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La batalla de la democracia en Marruecos

Poco tiempo en Marruecos me ha servido de todas formas para entender que el problema básico que impide un cambio considerable en el seno de la sociedad marroquí hacia la democracia es el poder de presión social de una clase dominante conservadora para la cual el islam es un mecanismo de control férreo de la vida cotidiana de las personas. Sin querer entrar en lo que podría ser el islam y no es, la posibilidad de eludir la cuestión sociorreligiosa a la hora de analizar el retraso político en la sociedad marroquí es un fraude intelectual. La juventud marroquí paga un precio carísimo por estar encorsetada en una moral en muchos casos ambigua, en otros hipócrita y en la mayoría de los casos una mezcla de idiotez y cursilería. Ya he comentado, y no he sido el primero, el peligro de kitsch en ciertas estéticas de lo andalusí. Creo que puedo extender sin problemas esta preocupación a los conductos de diversión y de entretenimiento de la juventud en Marruecos.

He comprobado también que hay energías, inteligencias, conexiones y especificidades únicas en Marruecos que no deben menospreciarse en ningún caso. Una de las mayores virtudes de dicho país es la extrospección constante de sus intelectuales, artistas y vanguardias situadas en la exploración. Las verdades son más falsas vistas desde fuera, y nunca he entendido mejor las carencias de Europa como proyecto que ahora, cuando he sentido la riqueza que se queda fuera de las interpretaciones funcionales de la Historia.  Sin la evacuación de viejas ideas, la construcción de Europa será una agonía excluyente y que no dejará más huellas que cemento y muchos hospitales. Al mismo tiempo, también creo que Marruecos tiene su futuro en su conexión integral con sus vecinos europeos.

La batalla por la democracia en Marruecos no puede seguir una dicotomía, estéril y triste, entre lo nacional y lo europeo. El país debe curarse solo de todos los tabúes asociados a la tríada irreal, que recuerda la tríada de la Guardia Civil (y sus respectivos tabúes asociados). No hay más camino que la ruptura estética, generacional, discursiva, con la clase dominante, compuesta por altos funcionarios, políticos del sistema y fortunas del cemento. Y del mismo modo, los extranjeros tenemos que aprender a escuchar y ver en Marruecos otro país para que no reconozcamos demasiado en él lo que no nos gusta del nuestro: su pasado y su presente hechos de obstáculos, frenos y trampas.

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Libia como síntoma de la revolución situjihadista

MBK rompió con A.B. tras la caída de B.A. Siento como yo, Abenyusuf, rompo con Abdennur Prado con la intervención occidental en Libia. Es para mí una ruptura en lo simbólico, no en lo personal, que nunca ha que verse afectado por estas decisiones inevitables. Es una ruptura, salvando la posible cursilería de la comparación, como la de Debord con Vaneigem o Khayati. En todos estos años desde que voy escribiendo el blog, he tenido dos referentes intelectuales preferentes, en dos alas de mi impulso, Abdennur Prado y Camille de Toledo, el andalusí de los jardines de la poesía y el judío de las pedagogías vertiginosas. Sin lo que me venía de ellos en los años previos, desde 2002 y 2006 respectivamente, no me hubiera lanzado a escribir un blog en 2007, decisión en la que también entraron muchos más factores. Hoy la revolución situjihadista, el situjihadismo que comencé a teorizar en 2006, en un prototipo llamado Dogmática Situacionista Islamista, ha alcanzado una dimensión histórica sin precedentes. No debo seguir presentándome a la sombra de otro pensador que me ha estimulado, pero que ya no dice lo que quiero oír, o no habla de lo que hablo yo. Sé que con el tiempo he perdido influencia, distanciándome mucho de webislam, y después de ciertas tendencias del activismo propalestino. Me importa aún la opinión de amigos de facebook, citando a Carlos Sardiña Galache, periodista de primera categoría y traductor, o la de seres queridos; del mismo modo, sé que estoy insistiendo tozudamente en una definición «situjihadista» de lo que sucede, definición autorreferencial que me he inventado y que nadie emplea, pero que sigo considerando la más acertada, la que mejor resume lo que sucede en todos los países árabes y habrá de extenderse por todo el planeta.

Cuando veo las imágenes de los jeeps de los milicianos  de la Libia Libre pienso que así es el color del situjihadismo, unos jeeps con pintadas (Allahu Akbar), arena, y una juventud con armas dirigiéndose al frente para luchar por la libertad, de ellos y de sus familias. Esos son los héroes después de los héroes tunecinos y egipcios, como los héroes de tantos otros países: hombres y mujeres jóvenes que salen a la calle, toman las plazas y las ciudades para pedir sus derechos, para exigir libertad y para clamar su rabia contra las dictaduras que padecen. En Libia, el situjihadismo ha sido tan fuerte que consiguió en apenas una semana que buena parte de las ciudades dejaran de reconocer al tirano de Trípoli. La contrarrevolución fue un aplastamiento militar de la población, la versión espectacular de lo que un tirano puede hacer con las armas de Occidente. El valor de los milicianos y de los soldados desertores que se unieron enseguida a la revolución, sobre todo en Bengazi, fue determinante para lograr in extremis aguantar tres semanas la salvaje respuesta de los Gaddafi, padre e hijos. Frente a la madurez revolucionaria de los libios y las libias, aquí en Europa muchos perdieron los nervios, dispuestos a refugiarse en la cueva de un «No a la guerra» a destiempo, cuando por fin la vergüenza y un mínimo sentido de la responsabilidad histórica interpeló a la llamada comunidad internacional. Libia es  ya el síntoma de la emancipación realizándose ahora mismo en todas las situaciones: vanguardia, retaguardia, oposición en el exilio y compromiso intelectual de los situjihadistas de cualquier parte del frente internacional. Las situaciones de victoria, ya sea parcial o efímera, de la revolución en Libia se despojan y son despojadas por los milicianos de cualquier tutelaje ideológico de la izquierda europea, desde la institucional hasta la anticapitalista «corriente chavista». En ese sentido, y solo en ese sentido, pese al sufrimiento que engendra la guerra, Libia es también una buena noticia, un salto decisivo para la humanidad, un avance importantísimo en la deseuropeización/descristianización de las luchas por los DDHH, la libertad, la democracia y la plena posesión de su existencia por cada individuo.

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La Intifada en Arabia Saudí

¿Dónde han aprendido los jóvenes saudíes a manifestarse políticamente, con consignas antisectarias, pancartas, ritmos y toma de la calle? En Palestina. ¿Dónde han aprendido a enfrentarse a las balas reales escabulléndose y respondiendo con piedras? En Palestina. ¿Dónde han visto cómo se forma una columna de manifestantes coreando al unísono un eslogan? En Palestina. Hoy todo el mundo árabe ha recibido una educación sentimental en Palestina. Una educación política. Una educación combativa. Las balas y las bombas de Gaddafi son como las del ejército de ocupación israelí, las balas del régimen yemení, saudí, bahreiní, argelino, son como las balas de la colonización israelí de Palestina. Toda la represión remite a la represión de un pueblo orgulloso por su propia historia de desposesión total, toda la impunidad remite a la impunidad abalada por la comunidad internacional durante décadas. Toda la revolución situjihadista es un eco de la Intifada palestina.

Los palestinos han enseñado a los árabes a resistir, a organizarse, a sobrevivir, a defenderse. Los palestinos han marcado la senda de la lucha contra toda la sofisticación militar y propagandística. En el supuesto desierto de Arabia Saudí, donde el islamofacismo saudí ha campado a sus anchas con la denominación culta de wahhabismo, durante décadas, descubrimos hoy a una juventud que se levanta para pedir justicia por encima de diferencias sectarias, justicia por encima de la ignorancia, la mediocridad, la corrupción y el despotismo. Ha sucedido el acontecimiento en el corazón del bombeo de petróleo, en el país que no deja ni un derecho cívico para la mitad de la población, las mujeres, en el país que más ha apoyado a Israel a pesar del asqueroso antisemitismo oficial de sus gerontocracia compuesta por ladrones, príncipes infames, ulemas oscurantistas y cómplices activos del terrorismo de Al Qaeda. Los jóvenes saudíes demuestran hoy el mismo valor que los libios luchando contra Gaddafi, el mismo valor que los tunecinos, los egipcios, los palestinos, los iraníes y todos los que luchan contra la opresión.

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Consideraciones sobre la revolución situjihadista, de Túnez a Libia


El mérito del escritor y filósofo franco-tunecino Mehdi Belhaj Kacem a la hora de escribir la revolución en Túnez, instalándose en ese país, consiste en haber dado el pistoletazo de salida a la exégesis en directo del acontecimiento, el renacimiento tunecino, como ha querido llamarlo. En un dossier que se va publicando en La Règle du Jeu, Mehdi Belhaj Kacem ha ido esbozando su reflexión al paso de la revolución, un elogio de la política recuperada y una despedida de sus mentores en la filosofía, Badiou y Zizek. El ajuste de cuentas con su maestro francés me parece más bien secundario, aunque contenga buenas dosis de limpieza del pensamiento filosófico de MBK. Bienvenido sea todo ejercicio de depuración epistemológica.

