecho, sí a Chacón para siempre. Chacón presidenta del gobierno en 2012. Sí a las bombas contra el ejército de Gaddafi. Sí a las muertes de los soldados de Gaddafi que se empeñen en atacar a los milicianos de la Libia Libre. Sí a la política de Obama de frenar a un sátrapa con las manos manchadas de sangre. No a los aliados pacifistas de Gaddafi. No a los tontos útiles de la solidaridad con las tiranías tercermundistas. No a los propagandistas de la tiranía antiimperialista.   Viva el Imperio contra Gaddafi, el Imperio arrogante, potente, poderoso. La fuerza está con vosotros, pilotos  de los aliados. Evitad matar a civiles, y lograd nuestros objetivos. Ayudad a la revolución situjihadista en el país donde la revolución ha logrado alzarse contra un dictador despiadado.

Viva la guerra por la libertad. Viva la revolución situjihadista. Viva Libia Libre.

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Apoyo al pueblo libio y a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU

No me quedaré callado: creo que la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU es buena, que tendrá un efecto positivo sobre el curso de los acontecimientos en Libia y que contribuirá a ayudar al pueblo libio para que se libren de su dictador. Leo opiniones de todo tipo, desde aquellas en las que se condena toda intervención militar occidental, pidiendo soluciones pacíficas (sin concretar cuáles), hasta aquellas que dicen que es y será una trampa para hacerse con el buen petróleo de Libia. También he visto las imágenes de Bengazi en júbilo, y creo que la conferencia de prensa del Ministro de Exteriores libio del régimen interrumpida por unos jóvenes alborotadores a favor  de Gaddafi demuestra el desastre actual de la jerarquía, la seguridad y la organización de lo que queda del antiguo régimen.

Si ayer el pesimismo recorría las redacciones de la prensa de buena parte del mundo, hoy creo que comienza el principio del fin de la era del dictador libio. Si no me equivoco, esta resolución facilitará el traspaso de armas desde Egipto hasta la Libia Libre. Y además, si se impide desde las próximas horas que los aviones militares bombardeen la ciudad que encarna la revolución situjihadista en Libia, es probable que las mismas fuerzas que habían ganado terreno en las dos últimas semanas den marcha atrás, y esta vez hasta la derrota. Confío plenamente en el pueblo libio para organizar su lucha hasta una victoria definitiva, y confío en los revolucionarios para conseguir una democracia inédita, que nos asombrará por su madurez teórica y práctica. Mientras, la ONU ha vuelto a nacer. Enhorabuena. El mérito es exclusivo de los hombres y las mujeres de Libia que, con su lucha y su fuerza, han sabido aguantar lo más duro.

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Consideraciones sobre la revolución situjihadista, de Túnez a Libia


El mérito del escritor y filósofo franco-tunecino Mehdi Belhaj Kacem a la hora de escribir la revolución en Túnez, instalándose en ese país, consiste en haber dado el pistoletazo de salida a la exégesis en directo del acontecimiento, el renacimiento tunecino, como ha querido llamarlo. En un dossier que se va publicando en La Règle du Jeu, Mehdi Belhaj Kacem ha ido esbozando su reflexión al paso de la revolución, un elogio de la política recuperada y una despedida de sus mentores en la filosofía, Badiou y Zizek. El ajuste de cuentas con su maestro francés me parece más bien secundario, aunque contenga buenas dosis de limpieza del pensamiento filosófico de MBK. Bienvenido sea todo ejercicio de depuración epistemológica.

Pero lo que quiero yo es pensar en mis propias consideraciones sobre lo que él nos plantea. Por de pronto, y aún a riesgo de cierta osadía, creo que es un error querer ceñir el acontecimiento tunecino desatándolo de lo que sucedió después en Egipto, de lo que sucede hoy en Libia, y de lo que sucederá pronto en Arabia Saudí, Siria o Jordania. Que la revolución haya empezado en el país «probablemente más laico del mundo árabe» es un hecho, no una explicación. Tal vez las formas más ridículas del laicismo oficial se acumularon con versiones de  islamismo de pacotilla desde el poder del benalismo para llevar hasta el punto máximo de cólera el ánimo de la población. También es un error plantear la revolución tunecina en la onda de una metafísica de la Ley, del Derecho, de la Libertad «por derecho», frente al igualitarismo ciego al que MBK torpedea y bombardea con todo tipo de malos calificativos, cuando la revolución, no tunecina, sino situjihadista, contiene precisamente una salida de la metafísica de la Ley (la Sunna islamista) para entrar en la pedagogía del vértigo andalusí: el constante cuestionamiento de las bases de la legitimidad política, cultural, poética, por una multitud por fin liberada del pensamiento esencialista (totalitario, ideológico o religioso).

Bien es cierto que MBK pretende hacer un ejercicio de análisis fuera de la Metafísica Islámica para introducirnos en una Metafísica marxista. «Un marxista de derechas», ya que él mismo acaba incluso identificándose con esos términos, siguiendo supuestamente a Kojève. Y se equivoca solo en parte, solo en el segundo movimiento. La revolución situjihadista sella el final del comunismo futuro tanto como el del islamismo pasado. MBK nunca encontrará en los EEUU las condiciones para un posible comunismo con la libertad, porque Obama no anuncia sino la continuidad de un desastre imparable, el del capitalismo descompuesto. Pero, más grave aún, MBK elogia incluso a la diplomacia americana, en un ejercicio de supuesta abertura que delata su confusión definitiva. En efecto, el frenazo de la revolución situjihadista en Libia, tras el grandísimo progreso revolucionario alcanzado en Egipto, se debe a que la dictadura libia cuenta con muchos medios bélicos comprados a países occidentales, mientras que Obama ha perdido toda influencia sobre países como Italia, que no ha roto sus lazos con Gaddafi. Nunca los EEUU habrán sido tan débiles políticamente, tan agotados como potencia influyente, probablemente desde su nacimiento como nación.

Quien puede decidir el resultado de la Guerra Civil en Libia no es otro que el pueblo libio, que necesitará nuestro apoyo constante, en forma de exégesis, transmisión y defensa de su causa públicamente. La valentía de los hombres que están defendiendo el territorio liberado necesita una retaguardia sólida, internacional, que no se centre en los particularismos y en las alabanzas de lo que ya se ha conseguido. El camino hacia la revolución en todo el mundo será largo, y necesitará de las mejores capacidades de reflexión para secundar a los que luchan en provecho de todos.

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Programa de la revolución situjihadista

Para Carlos Sardiña Galache

 

La inminente caída de Mubarak es un terremoto político que pone la situación de la insurrección situjihadista en su punto más decisivo, con una disyuntiva sin medias tintas: o la victoria de la revolución popular en todos los frentes y la expansión progresiva en todo el espacio del islam, o la represión sanguinaria del pueblo por el ejército. Creo que esta victoria in extremis de la dictadura no va a suceder, y que podemos programar las diferentes cuestiones desde la perspectiva de una victoria total de la voluntad del pueblo y el éxito de su estrategia situjihadista. Creo que la contra-revolución no va a tomar la iniciativa porque los reaccionarios están absolutamente desconcertados y desconectados de la realidad social en las calles, del mundo moderno y de las armas cibernéticas, que son ni más ni menos que la decisión emancipadora colectiva y libre puesta en acción.

El problema de los análisis que se muestran escépticos ante la idea de pensar la democracia ya iniciada en Egipto es que prefieren contemplar la posibilidad del poder en manos de Suleiman o del ejército, porque es la solución americana, y occidental en definitiva, antes de pringarse en la realidad inconmensurable de la autodeterminación de un pueblo duramente oprimido durante décadas. El ejército puede controlar las calles, pero no puede poner las fábricas en marcha ni sustituir a los médicos, a los jueces, a los profesores y a los barrenderos. La extensión de las luchas en todas las esferas de la sociedad y de la economía ha llegado a un punto de madurez tal, debido a la ineptitud pobremente violenta de la dictadura, que ninguna vuelta atrás a la normalidad parece posible.

Wael Ghonim, que podemos considerar ya uno de los líderes legítimos de los jóvenes en cólera, tiene una larga y profunda experiencia en software libre, de forma tal que no debe resultarle nada difícil adelantar las jugadas que van a marcar los hitos más grandiosos del porvenir más próximo: la organización no-centralizada de la vida social de la población de tal forma que las redes constituidas por intereses compartidos prevalezcan sobre las pequeñas decisiones cortoplacistas; a su vez, la disolución imparable del imperio de la corrupción y la violencia terrorista desde el Estado; y finalmente, la emergencia de la filosofía/tejné ubuntu como modus operandi en un contexto de reorganización desde las bases de todos los aspectos de la producción, distribución y desarrollo de los productos de consumo, y de experimentación, sin límites, de los avances puestos a disposición por las nuevas tecnologías libres de la información: para decidir, expandir las luchas y crear nuevas alianzas.

Un poeta egipcio decía ayer: «Dejad los viejos poemas y los viejos cuadernos, y traedme una poesía como esta», refiriéndose a la revolución. El sabio sufí dice a sus discípulos: «Traedme carne fresca». Solo la belleza de un revolución puede refrescar las ideas matriciales tan manoseadas de la democracia, la libertad y la belleza. El vigor de esas palabras en árabe viene dado hoy por lo concreto de su realización, sin preámbulos intimidatorios. La utopía, eso que quisieramos desear pero que el hechizo de la historia del siglo XX nos ha prohibido, a nosotros, los europeos, debe ser autorizada, -como propone Camille de Toledo en El haya y el abedul-, por la creación de un común compartido. Pero en el caso de la revolución situjihadista, esa utopía es el presente mismo vibrando en las TAZ que se alzan por puro afloramiento de la vida sin cortapisas, en el valle del Nilo que ya una vez nos dio a un Moisés llamado a llevarnos a la Tierra Prometida.

 

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La caída del sionismo: sobre las revoluciones situjihadistas en Túnez y Egipto

Venga, se me va a odiar por ser tan pesado, que si otra vez el situjihadismo, que además no se sabe ya muy bien qué es, y parece un poco oportunista, cuando además ya lo saqué a relucir en tantas ocasiones anteriores, como en Irán. Pero no tengo más remedio que nombrar lo que veo, lo que leo, lo que escucho. La revolución. ¿Por qué situjihadista?

Empecemos por dónde pueda, por ejemplo en lo que sucede ahora en Túnez, la gente ha rechazado al gobierno provisional, continuista de facto de la dictadura socialista sionista pro-occidental, y ha reinventado libremente las ocupaciones de los centros de poder. Efectivamente, siempre hay algunos que quieren volver al trabajo y a la «normalidad», pero la mayoría descubre la experiencia inédita de la libertad y, con la virginidad de una sociedad no encorsetada por lo que tienen que perder, que es tan poco, lo quieren todo, y lo más importante, sin compartirlo con los esbirros de ayer. La actitud situjihadista está también presente en las movilizaciones de ayer, que se prolongaron hasta esta madrugada, en Egipto. Los gritos son inequívocos: que caiga el régimen.

Ni revoluciones islámicas, ni árabes (pese a la borrachera de himnos y banderas nacionales), estas revoluciones en su profundidad performativa son una combinación de estrategias situacionistas y jihadistas que confluyen en una experiencia inédita de rechazo al dictador, lo espectacular concentrado, y a la esclerosis social provocada por el sionismo y el capitalismo salvaje en los países árabes, lo espectacular difuso. No es una revolución islamista, ni siquiera post-islamista, porque los manifestantes no siguen las instrucciones de líderes en tanto que musulmanes, sino que se unen en pie de igualdad en una conspiración de cómplices en la Red. Pero no nos engañemos: ni youtube, ni facebook, ni twitter, ni Al-Jazeera, ni los blogs son fines, son solo medios adecuados para una revolución que ha ido madurando durante décadas y que ya nada ni nadie puede detener.

Y entre las perdedoras que no pueden detener esta marea situjihadista se encuentran las diplomacias europeas y americana, basadas en un criterio ridículo, infame y asesino: un sionismo ciego que ha impuesto unos regímenes colaboracionistas, sionistas árabes, que van a derrumbarse una vez que caiga Mubarak. La diplomacia israelí, ocupada últimamente en gilipolleces y mentiras, no ha podido hacer nada para salvar a Ben Ali, y no podrán salvar al Carnicero del Nilo. Los pueblos van a organizarse libremente en cooperativas que ya están en gestación, donde ni las viejas izquierdas ni los sindicatos cavernarios podrán fácilmente apropiarse de la representación de los demás. Los europeos vamos a ver la historia del siglo veinte rebobinada, y con un nuevo final que no será sino la superación real de la condición servil.

Evidentemente, los peligros están ahí: los mitos: la independencia del ejército tunecino. La transición a la española, con Al-Baradei o con Moncef Marzouki. La revolución trotskista. Son todos ellos obstáculos simultáneamente esperpénticos y reales, desgraciadamente, para la plena toma de conciencia de los iracundos de la teoría de su ira. No hay más camino que la ruptura vertiginosa con las legitimidades establecidas, incluidas por supuesto las de las patrañas izquierdistas. La democracia debe  convertirse en una utopía proyectada en los circuitos cooperativos de la situación concreta de cada población. Las premisas viciadas de análisis de los periodistas, indefectiblemente, tenderán a posicionar los avances en una vuelta a la normalidad que no es más que la reacción. Solo la conciencia de la revolución garantiza en Túnez y Egipto, los dos países que están liderando este momento histórico, una inteligencia de la liberación que trasciende el marco caducado de los medios de comunicación corporativos occidentales y, como no puede ser de otro modo, sionistas.

Actualización del 27 de Enero: Segundo día de manifestaciones en Egipto, esta vez muy violentamente reprimidas, pero la brutal torpeza del régimen es ya inútil. La caida de Mubarak es ya una cuestión de semanas, días.

Violencia policial en Egipto

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Bernard Stiegler y el papel del Estado como inversor en el capitalismo chino

El filósofo francés Bernard Stiegler subraya en una entrevista muy amplia e interesante que si el capitalismo chino, de entre los varios capitalismos existentes hoy, es el único que funciona a pleno rendimiento es porque es el único que invierte en su propio sistema de producción, frente a los capitalismos especulativos occidentales (aunque también en China haya capitalismo salvaje). No es un elogio del papel que cumple el partido comunista chino, sino una explicación para entender porque las crisis recientes no han cambiado la tendencia hacia un modelo más justo y sostenible, sobre todo tras la victoria frustrada de la ciudadanía con la presidencia impotente de Obama.

Para salir del tono lleno de pesimismo de buena parte de la entrevista, el filósofo señala el potencial enorme de los nuevos mecanismos de pulsión impulsados por la ciudadanía, la economía participativa del conocimiento mediante las TIC, poniendo por ejemplo la Wikipedia. El problema es que vivimos en una sociedad hiperindustrial e hipermaterialista, donde no solamente las izquierdas se han desacostumbrado a pensar en nuevas formas de progreso, sino también las derechas europeas. Falta pensamiento político en la derecha y en la izquierda, y sobra cinismo en las formaciones establecidas.

http://www.dailymotion.com/video/xfu9hn_bernard-stielger-apres-la-gauche-les-entretiens_news#from=embed

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Un descanso en el hotel

Adoro las comedias de Hollywood «clásicas», que por supuesto suelen ser conservadoras, machistas y cursis, pero la calidad de los actores y de los diálogos es muy superior a lo que por lo general se suele producir en Hollywood en las últimas décadas; hay líneas aparte que tienen sus propios intereses y méritos, dentro del género de comedias, como es la carrera personalísima y tan elogiada de Woody Allen, o las películas de Jim Jarmush, o las de los hermanos Coen. Se podrán citar más ejemplos, pero no tantos como para desdibujar mi argumento central, que consiste en decir que Hollywood hacía buenas comedias porque invertía en buenos artistas, como guionistas, actores y técnicos: no sólo las estrellas, sino los actores de reparto; no sólo los profesionales de la producción, sino los guionistas. En España hay dos figuras del cine que para mí son muy relevantes, por un lado el personaje emblemático que encarna él solo la imagen del cine español de comedias, Pedro Almodóvar, y el director y guionista catalán Cesc Gay, que conozco poco y tarde pero que me ha sorprendido muy gratamente dirigiendo a Eduard Fernández en Ficción (entrevista con él en El País: «Ficción es un poema. Cesc tiene muy claro qué es lo que quiere contar y cómo, y eso es media vida. Es muy elegante, muy respetuoso; no ya con el actor, sino con la persona.»), que transmitieron el martes en La 2.  Un descanso en un hotel puede ser muy parecido a una escena de publicidad de un hotel, o de una campaña de promoción de turismo de una de las CC. AA., pero  rodado con inteligencia y un detalle apropiado, como una música cómplice, se puede convertir en todo un manifiesto vital.

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Postpoesía, cine y tele en España-Marshall

Mil palabras para presentar la literatura de Manuel Vilas, Agustín Fernández Mallo y Juan Francisco Ferré son suficientes. Los tres escritores han alcanzado cierto éxito de crítica y público en España, editados por Alfaguara y Anagrama. Tienen una amistad compartida y varios puntos en común a la hora de escribir, la influencia de la televisión y los soportes visuales de la red (youtube, etc.), la apuesta por los lenguajes cinematográficos y la revisión crítica de las tradiciones literarias y estéticas del siglo XX presentada explícitamente por las obras mismas, y también de forma colateral, en ensayos, entrevistas y artículos de la prensa especializada, con su participación directa o no, en formato impreso o en blogs. Los tres tienen un blog activo por lo menos. La postpoesía es una forma de superar los corsés mentales que impiden que percibamos que un poema puede ser una valla publicitaria, y que sin embargo no nos advierten de lo anticuado de un poema formal, pero sin aspiraciones de ningún tipo. El ensayo de Agustín Fernández Mallo, Postpoesía, explora conexiones de la poesía por hacer o ya en marcha con la ciencia, o incluso demuestra que ciencia y poesía están más cerca estéticamente de lo que nunca se pensó desde la crítica literaria. También Manuel Vilas, en su novela Aire Nuestro, hace coincidir la poesía de la Generación del 27 con la fiesta deshinibida del paraíso de los inmortales de nuestro tiempo: Elvis Presley y Johnny Cash a la cabeza. En su novela Providence, Juan Francisco Ferré destapa en forma de diarios un gran experimento de videojuego donde el héroe puede ser terrorista, máquina sexual y profesor de cine en una universidad americana. España se americaniza de la mano de estos tres sus mejores escritores, y hay que celebrarlo, porque también los mejores escritores de Francia se giran hacia los Estados Unidos.

«¡Nos estamos acostumbrado al sueño americano!», cabría exclamar. No puede ser de otro modo cuando internet crece gracias al impulso constante de los diseñadores, informáticos y creadores de Silicon Valley, cuando el cine encuentra siempre y para siempre en las mejores películas de Hollywood de los cuarenta, los cincuenta y los sesenta una fuente inagotable de maestría en los guiones, en la fotografía, en la ingenuidad y la rapidez de las narraciones. No puede ser de otro modo cuando Obama es capaz de reinventar los Estados Unidos que Bush nos había acostumbrado a odiar, cuando las guerras de los marines crean la tensión necesaria para seguir enfrentándonos al horror moral del islamofascismo, lucha que tenemos que seguir llevando a cabo por solidaridad con los millones de musulmanes rehenes de los peores oscurantistas del salafismo. No puede ser de otro modo cuando Estados Unidos reinventa en sus series y en sus errores la gesta de la burguesía que Marx y Engels, en su honestidad intelectual, no hacían sino elogiar en las mismas páginas del Manifiesto Comunista. Ningún compromiso serio con la emancipación humana puede desentenderse de la lucha a muerte entre la burguesía internacionalista y las corporaciones nacional-capitalistas, que son hoy en día el núcleo duro de los fascismos en China, Irán, Libia o Corea del Norte. Las democracias europeas necesitan unirse a la democracia americana para vencer al Mal.

En Francia, Camille de Toledo publicó en 2007 Vidas y muerte de un terrorista americano, donde esta apuesta clara por los Estados Unidos como espacio estético era tan evidente como lo es en la novela citada de Manuel Vilas, en la de Juan Francisco Ferré y en la trilogía de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Project. En la novela de Camille de Toledo seguimos en diferentes niveles o estratos de ficción las aventuras de Ted Kaczynski y Eugene Green, por un lado, la autoficción o memorias prematuras del autor de la novela con Eugene Green en París por otro lado, y finalmente el destino común de los terroristas de nuestra época en un campo de detención secreto de los Estados Unidos. Esta novela es la segunda entrega de la prevista Tetralogía Artificial, de la que también forma parte El Bosco al revés, publicada en Francia en 2005. Camille de Toledo presentaba en la primera novela un mundo invertido donde un personaje carismático en su desapego por los privilegios que da el poder, construye un imperio de los sentidos sexuales de escala internacional, Designing Desire, que debe enfrentarse primero a las corporaciones americanas de la industria farmacopornopolítica aunque una vez vestida ésta con la camisa de fuerza del éxito y vencida en el terreno del Espectáculo, se enfrenta entonces a la rivalidad desde fuera del sistema, representada por El Monje, un personaje misterioso que al reivindicar los desastres ecológicos reta a Designing Desire en el campo de batalla de la ciudad de Viena. En la novela, la división de la población vienesa entre las juventudes favorables a la castidad antisistema del Monje y las masas de la buena gente contraria a la alianza contra natura de la industria del Espectáculo americano y el partido del orden burgués, es decir, entre los demócratas de ambos lados del Atlántico, que a su vez quieren negociar una tregua con el Monje, acaba con el derrumbe del imperio de Designing Desire y la muerte de Eugene Green, la mitad del Monje. Así pues, la segunda novela es una precuela de la primera, pues descubrimos la adolescencia y hasta la infancia de Eugene Green en los Estados Unidos, que se entrecruzan en unas escenas muy cinematográficas con la vida real del terrorista más buscado durante muchos años en los Estados Unidos, Ted Kaczynski, alias Unabomber. La revisión de nuestras ideologías comunes desde que Reagan y Gorbachov estrecharon los lazos entre las dos potencias de la Guerra Fría, lo que Guy Debord llamó el Espectáculo integrado, es la noble tarea de los cuatro escritores, tres españoles y uno francés, que más y mejores resultados están obteniendo en el panorama de nuestra narrativa de cara a la segunda década del siglo XXI.

