Los gestos que hemos tenido la ocasión de realizar eran claramente insuficientes, hay que reconocerlo.
No nos apasionamos por los demás más que para despedirnos de ellos ruidosamente.
Nos hemos dedicado mucho tiempo a obtener botellas vacías, a partir de las llenas. La huelga general se ha podrido al cabo de tres semanas; la vuelta al trabajo señala una derrota más para la Revolución en Francia. Tendré veintidós años dentro de tres meses. Perder el tiempo. Ganarse la vida. Todas las burlas del vocabulario. Y promesas. Volveremos a vernos. Eso decís.
Y Vincent Van Gogh en su CAFÉ DE NUIT con el viento loco en las orejas. Y Pascin que se mató diciendo que había querido fundar una sociedad de príncipes, pero que no se podría llegar al quorum. Y tú, colegiala perdida; tu bella, tu triste juventud; y las nieves de Aubervilliers.
El universo en proceso de descomposición. E íbamos de bar en bar llevando de la mano a varias pequeñas niñas con fecha de caducidad como los estupefacientes de los que abusábamos naturalmente. Todo eso sólo era relativamente divertido.
Pero ¿qué será de ella en todos los puertos iluminados del verano, en todos los abandonos del mundo, en el envejecimiento del mundo?
NOS ACORDAREMOS DE ESTE PLANETA. Tan poco. Pasemos ahora a las cosas serias.
Nuestro tiempo ve morirse la Estética.
«Las artes comienzan, se ensanchan y desaparecen, porque hombres insatisfechos superan el mundo de las expresiones oficiales, y los festivales de su pobreza.» (Hurlements en faveur de Sade. Junio del 52).
Desde hace un siglo, todo proceder artístico parte de una reflexión sobre su materia, y acaba en una reducción aún más extrema de sus medios (explosión final de la palabra o del objeto pictórico. El Cine ha seguido el mismo proceso, acelerado por el precedente de las artes más antiguas).
El aislamiento de unas cuantas palabras de Mallarmé sobre el blanco dominante de una página, la huida que subraya la obra meteórica de Rimbaud, la deserción apasionada de Arthur Cravan atravesando los continentes, o el desenlace del Dadaísmo en la partida de Ajedrez de Marcel Duchamp son la etapas de una misma negación cuyo balance nos pertenece establecer hoy.
La Estética, como la Religión, podrá tardar tiempo en descomponerse. Pero las supervivencias no tienen ningún interés. Tenemos que denunciar sencillamente la esperanza que podría todavía ser depositada en aquellas soluciones retrógradas, y ese es el sentido de nuestra manifestación contra Chaplin, en octubre del 52.
El Arte Moderno presiente y reclama un más allá de la Estética, cuyas últimas variaciones formales no hacen sino anunciar su venida. En ese sentido la importancia del Surrealismo consiste en haber considerado a la poesía como un simple medio para acercarse a una vida escondida más válida. Pero la mañana no conserva sino pocas huellas de las construcciones oníricas inacabadas. Los años pasan burgueses esperando del «azar objetivo» improbables peatonas, inciertas revelaciones.
Dos generaciones no pueden vivir con el mismo stock de ilusiones.
El Letrismo de Isou ha sido una especie de Dadaísmo en positivo. Propone una creación ilimitada de artes nuevos, en base a mecanismos admitidos. En la inflación de valores explicados, el último interés que podían suscitar estas disciplinas rompe ese vínculo.
Las artes se acaban con sus últimas riquezas, o continúan por el comercio.
«Se crearán cada día formas nuevas; nadie se molestará en demostrarlas, en hacer explícita su resistencia mediante obras válidas… Se irá más lejos para descubrir otras fuentes seculares que a su vez serán abandonadas, en el mismo estado de virtualidad no explotada. El mundo rebosará de riquezas estéticas de las que no se sabrá qué hacer con ellas.» (Isou, Mémoires sur les forces futures des arts plastiques et sur leur mort. Marzo del 51)
Después del juicio crítico contra este academicismo idealista, y la exclusión de los que lo sostenían, yo escribía:
«Todas las artes son juegos vulgares, y que no cambian nada.» (Notice pour la Fédération française des ciné-clubs. Noviembre del 52)
Nuestro desprecio por la Estética no ha sido elegido. Al contrario, teníamos incluso facultades para que eso «nos gustase». Llegamos al final. Eso es todo.