Pero lo que quiero yo es pensar en mis propias consideraciones sobre lo que él nos plantea. Por de pronto, y aún a riesgo de cierta osadía, creo que es un error querer ceñir el acontecimiento tunecino desatándolo de lo que sucedió después en Egipto, de lo que sucede hoy en Libia, y de lo que sucederá pronto en Arabia Saudí, Siria o Jordania. Que la revolución haya empezado en el país «probablemente más laico del mundo árabe» es un hecho, no una explicación. Tal vez las formas más ridículas del laicismo oficial se acumularon con versiones de  islamismo de pacotilla desde el poder del benalismo para llevar hasta el punto máximo de cólera el ánimo de la población. También es un error plantear la revolución tunecina en la onda de una metafísica de la Ley, del Derecho, de la Libertad «por derecho», frente al igualitarismo ciego al que MBK torpedea y bombardea con todo tipo de malos calificativos, cuando la revolución, no tunecina, sino situjihadista, contiene precisamente una salida de la metafísica de la Ley (la Sunna islamista) para entrar en la pedagogía del vértigo andalusí: el constante cuestionamiento de las bases de la legitimidad política, cultural, poética, por una multitud por fin liberada del pensamiento esencialista (totalitario, ideológico o religioso).

Bien es cierto que MBK pretende hacer un ejercicio de análisis fuera de la Metafísica Islámica para introducirnos en una Metafísica marxista. «Un marxista de derechas», ya que él mismo acaba incluso identificándose con esos términos, siguiendo supuestamente a Kojève. Y se equivoca solo en parte, solo en el segundo movimiento. La revolución situjihadista sella el final del comunismo futuro tanto como el del islamismo pasado. MBK nunca encontrará en los EEUU las condiciones para un posible comunismo con la libertad, porque Obama no anuncia sino la continuidad de un desastre imparable, el del capitalismo descompuesto. Pero, más grave aún, MBK elogia incluso a la diplomacia americana, en un ejercicio de supuesta abertura que delata su confusión definitiva. En efecto, el frenazo de la revolución situjihadista en Libia, tras el grandísimo progreso revolucionario alcanzado en Egipto, se debe a que la dictadura libia cuenta con muchos medios bélicos comprados a países occidentales, mientras que Obama ha perdido toda influencia sobre países como Italia, que no ha roto sus lazos con Gaddafi. Nunca los EEUU habrán sido tan débiles políticamente, tan agotados como potencia influyente, probablemente desde su nacimiento como nación.

Quien puede decidir el resultado de la Guerra Civil en Libia no es otro que el pueblo libio, que necesitará nuestro apoyo constante, en forma de exégesis, transmisión y defensa de su causa públicamente. La valentía de los hombres que están defendiendo el territorio liberado necesita una retaguardia sólida, internacional, que no se centre en los particularismos y en las alabanzas de lo que ya se ha conseguido. El camino hacia la revolución en todo el mundo será largo, y necesitará de las mejores capacidades de reflexión para secundar a los que luchan en provecho de todos.

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El contraislam y la revolución situjihadista

Las revoluciones solo son situaciones de la revolución. Cuando Antonio Elorza en Letras Libres publica un artículo islamófobo, llamado evidentemente El islam y la libertad, recupera lo que el partido comunista hizo en Francia en mayo del 68: la defensa de la reacción desde la contrarrevolución activa. Todo lo que plantea el catedrático de Ciencias Políticas es la extensión de los prejuicios colonialistas y el agenciamiento de los tópicos par maquillar la revolución situjihadista como remake de la “revolución islámica” en Irán.

Antonio Elorza nos dice que en Egipto y Túnez no hay una revolución, sino una revuelta. Que además, la revuelta en esos países se debe a que los regímenes eran, atención, “autoritarios”, y que por ello no machacaban toda pluralidad, sino que toleraban una mínima construcción de sociedad civil. Antonio Elorza nos dice, en definitiva, que los regímenes no eran tan malos, porque por eso ha habido un cambio posible. Vaya. Y también nos dice que las revueltas carecen de contenido ideológico, pero que la opinión pública está motivada por un amplio “antisemitismo”, y que en cualquier caso, los Hermanos Musulmanes, evidentemente, controlarán con su penetración en la sociedad la orientación política del país. Eso nos viene a decir Antonio Elorza.

También nos habla maravillas del tándem Obama-Clinton. De forma tal que cuando el aliado de EEUU en la zona, Mubarak, cae, es una victoria personal del presidente americano. Cuando el aliado de Israel paga con su derrocamiento el crimen de asfixiar a la población de Gaza, es una bonita jugada de la Casa Blanca. Cuando la invocación de la estabilidad en la zona es el leit-motiv de la diplomacia americana, se está apoyando la democracia. Ese es el planteamiento de Antonio Elorza, una mezcla de torpeza en el análisis y un voluntarismo prosionista apenas velado por una tibia crítica a Netanyahu.

Pero no es eso lo que ocurre en Egipto. En Egipto el pueblo está construyendo un futuro contra las oligarquías, los sistemas de corrupción y la violencia policial. La revolución situacionista en mayo del 68 planteó la ruptura con el espectáculo, del que participaban tanto el aparato gaullista como el aparato de la izquierda, incluyendo sindicatos y partidos. De igual modo, en Egipto los jóvenes no han hecho la revolución para los Hermanos Musulmanes. El país, nos recuerda Hossam el-Hamalawy, lleva diez años gestando una revolución propalestina, socialista y libertaria.

Desgraciadamente, las tendencias conservadoras del islam oficial de Mubarak están haciendo todo lo posible por desvirtuar lo revolucionario del movimiento popular. Sabemos que no lo conseguirán, porque la fuerza del yihad colectivo emprendido por la población contra los símbolos y las estructuras de la opresión no podrá ser detenido por fuerzas en retroceso, no en el sentido posislamista que argumenta Olivier Roy recogido por Elorza, sino en el sentido situjihadista que propongo como definición global de la revolución en marcha. Toda la radicalidad situacionista con todo el compromiso del islam libertario. Islam político, sin duda.

No hay, en definiva, un islam ni una libertad, ni el islam y la libertad contrapuestos, sino múltiples variantes de una civilización que incluyen ahora un contraislam panarabista, antijerárquico, cosmopolita, cibernético, feminista, defensor de los DDDHH y de la mística libertaria. Es el islam que hizo de la plaza Tahrir el epicentro del mundo, el latido libre de la Umma interna y externa, multicultural y pluridentitaria. Es el contraislam que emerge en el Pensamiento Andalusí Contemporáneo y que hace de al-Ándalus el paradigma de la convivencia, más allá de las fórmulas fukuyamistas, más acá de las vidas sin ataduras.

Que la revolución fracase no empañará nunca el significado de lo que ya ha conseguido. En cualquier caso, Israel ya no podrá invocar como hasta ahora que es la única democracia de Oriente Medio. Yo conozco ya dos, en Egipto y Túnez, y espero que se sumen muchas más. Confío en la fuerza de los heroicos libios que están luchando en estos momentos contra el tirano para ver pronto en toda Libia la próxima zona temporalmente autónoma a gran escala, y la intifada global ganar todos y cada uno de los países árabes y no-árabes.

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Libia no es Haití

La intifada libia no es una catástrofe natural. La intifada libia es como la intifada palestina, sangrienta pero solemne. La intifada libia no necesita la movilización de las ONG’s como se movilizaron detrás del tsunami. Somos nosotros los que debemos tener la humildad de admirar el control autónomo de la población de las ciudades del Este del país. Más frialdad. Silencio. Un pueblo está acabando con un dictador. La intifada libia es poética. Hay mucho sufrimiento, un sufrimiento enorme, pero hay también un momento histórico que no admite interferencias. Que Trinidad Jiménez deje de enfatizar el enfado de sus cejas para amenazar como una profesora a un niño malo. Quiero ver a Europa por el suelo implorar al pueblo libio que los obreros reanuden la actividad de extracción de bruto. Quiero ver las imágenes truculentas del linchamiento de Gaddafi y sus hijos.  Quiero  ver a un pueblo matando a un tirano. Y quiero que nos pongan esas imágenes en las televisiones como nos pusieron el fusilamiento de Ceaucescu o el ahorcamiento de Saddam Husein. Quiero ver a Berlusconi acojonado. Quiero ver al rey de Arabia Saudí temblando de miedo. Quiero ver tribalismo puro y duro ensañándonse con los mercenarios africanos como los almohades con los castellanos en Alarcos. Y quiero ver al pueblo libio llevando la revolución hasta que cause el terror del capitalismo.

Ya lo hemos hecho en múltiples ocasiones, en Afganistán seguimos haciéndolo. Bajo la excusa de proteger, de la intervención humanitaria, se coloniza, se corrompe, se roba, se maltrata y e insulta a los pueblos protegidos. Los protectorados, ese término que empleó el imperialismo para dominar a los pueblos, fueron el instrumento legal para «acompañar a las jóvenes naciones en la senda hacia el progreso». Propaganda. Dejemos a los libios acabar el trabajo solos. Han salido a luchar no porque los hayamos convencido de la bondad de la democracia, sino porque estaban tan hartos de Gaddafi que estaban dispuestos a todo. No nos metamos en ese asunto. Si hay Guerra Civil, que la haya. Ganarán los situjihadistas, los muyaidines, los fedayines de Libia. Si la violencia se extiende para combatir a los asesinos, matarlos allí donde se encuentren, que así sea. Si la revolución situjihadista logra derrocar pacíficamente a otros carniceros en el poder, mejor que mejor, pero si tienen que luchar para conseguirlo, no somos nadie para atrevernos a impedirlo.