Juan Asís (Madrid, 1978), es traductor y poeta.

(La imagen de la portada del libro Providence de Juan Francisco Ferré está tomada del reportaje de libros del diario El País, del periodista Jordi Costa, 29/01/2010, «¡Apocalipsis en las librerías!«)

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La multiculturalidad islámica y su mímesis de la Umma

I. El jardín-ser

1. De la unidad de Al·lá no se desprende una uniformidad de la cultura islámica. Esa es tal vez una de las verdades más evidentes y menos operantes en el siglo XXI. Todo tiende a presentarnos un determinismo no ya fundamentalista, sino culturalista, que se encarna en la semántica mediática del islam y que, sin base alguna en la realidad vivida no ya solamente por los millones de musulmanes sino por todo lo que podamos entender como realidad histórica de nuestra época, domina el storytelling del mundo, entre burkas, mezquitas en llamas y 11 de septiembre’s todos los días.

2. La victoria de Obama en 2008 ha evidenciado en los Estados Unidos una posibilidad de alternativa que lleva una década cobrando peso frente al mito de la unidad cultural del islam, aquí en España, o si se prefiere en al-Andalus, entendido como territorio del pensamiento andalusí contemporáneo. Esta posibilidad de alternativa es tan artificial como la propia postmodernidad, pero no menos prometedora que cualquier vanguardia que haya recorrido y sembrado frutos en el siglo XX: dadá, el surrealismo, los situacionistas y, más cerca en el tiempo, el colectivo francés Tiqqun. Lo que Obama encarnaba de oxigenante en 2008 para el panorama político estadounidense está representado en Europa por una pluralidad de artistas, pensadores y activistas que se identifican con el islam desde su individualidad y contra el Bloom, lo que Tiqqun define como el Stimmung de nuestros tiempos, la convergencia dominante del Espectáculo y el Biopoder.

3. No debemos caer en la tentación de reducir el pensamiento andalusí contemporáneo a un nuevo averroísmo, por muy atractiva que pueda resultarnos esa propuesta. Porque ni Averroes es un filósofo de la técnica que pueda darnos instrumentos para pensar el capitalismo desde la ética islámica, ni la influencia de Averroes en el feminismo islámico agota todo lo que éste supone en términos de visibilidad de la construcción positiva de nuevas identidades basadas en una ética islámica de la hermenéutica progresista. Averroes, Ibn Rushd, no es ni el abuelo juez de la ciudad ideal ni el nieto filósofo de la agenciación de libertades en la metrópolis cosmopolita del Nexus andalusí. Como mucho, es el muñeco en llamas del viaje dantesco por los círculos de la narratividad del western eterno, entre guerras (Irak, Afganistán, Gaza, etc.) y de entreguerras (lo que comienza en 1979 con la victoria de Thatcher y acaba en 2008 con la victoria de Obama).

4. El modo de vida halal no es tanto la observación ritualista de consejos futbolísticos y censuras puritanas soft, como la articulación diaria de una práctica basada en un ecologismo integral (deep ecology), una sexualidad reencantada por la fidelidad conyugal y la armonía familiar, y un liberalismo social tan alejado del marco farmacopornopolítico como cercano al cosmopolitismo del facebooking, de las redes sociales en general y de la amistad clásica entre pares ciudadanos. No es casual que la revitalización a la que asistimos en nuestros días de los modelos de producción agraria, energética y cultural sostenibles coincida con la internacionalización de las empresas más punteras en el campo de la producción halal. Isabel Romero, responsable del Instituto que certifica los productos halal, fue precisamente invitada por la administración de Obama para que compartiera su experiencia con otras empresas emprendedoras que marcan el rumbo hacia una economía sostenible cuya implementación general el siglo XXI no puede seguir postergando.

5. En una Europa que destaca en el panorama internacional como espacio de cohesión social basado en un Estado de Bienestar que, a pesar de las dificultades provocadas por las crisis de origen neoliberal, es todavía el mejor marco para desarrollar modelos de convivencia, la presencia de millones de inmigrantes musulmanes es contemplada bajo un prisma amenazador por unas sub-élites conservadoras que no nos parecen representativas del sentir real de la ciudadanía. En efecto, cuando no hay una orquestación securitaria demagógica, como ha sucedido y sucede en Italia, Francia, Holanda, Suiza y se quiere provocar en Catalunya, la población ciudadana no solamente aprovecha el enriquecimiento del tejido social integrando a los nuevos inmigrantes conforme se asientan los que llevan ya en Europa varias generaciones, sino que también descubre nuevas formas de ser que no son ni las de los inmigrantes ni las que se conocían en el siglo XX. Estas formas de ser son evidentes en lo que aquí llamamos el marco hermenéutico de al-Andalus, donde confluyen comunidades rurales de las Alpujarras, familias del cinturón barcelonés, jóvenes de Rianxo y estudiantes nacidas en el Magreb asentadas en París. Pero son también las formas híbridas de ser del coreográfo belga de origen marroquí, de los periodistas especializados en productos financieros islámicos o halal con apellidos pakistaníes y de los diputados alemanes con familia en Turquía o con vínculos estrechos de cooperación con los movimientos asociativos sufíes de la cuenca del Rín.

6. Los pensadores andalusíes contemporáneos más destacados tienen en buena parte una filiación común marcada por el trabajo seminal de reconstrucción de al-Andalus del maestro Haŷŷ Abderramán Maanán. Ya sea en la obra plástica Hashim Cabrera, en la epistemología de los monoteísmos y chamanismos del niponólogo y experto en haikús Abdelmumin Aya, en la vertiente más militante del blasinfantismo anticapitalista, en la internacional del feminismo islámico de Ndeye Andújar y Abdennur Prado, en la respiración acompasada de las hadras en la Zawiya de Sevilla, ya sea en los latidos de cada una de mis frases, encontramos los acentos melillenses de quien acometió, casi en solitario, la traducción y divulgación de las azoras mecanas más influyente de las postrimerías del siglo de la Revolución Rusa, Auschwitz, Mayo del 68, el jomeinismo postmaoísta y el ADN.

7. Al-Andalus como meseta del PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) es también la sierra del anti-PAC (Política Agraria Común) de la UE, la resistencia-para-bandolera del árbol de olivo frente a los olivares-industria-holding de la Castellana, la hermenéutica de las aleyas del agua frente a las autopistas del agua del Levante, la propedéutica de las charlas andalusíes frente a las stories identitarias neo-fascistas. Al-Andalus como red rizomática de saberes es la contraposición exacta del haya europeo que ha descrito con acierto Camille de Toledo. El autor de Punks de boutique, El Bosco al revés y Vidas y muerte de un terrorista americano ofrece la imagen del banyan surasiático del postcolonialismo como alternativa al haya, árbol de la tristeza mnémica tras los crímenes que presenció el abedul. Nosotros vemos en las flores de los arrayanes de las nawriyyat andalusíes una imagen más fresca y embriagadora de lo que puede ser el futuro.

8. Dice Ibn Zaydûn en versión de Mahmud Sobh:

aún en Arruzafa brotan muchas flores muy sonrientes

en sus almunias tan regadas por las nubes abundantes;

¡cuán hermosos jardines de diversión que en su sombra

todavía nos escancian vino de locura los obsequiantes!

9. El criterio halal debe ser el motor del ser-máquina sentimental que artificialmente se construye a sí mismo afectivamente, socialmente, espiritualmente. Somos esclavos de Al·lá como el vino es esclavo de la uva y la uva de la parra y la parra del jardinero, pero somos los jardineros de nuestro jardín-ser en el jardín ontológico de la biotécnica que nos constituye. Por eso no se trata de remar con los fundamentalistas en la afirmación de las raíces, sino de florecer en las almunias según los criterios de la agricultura ecológica. Es decir, sostenibilidad, diversión y «prohibido prohibir», frente a las lógicas neuróticas de la haramización, el romanticismo de la violencia y la pulsión de muerte. Porque es mucho más que el horror producido por los crímenes de Al Qaeda lo que debemos conjurar entre todos; sin retóricas de las malas hierbas y las erradicaciones, de los plaguicidas y los ciclos frigoríficos, nos enfrentamos ciertamente a una desertificación que necesita ser frenada con medidas urgentes de fertilización: cultura en la tolerancia, educación para la ciudadanía, reconocimiento de las multiculturalidades y coordinación de las estrategias de I+D+i.

10. El criterio halal es el sistema de preguntas que la conciencia va creando para seguir manteniendo activa la máquina del jardín-ser. Una vez que la psicología individual se familiariza con la halalidad, las situaciones creadas son pasos prometedores de nuevas situaciones. No la sucesión pasiva de estímulos como película, sino la prolongación de la ebriedad creativa en la deriva del poeta que nombra todo aquello que admira, todo aquello que ve o su ebriedad le hace ver.

II. Mudanzas del sujeto en la noche

11. La Yihad es el espejo exacto del fundamentalismo republicano de los Estados Unidos. La victoria de Obama es también la derrota de Osama Bin Laden. Eso es algo que los fundamentalistas de todas las vertientes no quieren reconocer en toda su importancia. Que los Estados Unidos tengan un presidente que marca otra vía diferente al fatalismo deprimente del bushismo es sin duda una mala noticia para muchos que prefieren sea donde sea seguir la senda del machismo, de los nacionalismos, de los discursos de la amenaza y la economía entendida como violencia.

12. El terrorismo yihadista tiene la capacidad de segar muchas vidas y matar sin piedad a seres humanos de forma especialmente cruel. Es un terrorismo que ha sido descrito como internacional, y no es falso decir que, efectivamente, los yihadistas han conseguido sembrar el terror en todo el planeta. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es tener miedo de estos terroristas, o pensar que conviene no perseguirlos, juzgarlos y condenarlos. Tampoco podemos sucumbir ante la tentación de procurar construir una tregua. Ahora bien: no lograremos derrotar al terrorismo yihadista con guerras coloniconvencionales como las que conocemos hoy en Irak, Afganistán y Gaza. Los países europeos deben reinventar su política exterior para que Occidente sea un aliado para la paz, en vez de un obstáculo. Cuanto más se prolongan éstas y las guerras en general, más se enriquecen las industrias de armamento y más se empobrecen las retóricas de lo común. Descubrimos que nuestros vecinos son paquistaníes, argelinos, marroquíes o iraquíes y acabamos teniendo miedo de los que siguen siendo y seguirán siendo nuestros propios vecinos. Pero ese miedo es el fruto de nuestra falta de comunicación, pues en cuanto los conocemos personalmente aprendemos a diferenciar a cada individuo y a racionalizar la amenaza (o no) que podamos sentir. La proliferación del miedo en la sociedad europea es un fenómeno más inquietante si cabe que el desarrollo brutal de la islamofobia. Me refiero aquí a las mujeres suizas convencidas de una amenaza de banalización del burka, de burkalización de la calle. Me refiero al habitante de banlieue que votó a Sarkozy, pero no a Le Pen ni nunca lo haría por el viejo racista, y sí repetiría por el pequeño chovinista. Al-Andalus es para las personas europeas que viven este miedo no un jardín, sino el bosque de columnas de la mezquita de Córdoba: Respeto, silencio, y acorde con la decoración de la catedral barroca incrustada, anulación del yo. Y eso da miedo.

13. Para que Mansur Escudero pueda rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, ha tenido que pedir permiso a la Iglesia Católica, que se lo ha denegado. Pero lo sorprendente es que la ciudadanía no sabe si apoyar a Mansur Escudero o si burlarse de él, para no tener que darle la razón a la Iglesia Católica. Estamos ante un ejemplo clarísimo del malentendido que provoca la evocación de al-Andalus para la ciudadanía española y europea en general. No ya los famosos malentendidos sobre el archislam (la religión islámica, la cultura islámica, el islam, la vida islámica, etc.) hasta la saciedad (y el agotamiento de cualquiera), sino del malentendido entre vecinos por el uso de la fuente. ¿A quién debe molestarle que Mansur Escudero rece en la Mezquita? ¿Qué noche ha invadido el recinto cordobés, que el sujeto perdido recorre aterrorizado por las sombras del pasado? ¿Qué mudanzas debe emprender para descubrir que la amistad, la fuente del pueblo, y la fertilidad del agua pública no tienen precio?

14. La mezquita que se ha pretendido construir en la zona cero de Nueva York se llamaba Cordoba, en un márketing del andalusismo que fracasó, una vez más, por sus connivencias con wahabismos kuwaitíes, lo cual no deja de ser desolador. Que la mezquita no se construya. Que los wahabíes puedan recurrir tan fácilmente al andalusismo de pacotilla sin que la respuesta aquí se haya apenas oído. Y que el PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) no haya tenido ninguna posibilidad de influir en la batalla como voz oficial de la política exterior europea, y más concretamente española, en este episodio. Los vínculos apenas comienzan a ser eficaces entre Junta Islámica, la Generalitat de Catalunya y ahora el Ministerio de Igualdad sobre el feminismo islámico. Pero es que el feminismo islámico debería ya estar en las agendas de todas las políticas europeas de cara a su acción exterior en África, Asia y el mundo árabe. La postura republicana de rechazar la mezquita Cordoba en la zona cero de Nueva York es la más tardía de las victorias de Bush y Osama Bin Laden. Esperemos que sea una de las últimas.

15. Dice Muhámmad: «Id a buscar la ciencia hasta en China».

16. El amor no es el valor que debe regir nuestras relaciones sociales, sino el respeto. Para amar ya tenemos bastante con los seres más queridos, o simplemente con uno mismo. Al-Andalus no es por tanto la utopía del amor sino la ultratierra del cuidado. Las ideas sobre el islam como cultura de la paz popularizadas, entre otros clichés, por las traducciones de islam como paz no pueden en ese sentido ser más equívocas. Claro que el islam se opone a la guerra, pero no porque sea violenta, sino porque es destructiva, ciega, absurda. Hay violencia en el islam: contra la ignorancia destructiva. Los terrorismos islamistas destruyen en el mundo lo que el islam más aprecia: la urbanización, la socialización, la puesta en común de las riquezas en el mercado simbólico de la ciudadanía. Al-Andalus es más que un espacio rural, es sobre todo un espacio urbano, pero eso sí, con suficientes jardines y parques como para que la ciudadanía piense su día a día como jardinero.

17. Mehdi Flores, Abdennur Prado, Camille de Toledo. Un toque de perfume recorre los nombres de los pensadores andalusíes contemporáneos.

18. Nunca se repetirá suficientes veces que, mal que pese a los fundamentalistas, la riqueza de al-Andalus era el fruto de la conjunción de varias culturas, identidades y religiones, como de varias tradiciones de pensamiento técnico de la ciudad, de la ciudadanía: la democracia griega, la queertesía de Bagdad, la topología de la traducción de la Escuela de Toledo.

19. Al-Andalus no es el territorio de ninguna reconquista islámica política, geográfica o demográfica, sino el espacio artificial que el ser-máquina, el sujeto sentimental, el jardín-ser atraviesa en las mudanzas de su agenciamiento como viajero en la noche del alma. Ni la enésima resurrección de un proyecto camufladamente islamista, ni la desterritorialización absoluta de la macdonalización, ni el storytelling de las raíces nacionales, el territorio contractual de al-Andalus flota como el céfiro que recorre el jardín al atardecer. Oculto en los poemas, en el arte, en las utopías tazísticas, el esplendor de al-Andalus se permite florecer sin pedir permiso más que al fluir incesante de las propuestas y las situaciones. No hay Medina ni Meca que lo valga.

20. A partir de ahora, me referiré a pensadores andalusíes contemporáneos musulmanes o no musulmanes, españoles o extranjeros, con el propósito de señalar la pluralidad de al-Andalus, y desmentir el mito de la uniformidad cultural islámica, que solo es una mitopoyética culturalista con derivas fundamentalistas. En la multiculturalidad islámica se puede apreciar una tensión mimética cuya energía se plasma en al-Andalus para representar la Umma, pero no entendiendo la Umma como la comunidad fundadora y primigenia de Muhámmad, sino como la Umma multicultural compuesta por los millones de musulmanes en el planeta hoy en día. Las mudanzas del sujeto en la noche son las moradas del ser-jardín en las cartografías del islam plural, en tres o cinco continentes, en los siete mares, en 189 naciones, en millones de pueblos, ciudades y grandes urbes. Al-Andalus es el anhelo y la expresión de esa Umma reflejándose idealmente aquí y ahora, en el espacio escrito del deseo de convivencia de los ciudadanos.

III. El más allá de la mansedumbre

21. Tenemos, todos tenemos un problema con el salafismo, pero además los ciudadanos tienen derechos, que aunque no les gusten a otros han de ser respetados. El auge del salafismo en Catalunya es real. Mezquitas salafíes reciben a musulmanes de muchos países diferentes, pero este falso cosmopolitismo se genera porque ellos se refuerzan mutuamente en oratorios que son espacios únicos de defensa y seguridad frente a la hostilidad de buena parte de la población vecina, y demasiadas veces, de las autoridades locales. Cuando las vías de la integración se bloquean para colectivos determinados, éstos se autoexcluyen no ya del espacio imaginario de un al-Andalus, sino del espacio social español, europeo en su sentido más prosaico. Acción: alcalde prohíbe, dificulta la apertura de nuevas mezquitas. Reacción: la mezquita existente se masifica, se densifica. Contrarreacción: alcalde cierra la mezquita existente. Situación final: clandestinidad mayor de la práctica del islam en Lérida/Lleida, cuya representatividad pasa a estar en manos de los salafíes de forma soterrada y sin alternativa.

22. Si la vergüenza es un sentimiento revolucionario, reflexión atribuida a Karl Marx, estamos haciendo de los fundamentalistas y salafíes, en concreto en la inmigración, los revolucionarios del nuevo siglo. Pero la revolución que esa gran vergüenza prepara no augura nada bueno ni para al-Andalus, ni, de paso, para España o Europa. Si los inmigrantes musulmanes practicantes pudieran decir lo que sienten, si los salafíes del proletariado en nuestra sociedad pudieran levantar la voz en la esfera pública, los problemas de su día a día se nos aparecerían como llagas en la piel de la ciudad. Pero no queremos ni ver ni oír, ni a los andalusíes ni a los salafíes, y esperamos que todo se arregle por la vía de la policía, la multa y la prohibición. Haram, burka, velo-gates y una multiplicación de pequeños roces. Que a la larga desgarrarán el tejido de las calles, de las discusiones, de los hogares.

23. El caos violento de las banlieues francesas no es una maldición caída sobre los franchutes por su ¿demostrada? antipatía, sino el resultado de un incendio que el nacionalismo y la islamofobia se han encargado de alimentar. Claro que es una violencia de débiles contra los más débiles, como denuncia Vaneigem, claro que es un caldo de cenizas que el sistema político no está dispuesto a alterar. Por eso sus réplicas en Catalunya, pronto, y también, por poner al caso, en Madrid algún día, pueden servirnos de avisos para lo que no nos podemos permitir: la repetición de las guerras de Granada, la celebración neomedievalista de la Reconquista. O nos disponemos a nombrar otras alternativas o sucumbimos ante la fatalidad de lo anunciado por los más catastrofistas. El teatro de nuestras luchas-remake tiene ya los guiones de la mañana de tambores. No merece la pena, a estas alturas, aprendernos de memoria lo que ya sabemos que tenemos que decir: sin respeto a los derechos humanos de todos, y de los extranjeros concretamente, caeremos en el regazo asesino de la Virgen de las Guerras.

24. Para ponerse en forma contra los cruzados, un tal Hisham Arquero, un hors-PAC, en un texto polemista brevísimo más pesado que constructivo (1), sostiene que los «conatos explicatorios» occidentales son «absolutamente ajenos al universo concreto cuya singularidad se intenta descubrir.» ¡Venga alguien y lo despierte! Un universo concreto. Ni más ni menos que fuera de al-Andalus, cuya dimensión es más pequeña, y abarcable, solo con zapatos, en los libros, sin telescopios hacia los firmamentos de la concreción. Porque la muerte se apodera de sus «civilización universal», de la grandilocuencia de sus «ideas-fuerza», del fundamentalismo que «cimenta» su singular «comunidad musulmana». No hay espejo con la muerte porque ya no hay vida en ese tono tan antimarxista que recoge lo peor del marxismo, como de hecho también le pasa, pero por otras razones, al neoliberalismo.

25. La reivindicación del colectivo «ser andalusíes» por Hisham Arquero no puede ser más engañosa. No hay al-Andalus posible en su universo concreto del islam, no CABE en su monotonía nada más que un monoteísmo. «Por mucho que se niegue, el andaluz sigue sintiendo el Islam, lo lleva dentro, le resulta inevitable». No haya nada más fabricado que el islam andalusí que podamos construir, artificialmente sentido, contra este andalusismo de pacotilla que se llevaría a rastras a todas partes.

26. Dice Abdel Karim Soroush, citado en francés por Jean Daniel: «el islam es una serie (suite) de interpretaciones del islam como el cristianismo es una serie (suite) de interpretaciones del cristianismo.» Es decir, al-Andalus es una suite hermenéutica de la multiculturalidad islámica, nuestro viaje de mudanzas en la noche de las identidades nos debe llevar al jardín-ser de la creación de situaciones, a la mímesis de las variaciones que Arquero quiere ver en su unidad mansa. Una suite musical implica variaciones, y una suite andalusí flores de todas partes, con sus propias risas. Como en la música, en al-Andalus se avanza hacia nuevas sonoridades. Pensar esas sonoridades es la tarea de los andalusíes, seres definitivamente sin raíces.