En el límite de la Expresión, que consideramos a partir de ahora como una actividad secundaria, las últimas formas descubiertas participan a la vez en una conciencia clara de la extrema usura de la idea de comunicación, y en una voluntad de intervención en la existencia.
«Él desearía renovar el amor mediante una técnica fílmica nueva.» (Gil J Wolman. L’Anticoncept. Febrero del 52)
El Cine anticonceptual de Wolman consigue una obra mutable para cada reacción individual, mediante un ambiente visual y un juego vocal sin relación con el relato. El Arte avanza, entonces, partiendo de una forma dada, hacia un juego participativo.
He utilizado el la película Hurlements en faveur de Sade (empresa de terrorismo cinematográfico) una mayoría de frases malversadas: artículos del Código Civil, conversaciones anodinas, o citas de autores conocidos, que adquieren otro significado por su puesta en presencia.
La malversación de frases es la primera manifestación de las artes de acompañamiento sometidas a otro fin, entre las cuales vemos el único uso válido del pasado definitivamente cerrado de la Estética.
En la misma dirección Gaëtan M. Langlais ha escrito Jolie Cousette con diversos cortes de periódicos de cualquier procedencia. La no-relación no puede existir. Como en la aproximación arbitraria de una foto y de un texto (ilustración fotográfica de los nº 1 y 3 de la Internationale lettriste), la yuxtaposición de dos frases crea forzosamente un nuevo conjunto, impone siempre una explicación.
La novela en cuatro dimensiones de Gilles Ivain «sucederá en una veintena de obras ya publicadas… desbordará los marcos del HECHO literario para invadir y modificar violentamente la vida por todos los medios de los cuales el más sencillo será la imagen del fenómeno de inducción magnética. La novela será un corpus en cuatro dimensiones de signos gravados y de imágenes-llave. La novela esbozará nuevas matemáticas de situaciones o no será.» (Gillespie. Se publicará en la ediciones Julliard.)
Nuestra acción en las artes no es más que un esbozo de una soberanía que deseamos tener sobre nuestras aventuras, entregadas a azares comunes.
Estas obras en marcha son solamente investigaciones para una acción directa en la vida cotidiana.
En un universo pragmático, la intención profunda de la Estética ha sido bastante menos sobrevivir que vivir absolutamente.
Con nosotros verdaderamente «la poesía debe tener como fin la verdad práctica».
El mismo afán por tomar los seres y sus encaminamientos domina todo este fin de la Estética, desde la proclamación inicial de Wolman: «La nueva generación no dejará nada más al azar» hasta la metagrafía influyente de Gilles Ivain.
El Decorado nos colma y nos determina. Incluso en el estado actual bastante lamentable de las construcciones de las ciudades, está generalmente muy por encima de los actos que contiene, actos encerrados en las líneas imbéciles de las morales y de las eficacias primarias.
HAY QUE LLEGAR A UN EXTRAÑAMIENTO MEDIANTE EL URBANISMO, a un urbanismo no utilitario, o más exactamente concebido en función de otro uso.
La construcción de marcos nuevos es la condición primera de otras actitudes, de otras comprensiones del mundo.
El mismo deseo sigue su curso subterráneo durante varios siglos de esfuerzos liberadores, desde los castillos inaccesibles descritos por Sade hasta las alusiones de los surrealistas a casas complicadas con largos pasillos oscurecidos donde hubieran querido vivir.
El encanto −en el sentido más fuerte− que siguen ejerciendo los grandes castillos del pasado, los pueblos rodeados con empalizadas de los bellos tiempos del Far West, las casa inquietantes del puerto de Londres −sótanos comunicando con el Támesis− o los dédalos de los templos de la India no debe ser abandonado por una débil evocación periódica en los cines, sino utilizado en construcciones nuevas concretas.
El prestigio que Les Enfants terribles [novela de Cocteau, N. del T.] tenía para toda una generación se explica al fin y al cabo por el clima creado por una construcción inusitada de un lugar, y la decisión de vivir exclusivamente en él: una habitación abstracta, una ciudad china con murallas de biombos. «Una sola habitación isla desierta rodeada de linóleo» (pág. 163). Una frase del libro desvela claramente todas las oportunidades de aventuras contenidas en una casa, a raíz de un «error» en los planos clásicos de la arquitectura: «Había notado una de sus virtudes, y no la menor: la galería se desviaba en todos los sentidos. como un navío amarrado sólo a un ancla. Cuando uno se encontraba en cualquier otra habitación se hacía imposible situarla y, cuando se entraba en ella, también era imposible darse cuenta de su posición con respecto a las otras habitaciones» (pág. 159).