Es más, el problema es que aquí ya no sabemos ni protestar pacíficamente. Tenemos tanto miedo de perder lo nuestro que tragamos con la indencencia a cucharadas. No daré ejemplos, no tiene ningún sentido mencionar nuestras vergüenzas al lado de la gloriosa insurrección libia. Tampoco comparo lo que sucede allí con lo que sucede aquí. Simplemente constato que no tenemos nada que aportar a la intifada libia. Por de pronto, podríamos seguir conociendo y dando a conocer lo que sabemos y no queremos asumir de nuestra propia miseria ética, moral, política, ciudadana. Las corporaciones energéticas nos roban a pequeña escala como han robado a gran escala durante un siglo hasta hace pocos días a Libia, negociando con Gaddafi a espaldas del pueblo. Si no sabemos enfrentarnos inteligentemente contra Repsol, ¿Cómo vamos a ayudar a los libios?

Libia no es Haití. En Libia el pueblo está caminando hacia una libertad inédita que no viene de  la mano de los partidos políticos. Los únicos referentes son el islam popular, el islam legalista, la retórica residual socialista y una buena dosis de teoría práctica libertaria aprendida en el momento mismo de la revolución. ¿Qué vamos a aportarles, si no sabemos ya cómo librarnos de la hipocresía de los políticos, de la corrupción de las oligarquías, de la dictadura de los bancos y de la amenaza del paro? Libia no es Haití, ni es Nueva Orleans tras el paso del Katrina. Libia es la dignidad luchando contra las armas, los tanques, los aviones que Occidente vendió a Gaddafi.

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La radicalización del situjihadismo

En toda revolución se viven momentos tan decisivos que abrogan el mundo tal y como lo conocíamos hasta entonces. Ese momento ha llegado hoy para el capitalismo cuando los obreros libios de las plantas petroleras han decidido parar la producción de crudo que consumimos en Europa. La revolución situjihadista en Túnez y  Egipto no había tenido hasta ahora ninguna consecuencia reseñable en la economía europea: con la revolución situjihadista en Libia llegamos a una nueva fase que puede hacer tambalear el orden instaurado por las corporaciones petroleras (es decir, Repsol tiene un problema). Saludamos pues la radicalización del situjihadismo que convierte esta revolución en una lucha libertaria, antisionista y anticapitalista.

Libertaria, porque las multitudes arrancan su libertad y esa forma de apoderarse de sus vidas no tiene parangón con libertades formales que no puedan realmente ejercerse. Vemos que en Egipto el pueblo rechaza masivamente los sucesivos gobiernos mubarakianos que el ejército trata de normalizar de cara al exterior, sobre todo de cara a los Estados Unidos. La revolución es libertaria porque hay una auténtica explosión de deseos, iniciativas y luchas que no se ciñen a lo meramente político, sino que afectan a la posesión plena de la vida cotidiana.

Antisionista, porque el orden imperante de los dictadores árabes estaba hecho a medida para vender la propaganda israelí según la cual Israel era la única democracia de Oriente Medio. Nada más sintomático que leer a un patético BHL proclamar en El País que en la plaza Tahrir no había mensajes antisionionistas. Acaso BHL no quiere saber que si Mubarak era tan odiado, además de por su crueldad, su corrupción y su soberbia, se debía en gran medida al apoyo que el dictador brindó a Israel para matar a los palestinos de Gaza. «Hoy Egipto, mañana Palestina», cantan las multitudes, sabiendo muy bien a qué se refieren.

Anticapitalista, porque los aliados de los dictadores, las corporaciones del gas y del petróleo, son los enemigos de las multitudes en cólera. Porque la poesía  revolucionaria recorre las calles, las paredes de las comisarías okupadas, las pancartas enarboladas en las plazas. Porque las situaciones de lucha ponen frente a frente a los obreros en huelga y a los directivos del sistema. Porque el mensaje más repetido en los diferentes escenarios situjihadistas es «La gente quiere derrocar al sistema». Y el sistema que están derrocando se inscribe desde hace décadas en el orden mundial capitalista que impera en todo el planeta.

No es la primera revolución situacionista que triunfa, como dice Mehdi Belhaj Kacem, porque además de la victoria de las multitudes sin partidos que monopolicen su representación, es la victoria del islam sobre los islamismos políticos de viejas fórmulas, ya sean jerárquicas o terroristas. No es una revolución situacionista, es situjihadista, porque el esfuerzo colectivo (jihad) que protagonizan las multitudes musulmanas no tiene parangón con la (loable) movilización de una vanguardia en un contexto de marxismos urbanos varios como el que se dio en París en mayo del 68. No es una revolución árabe, como se empeñan en presentarla blogs y periódicos, porque el islam es un factor si cabe más importante que la procedencia cultural común árabe. Mis pronósticos de la semana pasada se quedaron muy cortos: la revolución no derivará en una extensión del fukuyamismo, sino en la superación por y en las situaciones de jihad de los marcos pasados de lo político. La radicalización del situjihadismo exige hoy una interpretación revolucionaria de los acontecimientos más insólitos.

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Más allá de la revolución situjihadista: la nueva configuración del mundo árabe

… y se abre así una época de revolución social.

Marx, 1859.

No habiéndome equivocado mucho en ninguno de mis posts anteriores sobre las revoluciones situjihadistas en curso, me veo con autoridad para seguir comentando lo que está sucediendo y vaticinando lo que va a pasar, el porvenir de una revolución transfronteriza y (re)mediadora de las identidades humilladas árabes, mediterráneas, africanas. Entiendo que el papel de los ejércitos va a ir disminuyendo en Túnez y Egipto, que la revolución derrocará muy pronto a Gaddafi en Libia y que el terremoto político agitará profundamente a Argelia y Marruecos. De los países del Golfo no hablaré, ni de Siria, Irak y Arabia Saudí, aunque sólo sea porque lo que sucederá allí vendrá después.

1ª Fase de la revolución: consolidación de las dinámicas de autogestión

La ciudadanía toma el control de las instituciones locales, al mismo tiempo que las huelgas masivas sin control de sindicatos instauran la práctica asamblearia como fórmula de toma de decisiones. Los jóvenes que manejan bien las nuevas TIC crean plataformas de coordinación entre comunidades de intereses, que poco a poco van conformando las bases de nuevas fuerzas políticas, carentes de jerarquías, dinámicas y en constante redefinición. Las inercias del pasado se asocian con la inoperancia, motivo por el cual los gerentes, empresarios e inversores deciden poco a poco adaptarse y sentarse en la mesa de negociación con los vocales de las decisiones compartidas. La transparencia sobre las negociaciones viene garantizada por el control efectivamente ejercido mediante el seguimiento casi en directo de los posicionamientos de los vocales. Estos no son nunca representantes, sino meros primos entre cómplices.

2ª Fase de la revolución: boom económico e inserción en la economía global

La vertiginosa mejora en el funcionamiento de la justicia, la proliferación de la eficacia administrativa y la desaparición drástica de la corrupción produce un boom económico sin precedentes desde el siglo XIII en la cuenca mediterránea, viéndose beneficiados no solamente los países en plena efervescencia situjihadista, sino también los europeos que, por cercanía geográfica, son los primeros en recibir las ondas expansivas del crecimiento de los vecinos del Sur. Frente a la estrategia china de implantación en África basada en inversiones empaquetadas que no generan interacciones laborales con la masa obrera local, los nuevos inversores liberales europeos encuentran en las empresas liberadas y en las fábricas autogestionadas de estos países árabes una predisposición a la cooperación que da inmediatamente frutos tangibles: los aumentos espectaculares en la producción de bienes de consumo y en la implantación de servicios, el boom inmobiliario para suplir los déficits de millones de jóvenes parejas sin casa propia, y sobre todo la explosión de las comunicaciones y el turismo entre las dos orillas. Vaticino una presencia alta de jubilados europeos en ciudades geriátricas mediterráneas que compaginen la suavidad del clima con la comodidad más moderna.  A su vez, la internacionalización de las inversiones en los sectores estratégicos del gas y el petróleo producirá una reconversión de las corporaciones enérgeticas que tendrán que rendir cuentas de su impacto ambiental, de su autocontrol en términos de remuneración de directivos y de su adaptación hacia las energías renovables.

3ª Fase de la revolución: extensión de la ola democrática, liberal y fukuyamista

La transformación brutal del Norte de África incide a su vez en el Sahel y, poco a poco, en el resto del continente. Las poblaciones de países como Camerún, Costa de Marfil, Etiopía, Nigeria o Kenia viven sus propios procesos revolucionarios africanos que deponen a los respectivos gobiernos con débil legitimidad. Lo que queda del Estado de Somalia cae en manos de islamistas, que, por presiones de otras países, como Egipto o Sudán, aceptan la presencia de observadores internacionales. Poco a poco, la senda del gobierno se abre entre las filas islamistas más aperturistas,  y Somalia, como otros países, se encamina definitivamente hacia la gobernabilidad y el Estado de derecho.  Los Estados Unidos encuentran en África negra nuevos mercados y aliados que les permiten competir con la pujante economía china. La presión democratizadora alcanza finalmente a China, que para mejorar su economía, legaliza primero los sindicatos y después otras fuerzas políticas. La Historia acaba con el hambre crónico como causa de mortalidad de millones de seres humanos, y el planeta puede entonces plantearse combatir decididamente la destrucción de los ecosistemas y la contaminación de los recursos comunes, el agua, el aire y la palabra.