27. La ilaha il·la Al·lá, Muhámmad rasul Al·lá. Una frase del desarraigo, de la celebración de la técnica frente al impulso de muerte. Un limpiar la tierra (No hay más dios que la razón instrumental) para acoger al otro (Muhámmad como el que no viene sino de parte del que no está ni se le espera, que celebra la nexicidad de la razón instrumental) y para perfeccionarnos mutuamente en el diálogo. Porque la técnica ES precisamente el sentido del esfuerzo. No hay ninguna excusa para no atender lo que se explica tan sencillamente: tenemos que perfeccionarnos a nosotros mismos sin falsas jerarquías anuladoras. El capitalismo libera recursos pero agrava desigualdades. Un pensamiento que no produzca una predisposición al esfuerzo en la técnica ni generará situaciones ni protegerá contra los fundamentalismos. Y de ahí a los oscurantismos más rancios solo hay un pequeño paso que ya han dado los salafíes, los wahabíes, los que hacen de la barba un mero signo de Allâh, Allah, Al-lah, Al-lâh, Alá, Dios, etc.

28. Lo bueno de un grupo es estar fuera. Solo el conocimiento de lo que uno piensa favorece que uno pueda entrar y salir cuantas veces quiera en todos los espacios diferentes que deben ser nuestros territorios para derivas de la creación, del paseo y la amistad. Las TAZ son tan importantes en solitario como en grupo, cabría decirle a Hakim Bey, aunque tal vez él mismo ya descubrió, en estos años, que no hay buen amigo que sea tan generoso como el silencio de la biblioteca que deja pensar y escribir.

29. La ruptura con las raíces fue buena para la primera Umma, y lo es también hoy en día para la Umma, ya sea la difusa en el mundo con los millones de musulmanes o la Umma concentrada por su mímesis andalusí.

30. La ruptura con las raíces nos lleva a una utopía más allá de la mansedumbre que representa un aire fresco en el aire viciado de los fundamentalismos. Como el hachís, cuando viajó con los sufíes hasta llegar a todas las esquinas de la cultura del salón, precedente perfecto y simbiótico de la cultura de los cafés, lo que se quiere entender como una posibilidad de Europa, el libro debe circular en manos de los andalusíes como seña de identidad de los que no temen encerrarse para leer. Dice el Corán: Lee. Es una de las pocas órdenes que merece la pena obedecer en su sentido literal.

IV. Boda en Chauen de hacha y huevo

31. El PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) y Tiqqun comparten su carácter literario. Más que tierras, bibliotecas. El PAC no tiene fronteras geográficas, o están segmentadas en tantos enclaves que no se pueden trazar. Tiqqun es una idea de reparación, de rectificación, dentro del contexto específico del judaísmo. Si existiera una ciudad andalusí, sería Chauen, donde alrededor de las casas blancas se extienden los campos de cannabis. Si existiera una ciudad sefardí, sería París, donde la deriva de los situacionistas reinventó el Éxodo.

32. Un fondo de nihilismo habita el pensamiento andalusí contemporáneo, una forma de limpiar las tradiciones occidentales, las dialécticas filosóficas hasta lograr la verdad, malezas del jardín-ser, y un intento de abrazar la sabiduría china de la agilidad que ha descrito pertinentemente François Jullien. Ese nihilismo peculiar andalusí de la contemporaneidad es como un hacha que despeja conceptos para establecer una cartografía de saberes no enmarañados. Al mismo tiempo, no es una mera destrucción de lo ya pensado porque no quiere sembrar. El hacha de Chauen se compagina con la armonía de la forma ovoide. Penetra en la realidad de forma aerodinámica, sin dejar semillas, pero cargado de futuro, hacia la fertilidad.

33. La memoria de los libros escritos en al-Andalus, en Sefarad, en la Hespaña medieval, es una boda del hacha contra los debates pasados y del huevo del pensamiento del futuro. Novia y novio descienden las calles soleadas de Chauen hacia la fiesta cosmopolita de la biblioteca nupcial.

34. Cuando esperamos un desenlace feliz, la impaciencia nos impide concentrarnos en la importancia de recibir la noticia con serenidad. La virtud del andalusí reside en su preparación para lo bueno y lo malo con igual ánimo.

35. Hay una tradición del PAC que nace con los hippies que, en vez de ir a la India, fueron desde España y Europa a Marruecos. También se produjo en los años 80 y siguientes décadas del siglo pasado un romanticismo específicamente andaluz, islámico y new-age que se cristalizó en comunidades de las Alpujarras. Lejos de querer olvidar ese periodo, es preciso reivindicarlo. Es el antídoto contra cualquier tentación elitista, virtual, que pretenda despertar y revitalizar el nefasto debate entre campo y ciudad.

36. Los andaluces pueden sentirse orgullosos de Andalucía sin tener que pensar en al-Andalus. No hace falta recurrir a esa época para pensar, vivir y amar Andalucía. El andalusismo suele pecar de kitsch. No es ni estético ni creativo, es a menudo restauracionista, cursi y falto de intuiciones.

37. La cultura andalusí del Norte de África es patrimonio de los respectivos países. Hay un fondo de colonialismo en diversos intentos de des-marroquinizar, des-argelizar o des-tunecizar la música andalusí, la cultura de esas ciudades. El Pensamiento Andalusí Contemporáneo no es ni debe ser una operación de márketing para crear un turismo de ricos que descuide la realidad social, política y cultural de los países magrebíes.

38. La hermandad entre los andalusíes es la hermandad panarabista sin la grandilocuencia nasserista, es la hermandad europea sin la arqueología malsana del juedocristianismo, es la hermandad panislámica post-islamista, es la hermandad del sionismo sin supremacismo judío, es la hermandad de la hermenéutica sin texto obligatorio.

39. Al-Andalus y Palestina son dos caras de una misma moneda. Pero allí donde Palestina es pesadilla, al-Andalus quiere ser sueño. Allá donde Palestina es colapso, al-Andalus quiere ser agilidad. Siempre que Palestina se sumerge en la desolación, al-Andalus promete otra vía. No hay al-Andalus para los seguidores de Al Qaeda, ni para los de Hamás. No hay Palestina tampoco para ellos, o no debería, ni para los ocupantes israelíes, pero sí para los andalusíes israelíes.

40. La obra de Ibn Arabi es tal vez el núcleo exotérico del pensamiento contemporáneo de al-Andalus, porque es el mayor exponente del pensamiento clásico andalusí. La obra del poeta Ibn Sahl, es, en contrapartida, el núcleo esotérico de pensamiento andalusí contemporáneo, porque su poesía está aún queriendo decir todo lo que dice.

V. Ibn Sahl, el queertés andalusí

41. El poeta Ibn Sahl de Sevilla es un poeta judío y musulmán. Sevilla es además de la capital de Andalucía la ciudad que dio su cultura híbrida al poeta de la queertesía andalusí. Ibn Sahl escribió una poesía en árabe que no discurre por la ontología de los sufíes ni por el realismo de los moaxajeros. La poesía amorosa de Ibn Sahl está dedicada a un joven judío llamado Musa. Después de amar a Musa, escribió poemas para otros mecenas, en Ceuta, y para un chico llamado Muhammad.

42. La queertesía es la cortesía queer que precede a las cortesías europeas y les da su forma, aliento y sentido. Es absurdo pensar que el erotismo de Catulo no merece las alabanzas que se suele reservar para los trovadores. Pero igual de absurdo es pensar que la poesía de Abú Nuwás no es igual de importante que la de Catulo. Sin mencionar la poesía erótica queer en la corte de Bagdad no se explicaría ni al-Andalus en el pensamiento contemporáneo ni los desarrollos de la cortesía en Occidente. No se explicaría nuestra cultura europea.

43. La queertesía es el origen del fenómeno de la moda que nace en Europa en torno a la mitad siglo XIV, pero ese origen andalusí no es mencionado por Gilles Lipovetsky en su estudio sobre la moda como evolución de la cortesía medieval (2). La sofisticación, el esfuerzo por perfeccionar la seducción, el carácter híbrido de la atracción como fuente de conocimiento y de desconocimiento son los objetivos que trata de alcanzar el poeta queertés transitando en las mudanzas del sujeto en la noche que invade el jardín-ser. La base del criterio queertés comparte con el eje halal la querencia por lo efímero de un destello de la rosa, la pasión por la fertilidad de situaciones que creamos en el jardín de lo común.

44. El saber hacer del poeta queertés, y de Ibn Sahl en concreto, se aprecia en el erotismo prácticamente desprovisto de obscenidad. Porque en la metáfora erótica se esconde lo que diferencia nuestra cultura de la pornografía. La pornografía no solamente es una pantalla de los abusos de las redes de prostitución. La pornografía es una claudicación, un derrotismo de nuestra propia capacidad de imaginar la sexualidad. El auge de la pornografía firma nuestra falta de poesía, de queertesía, de saber hacer en materia de amor y sexo.

45. Ibn Sahl se hizo musulmán para los judíos, y siguió siendo judío para los musulmanes. No sólo porque algunos musulmanes no lo aceptaran como musulmán, sino porque evitó romper con el judaísmo, o complacer a los curiosos que le preguntasen si era realmente musulmán. O tal vez rompió con el judaísmo, pero sin que eso supusiera romper con la cultura judía. Aunque escribió placenteramente toda su poesía en árabe, si es cierto que como se ha escrito compuso un poema en hebreo, estaríamos ante un poeta que entendía su cultura como doble. Igual que debería entenderlo el andalusí, por lo menos una cultura doble. Y si es posible todo lo híbrida que su anhelo de perfección pueda conseguir. La multiculturalidad islámica debe ser con el criterio halal el hecho fundacional del andalusí, sea o no musulmán, y su capacidad de mimetizar los matices de la Umma en su cotidianidad el vector de la proliferación de situaciones enriquecedoras, queerteses, artificiales. Un cosmopolitismo doméstico que lo haga sentirse cómodo con sus vecinos de todo el planeta.

46. Ibn Sahl murió ahogado, doblemente humillado, como amante y como judío; «la perla regresó al mar», dijeron. No, Ibn Sahl no era duro y redondo como una perla, sino ágil, dinámico y polifacético como un jardín-ser. Los andalusíes debemos cargar con la humillación doble de ser amantes y judíos. Vivir un islam que remita a la destrucción del judaísmo europeo. Al musulmán que describió Agamben en Auschwitz. Y debemos estudiar el jardín-ser como amantes que deben cuidar el marco de sus seducciones.

47. La poesía andalusí es el espacio de traducción virgen que los arabistas han poco a poco comenzado a explorar, es el tantas veces evocado jardín secreto. Sin embargo, el andalusí no debe limitar su hermenéutica a lo que los poetas andalusíes clásicos denotaban, sino ampliarla a todas las connotaciones contemporáneas de esta y cualquier otra poesía. Rechazo al arabista que quiere entender al-Andalus sin apreciar en su justa medida, sin conocer a Warhol. Desprecio al musulmán que ve en al-Andalus una posibilidad de revancha contra Occidente.

48. Ibn Sahl, en su tragedia maravillosa que le hizo ser precursor de la sabiduría de Proust y del malestar en la cultura de Freud, emprendió una tarea loable. Hizo de su doble religión un juego de posibilidades siempre al límite entre la sofisticación manierista y la irreverencia sapiencial. Debord decía que era un estratega, y no cabe duda de ello al apreciar la meticulosidad de sus comentarios sobre el espectáculo. De Ibn Sahl diremos que es un espía pacifista, siempre entre lo enemigos para engañar a la guerra. En todas las guerras de hoy faltan espías pacifistas.

49. Los nacionalistas del andalusismo más primario prefirieron el boato de la grandeza de Ibn Arabi a la ambigüedad del poeta Ibn Sahl. Ya es hora de que en al-Andalus crezcan más flores y menos iluminaciones. En al-Andalus queremos películas, no bombillas.

50. Tras el fenómeno del cine 3D, el Espectáculo sólo podrá ofrecer el acoplamiento de sensaciones olfativas. La halalidad es ante todo un arte de la cocina halal, donde se combinan los cinco sentidos de forma mucho menos espectacular, y mucho más nutritiva.

Notas:

(1) Acerca del Islam, Universidad islámica internacional Averroes de al-Andalus, Yama’a islámica de al-Andalus, Córdoba y otras ciudades andaluzas, s. f., págs. 5 y 6.

(2) L’empire de l’éphémère. La mode et son destin dans les sociétés modernes, Gallimard, París, 1987, págs. 29-44.

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La integración social entre maricones y pandilleros -Albert J. Reiss Jr. (1964)

LA INTEGRACIÓN SOCIAL ENTRE «MARICONES» [QUEERS] Y «PANDILLEROS» [PEERS]

Albert J. Reiss Jr.*

Título original: The social integration of queers and peers
in Howard S. Becker (ed.), The Other Side. Perspectives on deviance, The Free Press, Nueva York, 1964, segunda edición de 1966, pp. 181-210.
[Traducción al castellano de Juan Asís para el blog queertesías etc. en abenyusuf.wordpress.com]

La delincuencia sexual es una manifestación muy importante de desviación del comportamiento con respecto a las prescripciones normativas de la sociedad americana. Existe un gran número de comportamientos que se clasifican como delincuencia sexual – tales como el coito heterosexual prematrimonial, la pederastia o la felación, por ejemplo.
La investigación sobre el comportamiento sexual de los varones se centra en gran medida en la estructura psicológica y en las cualidades dinámicas propias de personas adultas que son descritas como «tipos sexuales», o en la estimación de porcentajes de incidencia, preponderancia y experiencia de actos sexuales por parte de diferentes grupos sociales en una población. No existe mucha investigación sistemática sobre la organización de la actividad sexual en un sistema social complejo si exceptuamos los estudios descriptivos sobre la organización social de la prostitución femenina.
El propósito de este artículo consiste en describir la relación sexual entre «delincuentes pandilleros**» y «adultos maricones***», así como en plasmar su organización social. Esta relación es una forma de prostitución homosexual entre un joven varón y un varón adulto que practica al primero una felación. El cliente varón adulto paga a un chico delincuente y prostituto una suma de dinero para que le deje hacerle una felación. La transacción se limita a una felación en función de la cual el joven no desarrolla una imagen mental de sí mismo como persona homosexual o desviado sexual, a pesar de que sí percibe a los clientes varones adultos como desviados sexuales, «maricones» o «gente gay».
No se han realizado muchas investigaciones sobre los aspectos sociales de la prostitución homosexual masculina; eso explica el carácter exploratorio de la investigación aquí plasmada y el resultado aproximativo de sus observaciones. Aunque existan descripciones de «matrimonios» y de los «rígidos sistemas de castas de la homosexualidad en la cárcel»1 que contribuyen a nuestra comprensión de su organización social en la sociedad que forman los desviados del mismo sexo, poco se sabe sobre cómo la actividad homosexual está organizada en las comunidades básicas americanas.
Algunos estudios recientes analizan ciertas formas organizativas de prostitución masculina.2 Ross distingue tres tipos de prostitutos varones homosexuales basándose en la ubicación de su actividad de captación de clientes.3 (1) el chapero de bar [bar-hustler] que por norma general visita bares de forma continua en búsqueda de clientes maricones; (2) el chapero de la calle [street-hustler], por norma general un chico que aún no ha cumplido veinte años y que hace «trampas» con hombres mayores; y (3) el chico de llamada [call-boy] que no solicita clientes en público. El chapero de la calle está en lo más bajo de la escala de prestigio entre los chaperos, en parte porque su forma de actividad es la más incierta y menos rentable. Se puede dar por sentado que su grado de prestigio en el «mundo gay» organizado sea bajo en la medida en que aparentemente están al margen de dicha organización. Por lo tanto, los chaperos de la calle se convierten frecuentemente en chaperos de bar cuando alcanzan la edad legal para entrar en bares.
Los chaperos entrevistados para ese estudio pueden ser clasificados por norma general como chaperos de la calle, dada la ubicación principal de su actividad. Sin embargo, los chaperos de la calle que Ross describe están orientados a una carrera como chaperos de bar, aunque ninguno de los chicos que yo estudié consideró la captación de clientes y su prostitución consecuente como una carrera. Para éstos, la captación de clientes y su prostitución consecuente es una actividad transitoria, tanto en el tiempo como en el espacio.
Aún así parece que hay diferencias cruciales entre los chaperos sobre qué entienden por chapero y la imagen que de ellos mismos tienen los que desempeñan este rol. Los chaperos que Ross estudió se distinguen por el hecho de que se definen a sí mismos al mismo tiempo como prostitutos y como homosexuales. Los chicos que yo estudié no se definen a sí mismos ni como chaperos ni como homosexuales. La mayoría de estos chicos se ven a sí mismos «pillando un maricón» sólo como una actividad sustitutiva o como parte de un patrón versátil de actividad delictiva.4 La falta de definición común entre unos y otros como chaperos unida a definiciones compartidas del acto de «pillar un maricón» permite a estos chicos desmarcarse de definiciones de sí mismos como chaperos de la calle o como homosexuales.
Los chicos entrevistados en este estudio consideran la captación de clientes y su prostitución como una sustitución aceptable de otras actividades y fuentes de ingresos delictivas. Aunque la transacción sexual propiamente dicha puede producirse en un marco de dos personas o en el de un grupo más numeroso, las normas establecidas que encauzan esta transacción son por lo general aprendidas de pandilleros en una una banda delincuente. Es más, en muchos casos, la inducción a una transacción pandillero-maricón se produce mediante la participación en el grupo delincuente. Los jóvenes aprenden la forma establecida de comportarse con adultos que les practican la felación y se les incita a participar en dicha actividad como en una transacción lucrativa por la vía de la pertenencia a un grupo que asume este conocimiento dentro de una tradición común y controlando su ejecución. Concretamente, se demostrará que el grupo de pandilleros controla la actividad a nivel cuantitativo y las condiciones bajo las cuales está permitida. En la conclusión, se postula que esto no eso sino un sistema organizativo entre chaperos pandilleros y adultos que les practican la felación.
Hay aparentemente otros tipos posibles de varones que se dedican a actos de sexo homosexual basados en elementos de definición de sí mismos como homosexual y chapero. John Rechy describe en numerosas viñetas un tercer tipo que se considera a sí mismo como chapero pero no se define como homosexual.5

. . . el mundo de las reinas y de los chaperos varones y lo que les hace comportarse así, al ser las reinas técnicamente hombres aunque nadie piensa en ellos de esa forma – siempre son «ella» – y siendo sus «maridos» los vagabundos masculinos – «chulos de fruto» [«fruithustlers«] – compartiendo ocasionalmente las «almohadas» [pads] de las reinas – sin que consideren en ningún caso que están enrollándose con otro hombre (la reina), siempre y cuando el chapero vaya sólo con reinas – y por «frutos» solamente para sacarles partido (que significa ganar o recoger dinero del sexo, ir a comer, «irse a la almohada»), éste no se ve a sí mismo como un maricón. (las itálicas son mías).6

La importancia de que le definan a uno como no-homosexual mientras que se reconoce el propio rol como chapero sale a relucir en el siguiente fragmento:

Como la mayoría de los que estábamos en esa calle – que hacíamos de hombres con otros hombres – Pete se preocupaba por una cuestión – su masculinidad. Una tarde en el Bickford’s, un joven guapo y viril entra, echando una mirada hacia nosotros, y saliendo de allí apresuradamente. «Ese gato es maricón», dice Pete, mirando hacia él. «Lo he visto a menudo y pensé que estaba haciendo la calle, hasta que un día intentó cogerme en el cine. Me cabreó que quisiera que me enrollara con él gratis. Le dije «que te jodan», que fuera a buscarse otro maricón como él.» Se quedó callado un rato con cara de mal humor, y luego soltó con bastante agresividad: «No importa con cuántos maricones se enrolla un tío, si lo hace por dinero, no es un maricón. Pero como empieces a enrollarte gratis, con otros chicos, te empiezan a crecer plumas».7

En las obras sobre homosexualidad masculina, particularmente las escritas por médicos de instituciones clínicas, abundan las referencias al cuarto tipo posible – aquellos que se definen a sí mismos como homosexuales pero no como chaperos.

Los datos

La información sobre la transacción sexual y su organización social se obtuvo en gran medida a partir de entrevistas, y en parte mediante la observación social de sus lugares de encuentro. Aunque existan límites para inferir una organización social partiendo de datos de entrevistas (especialmente cuando la organización aflora a través de un comportamiento que se califica de forma negativa en la sociedad en sentido más amplio), éstos proporcionan una base válida para una aproximación.