La nueva arquitectura debe condicionarlo todo:
Una nueva forma de concebir el amueblar, el espacio y la decoración de cada habitación. Un nuevo uso de las sensaciones térmicas, de los olores, del silencio y de la estereofonía. Una nueva imagen de la Casa (escaleras, sótanos, pasillos, aberturas) que va a extenderse a la noción de complejo arquitectónico, unidad más amplia que la casa actual, y que será la reunión de todos los edificios −separados del exterior de forma nítida− contibuyendo a crear un clima, o un choque entre varios climas.
Logrando entonces usar otras artes, tomadas en cualquiera de sus fases pasadas como objetos prácticos de acompañamiento, la arquitectura se convertirá de nuevo en esa síntesis directriz de las artes que caracterizaba a las grandes épocas de la Estética.
Todos los ejemplos ya vistos para estos complejos introducen a todas luces una arquitectura barroca, al mismo tiempo contra el género «presentación armoniosa de las formas» y contra el género «máximo confort para todos».
(¿Qué sospechará el señor Le Corbusier que pueden ser las necesidades de los hombres?)
La Arquitectura en tanto que arte sólo existe evadiéndose de su noción utilitaria básica: la Habitabilidad.
Es bastante sintomático constatar cómo en esta disciplina, en la que tantas obras se han visto limitadas por una intencionalidad utilitaria (buildings gigantes para alojar a la mayor cantidad de gente posible o catedrales para rezar), la dirección al la vez gratuita e influyente de la que hablo viene anunciada desde hace algún tiempo por el maravilloso PALAIS IDÉAL del facteur Cheval, sin duda mucho más importante que el Partenón y Notre-Dame reunidos; y también por las realizaciones sorprendentes que permite el último punto de la técnica del material: muros en aire comprimido, techos de cristal, etc.
La reciente aparición en América de casas intimamente mezcladas con la vegetación circundante va también en la dirección previsible de nuestro urbanismo, que será una yuxtaposición desalentadora de la naturaleza en estado salvaje y de los complejos arquitectónicos más refinados, en los barrios céntricos de las ciudades.
Este esfuerzo podrá desarrollarse por dos vías paralelas: creación de ciudades en las condiciones geográficas y climáticas más favorables. Acondicionamiento de las ciudades preexistentes, algunas de las cuales, como París, permiten ir ya sintiendo mucho de ese futuro. (Lugares como la place Dauphine o la cour de Rohan son una base muy atractiva para un complejo arquitectónico.) El Urbanismo nuevo tendrá que integrar las formas de las construcciones antiguas, y construir otras absolutamente inéditas.
Los barrios de las ciudades permitirán, con su diversidad y su oposición (cfr. el proyecto de Gilles Ivain para barrios-estados de ánimo [Formulaire pour un urbanisme nouveau, informe de Gilles Ivain (Ivan Chtcheglov) asumido por la Internacional Letrista en octublre de 1953. G. del E., N. del T.]), viajar durante mucho tiempo en una sola aglomeración sin agotarla y más bien descubriéndose uno a sí mismo.
El Urbanismo entendido como medio de conocimiento anexionará todos los ámbitos menores que dejan de preocuparnos en estos momentos en cuanto a lo que son. Utilizará al mismo tiempo el último estadio de las artes plásticas para decorar sus calles, sus plazas, sus descampados, sus bosques repentinos, y los resultados de la Poesía relegada para nombrarlos (Alameda Jack el Destripador. Barrio Noble y Trágico. Calle de los Castillos de Luis II de Baviera. Bocacalle del Perro Andaluz. Palacio de Gilles de Rais. Calle Censurada. Camino de la Droga). Hará el mejor uso posible de las luces a través de las ventanas, de las calles totalmente negras, de los ríos disimulados y de los laberintos abiertos de noche.
El porvenir está, si se quiere, en unos Luna-Park levantados por muy grandes poetas.
Para retomar la cuestión de las ciudades actuales, varios barrios pueden ser malversados muy rápidamente de su uso. En París la isla Saint-Louis puede conservarse tal y como está pero haciendo explotar los puentes, y que esté poblada en total por un veintenar de habitantes, nómadas entre todos los apartamentos desiertos. Ciertos anacronismos suntuarios de hoy en día cuestan más caro.