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Situjihadismo en Libia

Los manifestantes convocados en Libia para un día de cólera contra el régimen dictatorial de Gaddafi han comenzado esta misma noche las movilizaciones, tal y como se puede apreciar en los primeros vídeos provenientes de Bengazi, la ciudad y el puerto más importante del oeste del país. Los eslóganes son anarquistas, algunos humorísticos satirizando al dictador, y también incluyen locuciones jihadistas: Allahu Akbar. Más grande será siempre el Eterno  que el dictador que se toma a sí mismo por un  dios.  Creo que cuanto más ridículo es el culto a la personalidad de los dictadores, con más fuerza se desatan las protestas liberadoras de la palabra,  de la voz, y de la rabia, y con mayor espontaneidad se produce la concentración voluntaria de la ciudadanía para decir que ya basta.

No sé qué sucederá dentro de unos días en Marruecos, pero sí creo que pronto veremos una escalada de manifestaciones en Libia, en una secuencia calcada de lo que sucedió en Túnez y también en otros países como Yemen, Jordania, Bahrein o incluso Irán. Mientras la revolución sigue madurando en Túnez y en Egipto, los libios parecen ansiosos de apropiarse de su destino como lo han hecho sus vecinos. La represión es dura, y los desaparecidos detenidos en los últimos días ya conforman listas de la humillación de un pueblo. Pero creo en la madurez y en la porfía de los defensores de la libertad para que consigan pacíficamente derrocar la dictadura  de la familia Gaddafi. Por cierto, no parece inútil recordar que el hijo del loco tuvo un altercado con Suiza por las palizas escandalosas que cometió en los hoteles de lujo ginebrinos donde se gastaba el dinero del petróleo de su país. Tal vez las autoridades suizas quieran apoyar el derrocamiento de una familia tan impresentable. Les evitaría tener que tratar con los hijos energúmenos en el futuro. En cualquier caso, e independientemente de lo que haga Suiza, yo apoyo firmemente los deseos de libertad de los libios y las manifestaciones que tendrán lugar a lo largo del día de hoy.

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Programa de la revolución situjihadista

Para Carlos Sardiña Galache

 

La inminente caída de Mubarak es un terremoto político que pone la situación de la insurrección situjihadista en su punto más decisivo, con una disyuntiva sin medias tintas: o la victoria de la revolución popular en todos los frentes y la expansión progresiva en todo el espacio del islam, o la represión sanguinaria del pueblo por el ejército. Creo que esta victoria in extremis de la dictadura no va a suceder, y que podemos programar las diferentes cuestiones desde la perspectiva de una victoria total de la voluntad del pueblo y el éxito de su estrategia situjihadista. Creo que la contra-revolución no va a tomar la iniciativa porque los reaccionarios están absolutamente desconcertados y desconectados de la realidad social en las calles, del mundo moderno y de las armas cibernéticas, que son ni más ni menos que la decisión emancipadora colectiva y libre puesta en acción.

El problema de los análisis que se muestran escépticos ante la idea de pensar la democracia ya iniciada en Egipto es que prefieren contemplar la posibilidad del poder en manos de Suleiman o del ejército, porque es la solución americana, y occidental en definitiva, antes de pringarse en la realidad inconmensurable de la autodeterminación de un pueblo duramente oprimido durante décadas. El ejército puede controlar las calles, pero no puede poner las fábricas en marcha ni sustituir a los médicos, a los jueces, a los profesores y a los barrenderos. La extensión de las luchas en todas las esferas de la sociedad y de la economía ha llegado a un punto de madurez tal, debido a la ineptitud pobremente violenta de la dictadura, que ninguna vuelta atrás a la normalidad parece posible.

Wael Ghonim, que podemos considerar ya uno de los líderes legítimos de los jóvenes en cólera, tiene una larga y profunda experiencia en software libre, de forma tal que no debe resultarle nada difícil adelantar las jugadas que van a marcar los hitos más grandiosos del porvenir más próximo: la organización no-centralizada de la vida social de la población de tal forma que las redes constituidas por intereses compartidos prevalezcan sobre las pequeñas decisiones cortoplacistas; a su vez, la disolución imparable del imperio de la corrupción y la violencia terrorista desde el Estado; y finalmente, la emergencia de la filosofía/tejné ubuntu como modus operandi en un contexto de reorganización desde las bases de todos los aspectos de la producción, distribución y desarrollo de los productos de consumo, y de experimentación, sin límites, de los avances puestos a disposición por las nuevas tecnologías libres de la información: para decidir, expandir las luchas y crear nuevas alianzas.

Un poeta egipcio decía ayer: «Dejad los viejos poemas y los viejos cuadernos, y traedme una poesía como esta», refiriéndose a la revolución. El sabio sufí dice a sus discípulos: «Traedme carne fresca». Solo la belleza de un revolución puede refrescar las ideas matriciales tan manoseadas de la democracia, la libertad y la belleza. El vigor de esas palabras en árabe viene dado hoy por lo concreto de su realización, sin preámbulos intimidatorios. La utopía, eso que quisieramos desear pero que el hechizo de la historia del siglo XX nos ha prohibido, a nosotros, los europeos, debe ser autorizada, -como propone Camille de Toledo en El haya y el abedul-, por la creación de un común compartido. Pero en el caso de la revolución situjihadista, esa utopía es el presente mismo vibrando en las TAZ que se alzan por puro afloramiento de la vida sin cortapisas, en el valle del Nilo que ya una vez nos dio a un Moisés llamado a llevarnos a la Tierra Prometida.

 

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La gente quiere derrocar el sistema

Pasan los días y la revolución egipcia cobra siempre mayor amplitud. Llevo días escuchando los vídeos de youtube y es una idea que me trabaja profundamente, a saber, la contundencia, lo explícito del mensaje más repetido: al-shaab yurid isqat annizam. El pueblo quiere que caiga el régimen, pero sobre todo más universal: la gente quiere derrocar el sistema. Nizam es el nombre de la amada de Ibn Arabi en las Futuhat al-Makkiya, puede y tiene una dimensión de armonía, pero en la boca de los manifestantes nizam es el sistema, ese mismo sistema que privilegia siempre a los ricos, allá y aquí, y empobrece solo a la gente honrada y a los pobres, y de forma tan trágica en un país como Egipto, donde los niños abandonados sobreviven en los cementerios, cualquier trámite burocrático tiene costes que suponen sacrificios que ofenden todo sentido de la justicia,  cuando los grandes ladrones viven en la opulencia más ostentosa (solo comparable con la de los príncipes saudíes). El fortalecimiento del sujeto, la gente, la multitud, el cuerpo plural de la ciudadanía es el objetivo por el que llevan trabajando las y los feministas, los defensores de los DDHH, los abogados honrados, pero el sistema/nizam ha excluido sistemáticamente toda transparencia, toda justicia, toda equidad, toda honradez. Por ello el pueblo no tiene nada que negociar con el sistema, y solo le interesa derrocarlo.

No comparto el interés de muchos, sobre todo desde la izquierda solidaria con las manifestaciones, por borrar toda la textura islámica de la revolución, de los gestos, de la facilidad del sacrificio de los que la llevan a cabo. No quiero decir que sea una revolución islamista, nunca la he visto como tal, pero tampoco es una revolución contra el islam. Sí lo es en parte contra el islam oficial dentro del sistema /nizam. Por ello es una batalla ganada de cara a la reforma necesaria del islam que los musulmanes egipcios se desentiendan de los representantes corruptos de los discursos islámicos. No es poco importante comprobar que asumen un mensaje con resonancias tan anarquistas.

Pienso pues, y de manera muy concreta, en el islam como anarquismo espiritual, que ha presentado en más de una ocasión Abdennur Prado. Y lo que parecía hace apenas seis meses una lectura contemporánea andalusí tiene hoy una dimensión geopolítica y civilizacional que está determinando el curso del siglo. Entre este anarquismo espiritual, o islam entendido como tal, y el fenómeno situjihadista, creo que en cualquier caso se está fraguando una fórmula inédita de realización del mensaje profundo (batin) de la revelación/revolución en una situación de grito explícito (zahir) por el derrocamiento del sistema que devuelve al sujeto histórico colectivo, la multitud, una capacidad trascendente.

Foto copiada del excelentísimo blog 3arbawy, uno de los actores infatigables de la movilización que ha conducido a la revolución.

Enlaces:

http://www.arabawy.org/2011/01/27/saturday-san-francisco-solidarity-protest-with-jan25-egypt-intifada/

http://abdennurprado.wordpress.com/2011/01/24/el-islam-como-anarquismo-mistico-ed-virus-2010/

https://abenyusuf.wordpress.com/2010/07/27/la-multiculturalidad-islamica-y-su-mimesis-de-la-umma/

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La caída del sionismo: sobre las revoluciones situjihadistas en Túnez y Egipto

Venga, se me va a odiar por ser tan pesado, que si otra vez el situjihadismo, que además no se sabe ya muy bien qué es, y parece un poco oportunista, cuando además ya lo saqué a relucir en tantas ocasiones anteriores, como en Irán. Pero no tengo más remedio que nombrar lo que veo, lo que leo, lo que escucho. La revolución. ¿Por qué situjihadista?

Empecemos por dónde pueda, por ejemplo en lo que sucede ahora en Túnez, la gente ha rechazado al gobierno provisional, continuista de facto de la dictadura socialista sionista pro-occidental, y ha reinventado libremente las ocupaciones de los centros de poder. Efectivamente, siempre hay algunos que quieren volver al trabajo y a la «normalidad», pero la mayoría descubre la experiencia inédita de la libertad y, con la virginidad de una sociedad no encorsetada por lo que tienen que perder, que es tan poco, lo quieren todo, y lo más importante, sin compartirlo con los esbirros de ayer. La actitud situjihadista está también presente en las movilizaciones de ayer, que se prolongaron hasta esta madrugada, en Egipto. Los gritos son inequívocos: que caiga el régimen.