Tabla I

Tipo de experiencia sexual en función del tipo de chico formal-desviado
Porcentaje por tipo formal-desviado

CLASES BAJAS CLASES MEDIAS TODAS LAS CLASES
Tipo de experiencia sexual Delincuente de carrera organizado delincuente con vocación de pandillero formal no ejecutante formal ejecutante delincuente con vocación de pandillero formal no ejecutante formal ejecutante hiper-formal no-formal aislado formal aislado Total
Total 73 166 250 81 38 86 193 56 24 41 1008
Maricones, masturbación, y heterosexual 32,5 27,3 5,1 20 10 37,5 17,6
Maricones, masturbación, hetero y animal 30,2 4,5 5 8,5
Sólo heterosexual 4,7 11,4 70 30 12,5 13,4
Heterosexual y masturbación 25,6 34,1 33,3 40 15 10 40 25 100 21,9
Sólo masturbación 2,3 15,9 48,7 40 10 40 25 27,3
Niega haber tenido experiencia sexual 4,7 6,8 12,8 10 40 20 42,9 0 11,2
Subtotal 43 44 39 5 20 10 10 7 8 1 187
Sin asunto de sexo 41,1 73,5 84,4 93,8 47,4 88,4 94,8 87,5 66,7 97,6 81,4

Los historiales de sexo se obtuvieron a partir de 18,6 por ciento de 1008 chicos de edades comprendidas entre 12 y 17 años que fueron entrevistados en el SMA de Nashville, Tennessee, para una investigación sobre comportamiento formal y desviado. Estos representan todas las entrevistas de uno de los entrevistadores junto con las entrevistas con todos los chicos de Nashville encarcelados en el Reformatorio de chicos del Estado de Tennessee (Tennessee State Training School for Boys).
Como se evidencia en la tabla I, el mayor número de entrevistas se realizaron con chicos delincuentes de clase baja. Hay una razón que explica esto: cuando existían evidencias de que los delincuentes provenientes de la clase social más baja generalmente habían tenido algún contacto con adultos varones que les habían practicado una felación, se procuró investigar más sobre cómo se había estructurado y controlado ese contacto. Los historiales sexuales, por lo tanto, se obtuvieron de todos los chicos blancos de Nashville que residían en el Reformatorio de chicos del Estado de Tennessee durante el mes de junio de 1958.
La forma mediante la cual se obtuvo la información sobre asuntos sexuales implica la realización de estimaciones fiables sobre la incidencia o preponderancia de la prostitución entre la población de chicos adolescentes de Nashville. Aunque en ese sentido, la comparación entre tipos de formales y desviados en la tabla I proporciona una suposición informada sobre las posibilidades que tienen a lo largo de su vida de participar en dicha actividad.8
Sólo dos chicos de clase media relatan una experiencia en la transacción pandillero-maricón. En un caso, el chico aceptó una vez la solicitud; en el otro, el chico adquirió experiencia y contactos en el Reformatorio de chicos del Estado que le condujeron a una participación continuada una vez que fue liberado. Dentro del grupo de clase baja, parece claro que el delincuente con vocación de carrera es el más complaciente a la hora de narrar sus experiencias sexuales con los que practican felaciones. Aproximadamente tres de cada cinco chicos relatan tales experiencias, en contraposición con el delincuente con vocación de pandillero, el tipo con el siguiente nivel de frecuencia relativo más alto, en el que solamente uno de cada tres admite dicha experiencias.
Tomando en consideración la distribución proporcional de tipos de formales y desviados en la población escolar de chicos adolescentes y aplicando de forma muy aproximada la distribución proporcional por tipo de desviación sexual planteada en la tabla I, el porcentaje de experiencia con los que practican una felación es bastante bajo en una población de todos los chicos adolescentes. La relación pandillero-maricón parece estar en gran medida circunscrita a los chicos delincuentes de clase baja – especialmente chicos delincuentes con vocación de carrera, entre los cuales el porcentaje es probablemente muy alto.
Aunque no tenga una vínculo directo con nuestro propósito, es interesante observar que los formales de la tabla I parecen ser aquellos chicos que en igual medida relatan una experiencia heterosexual y de masturbación, o solamente una experiencia de masturbación, mientras que los hiper-formales solamente admiten ya sea no haber tenido ninguna experiencia sexual o solamente haberse masturbado.
También se puede deducir de la tabla I que el chico adolescente formal con orígenes de clase baja de nuestra sociedad es muy poco propenso a afirmar que nunca se masturba, mientras que una proporción sustancial de chicos formales de clase media asegura que nunca se masturba y nunca ha masturbado a nadie. A pesar de que puedan darse diferencias de edad entre los niveles de clase para el apartado de la masturbación, la diferencia de clase puede efectivamente ser determinante. También es posible, por supuesto, que esta diferencia sobre la experiencia de masturbación refleje solamente una diferencia de consentimiento para hablar de masturbación con una investigador de clase media, es decir, que los chicos de clase media sean más propensos a esconder su experiencia sexual, incluso la de la masturbación, a otras personas. En cualquier caso, pueden existir diferencias de clase en la organización social de las experiencias sexuales, en la medida en que los chicos de clase baja relataron haberse masturbado en grupos cuando comenzaron a masturbarse, mientras que esta experiencia era relatada con mucha menor frecuencia por chicos de clase media, para los cuales es probablemente un asunto íntimo. Lo mismo cabe decir con respecto a la experiencia heterosexual: los chicos de clase baja, especialmente los delincuentes, relatan frecuentemente que participan en una actividad heterosexual de grupo en «gang-bangs» (violaciones colectivas), mientras que la experiencia heterosexual parece ser una experiencia más íntima para el chico de clase media, que no comparte su pareja sexual con pandilleros. Todo esto puede reflejar no solamente una mayor versatilidad en la experiencia sexual del varón de clase baja sino tal vez una mayor voluntad de usar el sexo como forma de recompensa.

Cómo los pandilleros se encuentran con los maricones

Los encuentros entre adultos varones que practican la felación y chicos delincuentes se realizan fácilmente, porque ambas partes saben cómo y dónde encontrarse dentro del espacio comunitario. Aquellos que forman parte de la cultura común saben que el contacto puede establecerse en un lapso de tiempo relativamente corto, si así se desea. El hecho de que los encuentros entre pandilleros y maricones puedan realizarse fácilmente es una evidencia implícita de los entendimientos organizados que predominan entre ambas poblaciones.
Existe un gran número de ubicaciones donde los chicos pueden encontrarse con sus clientes, los que practican la felación. Muchos de estos puntos son conocidos por todos los chicos independientemente de dónde residan en el área metropolitana. Esto es especialmente cierto para los lugares del centro de la ciudad donde se ubican, en un área territorial pequeña, el mayor número de puntos de contacto. Cada área de una determinada comunidad de la ciudad, y ciertas áreas periféricas, pobladas por cantidades sustanciales de personas de clase baja, también tienen sus puntos de encuentro, generalmente conocidos solamente por los chicos que residen en esa zona.
Lo típico es que maricones y pandilleros establezcan contactos en lugares públicos o parcialmente públicos. Los puntos de encuentro más frecuentes incluyen esquinas de calles, parques públicos, aseos de hombres en lugares públicos o parcialmente públicos tales como estaciones de transporte, parques y hoteles, cines de reestreno y de barrio (que abren todo el día y que permiten sentarse a mitad de la proyección). Los bares son rara vez lugares de contacto, quizás en gran medida porque están copados por chaperos varones que se mantienen fuera de la cultura y de los grupos de pandilleros, y porque los propietarios de los bares no se arriesgan a admitir la presencia de chicos menores de edad.
Existe un cierto número de modos determinados para establecer el contacto en estas situaciones. Estos modos permiten a los chicos y a los que practican la felación que se comuniquen su intencionalidad entre ellos a pesar del carácter público de la situación. La forma más generalizada de establecer el contacto es el «crucero», con el cliente pasando por «esquinas de maricones» o lugares concretos hasta que su esfuerzo es notado por uno de los chicos. El chico puede entonces señalar – generalmente haciendo un gesto con la cabeza, con una gesticulación de la mano que signifique asentimiento, siguiendo, o respondiendo a introducciones comprendidas comúnmente como «¿Tienes hora?» – que él está listo para llevar a cabo la transacción. La parte contratante y el cliente se desplazan entonces a un lugar donde la actividad sexual es llevada a cabo, generalmente un lugar que proporciona privacidad, protección y una salida rápida. «Dolly», un chico internado tres veces en el Reformatorio, describe una de estas formas determinadas para crear el contacto:

Bueno, como en la estación de autobuses, tú vas a los aseos y te quedas ahí haciendo como si . . . y ellos se quedan ahí haciendo como si . . . y entonces ellos mueven la cabeza y salen y tú les sigues, y os vais a algún sitio. O tienen coche, o si no os vais a uno de los hoteles que están cerca de la estación o a algún sitio así . . . casi en cualquier sitio.

Frecuentemente el contacto entre los chicos y los que practican la felación se establece cuando el chico está haciendo autostop. Esto es especialmente válido para los primeros contactos de esta naturaleza que tienen los chicos. En la medida en los chicos de clase baja son más propensos que los de clases medias a hacer autostop dentro de la ciudad, especialmente por la noche cuando ocurren con mayor frecuencia estos contactos, tal vez tienen más demanda de esta forma.
El chico experimentado que conoce a «un montón de maricones», puede llamar a los clientes conocidos directamente desde un teléfono público, y algunos de los que practican la felación intentan establecer un contacto continuo con los chicos dándoles su número de teléfono. Sin embargo, los chicos raramente emplean estos medios de contacto debido a razones inherentes a su perspectiva con respecto a la transacción, tal y como veremos más abajo.
Es preciso examinar ahora cómo la transacción se ve facilitada por estas situaciones tipificadas y por los modos determinados de contacto y comunicación. Una de las características de todas estas situaciones de contacto es que proporcionan una justificación de la presencia tanto de los pandilleros como de los maricones en la misma situación o ubicación. Esta justificación es necesaria para ambas partes, pues si estuviera ampliamente visible la presencia de cualquiera de las dos y ésta no tuviera preparada una explicación, el contacto y la comunicación sería mucho más difícil. Los lugares públicos y parcialmente públicos proporcionan situaciones que justifican la presencia del mayor número de personas en la medida en que en ellos se produce un control social sobre el establecimiento de contactos relativamente pequeño. Por supuesto, es bastante arriesgado para los chicos y para los clientes entrar en contacto en estas situaciones en la medida en que generalmente la policía las conoce. La Brigada de Orden Público puede contar con vigías, pero este es uno de los riesgos calculados y la red de comunicación se encarga de informar sobre las tácticas de éstos.
Un elemento más importante para que se ofrezca una justificación es que estos lugares de encuentro tienen que justificar la presencia de chicos delincuentes con ropa y apariencia esencialmente de las clases bajas que tienen contacto con los clientes de prácticamente cualquier nivel de clase. Esto es cierto a pesar de que los emplazamientos sociales que los clientes generalmente eligen para establecer un contacto suelen variar según su nivel de clase. Los clientes de clase social alta generalmente toman contacto «cruzando» por esquinas de calles, en parques, o en las habitaciones de hombres en los «mejores» hoteles, mientras que los de clases más bajas son más propensos a elegir aseos públicos y estaciones de transporte. Existe aparentemente una equivalencia general de posición de clase entre chicos y los que practican la felación en la transacción pandillero-maricón. La inmensa mayoría de los clientes en la transacción entre el delincuente pandillero y el maricón provienen probablemente de la clase más baja («guarros»). Pero es difícil tener certezas sobre la posición de clase de los clientes mamones* puesto que no se ha realizado ningún estudio sobre esta población.
La falta de datos sobre la población de mamones plantea dificultades a la hora de interpretar la relación que se da en el contacto. Muchos mamones relacionados con los chicos delincuentes no parecen participar en ningún grupo abierto o encubierto de homosexuales, como la comunidad homosexual organizada del «mundo gay».9
El «mundo gay» es la forma más visible de homosexualidad organizada en la medida en que es una comunidad organizada, pero no representa más que una pequeña proporción de toda la interacción homosexual. Incluso entre aquellos que pertenecen a la comunidad homosexual organizada, los hechos tienden a demostrar que los miembros homosexuales buscan satisfacciones sexuales fuera de su grupo con personas que les son esencialmente anónimas. Si se exceptúan las parejas homosexuales casadas, Leznoff y Westley aseveran que existe «. . . una prohibición que pesa sobre las relaciones sexuales en el seno del grupo . . .»10 Ross indica que los jóvenes prostitutos varones son elegidos, entre otras razones, por el hecho de que protegen la identidad del cliente.11 Ambos factores tienden a forzar que muchos mamones varones eligen una situación de contacto anónima.
Es evidente que estas situaciones de contacto ofrecen no solamente una justificación de la presencia de las partes en la transacción sino también una garantía de anonimato. La garantía no implica forzosamente una restricción de la visibilidad social en la medida en que tanto los chicos como los mamones pueden reconocer señales (incluyendo, pero sin que lo sean necesariamente, gestos y vestimentas) que permiten la identificación mutua de roles. Pero el anonimato está garantizado en al menos dos aspectos: el anonimato de la presencia viene asegurado por la situación y la identidad personal en la comunidad está protegida a no ser que sea desvelada intencionalmente.
Cabe esperar que existan varias razones para exigir un anonimato. Para muchos, una relación homosexual debe permanecer secreta en la medida en que sus otras relaciones en el seno de la sociedad – familias, relaciones profesionales, etc. – tiene que ser protegidas. Leznoff y Westley se refieren a estos hombres como los «secretos» en contraposición con los homosexuales «abiertos»,13 y en el «mundo gay» se les conoce como «maricas en el armario». para algunos, está también la necesidad de proteger su identidad para evitar chantajes.14 Aunque ninguno de los chaperos pandilleros contó que recurría al chantaje, el mamón varón adulto puede sin embargo tomarse en serio esa posibilidad, sobre todo si su edad es mayor o pertenece a una clase social alta. Para los de clases bajas, al contrario, es más probable que tengan que enfrentarse a la amenaza de violencia por parte de los chicos adolescentes en la medida en que frecuentan más a menudo situaciones donde es más probable que en su contacto se produzca un «trato bruto».15 El tipo de situación en la que se realiza el contacto delincuente pandillero-maricón y se lleva a cabo la relación sexual tiende a minimizar la posibilidad de violencia.
No todos los mamones varones protegen su anonimato; algunos permitirán que el chico tenga su número de teléfono y unos pocos «se quedan con un chico». Aún así, muchos mamones desean encontrarse con chicos donde sea menos probable que se conviertan en víctimas, aunque los chicos a veces engañan a los maricones eligiendo un punto de encuentro donde con premeditación, sus amigos pueden encontrarlos y ayudar a engañar al maricón, robarle, el coche, o cometer actos violentos. Los chicos por le general saben que los mamones son vulnerables en la medida en que «no pueden» denunciar aquello de lo que puedan ser víctimas. A modo de paréntesis, se puede mencionar que estos chicos no son generalmente conscientes de su propia invulnerabilidad institucional ante la posibilidad de arresto. Un chico adolescente es especialmente invulnerable ante un arresto incluso si se le encuentra con un mamón en la medida en que las costumbres morales definen a los chicos como explotados.16
Las situaciones de contacto personal entre chicos adolescentes y mamones varones adultos también proporcionan soluciones importantes para comunicar la intención o para llevar a cabo la transacción sin que el contacto sea especialmente visible para terceros. Los mensajes escritos en los muros en estos lugares no están exentos de su valor comunicativo primitivo, por ejemplo «pónmela dura» [«show it hard»], y lugares como un área de descanso público ofrecen un protocolo de actuación. El contratante y su cliente en realidad pueden encontrarse con poco más que un intercambio de gestos no-verbales, efectuar la transacción de su acuerdo con un mínimo de comunicación verbal e irse sin un conocimiento de la identidad del otro. La transacción sexual puede producirse siendo sólo el pago al chico la única transacción formal.

Inducción a la transacción pandillero-maricón

La cultura pandillero-maricón se articula en el seno de una sociedad de delincuencia de pandilleros. Todos los chicos entrevistados en este estudio que establecieron voluntariamente contactos con mamones eran también delincuentes en otros ámbitos. Los hechos demuestran que el contacto con los mamones es una aspecto institucionalizado de la organización de los grupos con vocación delictiva de las clases bajas. Esto no quiere decir que chicos fuera de estos grupos nunca experimenten relaciones con mamones varones adultos: algunos lo hacen, pero no participan en grupos que establecen la actividad conforme a las normas determinadas de grupo que se describen más abajo. Tampoco quiere decir que todos los grupos delictivos establezcan transacciones pandillero-maricón, en la medida en que no se conoce cómo éstas se distribuyen.
¿De qué forma, entonces, consiguen los chicos delincuentes encontrarse con mamones? La mayoría de los chicos de nivel socioeconómico de clase baja en las grandes ciudades se preparan para ello mediante la pertenencia a un grupo delictivo que posee los conocimientos para establecer contactos con mamones y relacionarse con ellos. Esto forma parte de su cultura común. También sucede que, a menudo, el grupo de pandilleros socializa al chico en su primer contacto o en los siguientes con los mamones. El comportamiento se aprende aparentemente dentro del marco de una asociación diferencial.
En realidad el grupo de pandilleros funciona como una escuela de inducción para algunos de sus miembros. El chico no iniciado acompaña a uno o varios miembros de su grupo de pandilleros para su adoctrinamiento y su primera experiencia. Doy L. un chico de clase baja de una escuela de clase baja e internado dos veces en el Reformatorio del Estado, explica como empezó:

Acompañé a los mayores hasta la estación de autobuses, me llevaron con ellos y me enseñaron cómo se hacía . . . entran, pillan a un maricón, les hace una mamada y les paga . . . si algo no va bien, le parten la cara y le cogen el dinero . . . me enseñaron cómo hacerlo, así que fui yo también.

En cualquier caso, los chicos son socializados en las definiciones sub-culturales de las relaciones pandillero-maricón por miembros de su grupo y muchos aplican estos conocimientos cuando surge una ocasión. En el seno del grupo los chicos escuchan comentarios de experiencias que suplen las definiciones culturales: cómo se establecen los contactos, cómo consigues el dinero si el maricón se resiste, cuánto se supone que hay que sacar, cuál es el tipo de comportamiento aceptable por parte del maricón, cuál debe ser rechazado y cómo. Los chicos saben todo eso antes de que tengan cualquier contacto con un mamón. En el caso de las pandillas callejeras, los mamones pasan a menudo por la esquina del barrio; así, el chico incluso pre-adolescente aprende sobre la actividad en cuanto los chicos mayores son elegidos. A medida que el chico entre en la adolescencia y en una banda en la que se identifica y que tienen el control de una esquina, se ve preparado psicológica y socialmente para su primera experiencia, que por lo general sucede cuando la primera ocasión se presenta. Lester H. es una ilustración de ello; su primera experiencia llegó cuando fue a uno de los puntos de convergencia de chicos y mamones – el Empress Theatre – para ver una película. Lester lo cuenta así:

Estaba en el Empress Theatre y el gay llegó y se fijó en mí y me preguntó que si quería salir . . . Dije que sí si me daba el dinero tal y como me habían dicho que hacían, y me estaba quedando corto [en el precio] . . . así que me llevó al borde del río y me hizo una mamada.

En un número considerable de casos, un hermano introduce al chico en su primera experiencia, en la misma medida en que lo introduce en otras primeras experiencias. Jimmie M. es una ilustración de este modelo. Jimmie describe cómo fue inducido en su primera experiencia heterosexual:
Cuando tenía como mucho 14 años, mi hermano pequeño dijo que se follaría a esa mujer y me habló del tema, así que fui yo también y ella me dejó que me la follara también.

Su inducción a la transacción pandillero-maricón también ocurrió a través de su hermano pequeño:

Bueno, mi hermano pequeño llegó a casa y me dijo que ese gay le había hecho una mamada y me dijo donde vivía . . . Y bueno, tenía miedo de hacerlo, pero pensé que me gustaría ver qué pinta tenía la cosa puesto que los otros chicos hablaban del tema y que mi hermano lo había hecho. Así que fui allí y él me hizo una mamada.

No todos los chicos que pertenecen a grupos que establecen la prostitución de pandillero aceptan esta práctica. Algunos chicos rechazan la transacción pandillero-maricón y simultáneamente conservan su pertenencia al grupo. Tampoco es sorprendente que se produzcan estas excepciones. Aunque en la mayoría de los grupos delincuentes ciertas formas de actividad sexual confieren categoría, raramente es un requisito absoluto para participar en dichos grupos. Algunos chicos de pandillas que frecuentemente violan colectivamente, por ejemplo, se niegan a participar en esas actividades «No tengo ganas de meterme en esa» parece ser una forma aceptable de «quedarse fuera». La abstención es aceptable en la medida en que el chico acepta participar casi siempre, cuando no siempre, en los otros ámbitos. Un chico delincuente de clase baja no parece ser tildado de gallina o perder su reputación si no quiere participar en comportamientos sexuales que la mayoría de sus pares practican. (La misma condición puede producirse en otras prácticas, tales como el uso de narcóticos). Jerry P. procedente de una escuela de clase baja pertenece a un grupo en el que todos los otros chicos van con mamones; pero él se niega a sumarse, aunque va tan lejos como subirse en el coche con uno de los «maricones regulares» de la banda. Jerry está en una pandilla que a menudo es escogida por un conocido «gay local», David B. Jerry lo reconoce: «Fui en coche con B. muchas veces, pero él nunca me hizo nada; es a lo único a lo que me niego». Cuando se le preguntó cómo sabía que B. era un maricón, respondió: «Oh, todos los chicos lo dicen y hablan de hacerlo con él . . . Yo podría, pero simplemente no quiero». Joe C., de una escuela que atraviesa toda la estructura de clases, fue interrogado sobre si había tenido algún otro tipo de experiencias sexuales. Su respuesta demuestra su rechazo del patrón de comportamiento de su grupo de pandilleros con lo mamones. «¿Quiere decir con maricones?» «Puf, puf». «No voy con ninguno. La mayoría de mis amigos trabajan con maricones, pero yo no». Un amigo suyo, Roy P. también rechaza esta actividad: «No le encuentro sentido a trabajar con maricones. No necesito ganarme el dinero de una forma tan mala».
No debe primar la impresión de que la mayoría de los chicos de clase baja que son abordados por maricones aceptan la petición. La mayoría de las invitaciones son probablemente rechazadas cuando se realiza el primer contacto hasta que no se cumplen otras condiciones. La primera es que el chico debe ser miembro de un grupo que permite esta forma de transacción, educa al chico con sus códigos y autoriza su participación en ella. Casi la totalidad de los chicos de clase baja contaron que fueron abordados por un maricón al menos un vez. La mayoría rechazó la invitación. El rechazo es aparentemente sencillo en la medida en que los chicos cuentan que los maricones raramente son insistentes. Se produce aparentemente un consentimiento mutuo para ir más allá en la transacción en estos casos, tal vez porque el maricón no puede asumir el riesgo de verse expuesto, pero quizás también porque la probabilidad que tienen de establecer contacto en su intento siguiente es lo suficientemente alta como para «asumir» aceptar el rechazo. Desde otra perspectiva, tienen que darse una serie de beneficios y expectativas mutuos para que la invitación sea aceptada y la transacción siga adelante. Los chicos que se niegan a recibir demandas no son vulnerables por otra razón: éstos a menudo pertenecen a grupos que consideran negativamente la actividad. Estos grupos generalmente «marcan» a los chicos que van con mamones y emplean otras técnicas de disuasión para desincentivar la transacción. También existen pandillas que buscan a maricones como «blanco legítimo» para su actividad agresiva. Les pegan, les engañan, y abusan de ellos de otras formas. Una tercera condición que debe cumplirse es que el chico que acepta o busca una invitación por parte de mamones debe considerar la oferta como una ganancia instrumental, especialmente un beneficio monetario (se comenta más abajo).
Hay chicos, sin embargo, particularmente aquellos que son bastante jóvenes, que narran una invitación de un hombre que ellos fueron incapaces de rechazar pero que consecuentemente se negaron a considerar ni como gratificante ni como instrumentalmente aceptable. Son estos chicos los que pueden ser calificados como «explotados» por mamones adultos en el sentido en que o fueron forzados en un acto ejecutado contra su voluntad, o por lo menos no estaban avisados para saber cómo afrontar la situación. Una caso de este tipo se encuentra en el siguiente testimonio:

Ese tío me cogió en autostop en Fourth and Union y me dijo que iba a Nashville Este, así que me subí . . . pero me llevó a Dickerson Pike. (¿Qué hizo?) . . . Bueno, me hizo una mamada y eso me hizo sentirme muy mal por dentro . . . pero ahora ya sé cómo tratar con maricones . . . no hay ni uno que me pueda volver a hacer eso otra vez . . . Odio a los maricones . . . Están locos.