Todavía más rápido, se pueden utilizar ciertos sorprendentes neones publicitarios como: MATADEROS, ABORTOS, RESTAURANTE MUY MALO.
Ya que ¿por qué se excluiría el humor?
Es evidente que estas ciudades se extenderán con la evolución de la condición actual el hombre.
El Destino es Económico. Lo que le sucederá a los hombres, su deseos, sus «deberes», han sido totalmente acondicionados por una mentalidad de subsistencia.
La evolución maquinista y la multiplicación de los valores producidos van a permitir nuevas condiciones de comportamientos, y las reclaman desde ya, cuando el problema de los ocios comienza a plantearse con una urgencia sensible para todo el mundo. La organización de los ocios, para una multitud que está un poco menos ceñida a un trabajo ininterrumpido, es ya una necesidad del Estado; incluso cuando estas personas se contentan con entretenimientos del tipo del Parc des Princes, para sus domingos siniestros.
Después de varios años dedicados a no hacer nada en el sentido común del término, nosotros sí que podemos hablar de nuestra actitud social de vanguardia, porque en una sociedad todavía provisionalmente fundada en su producción, no hemos querido preocuparnos seriamente por nada que no fueran sus ocios.
Convencidos de que las únicas cuestiones importantes del porvenir tendrán que ver con el JUEGO, a medida que el abandono de los valores absolutos de las morales y de los gestos vaya creciendo, hemos jugado con esta espera atravesando las calles pobres de lo hechos permitidos; en los bosques de ladrillos del quai Saint-Bernard, para el cual rehacíamos el bosque.
Pero al aplicar a estos hechos nuevas intenciones de investigaciones −un método cuyo discurso aún no está escrito− se podrán deducir leyes, vagamente intuidas en presentimientos, de las únicas construcciones que en definitiva siguen importándonos: SITUACIONES TRASTORNADORAS DE TODOS LOS INSTANTES.
La Internacional letrista publicaba en febrero del 53 una octavilla cuya agresividad en su totalidad se justificaba en su última frase: «Las relaciones humanas deben tener su fundamento en la pasión, si no en el Terror.»
Esta pasión que es de todas formas difícil del encontrar en nuestras «frecuentaciones» (sabemos con qué están hechas esas cosas, como decía terriblemente Jacques Rigaut), queremos situarla en la renovación constante del mundo; en la que los desconocidos se encontrarían en todas partes, se irían sin creérselo jamás, simplemente entre lo trágico y las maravillas de sus paseos terrestres.
«Todas las hijas arborescentes de la calle tienen un pasado, entonces ¿cuándo nos libraremos de la vírgenes perpetuas sin memoria y que no hablan?» (Gil J Wolman. L’Anticoncept.)
Ese deseo de una vida más cierta, simplemente jugada, es contemporáneo de una pérdida de importancia de los temas clásicos de la pasión.
«Habremos determinado juegos nuevos y cuál será su futuro antes de que hayáis alcanzado la edad para llorar seriamente por pequeñas cosas.» (Première lettre à Missoum, sur le détournement des mineures)
A esta superación le hace eco la definición de Gilles Ivain:
«El continente elegido como juguete.»
(Recientemente Gil J Wolman me recordaba que una vez le había confesado: «Nunca he sabido hacer otra cosa que jugar.» Creo que esta verdad tendrá que ser, después de todos los trucajes igualmente inútiles del afecto o de la hostilidad, el último juicio con respecto a mí.)
Esparcidos por el siglo, hay signos de un nuevo comportamiento que se manifiestan. Gritan en el alboroto. AL MARGEN de la Historia, de esas bombas que han soltado las pequeñas nihilistas rusas ahorcadas a los quince años; o en el relato cerrado de los Enfants terribles y su incesto no realizado, o en la forma de vivir emocionante y burlesca de algunas personas que he conocido muy bien.
Hay que establecer una descripción completa de esos comportamientos y encontrar sus leyes.
La pista de una vida gratuita ha sido señalada varias veces, y ciertos viajeros con prisas la han seguido sin que regresaran nunca, como Jacques Vaché que escribía: «Mi objetivo actual es llevar una camisa roja, un fular[*]
(FALTA LA CONTINUACIÓN)
(1953, págs. 105-113)
[* La cita completa es «Mi sueño actual es llevar una camiseta roja, un fular rojo y botas de montar, y ser miembro de una sociedad china sin finalidad y secreta en Australia.» (Carta de Jacques Vaché a André Breton del 11 de octubre de 1916 (G. del E., N. del T.)]