Ni revoluciones islámicas, ni árabes (pese a la borrachera de himnos y banderas nacionales), estas revoluciones en su profundidad performativa son una combinación de estrategias situacionistas y jihadistas que confluyen en una experiencia inédita de rechazo al dictador, lo espectacular concentrado, y a la esclerosis social provocada por el sionismo y el capitalismo salvaje en los países árabes, lo espectacular difuso. No es una revolución islamista, ni siquiera post-islamista, porque los manifestantes no siguen las instrucciones de líderes en tanto que musulmanes, sino que se unen en pie de igualdad en una conspiración de cómplices en la Red. Pero no nos engañemos: ni youtube, ni facebook, ni twitter, ni Al-Jazeera, ni los blogs son fines, son solo medios adecuados para una revolución que ha ido madurando durante décadas y que ya nada ni nadie puede detener.

Y entre las perdedoras que no pueden detener esta marea situjihadista se encuentran las diplomacias europeas y americana, basadas en un criterio ridículo, infame y asesino: un sionismo ciego que ha impuesto unos regímenes colaboracionistas, sionistas árabes, que van a derrumbarse una vez que caiga Mubarak. La diplomacia israelí, ocupada últimamente en gilipolleces y mentiras, no ha podido hacer nada para salvar a Ben Ali, y no podrán salvar al Carnicero del Nilo. Los pueblos van a organizarse libremente en cooperativas que ya están en gestación, donde ni las viejas izquierdas ni los sindicatos cavernarios podrán fácilmente apropiarse de la representación de los demás. Los europeos vamos a ver la historia del siglo veinte rebobinada, y con un nuevo final que no será sino la superación real de la condición servil.

Evidentemente, los peligros están ahí: los mitos: la independencia del ejército tunecino. La transición a la española, con Al-Baradei o con Moncef Marzouki. La revolución trotskista. Son todos ellos obstáculos simultáneamente esperpénticos y reales, desgraciadamente, para la plena toma de conciencia de los iracundos de la teoría de su ira. No hay más camino que la ruptura vertiginosa con las legitimidades establecidas, incluidas por supuesto las de las patrañas izquierdistas. La democracia debe  convertirse en una utopía proyectada en los circuitos cooperativos de la situación concreta de cada población. Las premisas viciadas de análisis de los periodistas, indefectiblemente, tenderán a posicionar los avances en una vuelta a la normalidad que no es más que la reacción. Solo la conciencia de la revolución garantiza en Túnez y Egipto, los dos países que están liderando este momento histórico, una inteligencia de la liberación que trasciende el marco caducado de los medios de comunicación corporativos occidentales y, como no puede ser de otro modo, sionistas.

Actualización del 27 de Enero: Segundo día de manifestaciones en Egipto, esta vez muy violentamente reprimidas, pero la brutal torpeza del régimen es ya inútil. La caida de Mubarak es ya una cuestión de semanas, días.

Violencia policial en Egipto

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Baena queertés

De la introducción al Cancionero de Baena (principios del siglo XV):

«todos en fin, porque todos eran poetas, cuando arrimada la lanza escribían sus metros y canciones, olvidaban los afectos, odios y pasiones, que en realidad los animaban y conmovían; olvidaban las armas, las guerras y los hechos de caballería, para expresar en conceptos metafísicos y alambicados un amor afeminado y bastardo

 

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Abenyusuf goza con Juan Goytisolo

Abenyusuf admira a Juan Goytisolo, y le felicita por el Premio Don Quijote. Habló de él en las ciudades, en los callejones, en los zocos y en las tertulias, Abenyusuf escribió un par de cartas a Juan Goytisolo y recibió una respuesta, guardada hoy en una caja con otras correspondencias gozosas. Hubo un tiempo en que la prosa de Juan Goytisolo era un punto de partida y una meta gloriosa, y Abenyusuf leyó a su hermano poeta, y escuchó a su hermano viajero, hermanos, hermanos de Juan, hermanos Juan y Juan, ambos traidores y moros en dos galaxias ocultas por un salto de oasis y parises y anises y hachises. Los libros de Juan se repiten en relecturas, porque hay autores que se releen y hay autores que se olvidan, y Juan Goytisolo es de los que hay que releer. Para gozar y reírse del mundo de los albornoces, los bigotes y los ángeles. Pero que él también lea a Debord, porque el otro día lo citó torpemente para descalificar a Sarkozy, y Debord va mucho más allá que la burla de un guiñol, mon cher Juan.

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Salman Rushdie ha cometido un error

No se merece ninguna nueva fatua, sobre todo siendo un error tan nimio, pero en el último párrafo de su artículo Las contradicciones de Rushdie (el título no debe ser suyo), el escritor se equivoca al pensar que Kan ma kan significa «era así, no era así»:

La literatura nunca ha perdido de vista lo que nuestro pendenciero mundo trata de obligarnos a olvidar. La literatura se regocija con la contradicción, y en nuestras novelas y poemas cantamos a nuestra complejidad humana, a nuestra capacidad de ser, simultáneamente, tanto el sí como el no, tanto esto como aquello, sin sentir la más mínima incomodidad.

El equivalente árabe de la expresión «érase una vez» es kan ma kan, que se traduce como «era así, no era así». Esta gran paradoja subyace en el fondo de toda ficción. La ficción es precisamente ese lugar donde las cosas son así y no son así, donde existen mundos en los que podemos creer sinceramente aun sabiendo también que no existen, que nunca han existido y que nunca existirán. Y en nuestra era de simplificación excesiva, esta hermosa complicación nunca ha sido más importante.

El ma aquí es un pronombre, literalmente la expresión sería «era lo que era», es decir «érase una vez». No es la partícula para indicar la negación. Reconozco que en árabe la fórmula adverbial idha ma, cuando, suelo mentalmente caer en el error de leerla como si fuera  «cuando no». Por otro lado, el texto del escritor británico es ameno e interesante, aunque un poco tosco, como si la identidad no fuese a veces sencilla como el agua, sin que tenga ni pueda por ello ser seca nunca.

(Imagen sacada de un fragmento de un cuento de Mijayl Nu’ayma, publicado en el volumen llamado Kâna Mâ Kâna,Dār Ṣādir, 1966.)

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La multiculturalidad islámica y su mímesis de la Umma

I. El jardín-ser

1. De la unidad de Al·lá no se desprende una uniformidad de la cultura islámica. Esa es tal vez una de las verdades más evidentes y menos operantes en el siglo XXI. Todo tiende a presentarnos un determinismo no ya fundamentalista, sino culturalista, que se encarna en la semántica mediática del islam y que, sin base alguna en la realidad vivida no ya solamente por los millones de musulmanes sino por todo lo que podamos entender como realidad histórica de nuestra época, domina el storytelling del mundo, entre burkas, mezquitas en llamas y 11 de septiembre’s todos los días.

2. La victoria de Obama en 2008 ha evidenciado en los Estados Unidos una posibilidad de alternativa que lleva una década cobrando peso frente al mito de la unidad cultural del islam, aquí en España, o si se prefiere en al-Andalus, entendido como territorio del pensamiento andalusí contemporáneo. Esta posibilidad de alternativa es tan artificial como la propia postmodernidad, pero no menos prometedora que cualquier vanguardia que haya recorrido y sembrado frutos en el siglo XX: dadá, el surrealismo, los situacionistas y, más cerca en el tiempo, el colectivo francés Tiqqun. Lo que Obama encarnaba de oxigenante en 2008 para el panorama político estadounidense está representado en Europa por una pluralidad de artistas, pensadores y activistas que se identifican con el islam desde su individualidad y contra el Bloom, lo que Tiqqun define como el Stimmung de nuestros tiempos, la convergencia dominante del Espectáculo y el Biopoder.

3. No debemos caer en la tentación de reducir el pensamiento andalusí contemporáneo a un nuevo averroísmo, por muy atractiva que pueda resultarnos esa propuesta. Porque ni Averroes es un filósofo de la técnica que pueda darnos instrumentos para pensar el capitalismo desde la ética islámica, ni la influencia de Averroes en el feminismo islámico agota todo lo que éste supone en términos de visibilidad de la construcción positiva de nuevas identidades basadas en una ética islámica de la hermenéutica progresista. Averroes, Ibn Rushd, no es ni el abuelo juez de la ciudad ideal ni el nieto filósofo de la agenciación de libertades en la metrópolis cosmopolita del Nexus andalusí. Como mucho, es el muñeco en llamas del viaje dantesco por los círculos de la narratividad del western eterno, entre guerras (Irak, Afganistán, Gaza, etc.) y de entreguerras (lo que comienza en 1979 con la victoria de Thatcher y acaba en 2008 con la victoria de Obama).

4. El modo de vida halal no es tanto la observación ritualista de consejos futbolísticos y censuras puritanas soft, como la articulación diaria de una práctica basada en un ecologismo integral (deep ecology), una sexualidad reencantada por la fidelidad conyugal y la armonía familiar, y un liberalismo social tan alejado del marco farmacopornopolítico como cercano al cosmopolitismo del facebooking, de las redes sociales en general y de la amistad clásica entre pares ciudadanos. No es casual que la revitalización a la que asistimos en nuestros días de los modelos de producción agraria, energética y cultural sostenibles coincida con la internacionalización de las empresas más punteras en el campo de la producción halal. Isabel Romero, responsable del Instituto que certifica los productos halal, fue precisamente invitada por la administración de Obama para que compartiera su experiencia con otras empresas emprendedoras que marcan el rumbo hacia una economía sostenible cuya implementación general el siglo XXI no puede seguir postergando.