Hay una confesión importante en esta declaración, «Pero ahora ya sé cómo tratar con ellos». El chico de clase baja en la medida en que va creciendo aprende cómo arreglárselas con los avances sexuales de los mamones. Los chicos comparten experiencias sobre cómo comportarse con ellos y pasa a ser bastante más difícil «explotar» a un chico de clase baja socializado en un grupo pandillero. Tal vez es el chico muy joven, como el del caso narrado más arriba, o aquellos aislados de las pandillas, los que son más vulnerables a las solicitudes sin preparación previa para ello.
Los chicos de clase baja, tal y como hemos visto, tienen la mayor probabilidad de encontrarse en situaciones en las que serán solicitados por mamones. Pero el chico de clase baja que es miembro de una pandilla con vocación de carrera [delictiva] que considera positivamente las relaciones instrumentales con adultos varones mamones y que inicia a sus miembros en estas prácticas, y un chico que al mismo tiempo se considera a sí mismo como «necesitado» del ingreso que proporciona la transacción, es el que con mayor probabilidad establece un contacto personal con mamones varones adultos de forma continuada.
Se ha sugerido que la transacción pandillero-maricón es un comportamiento aprendido a través de una asociación diferencial en pandillas delincuentes. Esto no puede ser demostrado sin apoyarse en un examen más específico de la hipótesis. pero, tal y como ha señalado Sutherland, «El comportamiento delictivo es en parte una función de oportunidades para cometer clases especiales de delitos . . . Es axiomático que las personas que cometen un delito específico tienen la oportunidad de cometer ese delito . . . Al mismo tiempo que la oportunidad puede ser parcialmente una función de asociación con modelos delictivos y de técnicas especializadas adquiridas de esa forma, aquélla no está determinada por completo de esta manera, y consecuentemente una asociación diferencial no es una causa suficiente para un comportamiento delictivo.»17 Tal vez los chicos de clase media están excluidos de la transacción pandillero-maricón tanto por falta de oportunidad para cometer esta clase especial de delito en su comunidad de exposición [social] como por cualquier criterio de asociación diferencial. La estructura del área de clase media es incompatible con las exigencias situacionales de la transacción pandillero-maricón.

Normas que rigen la transacción

¿La sociedad de pandilleros cuenta con alguna norma sobre relaciones personales con los mamones? O ¿simplemente induce a un chico a participar en una relación enseñándole cómo llevar a cabo la transacción? La respuesta es que los hechos tienden a demostrar que existen varias normas bien definidas sobre las relaciones entre pandilleros y maricones, aunque pueda haber cierta desviación con respecto a éstas.
La primera norma importante es que un chico tiene que llevar a cabo la relación con un maricón exclusivamente como una forma de ganar dinero; la gratificación sexual no pueda ser buscada activamente en esa relación. Esta norma no impide que el chico obtenga una gratificación sexual en el acto; simplemente no debe procurar que ese sea su objetivo. Dicho de otro modo, un chico no puede admitir que no consiguió obtener dinero de la transacción si no empleó la violencia contra el mamón y no puede admitir que la propició como un medio de gratificación sexual.
La importancia de conseguir dinero para motivar a un chico en la transacción pandillero-maricón es presentada de forma sucinta por Dewy H:

Ese tío en el Rex Theatre apareció y se sentó a mi lado cuando tenía 11 o 12 años, y comenzó a tontear conmigo. Me levanté y me senté en otro sitio y él se acercó y me preguntó si yo no quería y que me pagaría cinco pavos. Pensé que era dinero fácil así que me fui con él . . . No lo había hecho antes. No pasó mucho tiempo después de que me mudara al Sur de Nashville. Era un chico muy bueno antes de eso . . . no verdaderamente, bueno, pero nunca había ido con una panda que se metiera en líos antes de eso. Pero me encontré con muchos allí. (¿Por qué vas con maricones?) Es dinero fácil . . . como si salgo y robo en un sitio cuando no tengo dinero y gano dinero de esa forma . . . pero es más difícil y te arriesgas más . . . con un maricón es dinero fácil.

Los comentarios de Dewey revelan dos factores motivadores importantes a la hora de conseguir dinero de maricones, ambos sugeridos por la expresión «dinero fácil». Primero, el dinero es fácil en el sentido de que puede conseguirse rápidamente. Algunos chicos cuentan que cuando necesitaban dinero para una cita o para una salida nocturna, lo conseguían en una hora gracias a la transacción sexual con un maricón. Todo lo que un chico tiene que hacer es ir a un lugar donde va a ser contactado, esperar allí, ser elegido y llevado a un lugar donde sucede la transacción sexual, y en lapso de tiempo relativamente corto consigue el dinero por su servicio.
Y es dinero fácil en otro sentido que es más importante para muchos de estos chicos. Los chicos que llevan a cabo la transacción pandillero-maricón son por lo general miembros de grupos con vocación de carrera de delincuencia. En la misma medida en que rechazan las oportunidades limitadas de conseguir dinero por medios legítimos o porque consideran éstos inaccesibles, sus oportunidades de conseguir dinero por medios ilegítimos también pueden ser limitadas o pueden suponer correr graves riesgos. El robo es un medio al alcance, pero es difícil y supone mayores riesgos que la transacción pandillero-maricón. Los chicos delincuentes no desconocen los riesgos que corren. En la mayoría de las ocasiones, los delincuentes pueden considerar que un acto de hurto «merece la pena». Pero hay ocasiones, en cambio, en las cuales estiman que los riesgos son demasiado altos. Estas ocasiones suceden cuando «la pasma» está sobre el chico o cuando le resulta más arriesgado ser pillado por la policía, como ocurre en el caso de que ya haya sido interpelado por la policía, haya sido puesto a prueba o bajo palabra, o que se le haya advertido de que a la siguiente infracción será encarcelado. En estos casos es especialmente cuando los chicos calculan si pueden asumir el riesgo que corren. Gerald L., al describir una relación continuada con un mamón que le dio su número de teléfono, refleja la actitud de Dewey de minimizar el riesgo en la transacción pandillero-maricón: «Así que en dos ocasiones después de eso cuando estaba cayendo muy bajo y no podía correr el riesgo de robar y que me pillaran, lo llamé y me llevó y me hizo una mamada». Se trata de un provecho sin inversión de capital y con un riesgo mínimo, tal vez no en términos psicológicos, pero sí en los sociales.
Pero el elemento de riesgo al que se suma el deseo de «dinero fácil» se introduce en nuestra comprensión de la relación pandillero-maricón de otra forma más. Desde un punto de vista psicológico, la transacción sexual pandillero-maricón se produce entre dos tipos fundamentales de desviados – «delincuentes» y «maricones». Ambos tipos de desviados asumen críticas negativas por sus actos desviados. Cuantas más veces uno ha sido arrestado o encarcelado, más duras son las críticas por parte del sistema social en su sentido más amplio para ambos tipos de desviados. Al llegar a un cierto punto, por lo tanto, ambos calculan los riesgos y procuran minimizarlos, por lo menos en términos muy inmediatos. Cada cual es pues un medio para el otro de minimizar riesgos.
Cuando el chico delincuente se ve en una situación en la que quiere dinero y correr pocos riesgos para conseguirlo, ¿cómo hará para conseguirlo sin trabajar? Las actividades ilegales ofrecen frecuentemente la «mejor» oportunidad para conseguir dinero fácil. Estas actividades son a menudo limitadas tanto en cantidad como en su tipología para los adolescentes y el riesgo que suponen es alto. En ese contexto, el servicio ofrecido a un maricón es una buena ocasión para conseguir dinero fácil con un riesgo mínimo.
Las oportunidades de gratificación sexual son limitadas para el mamón varón adulto, especialmente si desea minimizar el riesgo de ser detectado en los lugares de encuentro, evitar comprometer su identidad y obtener su gratificación cuando lo desea. La elección del varón de clase baja, precisamente debido a su posición de clase, reduce en cierta medida los riesgos. Si el varón de clase baja es también un delincuente, el riesgo se minimiza aún más.
Todo ello no quiere decir que las partes asuman riesgos equivalentes en esa situación. De entre los dos, el mamón es quizás el que tienen menos margen para minimizar el riesgo en la medida en que se arriesga a ser agredido por la otra parte, pero este riesgo será menor si surge una serie de expectativas que controlan también el uso de la violencia. El chico tiene mayor margen para minimizar el riesgo en la medida en que probablemente será definido como «explotado» en el caso de ser detenido.
En determinadas circunstancias, los chicos pueden reemplazar otras actividades gratificantes para conseguir dinero, dando por hecho que estas gratificaciones no incluyen la gratificación sexual como objetivo principal. Estas circunstancias especiales se dan en el caso de que toda la banda «se vaya toda la noche (o un buen rato)» con uno o varios mamones varones adultos. En dichas circunstancias, se espera que cada uno participe en función de las expectativas sub-culturales de obtener dinero del mamón, pero en la medida en que todos participan se plantea la posibilidad de que todos (o ninguno) ganen dinero. Para el grupo, el hecho de sustituir la transacción financiera prescrita por que «se lo pasen bien» con un «maricón» es, por supuesto, la excepción que confirma la regla.
Se han encontrado varios ejemplos de exención del grupo de la norma prescrita de la ganancia pecuniaria. Danny S., cabecilla de los Black Aces (los Ases Negros), habla de las experiencias grupales de su banda con maricones: «Pon por caso que hay un gay que nos lleva al Colonial Motel en Dickerson Pike . . . generalmente somos una panda de nosotros, los chicos, y nos emborrachamos y el maricón nos hace una mamada . . . en ese caso no conseguimos dinero . . . es más una fiesta para beber.» Los Black Aces son una banda de peleas y ponen mucho énfasis en sus proezas físicas, particularmente en el boxeo. Todos sus miembros han pasado por lo menos una temporada en el reformatorio estatal. Durante uno de esos periodos, el reformatorio contrató a un entrenador de boxeo que los chicos identificaron como «un maricón», pero los chicos le tenían mucho respeto en la medida en que les enseñó a pelear y que había sido un boxeador profesional. Danny lo menciona en términos de aceptación: «Es un tío realmente majo. Ha peleado una o dos veces con nosotros y bebimos con él cuando fuimos a su casa . . . Nos llevó un par de veces a Miter Dam; allí tiene una habitación en la playa y nos hace una mamada . . . pero la mayoría de las veces solo bebemos y nos lo pasamos muy bien.» Estos ejemplos demuestran la intencionalidad instrumental de los miembros de las bandas. Si el gasto que supone que los miembros de la banda se emborrachen y se diviertan es sufragado por un «maricón», ninguno de los miembros de la banda sigue atado por el imperativo de conseguir dinero en metálico. La relación en este caso sigue la pauta de un intercambio de servicios en vez de la de un servicio a cambio de dinero.
La segunda norma importante en vigor en la relación es que la transacción sexual debe limitarse a una felación buco-genital. En principio no se toleran otros actos sexuales.18 El mamón varón adulto debe comportarse de formal tal que se refuercen los aspectos instrumentales de la relación de roles y se asegure la neutralidad afectiva.19 Para el mamón varón adulto defraudar la expectativa del chico de «hacerle una mamada», tal y como los chicos se refieren al acto, supone exponerse a un riesgo de violencia y de pérdida de servicio. No hay forma de comprobar con precisión si los chicos emplean realmente o no los medios violentos tan a menudo como dicen emplearlos. En cualquier caso, independientemente de que los chicos contaran que emplearon medios violentos, siempre hablaron de algún incumplimiento de las expectativas sub-culturales. Del mismo modo, nunca hablaron de un incumplimiento de las expectativas sub-culturales que no fuera seguida por el uso de medios violentos, a no ser que fuera considerado abiertamente como una excepción. Bobby A. expresa el punto de vista de los chicos sobre el uso de medios violentos en la siguiente interlocución: «¿Cuánto solías conseguir?» » En torno a cinco dólares; si no me daban esa cantidad, les partía la cara.» ¿Quisieron alguna vez que hicieras algo aparte de que te hicieran una mamada?» » Sí, a veces . . . por ejemplo querían que yo les mamase, pero les dije que se fueran al infierno y tal vez les pegué.»
Los chicos tienen aversión a que se piense de ellos en un rol de maricón o que hagan ellos una felación. El acto de felación está definido como una «mariconada». Se preguntó a la mayoría de los chicos si se comprometerían en un comportamiento de esas características. Todos salvo los que tenían el estatus de «quinquis*» negaron que hubieran asumido un comportamiento asociado con el rol del maricón. Cuando se pregunta a un chico si es un mamón se obtienen una negativa rotunda y a menudo acompañada con abierta hostilidad. Esto puede interpretarse como una comportamiento defensivo contra la homosexualidad latente. Sea o no este el caso, cabe esperar dicha negativa rotunda porque la pregunta entra a contrapelo en las definiciones sub-culturales del rol del pandillero en la transacción.
Unos pocos chicos aparentemente permiten ocasionalmente que el mamón realice otros actos sexuales. Estos chicos, se supone, son bastante infrecuentes en la población de pandilleros delincuentes. Si sus actos fuesen conocidos por los miembros del grupo, pronto serían definidos como fuera de la sociedad delictiva de pandilleros. A pesar de que la transacción sexual pandillero-maricón se limite a la felación buco-genital, existen otras transacciones sexuales que el grupo pandillero permite que sus miembros realicen en circunstancias especiales. Se les permite, por ejemplo, realizar roles masculinos en «delitos contra la naturaleza», tales como la pederastia («dar por el culo» para los chicos), el bestialismo (a veces referido como sodomía*), y cópula carnal con un hombre sin contacto con ningún orificio ( a lo que entre los chicos se refieren como «pulir piernas») dando por hecho que la otra parte es más o menos de la misma edad y no es miembro del grupo y también dando por hecho que los chicos están encerrados en una sociedad de sexo único de chicos delincuentes encarcelados. En ningún caso, de todas formas, se puede aceptar el rol femenino en la cópula carnal bajo ningún concepto. Esto es un tabú. Los chicos que aceptan el rol sexual femenino en las transacciones sexuales ocupan el estatus de la posición más baja entre los delincuentes. Son los «quinquis».
La tercera norma importante en vigor en la relación es que tanto pandilleros como maricones, en tanto que participantes, deben permanecer afectivamente neutros durante la transacción. Los chicos dentro de la sociedad pandillera definen la forma ideal del rol con el mamón como aquella en la que el chico es el que lleva la voz cantante y el maricón está considerado como el que requiere un servicio. El servicio es un trato de negocios en el que se requiere una transacción sexual y esta se acepta por una cantidad de dinero. En el caso típico, no se espera del chico que goce ni que sienta repulsión por la transacción sexual; se acepta la felación buco-genital como un servicio a cambio de un pago. Debe recordarse que la satisfacción propia está permitida en el acto sexual. Sólo es tabú estar motivado por la gratificación sexual en la transacción. Pero la satisfacción propia debe producirse sin demostrar sentimientos positivos o negativos hacia el maricón. En la forma establecida de la relación de roles, el chico vende un servicio para obtener una ganancia y el maricón lo acepta sin demostrar emociones.
El caso de Thurman L., uno de tres hermanos que por lo general tienen problemas con la ley, ilustra algunos aspectos del modelo esperado de neutralidad afectiva. Thurman ha tenido una relación continuada con un maricón, un tipo de relación en la que se supondría sería difícil mantener la neutralidad afectiva. La relación tuvo lugar, en realidad, con un «gay» de veintiún años, hasta que el hombre fue «mandado al trullo». Cuando se le preguntó acerca de su relación con este hombre y por qué fue con él, Thurman respondió:

No sé . . . por dinero y cosas así, supongo. (¿A qué te refieres? . . . ¿cosas así?) Oh, ropa. . . . (¿Te compró alguna vez ropa?) Claro, ese gay sí . . . (¿Te molesta que te hagan una mamada?) No. (¿Te gusta?) No digo ni que sí no que no. No me gusta y tampoco me disgusta. (¿Te cae bien ese gay?) No, no puedo decir que me gustara nada de él. (¿Entonces por qué lo haces?) Bueno, el dinero para comprar algo . . . Lo necesito. (¿Sientes algún placer?) No puedo decir que sí ni que no.

Más típica que la expresión de Thurman de neutralidad afectiva es la del chico que lo acepta como algo «normal» o, «No hay problema. No me molesta». La respuesta más frecuente es una ligera variante de esta afirmación: «Me parece normal, pero lo que más me gusta es el dinero. La definición de la neutralidad afectiva sólo exige fundamentalmente que no haya una implicación emocional positiva hacia el maricón como persona. La relación debe ser esencialmente impersonal, aunque sea a pesar de todo bastante raro alcanzar la forma pura de relación de negocios. Por tanto, para el chico es posible admitir una satisfacción propia sin admitir ninguna implicación emocional hacia la parte homosexual.
Aunque el grupo de la pandilla ordena una neutralidad afectiva hacia el maricón en la transacción pandillero-maricón, los maricones han de ser considerados como personas poco prestigiosas, tenidas en poca estima, y el rol de maricón es tabú. El maricón está considerado por lo general como «un loco, supongo». Algunos chicos adoptan un punto de vista más racionalista: «Simplemente son así, supongo» o, «simplemente nacieron así». Si en determinadas circunstancias se da el caso de que se autoriza a uno que le guste un mamón en concreto, como sucede con todos los prejuicios ligados al estatus devaluado, la persona que es apreciada debe ser la excepción que confirma la regla. Aunque en muchos casos tanto el chico como el mamón tienen orígenes de clase social muy baja, y aunque en muchos casos ambos son según los estándares de clase media repulsivos por su apariencia, higiene y forma de vestir, estos no son los estándares de comparación que emplean los chicos. El desvío de los maricones de las normas de los chicos sobre comportamiento masculino sitúan al mamón en el estatus más bajo posible, incluso en el de «lo despreciable». Si el mamón incumple la relación afectiva esperada en la transacción, puede ser tratado no solo con violencia sino también con desprecio. El vendedor del servicio es el que en última instancia se reserva el derecho de establecer las condiciones para los que lo contratan.
Algunos chicos tienen dificultades para ser emocionalmente neutros con el rol de maricón y quienes lo desempeñan; se sienten personalmente ofendidos por el comportamiento de los maricones o se enfrentan con él. JDC es el testimonio de un chico que se siente personalmente ofendido por su comportamiento; y a pesar de ello es incapaz de usar la violencia incluso cuando las expectativas que rigen la transacción se incumplen. No suele contar mucho con la transacción pandillero-maricón como fuente de ingresos. «Yo no participo en eso como algunos chicos; sólo lo hago cuando estoy con la banda . . . Ya sabe . . . Eso, y cuando lo hago por dinero . . . Y lo hago y ya está . . . Pero . . . Odio a los maricones. Me ponen en situaciones vergonzosas.» » ¿Cómo?» «Bueno, por ejemplo cuando estás en el pasillo en el cine, y llegan y te tocan el culo o la polla delante de todo el mundo. No lo aguanto – yo no.» Muchos chicos tampoco, pero hubieran recurrido a medios violentos en una situación así.
Son dos los tipos principales de chicos que mantienen una relación continuada con un maricón conocido. Un pequeño porcentaje de chicos desarrolla este tipo de relación para asegurarse un ingreso fijo. Aunque esto está permitido dentro de la sociedad pandillera durante un periodo de tiempo corto, los chicos que asumen algo así durante periodos de tiempo prolongados lo hacen corriendo un cierto riesgo, en la medida en que, en palabras de los chicos, «los maricones pueden conseguirlo con demasiada facilidad». El chico que se implica afectivamente con un maricón o con su rol es degradado en el estatus a una posición en la que «no es capaz de conseguir nada mejor que un maricón». También se da el caso de un pequeño porcentaje de chicos que se implican afectivamente en una relación continuada con un homosexual varón adulto. Generalmente estos chicos crean una fuerte relación de dependencia con él y muchos de ellos se quedan como sus mayordomos. Este tipo de chico está claramente fuera de la sociedad pandillera de delincuentes y se le impide participar en la actividad de banda. El patrón sociométrico para estos chicos es el de la elección entre más de una banda, sin que en en ningún caso el sentimiento de pertenencia sea recíproco.
Los chaperos de calle están también degradados en la sociedad de pandilleros, teniendo generalmente fama de «chicos quinquis». El chapero de calle por lo general trabaja más bien «en solitario». Solo se entrevistó a unos pocos chaperos callejeros para este estudio. Ninguno de ellos era miembro de un grupo delincuente organizado. El patrón sociométrico de todos ellos, en relación con su historial delictivo, los situaba en la clasificación de los no-formales aislados.
Una cuarta norma importante que está en vigor en la relación pandillero-maricón sirve como factor primario de estabilización del sistema. Según esta norma se desprende que no debe emplearse la violencia cuando la relación se ciñe a los parámetros comunes de expectativas entre maricones y pandilleros. En tanto en cuanto el mamón se ajusta a las normas que gobiernan la transacción en la sociedad pandillero-maricón, corre pocos riesgos de ser agredido violentamente por los chicos.
La razón principal, tal vez, de esta norma reside en que la violencia incontrolada es potencialmente destructiva en cualquier sistema organizado. Todos los sistemas sociales organizados deben controlar la violencia. Si los clientes mamones fueran repetidamente blancos de la violencia, el sistema tal y como ha sido descrito no podría existir. La mayoría de los chicos que comparten expectativas comunes de la relación pandillero-maricón no emplean medios violentos salvo en caso de que las expectativas se incumplan. Usar la violencia , por supuesto, es implicarse afectivamente y por lo tanto supone romper otra de las reglas de la relación.
No se sabe si los mamones varones adultos que son clientes de los emprendedores delincuentes comparten la definición de los chicos de la norma que rige el uso de la violencia. Puede por tanto darse el caso de que incumplan las expectativas de la sociedad pandillera por ignorancia del sistema más que debido a cualquier intento de ir más allá de la serie de expectativas compartidas.
Son varias las formas por las cuales el mamón puede incumplir las expectativas de los chicos. La primera tiene que ver con el dinero: negarse a pagar o no pagar lo suficiente puede provocar la violencia de la mayoría de los chicos. Los mamones también pueden estar incumpliendo las expectativas de los pandilleros cuando intenten ir más allá del acto sexual buco-genital. Si este intento se produce, él a menudo será el blanco de una agresión como sucede en el fragmento siguiente de la historia sexual de Dolly:

(¿Te gusta?) Es algo normal. No me importa. Me parece algo normal. (¿Siempre intentan hacer algo más contigo?) Normalmente solo me hacen una mamada y ahí se acaba. (¿Ninguno intentó nunca hacer algo más contigo?), Oh, por supuesto, pero nosotros los ponemos claramente en su sitio. Me basta con partirles la cara o engañarles . . . echarlos del coche. . . . Una vez un gay intentó eso y le engañamos y le echamos del coche. Entonces cogimos el coche y lo desmontamos ( se ríe con regocijo).

Otra de las maneras con las que el mamón incumple las expectativas del chico es cuando introduce un afecto considerable en la relación. Parece que este afecto es menos aceptable bajo dos formas, las cuales pueden ser ambas consideradas como «ataques a su masculinidad». En una de estas formas, el maricón incumple la exigencia de neutralidad afectiva tratando al chico adolescente como si fuera una chica o según un rol de chica durante la transacción sexual, como por ejemplo, hablando con él en términos afectados tales como «cariño». Existen muchas razones por las cuales el rol sexual femenino es inaceptable para estos chicos de clase baja, incluyendo el hecho de que estos chicos ponen un énfasis considerable en ser «duros» y masculinos. Walter Miller, por ejemplo anota que:

La preocupación en buena medida compulsiva de la clase bajo con la «masculinidad» deriva de un tipo de reacción-formación compulsiva. Una preocupación por la homosexualidad funciona como una amenaza persistente en el seno de la manifestación cultural de la clase baja mediante la práctica institucionalizada de «perseguir a los maricas», a menudo acompañada por violentos ataques físicos, y expresada en el desprecio por la «blandura» o los adornos, y en el uso del término local para «homosexual» como un epíteto peyorativo generalizado (por ejemplo, los individuos de clase alta o los pandilleros con ambición de movilidad son tratados frecuentemente de «maricas» o «maricones»).20

Miller ve la violencia como una parte de la reacción-formación contra el hogar matriarcal de clase baja en el que el padre a menudo está ausente. Por esta razón, sugiere, muchos chicos de clase baja tienen dificultades para identificar un rol masculino, y la reacción-formación «colectiva» es un énfasis cultural en la masculinidad. La violencia contra los maricones se ve como una consecuencia de este conflicto. Los datos de nuestras entrevistas sugieren que entre los delincuentes con vocación de carrera, el incumplimiento de la exigencia de neutralidad afectiva en la relación pandillero-maricón, es por lo menos igual de importante como factor que precipita la violencia contra los «maricones». Existen, por supuesto, bandas que no han sido estudiadas en esta investigación que «persiguen a los maricones» con el propósito expreso de «burlarse de los maricones».
La otra forma con la que el mamón puede incumplir la exigencia de neutralidad afectiva consiste en abordar al chico y sugerirle con avances un trato cuando éste está con parejas de su edad, ya sean chicas o con chicos de su pandilla cuando no se encuentra en un sitio para el «negocio». En cualquiera de estos casos, los avances sexuales dan a entender que el chico no está en una situación de relación de negocios dentro de las expectativas normativas del sistema, sino que él también tiene motivaciones sexuales. Se espera del chico delincuente que controle la relación con sus clientes. Él es un emprendedor que «busca» dinero fácil o por lo menos debe mostrarse como que está meramente receptivo ante la posibilidad de negocio; esto significa que solamente está receptivo en determinadas situaciones y bajo determinados parámetros. No está trabajando cuando está con chicas y no es un hombre de negocios cuando se le trata según un rol femenino. Ser tratado según un rol femenino delante de pares es en muy buena medida inaceptable, tal y como lo sugiere la declaración siguiente:

Ese gay se me acerca en el pasillo del Empress cuando estábamos ahí parados y empieza a llamar la atención y a llamarme cariño y cosas así . . . Y yo no podía aceptar nada de eso allí . . . se estaba comportando como si yo fuera un maricón o algo así . . . Entonces le di patadas aquí y aquí y queríamos romperle la dentadura.

La invitación sexual es todavía menos aceptable cuando una chica está presente:

Estaba andando por la calle con mi novia cuando ese gay saltó con que había estado con él antes una vez y me hizo gestos y me llamó «hola cariño» . . . Y yo me estaba poniendo enfermo . . . Así que me acerqué donde estaban los chicos y fuimos a buscarle y le dimos una paliza hasta que se arrepintiera para siempre de haber hecho lo que hizo . . . No voy a tolerar ninguna mierda de este tipo por parte de un maricón.

En estas dos declaraciones, no sólo la masculinidad de los chicos es atacada, sino que se incumple la exigencia de neutralidad afectiva en la transacción de negocio. Sin embargo, el comportamiento del maricón es particularmente inaceptable porque se produce en un contexto de la pandilla en el que la condición principal es el mantenimiento del estatus del chico en el seno del grupo. Un chico de clase baja no puede asumir ser tratado sino según un rol altamente masculino delante de chicas de clase baja, pues de lo contrario se arriesga a ser definido como un maricón delante de sus pares. Su rol dentro del grupo pandillero está amenazado incluso aunque no sufra ansiedad a causa de su masculinidad. No sólo el chico percibe él mismo que este comportamiento incumple las expectativas sino que también lo perciben así sus pares, que se suman a él en los ataques violentos contra el mamón para proteger el estatus y la integridad del grupo.
Si bien es cierto que la violencia se produce generalmente solamente cuando una de las normas fundamentales de los pandilleros se incumple, también parece desprenderse de todo esto que la violencia es un medio par reforzar las normas empresariales de los pandilleros propias del sistema. La violencia o la amenaza de violencia se usa por lo tanto para mantener a raya a los mamones varones adultos dentro de los márgenes de las expectativas de los chicos sobre su rol de cliente. La violencia representa un control social, un castigo que se aplica al mamón que incumple la expectativa cultural. Sólo en la medida en que el mamón busca una gratificación por parte de chicos de clase baja en un enlace casual o en una relación continuada para los que paga dinero por un «trabajo-de- mamada», se ve razonablemente libre de ser víctima de actos de violencia.
Existe otra razón, tal vez más importante que explica el uso de la violencia cuando las normas de los pandilleros de la relación pandillero-maricón se incumplen. Los roles establecidos formalmente para pandilleros y maricones son básicamente los roles presentes en todas las formas institucionalizadas de prostitución, el prostituto y el cliente. Pero en la mayoría de la formas de prostitución, ya sean masculinas o femeninas, los putos se ven a sí mismos según los roles de putos, y más aún los putos varones desarrollan un concepto de ellos mismos como homosexuales, mientras que el chapero pandillero en la relación pandillero-maricón no desarrolla un concepto de sí mismo ni como puto ni como homosexual.
El mamón se arriesga a ser agredido violentamente, por lo tanto, si amenaza la imagen propia del chico sugiriendo que el chico puede ser homosexual o si lo trata como si lo fuera.
La violencia parece funcionar, entonces, según dos formas básicas para los pandilleros. Por un lado, integra sus normas y expectativas al controlar y combatir el comportamiento que las incumple. Por otro lado, protege la identidad que el chico tiene de sí mismo como no-homosexual y refuerza su imagen propia como «masculino».
Las otras normas de la sociedad pandillera que rigen la transacción pandillero-maricón también cumplen la función de prevención a la hora de evitar que los chicos en la sociedad pandillero-maricón se definan a sí mismo como homosexuales. Las prescripciones de que el objetivo es el dinero, de que la gratificación sexual no ha de ser buscada como un fin en la relación, de que la neutralidad afectiva ha de mantenerse con el mamón y de que solamente está permitida la felación buco-genital, todas y cada una de ellas tienden separar el chico de una definición de sí mismo como homosexual. En la medida en que se ajusta a estas expectativas sus «otros significativos» no lo definirán como homosexual; y este es quizás el factor más importante de la definición que elaborará de sí mismo. Los pandilleros definen a uno como homosexual no en función del comportamiento homosexual como tal, sino en función de la participación en el rol homosexual, el rol «maricón». Las reacciones de la sociedad en su sentido más ancho, a la hora de definir el comportamiento como homosexual carecen de importancia para su propia definición de ellos mismos. Lo que sí son importantes para ellos son las reacciones de sus pares ante el incumplimiento de las normas del grupo pandillero que definen los roles en la transacción pandillero-maricón.

Acabar con el comportamiento de rol

¿En qué supuestos puede un chico dejar de ganar dinero gracias a la transacción pandillero-maricón? ¿Se trata de un asunto individual, o existen pautas del grupo para abandonar la práctica? Tenemos poca información sobre estas cuestiones en la medida en que las entrevistas se realizaron en gran medida con chicos que todavía participaban en la cultura pandillero-maricón. Pero un pequeño porcentaje de entrevistas, tanto con chicos que han acabado con la relación o que han hablado con los que sí lo han hecho, ofrece cierta información sobre cómo se da fin a un comportamiento de rol así.
Entre los adolescentes de clase baja, los nuevos roles que uno asume a medida que crece en edad son importantes para acabar con la participación en la relación pandillero-maricón. Por ello es más probable que los chicos de mayor edad hayan abandonado la transacción como fuente de ingresos. Algunos chicos dan como razón que «Tengo un trabajo y ahora no necesito este tipo de dinero.» Un chico mayor, que se casó recientemente, dijo que lo dejó cuando se casó. Otro respondió a la pregunta «¿Cuando piensas que dejarás esto?», con la respuesta «Cuando deje la escuela, supongo . . . No conozco otra forma mejor de ganar dinero antes de que esto suceda.» Un pequeño porcentaje de chicos simplemente dijo que ya no procuraban ganar dinero de esa forma, o que desde que tenían novia, lo habían dejado.
Las razones que los chicos de mayor edad argumentan para dejar la transacción pandillero-maricón como un medio para ganar dinero son tal vez diferentes en el caso de los que se disponen a tener una carrera y en el de los que pretenden ser pandilleros delincuentes. A medida que los delincuentes con vocación de serlo se hacen mayores, su actividad se dirige a delitos más serios y el grupo participa más activamente en actividades que otorgan estatus. El chico debe mantener una reputación. El rol de chapero-pandillero claramente no contribuye en nada para desarrollar o mantener una reputación, y cuanto más tiempo dedica a ganar dinero de esta forma, más se arriesga. El chico delincuente con vocación de serlo que se hace mayor deja tal vez la actividad de prostitución de pandillero, por lo tanto, en la misma medida en que con frecuencia abandona el pequeño hurto y la destrucción malintencionada de la propiedad ajena. Estas son actividades para chicos más jóvenes.
A medida que los delincuentes con vocación de pandilleros se hacen mayores, entran en grupos de adultos en los que un trabajo se convierte en una de las formas aceptables de comportamiento. Muchos de ellos también pueden alejarse de la «pequeña isla estrecha» de su pandilla que les indujo a participar en la actividad. Si uno gana suficiente dinero con un trabajo, no existen razones aceptables socialmente para conseguir dinero en la transacción pandillero-maricón. Uno se arriesga a perder su estatus si sigue buscando clientes a su edad, pues esta es la edad de ir cambiando de novia y tal vez incluso de quedarse con una y casarse, como a menudo uno «tiene que hacerlo».
Independientemente de las razones para dejarlo, parece evidente que la mayoría de los chicos abandonan sus roles de chaperos pandilleros y no prosiguen en otras carreras de prostitución. La razón principal por la que la mayoría de los chicos no continúan con carreras de prostitución reside en que ellos nunca se percibieron a sí mismos en un rol de prostitución o como participantes en una carrera donde hubiera una graduación entre chaperos. La prostitución, para el chapero pandillero, es simplemente una de las actividades que caracterizan un modelo más versátil de actos desviados. Es más fácil, también, dejarlo cuando uno no se ha definido nunca a sí mismo como homosexual. En este sentido, tal vez, se esconde la razón para concluir que estos chicos no participan en la actividad en primera instancia por su carácter homosexual. Los chaperos pandilleros tienden principalmente a carreras de actividades delictivas, y más tarde criminales, o a una formalidad convencional en la sociedad de clase baja. No se convierten ni en chaperos ni en maricones.

Resumen

Este artículo explora una forma especial de prostitución masculina en la sociedad americana, una relación homosexual entre varones adultos que practican la felación y delincuentes. Esta es vista como una transacción de dinero entre chicos y mamones que se rige por normas de los delincuentes pandilleros. Estas normas integran dos tipos de desviados en una forma institucionalizada de prostitución y protegen a los chicos de definiciones de ellos mismos ya sea como prostitutos o ya sea como homosexuales.
Las conclusiones que se presentan en este artículo han de ser consideradas con una aproximación, dados los límites inherentes a los datos. El estudio de la población de mamones puede modificar sustancialmente las conclusiones. Los estudios sobre entrecruzamientos culturales también son requeridos. Sin embargo, la discusión de estas observaciones con criminólogos de Dinamarca y de Suecia, así como las investigaciones provisionales en otras grandes ciudades americanas sugieren que la descripción y la explicación ofrecidas en este artículo son válidas para otras ciudades americanas y para otros sistemas sociales.

*El término «queer» [maricón] pertenece al mundo «straight» [heteronormativo] y no al «gay» [homosexual]. En el contexto «gay», este término posee todas las cualidades del estereotipo negativo, pero éstas no son tratadas en el presente artículo. Aquí se plantea desde la perspectiva de los chicos en el mundo heteronormativo.
Tengo que agradecer de forma particular a Howard S. Becker, Evelyn Hooker, Everett Hughes, John Kitsuse, Ned Polsky, H. Laurence Ross y Clark Vincent sus valiosas sugerencias y ánimos para publicar este artículo.
**En inglés «delinquent peers». He optado por traducir «peer» como pandillero para expresar la idea de integrante de un grupo de iguales (pares), pero acorde en este caso con un comportamiento socialmente mal visto (N. del T.)
*** En inglés «adult queers». Dada la fecha de publicación del artículo y el contexto específico de su publicación en un volumen sobre comportamientos desviados, he creído conveniente no atender a la evolución que el término «queer» ha experimentado en el contexto de las ciencias humanas y sociales desde las últimas décadas, en el que dicho término ha adquirido nuevas connotaciones de autoafirmación LGTBQ frente a la heteronormatividad (N. del T.).
*Incluye tres casos de heterosexual, masturbación y animal (2 de delincuente de carrera organizado de clase baja y 1 de delincuente con vocación de pandillero).
*Desde el inicio del artículo, el autor ha estado refiriéndose a los «queers» como «fellators», que se ha traducido hasta ahora con la paráfrasis de «los que practican la felación» para no crear el neologismo «feladores», o se han mantenido como clientes. Como en esta secuencia los términos cliente y «felador» aparecen yuxtapuestos, creo oportuno introducir la voz «mamón», sin más carga despectiva que la que sugiere el original inglés (N. del T.).
*El término del original, punks, ha sufrido una gran evolución semántica asociado con el movimiento rock desarrollado en Gran Bretaña en las décadas de los 70 y los 80 del siglo XX. Aquí tienen el sentido de quinqui o chapero, es decir, chico marginal que puede prostituirse con hombres adultos (N del T.).
*El término del original, buggery, no tiene la connotación semiculta de su equivalente en castellano, sodomía, y sí implica en cambio una connotación histórica ligada a la idea de herejía (N. del T.).
1 Arthur V. Huffman, «Sex Deviation in a Prison Community,» [Desviación sexual en una comunidad carcelaria], The Journal of Social Therapy, 6 (Third Quarter, 1960), 170-181; Joseph E. Fishman, Sex in Prison, [Sexo en la cárcel], New York: The Commonwealth Fund. 1930; Donald Clemmer, The Prison Community, [La comunidad carcelaria], Boston: The Christopher Publishing House, 1940, 260-273.
2 William Marlin Butts, «Boy Prostitutes of the Metropolis,» [Chicos prostitutos de la metrópolis], Journal of Clinical Psychopathology, 8 (1946-1947), 673-681; H. Laurence Ross, «The ‘Hustler’ in Chicago,» [El ‘chapero’ en Chicago], The Journal of Student Research, 1 (September, 1959), 13-19; Jens Jersild, Boy Prostitution [La prostitución de chicos], Copenhagen: C. E. Gad, 1956 (Traducción del danés de Den Mandlige Prostitution por Oscar Bojesen).
3 H. Laurence Ross, op. cit., p. 15.
4 La distinción que se ha establecido aquí no pretende sugerir que otro tipo de chaperos no se definan también con otros roles desviados. Los chaperos pueden desempeñar una variedad de roles desviados que se clasifican como delictivos o criminales; pueden ser «enganchados», chantajistas, ladrones, etc.
5 Debo agradecer a Ned Polsky que me haya señalado las historias de Rechy.
6 John Rechy, «The Fabulous Wedding of Miss Destiny,» [La fabulosa boda de Miss Destiny], Big Table I, Number 3 (1959), p. 15.
7 John Rechy, «A Quarter Ahead»,» [Un barrio siguiendo todo derecho], Evergreen Review, 5 : 19 (July-August, 1961), 18.
8 Para una definición de tipos formales y desviados, véase Albert J. Reiss, Jr., «Conforming and Deviating Behavior and the Problem of Guilt,» [El comportamiento formal y desviado y el problema de la culpa], Psychiatric Research Reports, 13 (December, 1960), 209-210, y Albert J. Reiss, Jr., y Albert Lewis Rhodes «The Distribution of Juvenile Deliquency in the Social Class Structure,» [La distribución de la delincuencia juvenil en la estructura social de clase], American Sociological Review, 26 : 5 (October, 1961), 720-732.
9 Véase, por ejemplo, Maurice Leznoff y William A. Westley, «The Homosexual Community,» [La comunidad homosexual], Social Problems, 4 (April 1956), 257-263.
10 Ibid, p. 258.
11 H. Laurence Ross, op. cit., p. 15.
13 Leznoff y Westley, op. cit., 260-261.
14 Ross anota que, al fracasar en su rol como estafadores, algunos chaperos recurren a la extorsión y al chantaje en la medida en que proporcionan mayores ingresos. Véase Ross, op. cit., p. 16. Sutherland analiza la extorsión y el chantaje de homosexuales como parte de las prácticas de los ladrones profesionales. El «bozal» [«muzzle»] y la «caza» [«mouse»] son parte del rol del ladrón profesional. Véase Edwin Sutherland, The Professional Thief, [El ladró profesional], Chicago: University of Chicago Press, 1937, 78-81. Véase también el capítulo sobre «Chantaje» [Blackmail] en Jess Stearn, op. cit., capítulo 16.
15 Jess Stearn, op. cit., p. 47.
16 Albert J. Reiss Jr. «Sex Offenses: The Marginal Status of the Adolescent,» [Abusos sexuales: la condición marginal del adolescente], Law and Contemporary Problems, 25 (Spring 1960), 322-324 y 326-327.
17 Albert Cohen, Alfred Lindesmith, y Karl Schuessler (editores), The Sutherland Papers, Bloomington, Indiana: The University of Indiana Press, 1956, p. 31.
18 Aún no está totalmente claro por qué la felación buco-genital es el único acto sexual tolerado en la transacción pandillero-maricón. El acto parece ceñirse mejor a los aspectos más «masculinos» del rol que lo que supondría la mayoría de las alternativas posibles, pero no todas. Ross también me ha sugerido que ésta también supone menos contacto corporal y por lo tanto puede entrañar un carácter menos amenazante para las definiciones de los pandilleros de ellos mismos. Por lo tanto una explicación posible para la exclusividad de la relación para este acto es que es la alternativa más masculina que implica menor amenaza para la definición propia como no-chapero y no-homosexual.
19 Talcott Parsons en The Social System [El sistema social], New York: The Free Press of Glencoe, 1951, capítulo III, comenta este tipo de rol como » . . . la separación de los actos instrumentales específicos simultáneamente de orientaciones expresivas que no sean las recompensas apropiadas específicas, y de otros componentes del entramado instrumental.» (p. 87).
20 Walter Miller, «Lower-Class Culture as a Generating Milieu of Gang Deliquency,» [La cultura de clase baja como ambiente generador de delincuencia], The Journal of Social Issues, 14 : 3 (1958), 9.

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El espejismo del Apartheid

Il faut du courage pour porter une kippa dans ces lieux féroces qu’on appelle cités sensibles et dans le métro parisien ; le sionisme est criminalisé par toujours plus d’intellectuels, l’enseignement de la Shoah se révèle impossible à l’instant même où il devient obligatoire, la découverte de l’Antiquité livre les Hébreux au chahut des enfants, l’injure » sale juif » a fait sa réapparition (en verlan) dans presque toutes les cours d’école. Les Juifs ont le cœur lourd et, pour la première fois depuis la guerre, ils ont peur.

A. Finkielkraut.

Entre las personas educadas solemos dar por hecho que el estudio de la historia permite aprender del pasado, o por lo menos puede servirnos para no repetir los errores más garrafales cometidos previamente. Pero el estudio de la historia también puede producir un conocimiento mimético, según el cual cualquier situación es o parece el reflejo de otra, y del rcuerdo se pasa al atajo que no explica, y que en el peor de los casos, entorpece.