5. En una Europa que destaca en el panorama internacional como espacio de cohesión social basado en un Estado de Bienestar que, a pesar de las dificultades provocadas por las crisis de origen neoliberal, es todavía el mejor marco para desarrollar modelos de convivencia, la presencia de millones de inmigrantes musulmanes es contemplada bajo un prisma amenazador por unas sub-élites conservadoras que no nos parecen representativas del sentir real de la ciudadanía. En efecto, cuando no hay una orquestación securitaria demagógica, como ha sucedido y sucede en Italia, Francia, Holanda, Suiza y se quiere provocar en Catalunya, la población ciudadana no solamente aprovecha el enriquecimiento del tejido social integrando a los nuevos inmigrantes conforme se asientan los que llevan ya en Europa varias generaciones, sino que también descubre nuevas formas de ser que no son ni las de los inmigrantes ni las que se conocían en el siglo XX. Estas formas de ser son evidentes en lo que aquí llamamos el marco hermenéutico de al-Andalus, donde confluyen comunidades rurales de las Alpujarras, familias del cinturón barcelonés, jóvenes de Rianxo y estudiantes nacidas en el Magreb asentadas en París. Pero son también las formas híbridas de ser del coreográfo belga de origen marroquí, de los periodistas especializados en productos financieros islámicos o halal con apellidos pakistaníes y de los diputados alemanes con familia en Turquía o con vínculos estrechos de cooperación con los movimientos asociativos sufíes de la cuenca del Rín.

6. Los pensadores andalusíes contemporáneos más destacados tienen en buena parte una filiación común marcada por el trabajo seminal de reconstrucción de al-Andalus del maestro Haŷŷ Abderramán Maanán. Ya sea en la obra plástica Hashim Cabrera, en la epistemología de los monoteísmos y chamanismos del niponólogo y experto en haikús Abdelmumin Aya, en la vertiente más militante del blasinfantismo anticapitalista, en la internacional del feminismo islámico de Ndeye Andújar y Abdennur Prado, en la respiración acompasada de las hadras en la Zawiya de Sevilla, ya sea en los latidos de cada una de mis frases, encontramos los acentos melillenses de quien acometió, casi en solitario, la traducción y divulgación de las azoras mecanas más influyente de las postrimerías del siglo de la Revolución Rusa, Auschwitz, Mayo del 68, el jomeinismo postmaoísta y el ADN.

7. Al-Andalus como meseta del PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) es también la sierra del anti-PAC (Política Agraria Común) de la UE, la resistencia-para-bandolera del árbol de olivo frente a los olivares-industria-holding de la Castellana, la hermenéutica de las aleyas del agua frente a las autopistas del agua del Levante, la propedéutica de las charlas andalusíes frente a las stories identitarias neo-fascistas. Al-Andalus como red rizomática de saberes es la contraposición exacta del haya europeo que ha descrito con acierto Camille de Toledo. El autor de Punks de boutique, El Bosco al revés y Vidas y muerte de un terrorista americano ofrece la imagen del banyan surasiático del postcolonialismo como alternativa al haya, árbol de la tristeza mnémica tras los crímenes que presenció el abedul. Nosotros vemos en las flores de los arrayanes de las nawriyyat andalusíes una imagen más fresca y embriagadora de lo que puede ser el futuro.

8. Dice Ibn Zaydûn en versión de Mahmud Sobh:

aún en Arruzafa brotan muchas flores muy sonrientes

en sus almunias tan regadas por las nubes abundantes;

¡cuán hermosos jardines de diversión que en su sombra

todavía nos escancian vino de locura los obsequiantes!

9. El criterio halal debe ser el motor del ser-máquina sentimental que artificialmente se construye a sí mismo afectivamente, socialmente, espiritualmente. Somos esclavos de Al·lá como el vino es esclavo de la uva y la uva de la parra y la parra del jardinero, pero somos los jardineros de nuestro jardín-ser en el jardín ontológico de la biotécnica que nos constituye. Por eso no se trata de remar con los fundamentalistas en la afirmación de las raíces, sino de florecer en las almunias según los criterios de la agricultura ecológica. Es decir, sostenibilidad, diversión y «prohibido prohibir», frente a las lógicas neuróticas de la haramización, el romanticismo de la violencia y la pulsión de muerte. Porque es mucho más que el horror producido por los crímenes de Al Qaeda lo que debemos conjurar entre todos; sin retóricas de las malas hierbas y las erradicaciones, de los plaguicidas y los ciclos frigoríficos, nos enfrentamos ciertamente a una desertificación que necesita ser frenada con medidas urgentes de fertilización: cultura en la tolerancia, educación para la ciudadanía, reconocimiento de las multiculturalidades y coordinación de las estrategias de I+D+i.

10. El criterio halal es el sistema de preguntas que la conciencia va creando para seguir manteniendo activa la máquina del jardín-ser. Una vez que la psicología individual se familiariza con la halalidad, las situaciones creadas son pasos prometedores de nuevas situaciones. No la sucesión pasiva de estímulos como película, sino la prolongación de la ebriedad creativa en la deriva del poeta que nombra todo aquello que admira, todo aquello que ve o su ebriedad le hace ver.

II. Mudanzas del sujeto en la noche

11. La Yihad es el espejo exacto del fundamentalismo republicano de los Estados Unidos. La victoria de Obama es también la derrota de Osama Bin Laden. Eso es algo que los fundamentalistas de todas las vertientes no quieren reconocer en toda su importancia. Que los Estados Unidos tengan un presidente que marca otra vía diferente al fatalismo deprimente del bushismo es sin duda una mala noticia para muchos que prefieren sea donde sea seguir la senda del machismo, de los nacionalismos, de los discursos de la amenaza y la economía entendida como violencia.

12. El terrorismo yihadista tiene la capacidad de segar muchas vidas y matar sin piedad a seres humanos de forma especialmente cruel. Es un terrorismo que ha sido descrito como internacional, y no es falso decir que, efectivamente, los yihadistas han conseguido sembrar el terror en todo el planeta. Lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es tener miedo de estos terroristas, o pensar que conviene no perseguirlos, juzgarlos y condenarlos. Tampoco podemos sucumbir ante la tentación de procurar construir una tregua. Ahora bien: no lograremos derrotar al terrorismo yihadista con guerras coloniconvencionales como las que conocemos hoy en Irak, Afganistán y Gaza. Los países europeos deben reinventar su política exterior para que Occidente sea un aliado para la paz, en vez de un obstáculo. Cuanto más se prolongan éstas y las guerras en general, más se enriquecen las industrias de armamento y más se empobrecen las retóricas de lo común. Descubrimos que nuestros vecinos son paquistaníes, argelinos, marroquíes o iraquíes y acabamos teniendo miedo de los que siguen siendo y seguirán siendo nuestros propios vecinos. Pero ese miedo es el fruto de nuestra falta de comunicación, pues en cuanto los conocemos personalmente aprendemos a diferenciar a cada individuo y a racionalizar la amenaza (o no) que podamos sentir. La proliferación del miedo en la sociedad europea es un fenómeno más inquietante si cabe que el desarrollo brutal de la islamofobia. Me refiero aquí a las mujeres suizas convencidas de una amenaza de banalización del burka, de burkalización de la calle. Me refiero al habitante de banlieue que votó a Sarkozy, pero no a Le Pen ni nunca lo haría por el viejo racista, y sí repetiría por el pequeño chovinista. Al-Andalus es para las personas europeas que viven este miedo no un jardín, sino el bosque de columnas de la mezquita de Córdoba: Respeto, silencio, y acorde con la decoración de la catedral barroca incrustada, anulación del yo. Y eso da miedo.

13. Para que Mansur Escudero pueda rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, ha tenido que pedir permiso a la Iglesia Católica, que se lo ha denegado. Pero lo sorprendente es que la ciudadanía no sabe si apoyar a Mansur Escudero o si burlarse de él, para no tener que darle la razón a la Iglesia Católica. Estamos ante un ejemplo clarísimo del malentendido que provoca la evocación de al-Andalus para la ciudadanía española y europea en general. No ya los famosos malentendidos sobre el archislam (la religión islámica, la cultura islámica, el islam, la vida islámica, etc.) hasta la saciedad (y el agotamiento de cualquiera), sino del malentendido entre vecinos por el uso de la fuente. ¿A quién debe molestarle que Mansur Escudero rece en la Mezquita? ¿Qué noche ha invadido el recinto cordobés, que el sujeto perdido recorre aterrorizado por las sombras del pasado? ¿Qué mudanzas debe emprender para descubrir que la amistad, la fuente del pueblo, y la fertilidad del agua pública no tienen precio?

14. La mezquita que se ha pretendido construir en la zona cero de Nueva York se llamaba Cordoba, en un márketing del andalusismo que fracasó, una vez más, por sus connivencias con wahabismos kuwaitíes, lo cual no deja de ser desolador. Que la mezquita no se construya. Que los wahabíes puedan recurrir tan fácilmente al andalusismo de pacotilla sin que la respuesta aquí se haya apenas oído. Y que el PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) no haya tenido ninguna posibilidad de influir en la batalla como voz oficial de la política exterior europea, y más concretamente española, en este episodio. Los vínculos apenas comienzan a ser eficaces entre Junta Islámica, la Generalitat de Catalunya y ahora el Ministerio de Igualdad sobre el feminismo islámico. Pero es que el feminismo islámico debería ya estar en las agendas de todas las políticas europeas de cara a su acción exterior en África, Asia y el mundo árabe. La postura republicana de rechazar la mezquita Cordoba en la zona cero de Nueva York es la más tardía de las victorias de Bush y Osama Bin Laden. Esperemos que sea una de las últimas.