Me parece que entre las personas más inteligentes, concienzadas y generosas de nuestras sociedades, que identifico con los y las activistas o interesados por la causa palestina, se ha extendido una mímesis que si bien en un momento pudo ser útil, hoy en día agarrota más el pensamiento que otra cosa, hasta el punto de que la veo más como un espejismo que como un diagnóstico certero de lo que sucede entre Israel y los palestinos; me refiero a la analogía del Apartheid.

Vale la pena reconocer que no es un espejismo especulativo, sino basado en múltiples factores objetivos e indiscutibles, entre los que citaré los primeros que me vienen en mente:

-el enclaustramiento (en el caso palestino de forma más literal, con el Muro del Apartheid)  de la población autóctona por colonos «blancos» y la desposesión de las tierras; la destrucción de la vida económica de los oprimidos.

-el conflicto racista que se engarza en un discurso ultraconservador.

-la dosificación de la violencia del opresor según criterios estratégicos o técnicos, y también según criterios de emotividad y tolerancia en la recepción por la opinión pública internacional.

-la deshumanización propagandística de los oprimidos.

-el paralelismo del proceso fundacional entre el sionismo judío y los sionismos cristianos en Sudáfrica y la antigua Rodesia (y también en los Estados Unidos).

-el papel vergonzoso de la «comunidad internacional» frente a la valentía y seriedad de la resistencia alentada por la sociedad civil global.

Creo que, sin duda, se pueden añadir más paralelismos entre la situación que conoció Sudáfrica y la que viven hoy los árabes en «Palestina» ocupada por Israel y dentro del Estado de Israel. No creo haber sido exhaustivo.

Pero la cuestión que me interesa es señalar aquí por qué no solamente esos paralelismos no nos pueden llevar a reducir el conflicto, la lucha de liberación palestina, a una variante de la lucha contra el Apartheid sudafricano, y por qué dicha analogía puede incluso llegar a ser contraproducente, para los palestinos, para los ciudadanos del mundo, y también en concreto para los israelíes que quieran realmente vivir en paz con sus vecinos.

Diferenciaré dos niveles, el nivel de los problemas teóricos, y el nivel de las consecuencias negativas que, a mi modo de ver, este proceso puede llegar a generar, o está ya generando.

A nivel de los problemas teóricos que me plantea la analogía entre Sudáfrica e Israel, comenzaré señalando lo más obvio, la irreductibilidad de los parámetros específicos de la situación presente en Israel y  el no-estado de Palestina. Y el primer comentario es ciertamente provocador: a pesar de la necesidad de subrayar la continuidad de la opresión israelí, durante más de sesenta años desde la Nakba de 1948, el conflicto también ha cambiado por fuera y por dentro. Sería complicado jerarquizar cuáles son, han sido los cambios fundamentales, pero mencionaré en cualquier caso dos:  la subordinación de la agenda global americana al sionismo israelí desde la época de Reagan, proceso que se exacerbó de forma exponencial con Bush Jr., y que tiene como principal corrolario que enfrentarse a Israel es enfrentarse a la principal superpotencia económica, estratégica y militar (no era el caso de Sudáfrica, más apoyada por Suiza y los bancos que por los gobiernos de la OTAN, pese al de Guerra Fría); y la transformación radical de la resistencia palestina, que, de nacionalista, islamopoulista y tercermundista, está hoy sumida en una guerra civil de baja intensidad entre una burocracia colaboradora (la OLP) y un movimiento complejo, Hamás, que abarca desde la legitimidad democrática de las urnas hasta el islamofascismo ahmadineyadesco más insoportable. Volveremos sobre este último punto.

Si en la teoría el Apartheid no es un modelo que nos permita asir en su profundidad el motor interno y los estímulos externos del conflicto, de la lucha de liberación palestina, a nivel de las consecuencias prácticas de haber priorizado la analogía entre Sudáfrica e Israel, creo que hay muchas cosas que comentar. En primer lugar, cabe tener presente que, tal y como ha demostrado Israel recientemente, los soldados israelíes asesinarán a pacifistas musulmanes turcos con  la misma impunidad con la que asesinan a palestinos y otros libaneses. Esto viene a corroborar un riesgo que el humanitarismo occidental debe atajar urgentemente, a saber, negociar su propio imperialismo, su propio racismo larvado, de forma tal que se prevea una resistencia eficaz en la medida en que sea de «sangre blanca». Por un lado, esto supone arrebatar la capacidad de ser eficaces solidariamente a los musulmanes por el hecho de serlos. Es un planteamiento en sí mismo vicioso por islamófobo, que puede acarrear graves consecuencias también en los territorios ocupados palestinos, con un neocolonialismo humanitario, una vez más colaborador a su pesar, que se interponga entre la violencia alegre de los israelíes y el papel de víctimas archicalladas de los palestinos.

En segundo lugar, la analogía con el Apartheid se explica también por un complejo de inferioridad, de incapacidad de los movimientos de solidaridad con los palestinos, y es que al final parece que el Apartheid permite esquivar la necesidad de colaboración, o llegado el caso, de enfrentamiento, con el movimiento que hoy encarna de forma más clara el liderazgo político de la sociedad palestina, Hamás. Más allá de lo ridículo de la propaganda israelí tras el asesinato de los pacifistas turcos, vinculándolos con Hamás, Hizbolá y Al Qaeda, lo cierto es que resulta sorprendente cómo ni tan siquiera en círculos reducidos dentro del abanico del activismo pro-palestino existe una corriente claramente dispuesta a significar su voluntad de colaboración con Hamás. No nos engañemos, esto se debe a la sencilla razón de que Hamás, por muchos esfuerzos que se quieran hacer para comprender las cosas, no deja de ser un atolladero, un camino sin salida. Por sus prácticas islamofascistas que dan escalofríos a cualquier «blanco», por sus pecados originales antisemitas y terroristas, y por sus torpezas actuales que le hacen inclinarse al mismo tiempo hacia Arabia Saudí y hacia Irán, cuando ambos países son dictaduras que nos espantan. Con Hamás, no hay Apartheid, porque el Apartheid se derrumbó, pero Israel nunca se derrumbará ante Hamás, preferirá el Armagedón.

En tercer lugar, y acabo, la analogía del Apartheid esconde una forma de narcisismo blanco que tiende a edulcorar la historia, a darle un barniz bonito a lo que fue una tormenta precipitada por la demografía y el Gran Juego. Esta forma de narcisismo se propone atribuir al boicot, a la movilización internacional, bienpensante, antirracista, un papel tal vez demasiado hinchado en el proceso de desmembramiento de la legitimidad del régimen sudafricano racista (piensen en todo lo que acarrea la senda emprendida por John Carlin). Con el mismo narcisismo, la campaña respetable, justa y eficaz de BDS (boicot, retirada de inversiones y sanciones) contra el régimen israelí alimenta tangencialmente ensoñaciones, espejismos, batallitas en fin ridículas de «blanquitos» de campus, que se sienten así no solo partícipes de la historia, sino a veces también, por méritos de veteranía autoinducida, con derecho ganado en sucedáneo de combate a la broma antisemita, rejuvenecida en nombre de los palestinos.

Referencias adicionales:

http://en.wikipedia.org/wiki/Israel_and_the_apartheid_analogy

http://apartheidweek.org/

El apartheid de Israel: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=101959

Uri Davis, Possibilities for the struggle within: http://books.google.es/books?id=Qxo55svQBNUC&printsec=frontcover&dq=apartheid+israel&hl=es&ei=G-gOTJDXIZSr_QaQr_3vDQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CDEQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false

Ben White, Israeli Apartheid: A Beginner’s Guide. 2009.

Alain Finkielkraut: Au nom de l’autre: Réflexions sur l’antisémitisme qui vient. 2003.

http://periodismohumano.com/en-conflicto/el-bds-israel-y-los-afrikaners.html

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Variación sobre Obama reencarnado en Ave Fénix

El mensaje de Obama es voluntarista, pero no desprovisto de encanto: This is What Change Looks Like. A esto se parece el cambio. El propósito es rentabilizar políticamente la primera acción significativa del «Yes, we can».  Una victoria para el pueblo americano y para el sentido común, en palabras del propio Obama. Una victoria de abajo a arriba. Lo primero que ha hecho es dar las gracias a sus colaboradores, entre quienes no faltan mujeres, como Nancy Pelosi y la Secretaría de Estado para la Salud. ¿Qué opina, por ejemplo, Michael Moore? Lo ignoro, pero me atrevo a pensar que está un poco más aliviado, como varios millones de americanos que han luchado por algo en lo que creían. ¿Felicito? Sí, porque mi cinismo me ha llevado varias veces recientemente a mirar todo el proceso con escepticismo, con desprecio por los esfuerzos de hacer algo por la vía democrática, y debo reconocer que entre mi cinismo y su voluntarismo, él gana la partida y la historia. Obama es un Ave Fénix, que cuando está quemado vuelve a retomar su cuerpo y a volar libremente. Así lo veo hoy, mañana tal vez hablaré mal de él, o si no, pasado mañana.

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Multi ferro ignique absumpti sunt

Podría insistir un poco en las muertes de civiles afganos (mujeres y niños incluidos) recientes por ataques de la OTAN, pero es mucho más político mencionar que entre los soldados maricones americanos muchos han sido masacrados por armas y fuego en Iraq y Afganistán con apenas 18 añitos (39), muchos más con 19 (302) y un montón más con 20 (518), pero los aún muy jóvenes de 21 años se llevan la palma (644) [fuente: The Washington Post]. O sea, que Gates, que trabaja para Obama tan bien y tan sangrientamente como lo hacía antes con Bush, está consiguiendo que en la guerra global contra el mal mueran muchos niños, muchos civiles y que estallen y se quemen muchos chavalitos que apenas han dado un paseo sangriento, matando y dejándose matar, en sus breves vidas.
*
Hay algo pues de guerra contra la juventud en estas guerras imperiales contemporáneas. Porque bueno, vamos a ver, en Vietnam morían puertorriqueños y muchos negros, pero es que ahora mueren chicos que no han tenido tiempo más que para matar niños como mucho, y algún talibán o qaidista de paso, con lo cual realmente comprobamos que igual que en Irán el régimen machaca con especial interés a los jóvenes, e igual que Israel se ensaña especialmente con los palestinos cuando son críos (y ancianos, todo sea dicho), el sistema capitalista se encarga de que corra sangre joven en sus batallitas por petróleo. No es una casualidad que en el mismo impulso, en Europa los parados sean los jóvenes, y que cada vez que la CEOE quiere aterrorizar un poco más al país proponga un contrato para jóvenes.
*
El odio a los jóvenes por parte del capitalismo es un giro interesante aunque terrorífico de la infantilización de los ricos. El Hombre Blanco Rico odia a los jóvenes porque teme que le sustituyan, con el mismo instinto de macho que hace que el machismo impregne hasta el corazón mismo de las novias de estos soldaditos de poca honra. De los aviones como videojuegos y de los parlamentos como patios de recreo, pasamos a los campos de batalla como guarderías e institutos. Por eso me da bastante asco que Chacón mande más tropas a Afganistán, porque sabe o debería saber que aunque no mueran lo que los soldados van a ver allí es un tráfico de armas y otras joyas entre militares italianos, ingleses, franceses etc. corruptos, talibanes e intermediarios del gobierno de Karzai, y algún que otro cuerpo destripado. Eso no es una buena educación.
*
Pero basta de guarradas, si los jóvenes americanos amariconados y españoles de los cojones quieren seguir presentándose voluntarios para morir por el sistema, en vez de luchar para acabar con la guerra, allá ellos, yo ya no soy ni tan joven como ellos ni tan entusiastamente heroico o loco, y a estas alturas, no estoy dispuesto a más esfuerzos que a escribir un breve post nocturno de consternación de vez en cuando. Vale.

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una utopía queer andalusí

¿Y si caer en todas las trampas tiene un encanto que justifica las contrariedades? Caí en la trampa del árabe, y aquí estoy, trece años después, con dificultades para entender cualquier cosa, una novela, un poema o un artículo. Pero gracias al árabe la poesía siempre me ha entrado de otra forma, no como algo provisional, sino para toda la vida. El islam, más. Sigo sin hacer cinco salat al día, que no es mucho pedir, pero al menos hago uno, que no es poco. Con el islam he evitado culaquier complaciencia con el capitalismo y la derecha. Soy anticapitalista porque ya era antes musulmán.  Y eso que hay un islam capitalista, por supuesto, y al servicio del sionismo. La seriedad en los estudios, otro callejón. Aquí estaba esta tarde, una vez más con Ibn Quzmân, pero es que es impresionante, su poema en el que enumera los guapos de Córdoba me sigue sorprendiendo diez años, ocho años, cuatro años después. Y no solamente me sorprende, me frena, porque cuando parece que se trata de sacarse la idea de la cabeza de una apología de la cultura queer en al-Andalus, llegas a este poema y ves que no, que sí hay una utopía queer andalusí. Que Ibn Sahl no forme parte de ella es otro problema, mayor aún si cabe, pero es otro problema.
Camille de Toledo. Todo hubiera podido ser una mera traducción, parcialmente satisfactoria, una buena experiencia y un buen recuerdo de ****, pero es que es un escritor inagotable, tanto en la novela El Bosco al revés, que sigo sin traducir desde que volví a empezar desde el principio, como en la siguiente, Vidas y muerte de un terrorista americano, que es un revulsivo enorme, potente y trastornador de todo lo que atañe a la época hiperterrorista actual: la Biblia, los EEUU, la música de Bruce The Boss, culaquier amistad de tres amigos dispuestos a montarla y el dolor de un guión que se arranca con mentiras. Pero es que además está su propuesta antiexótica de Viaje al Flurkistán, algo que no tiene comparación a nivel de debate literario en España, y el último ensayo, que ni he leído, sobre la tristeza europea, y ya me obliga a darle de nuevo la razón. Cuando el otro día me enteré de que va a estrenar de forma inminente  La caída de Fukuyama y vi el video en dailymotion, me emocioné, porque es genial, precisamente cuando Mara Torres tiene problemas para hablar de la década 2000-2010, el artífice de la fórmula 119911 aplasta una vez más las cenizas del 11-S para sentenciar diez años perdidos en una guerra absurda en Afganistán. Cuando estos días salía Rasmussen «consternado» hablando de errores de la OTAN me daban ganas de reírme cínicamente, aunque sea tan triste. ¿Cómo va a ser un error la consecuencia de tantas decisiones abusivas y contrarias a los DDHH, cómo se atreven a llamar error lo que ha sido una constante determinada por las propias condiciones de una ocupación demencial?
El monedismo. Broma, serio ensayo, decadencia, estafa y esperanza. De la vitalidad de una época colectiva me he empeñado en sacar los zumos menos espontáneos, con la única intención de ser fiel a mí y a los demás que por allí pasaron. La fidelidad desde entonces ha pasado por todo, desde la ruptura de una amistad con Kike hasta un diálogo al límite con la escritura de Búfalo. Búfalo es probablemente el único que saldrá escritor de todo esto, porque tiene la fuerza de los chicos que jugaban al ajedrez de verdad, es decir, que preparan las jugadas de antemano. No doy para la inventiva aftergore, porque no tengo la cultura del thriller, pero me apuntaré como sea de testigo a lo que será una carrera de fondo en el estadio de la letras hispánicas. Me apuntaré con mi técnica, que es la trampa de los libros enloquecedores, y para eso ya me conocen * y ** y ***, siempre leeré en voz alta mientras pueda porque así me entra la voz de los narradores sin forzarme a releer las frases cuatro veces. Hoy las materias primas producidas en Ameríca Latina y a la merced de las políticas capitalistas europeas y americanas, como el oro y la plata, el cobre, el azúcar, el café, el cacao, la goma de caucho, el algodón o la fruta, siguen siendo la misma fuente de desigualdad que señala Galeano en Las venas abiertas de América Latina, así que se apreciará cómo es de instructiva dicha lectura. Pero es que son todas geniales, el ensayo de Andreu Domingo habla ahora de los orígenes de los modelos demográficos que sivieron últimente para clasificar la riqueza, el ránking de los países dominadores sobre los dominados, colonias y ex-colonias. Sloterdjik me está encantando en sus reflexiones sobre los ancoretas, los famosos Simones del desierto, porque siempre he sido incrédulo de que una persona pudiera aguantar tres días en una columna, y en el siglo V en el desierto de Palestina y Siria eran muchos los que admiraban la proeza de un anacoreta subido durante  (¡treinta!) años a diez, veinte metros de altura. Incréible y fascinante, la huída del orden del mundo para demostrar la existencia de Dios a los paganos. Naturalmente, piénsese así mejor los orígenes del islam y el papel humano de Muhámmad en el desierto de Arabia; por muy firme que fuera su rechazo a la riqueza, está claro que corrige el exceso de estos ascetismos cristianos.
No comentaré aquí Eduardo Pondal, tampoco Ánxel Laxe, ni los poemas bien medidos  y mejor domados de Helena de Carlos, tampoco alabaré la genialidad del Quijote ni la energía de Saramago. Ya me doy por satisfecho con haber pensado en estas cosas, en el soneto XX de Shakespeare y en los hermanos de Whitman, que son todos los hombres, y sus hermanas y amantes, todas las mujeres, porque en el texto se dicen muchas más cosas que así quedan casi al borde de mi mesa. Es como si hablara de la categoría marxista de la totalidad en manos de Lukacs, mejor no resumir.

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El tawhid y el Tao, y el Opus Dei

Bismilah, me despierto muy tarde, abro la ventana, duermo más, comienzo el día fumando y leyendo la divertida autobiografía de Taha Husayn en árabe, Los días, bueno, divertidas solamente las páginas en las que habla de sus vicisitudes con el aprendizaje de memoria del Corán con su tutor (el pobre chaval), * me llama, hablamos, vamos a quedar más tarde, hago mis cosas, sigo con Maxina ou a filla espuria de Marcial Valladares, por cierto, un proverbio gallego, «alzar sen vento e parir sen vento, non pode ser«, proverbio que tiene la sabiduría no dogmática ni paradójica de la que tan bien habla François Jullien, autor que nos está encantando, bueno, salgo, me encuentro con *, nos besamos, bebo un café y ella toma una manzanilla, tomo un mosto de uva, una madalena, nos paseamos, vemos un poco del partido de fútbol femenino del equipo local, el día está nublado, nos despedimos, leo los periódicos, comemos, voy a trabajar, * me trae postres, * no quiere tocar el piano, hablamos de mi tesis, quedamos para después, trabajo duro sobre los textos de *** sobre el tawhid que están en la red y sobre todo en webislam, me acuerdo de la Zawiya de Sevilla, acabo reventado, voy a casa de *, nos queremos, leemos a Lukacs que habla de la totalidad en Hegel y cómo Marx convierte la totalidad en una categoría revolucionaria, ya me pongo a pensar en el tawhid, que ya no solamente me recuerda al tao, sino que también me recuerda a la totalidad de la dialéctica revolucionaria,  leemos sentimentalismo, leemos unos sonetos, uno de ellos muy cuirtés,  de Shakespeare, leemos a Whitman, leemos una crítica de Deleuze sobre Whitman, hablamos de Whitman (que también es el tawhid, en cierto modo) Whitman que le encanta a *, * y yo nos divertimos pensando en una frase de sabiduría que se le escapó sin querer, pero que nos hace mucha gracia,

el moho sigue siendo moho

leemos Caín de Saramago, que no nos está gustando tanto como otras novelas suyas, leemos a Anxel Fole sobre Lois Pimentel, leemos el ensayo sobre distopías demográficas,  y nos abrazamos, nos despedimos, pienso, después de cenar con mis padres, durante una película americana de suspense y sangrienta, que efectivamente, sí, el tawhid es el camino de la unificación, casi como el tao, habría que ver la diferencia, pero también pienso en el Camino del Opus Dei, pienso que en realidad el camino es algo demasiado plástico, cae en manos de cualquiera con facilidad, como la sharia, que por cierto también es camino, y es que cuando leo unos comentarios que hablan de instaurar o de prohibir la sharia en no sé dónde, me parece que es una solemne tontería, porque la sharia es una construcción personal, no es algo que se pueda instaurar, pero en seguida me temo que estoy  usando el mismo argumento que los socialdemócratas reaccionarios esgrimen para frenar el desarrollo del socialismo, aquí en España, con lo que necesitamos socialismo de una vez para montar un Estado del pueblo para el pueblo. Escribo, busco que hay sobre el tao y el tawhid,  un texto de Abdelkarim Osuna en webislam, a lo mejor acabo un día escribiendo yo también algo al respecto,busco una imagen, la encuentro,  reviso, pienso en mis amigas y en mis amigos en todas partes, el tawhid, sí, el tawhid,  publico, ya está. Wa-llah.

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Buena cita de Pasolini por Elvira Lindo

Bismilah al rahmán y rahim

No siempre me gusta el tono de Elvira Lindo, que tuvo sus momentos graciosos algún verano, pero la mayoría de la veces se pasó de pesada experta en catetismos y rozó con demasiada frecuencia el derechismo crónico, aunque también es cierto que tiene cultura y buenos gustos de lectura. Hoy nos ha regalado en la playa final de El País, por cierto, encima de una crónica interesante sobre una joven refusenik israelí, una extensa cita maravillosa del genial poeta italiano («Telebiquini«):

En definitiva, hemos asumido que el medio es un espejo de lo que somos. Neorrealismo televisivo. En estos días, leo una recopilación de artículos de Pasolini, Escritos corsarios.Su furiosa defensa de la verdadera cultura popular le hacía estar en guerra permanente con la cultura de masas: «El fascismo, lo digo una vez más -escribía en 1973-, fue incapaz de arañar siquiera el alma del pueblo italiano; el nuevo fascismo, a través de los medios de comunicación e información (sobre todo, justamente, la televisión), no sólo la ha arañado, sino que la ha lacerado, la ha violado, la ha afeado para siempre…». Murió en el año 1975. Visto lo visto, el afeamiento de la realidad no ha encontrado aún su límite.

A mi me suena a gloria, y me alegro de que Elvira Lindo vuelva a ser una voz picante. Así mejoraremos todos. Un acierto para la cabecera, y una buena noticia que anuncia quizás un giro en la órbita del mundo UPyD menos fanático.

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Cualquiera puede ser un negro en Italia

Bismilah al rahmán y rahim

Decía Arthur Miller que un comunista pod(r)ía serlo cualquiera («a Communist could be anybody»). Pensando en el racismo  que se ceba con los temporeros africanos y en concreto con los negros en Italia, uno no puede dejar de sentirse o muy humano o muy mal de la cabeza. El siglo XX tuvo su Majdanek y su Auschwitz-Birkenau. Cualquier comparación por ese lado está fuera de sentido, fuera de lugar, pero una tristeza enorme se apodera de nuestras consciencias. ¿Qué decir de la explotación (cadena mafiosapornocapitalista), la violencia de los fusiles en manos de patriotas, que no recuerde el KKK, cómo no comparar a Roberto Maroni, Ministro italiano, con Eichmann, o con un sencillo y estúpido guarda de las SS? ¿Por qué vemos como excepcional solamente lo pasado, lo sucedido en el siglo XX, como si lo que sucede en 2010 no fuera historia? ¿Acaso  el dinero de Berlusconi y sus amigos no está en los mismos bancos suizos que guardaban a salvo el dinero de los nazis? O somos todos humanos e Italia nos avergüenza en lo más íntimo, o no sabemos qué nos pasa, estamos tan desorientados que no podemos expresar nuestra incomprensión.

Somos efectivamente extranjeros, pero que se quede BHL con Albert Camus, que ya tenemos bastante con lo que vemos en la prensa. No se trata de ganarnos el paraíso de los buenos sentimientos antirracistas, sino de tomar las riendas de nuestras decisiones. Denunciamos o no denunciamos. Observamos y callamos, o a quién se lo decimos. A quién hay que poner a parir. Aquién hay que insultar. Yo creo que es necesario insultar todos los días un poco más al grtan mafioso protector de todos los mafiosos italiamos, he nombrado a Berlusconi, y desear a Sharon unos diez años más de agonía en el coma en el que lleva ya más de cuatro años (desde el 4 de enero de 2006). Porque existe una continuidad entre el bracero explotado africano en Italia y los palestinos, y existe una continuidad entre nuestros insultos y la resistencia anticapitalista que se organiza en todos los sectores de la sociedad civil occidental, que a su vez estrecha puentes con la sociedad civil en países latinoamericanos, asiáticos y africanos.

¿Es Italia un país racista? No, no lo es. Pero hay un gobierno y unas instituciones locales, regionales, y una poderosísima red mafiosa que utilizan el racismo como mecanismo de explotación capitalista de la mano de obra ilegalizada, en un afán de lucro que recuerda el del partido nazi con el antisemitismo. Pero no solamente en Alemania había antisemitismo, sino en toda Europa y en los EEUU, y no solamente en Italia hay hoy en día racismo lucrativo. Señalar Italia es una táctica, pero la estrategia abarca un frente internacionalista contra el capitalismo en todas sus formas. Las bromas e insultos contra  Berlusconi (y Sharon) deben proliferar para llenar las mentes de la ciudadanía. Mientras el poder siga en manos de este personaje grotesco y asqueroso, toda movilización contra su persona y dignidad será oportuna. Sin excepciones, salvo las violentas. Marx renacerá en Italia sobre la tumba del berlusconismo.

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El baile de las anglomusulmanas y de las feministas suizas

Bismilah al rahmán y rahim

Los Reyes Magos del gran diario El País (de las mentiras) me han traído a mí y a todos sus fieles lectores, hombres y mujeres, muchos de nosotr@s feministas sin complejos, una tribuna agitada de Rosa Pereda, cuyo título es Minaretes, mujeres y obispos, es decir, un collar de ideas tan aproximativas que me veo en la necesidad de reírme un poco con ellas.  Aparte de la intención un poco fantástica, digna de estos regalos de los Reyes Magos, de contribuir desde la tropeza argumentativa al ejercicio colectivo de más  confusión sobre el feminismo, el islam en Europa, «los Estados  musulmanes» (sic) y la votación gloriosa de los simpáticos suizos para la muy simbólica prohibición de la construcción de nuevos minaretes en sus santuarios patrios, que es en sí una temeridad, la inculta «escritora»  y periodista que firma dicha tribuna marca el ritmo para un nuevo baile lleno de furor, y cómo no en este época de fiestas y grandes pensamientos, y acciones corporales y entusiastas, en el que se agitan impetuosas las piernas y gargantas de

Las anglomusulmanas, que también las hay, pusieron el grito en el cielo […]

Así, tan campante, una nueva nacionalidad de sujetos que gritan, no inglesas, no musulmanas, anglomusulmanas, como nuestras antologías hispanomusulmanas, ya saben, las del Al Mutamid y Ben Ammar, las de Ben Zaydún y la dichosa Wallada, el rejuvenecimiento de la terminología más rancia del arabismo en un engendro atrevidísimo («anglomusulmanas», intenten traducirlo, a ver que les sale), y pronto galaicomusulmanas, vascomusulmanas, francomusulmanas, etc. Pero no es todo, faltaba color pardo. Para animar el baile, la escritora  se nos despide con la invocación mágica de otro sujeto mucho más aterrador, no por su esencia sino por sus atributos, puesto que serían algo así como feministas de la UDC/SVP, porque, recordemos, solamente ese partido que va de antisistema por la vida y derecha extrema (no a los permisos de maternidad, no a la ciudadanía para los extranjeros pobres, etc.) pidió a la ciudadanía de verdad el voto del sí a la islamofobia facilona, movilizando en exclusiva a más de la mitad de la población de ámbos sexos. Por eso, Rosa Pereda se ha hecho un lío de faldas de

el ten con ten de las feministas suizas, que no quieren minaretes en sus ciudades […]

Que no existen más que en sus discotecas fiesteras y en sus elucubraciones de periodista. Allá está todo, la sangre, los obispos, los mártires queer mezclados con más obispos, y uno de Oviedo, parece ser. Venga, que vuelva a empezar, que con tanto miedo al islam y al laicismo, nos estamos haciendo americanos. Como El País.

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La victoria de los asesinos

Bismilah al rahmán y rahim

Vamos, que un sistema tan usurpador, injusto, arbitrario y cruel como el capitalismo recompensa todos los días a las personas más culpables, es decir, los dictadores, torturadores, militares, capos, presidentes, empresarios, mafiosos, traficantes, proxenetas, matones y ladrones, los Ben Ali, los Gaddafi, los Karzai, los Berlusconi, los Sharon, los Bush, los Obama, los Aznar, los Rajoy, los Blair, los Sarkozy, los Ahmadineyad y los Jamenei de turno, los Castro y su puta madre, los reyes, los príncipes, los reclutadores, los gestores, los facilitadores, los banqueros, los usureros, los jueces corruptos y los periodistas apalancados, los terroristas, los de Al Qaeda, los mentecatos, los Osama Bin Laden, los Ayman al-Zawahiri, y todos los demás odiosos fanáticos de la muerte. Que una Ministra tan estúpida, blanda, pusilánime, y maleducada como Elena Espinosa sea la responsable de la ecología en este país, que un sionista como Moratinos sea el responsable de Exteriores, que un desaprensivo como Solana se ocupe de la seguridad de nada, que una boba dirija el Ministerio de Cultura, eso es también parte del problema. Pero lo peor es que se les perdone, la impunidad, la inmunidad, que tengan previsto recibir con honores de presidente al carnicero Mubarak en la cumbre UE-Egipto, que se atrevan a hablar de un Estado palestino, que depositen en México las nuevas falsas promesas de que harán algo para frenar el Cambio Climático. Lo pero es ver como los pueblos aplauden a los asesinos dándoles su voto, sobre todo a todos esos partidos impresentables de la derecha. Si los socialdemócratas tuvieran que lidiar con una oposición de izquierdas en vez de amoldarse a la oposición de la derecha otro gallo cantaría, aquí y en más sitios. Si en África tuvieran dirigentes y no lacayos de Occidente, otro gallo, cantaría. Si los blogueros dijeran las verdades diarias todos los días, otro gallo cantaría.

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Los enemigos de los ricos

Bismilah al rahmán y rahim

La próxima vez que alguien me descubra una gran cantante, pasaré de largo, como si nada, para recordar a Lhasa. La próxima vez que me  arrodille en una mezquita, me quedaré una hora después, para perder toda la tarde. La próxima vez que oiga a alguien decirme que va a hacer el camino de Santiago, le pediré que se quede en casa y lea un libro. La próxima vez que me pregunte alguien para que sirve un blog, le responderé que para insultar públicamente a los militantes del PP y llamarles bobos sin tener que llamar por teléfono a los interesados, ni tener que montar un número en un bar, ni en un ayuntamiento. La próxima vez que me acueste en mi cama, dedicaré un minuto a la memoria de las personas que viven con la enfermedad del SIDA y que los EEUU humillaron prohibiéndoles entrar durante 22 años. La próxima vez que me digan que soy un cobarde por apoyar la lucha armada en Palestina contra la ocupación sionista, responderé que soy enemigo de los ricos, y que eso ya es bastante lucha armada.  El odio a los ricos es una actividad participativa que genera grandes decisiones.

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Yemen, un cocktail de pobreza, sequía, Al Qaeda y bombas made in USA

Bismilah al rahmán y rahim

¡Qué valentía! Occidente, los USA y la UE, se están preparando para montarla en el Yemen a base de bombardeos inteligentes, en «el más pobre de todos los países árabes, con una gravísima escasez de agua», (Público). Y yo que quería estudiar allí el folclore, la rica tradición musical y poética, la articulación de la cuirtesía en sus núcleos urbanos y en los medios más rurales, lo dejaré para otra década.

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No a la escalada militar contra el pueblo yemení

«Ojo por ojo. Estados Unidos y Yemen han iniciado la búsqueda de blancos de Al Qaeda para una posible represalia (

Ya tenemos suficiente con los muertos inocentes de Irán, Mauritania, Somalia, Cachemira, Filipinas, Sudán, Malawi, Turquía, Vietnam, etc. y etc.  Si no saben construir la paz, que se vayan, pero que dejen de montar guerras. Me refiero a Obam y a Al Qaeda, y a todos los demás en el medio que les animan. Zapatero, Netanyahu, Aznar, Sarkozy, Robert Gates y el fantasma de Rumsfeld, etc. y etc.

Me refiero a Sharon en coma.

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¿Quién les ha dicho que Al Qaeda sigue la sharia?

«Siguiendo su propia sharia —ley islámica— los secuestradores tendrían que facilitar la liberación», ha dicho esta mañana el director de la Caravana Solidaria, Francesc Osán, (

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El pensamiento sufí de Kudsi Erguner en castellano

Bismilah al rahmán y rahim

Tengo el inmenso placer de anunciar que Oozebap ha publicado mi traducción del libro del músico turco Kudsi Erguner La fuente de la separación. Mi descubrimiento de Kudsi Erguner, cuando me habló de él por primera vez Abdennur Prado en A Coruña, ha sido una de las experiencias más gratificantes de los últimos años. En nuestra cultura española, pensamos que la música clásica es solamente la música clásica occidental, la música clásica «por antonomasia», cuando en realidad  existen muchas tradiciones musicales de música de corte, o de carácter religioso, con un legado tan sutil y fascinante como pueda ser el de Bach o Vivaldi. El libro de Kudsi Erguner es una magnífica introducción al maravilloso mundo de la música culta otomana, que tras la caída del Imperio Otomano, y la instauración de una república laica y occidentalizadora, se vio atacada y relegada como un símbolo de atraso cultural, cuando en realidad es una de las tradiciones más fascinantes y genuinas de la cultura turca, y que bebe de raíces tan ricas como la tradición sufí desarrollada en el espacio cultural que va desde la Anatolia a Irán, y en el que confluyen, entre otras lenguas y poéticas, la árabe, la turca y la persa.

Pero el libro de Kudsi Erguner es mucho más que una introducción a una música poco conocida en nuestro país, pues su reflexión autobiográfica permite recorrer el cambio que experimentó Turquía y Estambul desde los años cincuenta y en adelante del siglo XX, la creciente desaparición de unos referentes  de  su identidad islámica  sustituidos por otros modernistas no siempre beneficiosos, y también la penetración imparable del sufismo en Occidente de la mano de diversas tradiciones espirituales más o menos complacientes con la trivialización del legado clásico. Sin caer en demonizaciones  de lo nuevo ni en simplificaciones de la interacción entre pasado, presente y futuro, Kudsi Erguner articula un apasionante viaje que nos lleva a los monasterios de Estambul, a los círculos contraculturales de París y Londres, a los territorios inhóspitos y bellísimos de Afganistán antes de las múltiples guerras que destrozaron ese país, o por los Estados Unidos, de la mano de sus encuentros, sus maduraciones como artista y como creador y de su fidelidad a los valores más auténticos y humanos del islam.

La parte que personalmente más gratificante me resultó en mi trabajo de traductor fue el anexo 1 dedicado a la simbología del ney en la poesía de Jalaladdin Rumi, porque pude sacar pleno rendimiento de mi conocimiento del islam  clásico de tradición árabe y persa. Pero estoy convencido de que para los lectores, familiarizados o no con el sufismo y con la historia de Turquía, este libro les resultará no solamente interesante y ameno, sino que también les ayudará a escuchar con mucha más empatía los fragmentos de música, provenientes del archivo personal de Kudsi Erguner, que acompañan en un cd esta edición cuidada, hecha con mucho cariño. La edición presente se ha beneficiado del apoyo de Junta Islàmica Catalana y de una oportuna ayuda de la Fundación Pluralismo y Convivencia. Gracias de nuevo a Abdennur, Dídac, Patricia y a tod@s los que han hecho posible su publicación.

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Una historia de Al Qaeda para americanos

Bismilah al rahmán y rahim

El libro La Torre Elevada, Al Qaeda y los orígenes del 11-S, del escritor y periodista norteamericano Lawrence Wright, va por el camino inevitable de convertirse en  el estudio de referencia sobre el acontecimiento más importante de la historia reciente desde la caída del Muro de Berlín, los atentados del 11 de Septiembre de 2001 que derribaron las Torres Gemelas en Nueva York. Y ante una fatalidad de ese calibre, poco puedo hacer desde un blog para impedirlo. Pero los límites y las consecuencias de esta canonización son evidentes. Se va a dar por bueno, una vez más, el punto de vista del americano que quiere entender lo mínimo y reconfortarse con su propio sistema, el Imperio,  para no cuestionar, un poco más allá del discurso oficial, cómo pudo suceder lo que pasó en su país hace ya más de ocho años.

No quiero decir con esto que el libro sea una burda retahíla de ideas flojas complacientes con el imperialismo del periodo Clinton-Bush-Obama, ni que no tenga méritos suficientes que justifiquen la ingente labor del autor, de sus colaboradores, así como de los editores y de los traductores al castellano, mis amigos Carlos Sardiña y Yolanda Fontal, que han hecho un gran trabajo para que la lectura sea fluida. Ni quiero tampoco dar a entender que haya otra versión válida sobre qué pasó, cómo y por qué, que difiera de forma sustancial con la que ha propuesto L. Wright. Pero sí me alarmo, sí me preocupa que esta canonización (recuerdo que el libro ha recibido el prestigioso Premio Pulitzer de periodismo, y ha sido descrito como «el mejor libro que se ha escrito sobre Bin Laden y el 11-S«, como señala significativamente en su reseña en Babelia de El País José María Irujo) lleve aparejada una asimilación de sus planteamientos por parte de los que queremos mantener, pese a la enorme presión mediática, una independencia de criterio con respecto a la visión americana sobre Al Qaeda, y sobre todo, sobre el islam hoy en el mundo islámico, en los países con población mayoritariamente musulmana.

Comenzaré diciendo que el libro se lee bien, aunque no soy aficionado a este tipo de libros de periodismo, que tienen un defecto provocado por el trabajo en equipo. Mencionaré las reiteraciones incesantes, las multiplicadas anécdotas sin ninguna importancia, la necesidad de «amenizar la lectura» con un relato paralelo sobre el responsable del FBI encargado de perseguir a Bin Laden, John O’Neill, cuyas aventuras extramatrimoniales me parecen absolutamente irrelavantes y que solamente se justifican por un criterio pseudoliterario que en mi opinión añade paja innecesaria a un libro ya de por sí extenso. Pero no me centraré en esos defectos, sino en uno mucho mayor, mucho más grave y mucho más americano. La visión simplista y pobre del islam, del islam político, el islamismo, y por ende, del caldo de cultivo en el que se prepara el monstruo creado por Osama Bin Laden y Ayman al-Zawahiri.

Me apresuro inmediatamente para precisar que sí consigue el autor demostrar que los dos líderes de Al Qaeda, todavía en paradero desconocido, son dos enfermos mentales peligrosos, chapuceros, narcisistas, mediocres y crueles, y que, sin embargo, por una serie de circunstancias históricas bien explicadas, consiguieron organizar y financiar el mayor atentado terrorista conocido hasta la fecha. Entre dichas circunstancias, es de rigor conceder al autor que sí ha detallado con veracidad la absurda rivalidad entre servicios secretos estadounidenses, principalmente la CIA y el FBI, que facilitaron la estancia en territorio de los EEUU de varios miembros de Al Qaeda que ya estaban fichados y que ejecutarían los atentados. En ese sentido, se puede apreciar que el libro es un complemento bastante útil para conocer esa dimensión del acontecimiento, puesto que sin dichas rivalidades Al Qaeda nunca hubiera podido conseguir su megalómano plan  terrorista. También es una virtud del libro esbozar una cronología que se remonte al islamismo político de Sayyid Qutb, y que se detenga suficientemente en el atentado contra el World Trade Center de 1993.

Pero creo que ahí se acaban los méritos. El recorrido que va de Sayyid Qutb hasta Bin Laden, pasando por el islamismo violento de al-Yihad en Egipto y los campamentos de muyahidines árabes en Pakistán para luchar contra la ocupación soviética de Afganistán, y más tarde contra la Alianza del Norte de Ahmed Sha Massud, está planteado con demasiadas prisas, me parece, o con una confusión en la que el autor parece impregnarse del «cacao mental» de los personajes, hasta el punto de que no se aprecia en toda su intensidad ni la escalada represiva contra el islamismo en Egipto, ni la destrucción orquestada de Argelia por parte de los salafíes y del Ejército argelino, ni la desintegración del nacionalismo laico en los países árabes y sobre todo en el territorio palestino bajo ocupación israelí. El autor da por bueno un aparente desinterés del mentor de Osama Bin Laden, Abdullah Al Azzam, por la causa palestina, y lo resuelve  más tarde reproduciendo el antisemitismo primario de Al Qaeda, cuando en realidad, en esos años noventa, el desastre de los acuerdos de Oslo supone el mayor aliciente para el reclutamiento internacional de yihadistas.

No era una fatalidad conceder esa baza al sionismo. En una obra colectiva editada por Gilles Kepel, Al-Qaida dans le texte (PUF, 2005), aparentemente no empleada por el equipo de documentación de L. Wright,  o en el excelente ensayo de Mohammed Arkoun y Joseph Maïla, De Manhattan à Bagdad, Au-delà du bien et du Mal (Desclée de Brouwer, 2003), por poner solamente dos ejemplos, sí se profundiza en la conjunción de factores como el desposeimiento y la deshumanización de los palestinos por parte de Israel, o la modernidad espectacular y el uso terrorista de las TIC en sociedades castradas por clases dirigentes lacayas de Occidente, o el componente antropológico de la ecuación entre violencia y lo sagrado, para plantear una génesis de Al Qaeda que, sin complaciencias ni angelizaciones, tampoco la resuma sin contextualizaciones, y sobre todo sin simplificaciones interesadas. Del mismo modo, tampoco aprovecha el autor su conociemiento del ambiente muy acaudalado de la familia Bin Laden para ofrecer, por lo menos tangencialmente, una lectura marxista del acontecimiento, señalando cómo, una vez más, se trata de una «guerra de ricos» que sufren los pobres esencialmente .

Pienso en ese sentido en el luminoso escrito del profesor de la órbita situacionista Anselm Jappe, «El choque de las barbaries» (Le «choc» des barbaries. Des milliardaires à barbe contre des milliardaires sans barbe»), publicado al final del 2001, o en el artículo, tampoco citado por L. Wright, de Jean Baudrillard,  publicado en Le Monde en noviembre de 2001, «El espíritu del terrorismo» («L’esprit du terrorisme«), que, enlazando brillantemente con su reflexión sobre la primera Guerra del Golfo «inexistente», plantea en toda su intensidad el carácter particular del acontecimiento como agenciamiento ciego y espectacular del desorden.

Para acabar, es necesario añadir que ciertas expresiones de Lawrence Wright son claramente desafortunadas. Pienso en las típicas frases orientalistas que ven a Arabia como ese territorio que no ha cambiado un ápice en 2000 años, sus ganas de seguirle el juego a Bin Laden en su comparación reiterada entre el recorrido de exilio de Bin Laden en Sudán y Afganistán y la Hégira de Mahoma o Muhámmad (s.a.s), comparación desafortunada si se reproduce tal cual, sin el mínimo trabajo de deconstrucción del planteamiento salafí. Para ellos, el estudio de la historia sobra, por descontado, ya que no pretenden estos barbudos demostrar sus conocimientos en historia, en antropología o en sociología. Pero un autor occidental no puede reproducir el imaginario demencial de los fundamentalistas en un libro de divulgación, a menos que pretenda o no le importe sumarse a los atajos deshonestos de Daniel Pipes, Robert Spencer, César Vidal, Robert Redeker, André Glucksmann y otros islamófobos declarados. Es un hecho evidente que tanto los ideólogos del choque de civilizaciones, sionistas cristianos o ateos, y los salafíes qaidistas, coinciden en su simplificación vertiginosa de la historia fundacional del islam, pero eso no es sino la prueba del interés de ambas partes por precipitarnos a todos en una conflagración en la que se midan ambas barbaries, ambas ignorancias, ambas miserias morales.

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