15. Dice Muhámmad: «Id a buscar la ciencia hasta en China».

16. El amor no es el valor que debe regir nuestras relaciones sociales, sino el respeto. Para amar ya tenemos bastante con los seres más queridos, o simplemente con uno mismo. Al-Andalus no es por tanto la utopía del amor sino la ultratierra del cuidado. Las ideas sobre el islam como cultura de la paz popularizadas, entre otros clichés, por las traducciones de islam como paz no pueden en ese sentido ser más equívocas. Claro que el islam se opone a la guerra, pero no porque sea violenta, sino porque es destructiva, ciega, absurda. Hay violencia en el islam: contra la ignorancia destructiva. Los terrorismos islamistas destruyen en el mundo lo que el islam más aprecia: la urbanización, la socialización, la puesta en común de las riquezas en el mercado simbólico de la ciudadanía. Al-Andalus es más que un espacio rural, es sobre todo un espacio urbano, pero eso sí, con suficientes jardines y parques como para que la ciudadanía piense su día a día como jardinero.

17. Mehdi Flores, Abdennur Prado, Camille de Toledo. Un toque de perfume recorre los nombres de los pensadores andalusíes contemporáneos.

18. Nunca se repetirá suficientes veces que, mal que pese a los fundamentalistas, la riqueza de al-Andalus era el fruto de la conjunción de varias culturas, identidades y religiones, como de varias tradiciones de pensamiento técnico de la ciudad, de la ciudadanía: la democracia griega, la queertesía de Bagdad, la topología de la traducción de la Escuela de Toledo.

19. Al-Andalus no es el territorio de ninguna reconquista islámica política, geográfica o demográfica, sino el espacio artificial que el ser-máquina, el sujeto sentimental, el jardín-ser atraviesa en las mudanzas de su agenciamiento como viajero en la noche del alma. Ni la enésima resurrección de un proyecto camufladamente islamista, ni la desterritorialización absoluta de la macdonalización, ni el storytelling de las raíces nacionales, el territorio contractual de al-Andalus flota como el céfiro que recorre el jardín al atardecer. Oculto en los poemas, en el arte, en las utopías tazísticas, el esplendor de al-Andalus se permite florecer sin pedir permiso más que al fluir incesante de las propuestas y las situaciones. No hay Medina ni Meca que lo valga.

20. A partir de ahora, me referiré a pensadores andalusíes contemporáneos musulmanes o no musulmanes, españoles o extranjeros, con el propósito de señalar la pluralidad de al-Andalus, y desmentir el mito de la uniformidad cultural islámica, que solo es una mitopoyética culturalista con derivas fundamentalistas. En la multiculturalidad islámica se puede apreciar una tensión mimética cuya energía se plasma en al-Andalus para representar la Umma, pero no entendiendo la Umma como la comunidad fundadora y primigenia de Muhámmad, sino como la Umma multicultural compuesta por los millones de musulmanes en el planeta hoy en día. Las mudanzas del sujeto en la noche son las moradas del ser-jardín en las cartografías del islam plural, en tres o cinco continentes, en los siete mares, en 189 naciones, en millones de pueblos, ciudades y grandes urbes. Al-Andalus es el anhelo y la expresión de esa Umma reflejándose idealmente aquí y ahora, en el espacio escrito del deseo de convivencia de los ciudadanos.

III. El más allá de la mansedumbre

21. Tenemos, todos tenemos un problema con el salafismo, pero además los ciudadanos tienen derechos, que aunque no les gusten a otros han de ser respetados. El auge del salafismo en Catalunya es real. Mezquitas salafíes reciben a musulmanes de muchos países diferentes, pero este falso cosmopolitismo se genera porque ellos se refuerzan mutuamente en oratorios que son espacios únicos de defensa y seguridad frente a la hostilidad de buena parte de la población vecina, y demasiadas veces, de las autoridades locales. Cuando las vías de la integración se bloquean para colectivos determinados, éstos se autoexcluyen no ya del espacio imaginario de un al-Andalus, sino del espacio social español, europeo en su sentido más prosaico. Acción: alcalde prohíbe, dificulta la apertura de nuevas mezquitas. Reacción: la mezquita existente se masifica, se densifica. Contrarreacción: alcalde cierra la mezquita existente. Situación final: clandestinidad mayor de la práctica del islam en Lérida/Lleida, cuya representatividad pasa a estar en manos de los salafíes de forma soterrada y sin alternativa.

22. Si la vergüenza es un sentimiento revolucionario, reflexión atribuida a Karl Marx, estamos haciendo de los fundamentalistas y salafíes, en concreto en la inmigración, los revolucionarios del nuevo siglo. Pero la revolución que esa gran vergüenza prepara no augura nada bueno ni para al-Andalus, ni, de paso, para España o Europa. Si los inmigrantes musulmanes practicantes pudieran decir lo que sienten, si los salafíes del proletariado en nuestra sociedad pudieran levantar la voz en la esfera pública, los problemas de su día a día se nos aparecerían como llagas en la piel de la ciudad. Pero no queremos ni ver ni oír, ni a los andalusíes ni a los salafíes, y esperamos que todo se arregle por la vía de la policía, la multa y la prohibición. Haram, burka, velo-gates y una multiplicación de pequeños roces. Que a la larga desgarrarán el tejido de las calles, de las discusiones, de los hogares.

23. El caos violento de las banlieues francesas no es una maldición caída sobre los franchutes por su ¿demostrada? antipatía, sino el resultado de un incendio que el nacionalismo y la islamofobia se han encargado de alimentar. Claro que es una violencia de débiles contra los más débiles, como denuncia Vaneigem, claro que es un caldo de cenizas que el sistema político no está dispuesto a alterar. Por eso sus réplicas en Catalunya, pronto, y también, por poner al caso, en Madrid algún día, pueden servirnos de avisos para lo que no nos podemos permitir: la repetición de las guerras de Granada, la celebración neomedievalista de la Reconquista. O nos disponemos a nombrar otras alternativas o sucumbimos ante la fatalidad de lo anunciado por los más catastrofistas. El teatro de nuestras luchas-remake tiene ya los guiones de la mañana de tambores. No merece la pena, a estas alturas, aprendernos de memoria lo que ya sabemos que tenemos que decir: sin respeto a los derechos humanos de todos, y de los extranjeros concretamente, caeremos en el regazo asesino de la Virgen de las Guerras.

24. Para ponerse en forma contra los cruzados, un tal Hisham Arquero, un hors-PAC, en un texto polemista brevísimo más pesado que constructivo (1), sostiene que los «conatos explicatorios» occidentales son «absolutamente ajenos al universo concreto cuya singularidad se intenta descubrir.» ¡Venga alguien y lo despierte! Un universo concreto. Ni más ni menos que fuera de al-Andalus, cuya dimensión es más pequeña, y abarcable, solo con zapatos, en los libros, sin telescopios hacia los firmamentos de la concreción. Porque la muerte se apodera de sus «civilización universal», de la grandilocuencia de sus «ideas-fuerza», del fundamentalismo que «cimenta» su singular «comunidad musulmana». No hay espejo con la muerte porque ya no hay vida en ese tono tan antimarxista que recoge lo peor del marxismo, como de hecho también le pasa, pero por otras razones, al neoliberalismo.

25. La reivindicación del colectivo «ser andalusíes» por Hisham Arquero no puede ser más engañosa. No hay al-Andalus posible en su universo concreto del islam, no CABE en su monotonía nada más que un monoteísmo. «Por mucho que se niegue, el andaluz sigue sintiendo el Islam, lo lleva dentro, le resulta inevitable». No haya nada más fabricado que el islam andalusí que podamos construir, artificialmente sentido, contra este andalusismo de pacotilla que se llevaría a rastras a todas partes.

26. Dice Abdel Karim Soroush, citado en francés por Jean Daniel: «el islam es una serie (suite) de interpretaciones del islam como el cristianismo es una serie (suite) de interpretaciones del cristianismo.» Es decir, al-Andalus es una suite hermenéutica de la multiculturalidad islámica, nuestro viaje de mudanzas en la noche de las identidades nos debe llevar al jardín-ser de la creación de situaciones, a la mímesis de las variaciones que Arquero quiere ver en su unidad mansa. Una suite musical implica variaciones, y una suite andalusí flores de todas partes, con sus propias risas. Como en la música, en al-Andalus se avanza hacia nuevas sonoridades. Pensar esas sonoridades es la tarea de los andalusíes, seres definitivamente sin raíces.

27. La ilaha il·la Al·lá, Muhámmad rasul Al·lá. Una frase del desarraigo, de la celebración de la técnica frente al impulso de muerte. Un limpiar la tierra (No hay más dios que la razón instrumental) para acoger al otro (Muhámmad como el que no viene sino de parte del que no está ni se le espera, que celebra la nexicidad de la razón instrumental) y para perfeccionarnos mutuamente en el diálogo. Porque la técnica ES precisamente el sentido del esfuerzo. No hay ninguna excusa para no atender lo que se explica tan sencillamente: tenemos que perfeccionarnos a nosotros mismos sin falsas jerarquías anuladoras. El capitalismo libera recursos pero agrava desigualdades. Un pensamiento que no produzca una predisposición al esfuerzo en la técnica ni generará situaciones ni protegerá contra los fundamentalismos. Y de ahí a los oscurantismos más rancios solo hay un pequeño paso que ya han dado los salafíes, los wahabíes, los que hacen de la barba un mero signo de Allâh, Allah, Al-lah, Al-lâh, Alá, Dios, etc.

28. Lo bueno de un grupo es estar fuera. Solo el conocimiento de lo que uno piensa favorece que uno pueda entrar y salir cuantas veces quiera en todos los espacios diferentes que deben ser nuestros territorios para derivas de la creación, del paseo y la amistad. Las TAZ son tan importantes en solitario como en grupo, cabría decirle a Hakim Bey, aunque tal vez él mismo ya descubrió, en estos años, que no hay buen amigo que sea tan generoso como el silencio de la biblioteca que deja pensar y escribir.

29. La ruptura con las raíces fue buena para la primera Umma, y lo es también hoy en día para la Umma, ya sea la difusa en el mundo con los millones de musulmanes o la Umma concentrada por su mímesis andalusí.

30. La ruptura con las raíces nos lleva a una utopía más allá de la mansedumbre que representa un aire fresco en el aire viciado de los fundamentalismos. Como el hachís, cuando viajó con los sufíes hasta llegar a todas las esquinas de la cultura del salón, precedente perfecto y simbiótico de la cultura de los cafés, lo que se quiere entender como una posibilidad de Europa, el libro debe circular en manos de los andalusíes como seña de identidad de los que no temen encerrarse para leer. Dice el Corán: Lee. Es una de las pocas órdenes que merece la pena obedecer en su sentido literal.

IV. Boda en Chauen de hacha y huevo

31. El PAC (Pensamiento Andalusí Contemporáneo) y Tiqqun comparten su carácter literario. Más que tierras, bibliotecas. El PAC no tiene fronteras geográficas, o están segmentadas en tantos enclaves que no se pueden trazar. Tiqqun es una idea de reparación, de rectificación, dentro del contexto específico del judaísmo. Si existiera una ciudad andalusí, sería Chauen, donde alrededor de las casas blancas se extienden los campos de cannabis. Si existiera una ciudad sefardí, sería París, donde la deriva de los situacionistas reinventó el Éxodo.

32. Un fondo de nihilismo habita el pensamiento andalusí contemporáneo, una forma de limpiar las tradiciones occidentales, las dialécticas filosóficas hasta lograr la verdad, malezas del jardín-ser, y un intento de abrazar la sabiduría china de la agilidad que ha descrito pertinentemente François Jullien. Ese nihilismo peculiar andalusí de la contemporaneidad es como un hacha que despeja conceptos para establecer una cartografía de saberes no enmarañados. Al mismo tiempo, no es una mera destrucción de lo ya pensado porque no quiere sembrar. El hacha de Chauen se compagina con la armonía de la forma ovoide. Penetra en la realidad de forma aerodinámica, sin dejar semillas, pero cargado de futuro, hacia la fertilidad.

33. La memoria de los libros escritos en al-Andalus, en Sefarad, en la Hespaña medieval, es una boda del hacha contra los debates pasados y del huevo del pensamiento del futuro. Novia y novio descienden las calles soleadas de Chauen hacia la fiesta cosmopolita de la biblioteca nupcial.

34. Cuando esperamos un desenlace feliz, la impaciencia nos impide concentrarnos en la importancia de recibir la noticia con serenidad. La virtud del andalusí reside en su preparación para lo bueno y lo malo con igual ánimo.

35. Hay una tradición del PAC que nace con los hippies que, en vez de ir a la India, fueron desde España y Europa a Marruecos. También se produjo en los años 80 y siguientes décadas del siglo pasado un romanticismo específicamente andaluz, islámico y new-age que se cristalizó en comunidades de las Alpujarras. Lejos de querer olvidar ese periodo, es preciso reivindicarlo. Es el antídoto contra cualquier tentación elitista, virtual, que pretenda despertar y revitalizar el nefasto debate entre campo y ciudad.

36. Los andaluces pueden sentirse orgullosos de Andalucía sin tener que pensar en al-Andalus. No hace falta recurrir a esa época para pensar, vivir y amar Andalucía. El andalusismo suele pecar de kitsch. No es ni estético ni creativo, es a menudo restauracionista, cursi y falto de intuiciones.

37. La cultura andalusí del Norte de África es patrimonio de los respectivos países. Hay un fondo de colonialismo en diversos intentos de des-marroquinizar, des-argelizar o des-tunecizar la música andalusí, la cultura de esas ciudades. El Pensamiento Andalusí Contemporáneo no es ni debe ser una operación de márketing para crear un turismo de ricos que descuide la realidad social, política y cultural de los países magrebíes.

38. La hermandad entre los andalusíes es la hermandad panarabista sin la grandilocuencia nasserista, es la hermandad europea sin la arqueología malsana del juedocristianismo, es la hermandad panislámica post-islamista, es la hermandad del sionismo sin supremacismo judío, es la hermandad de la hermenéutica sin texto obligatorio.

39. Al-Andalus y Palestina son dos caras de una misma moneda. Pero allí donde Palestina es pesadilla, al-Andalus quiere ser sueño. Allá donde Palestina es colapso, al-Andalus quiere ser agilidad. Siempre que Palestina se sumerge en la desolación, al-Andalus promete otra vía. No hay al-Andalus para los seguidores de Al Qaeda, ni para los de Hamás. No hay Palestina tampoco para ellos, o no debería, ni para los ocupantes israelíes, pero sí para los andalusíes israelíes.

40. La obra de Ibn Arabi es tal vez el núcleo exotérico del pensamiento contemporáneo de al-Andalus, porque es el mayor exponente del pensamiento clásico andalusí. La obra del poeta Ibn Sahl, es, en contrapartida, el núcleo esotérico de pensamiento andalusí contemporáneo, porque su poesía está aún queriendo decir todo lo que dice.

V. Ibn Sahl, el queertés andalusí

41. El poeta Ibn Sahl de Sevilla es un poeta judío y musulmán. Sevilla es además de la capital de Andalucía la ciudad que dio su cultura híbrida al poeta de la queertesía andalusí. Ibn Sahl escribió una poesía en árabe que no discurre por la ontología de los sufíes ni por el realismo de los moaxajeros. La poesía amorosa de Ibn Sahl está dedicada a un joven judío llamado Musa. Después de amar a Musa, escribió poemas para otros mecenas, en Ceuta, y para un chico llamado Muhammad.

42. La queertesía es la cortesía queer que precede a las cortesías europeas y les da su forma, aliento y sentido. Es absurdo pensar que el erotismo de Catulo no merece las alabanzas que se suele reservar para los trovadores. Pero igual de absurdo es pensar que la poesía de Abú Nuwás no es igual de importante que la de Catulo. Sin mencionar la poesía erótica queer en la corte de Bagdad no se explicaría ni al-Andalus en el pensamiento contemporáneo ni los desarrollos de la cortesía en Occidente. No se explicaría nuestra cultura europea.

43. La queertesía es el origen del fenómeno de la moda que nace en Europa en torno a la mitad siglo XIV, pero ese origen andalusí no es mencionado por Gilles Lipovetsky en su estudio sobre la moda como evolución de la cortesía medieval (2). La sofisticación, el esfuerzo por perfeccionar la seducción, el carácter híbrido de la atracción como fuente de conocimiento y de desconocimiento son los objetivos que trata de alcanzar el poeta queertés transitando en las mudanzas del sujeto en la noche que invade el jardín-ser. La base del criterio queertés comparte con el eje halal la querencia por lo efímero de un destello de la rosa, la pasión por la fertilidad de situaciones que creamos en el jardín de lo común.

44. El saber hacer del poeta queertés, y de Ibn Sahl en concreto, se aprecia en el erotismo prácticamente desprovisto de obscenidad. Porque en la metáfora erótica se esconde lo que diferencia nuestra cultura de la pornografía. La pornografía no solamente es una pantalla de los abusos de las redes de prostitución. La pornografía es una claudicación, un derrotismo de nuestra propia capacidad de imaginar la sexualidad. El auge de la pornografía firma nuestra falta de poesía, de queertesía, de saber hacer en materia de amor y sexo.

45. Ibn Sahl se hizo musulmán para los judíos, y siguió siendo judío para los musulmanes. No sólo porque algunos musulmanes no lo aceptaran como musulmán, sino porque evitó romper con el judaísmo, o complacer a los curiosos que le preguntasen si era realmente musulmán. O tal vez rompió con el judaísmo, pero sin que eso supusiera romper con la cultura judía. Aunque escribió placenteramente toda su poesía en árabe, si es cierto que como se ha escrito compuso un poema en hebreo, estaríamos ante un poeta que entendía su cultura como doble. Igual que debería entenderlo el andalusí, por lo menos una cultura doble. Y si es posible todo lo híbrida que su anhelo de perfección pueda conseguir. La multiculturalidad islámica debe ser con el criterio halal el hecho fundacional del andalusí, sea o no musulmán, y su capacidad de mimetizar los matices de la Umma en su cotidianidad el vector de la proliferación de situaciones enriquecedoras, queerteses, artificiales. Un cosmopolitismo doméstico que lo haga sentirse cómodo con sus vecinos de todo el planeta.

46. Ibn Sahl murió ahogado, doblemente humillado, como amante y como judío; «la perla regresó al mar», dijeron. No, Ibn Sahl no era duro y redondo como una perla, sino ágil, dinámico y polifacético como un jardín-ser. Los andalusíes debemos cargar con la humillación doble de ser amantes y judíos. Vivir un islam que remita a la destrucción del judaísmo europeo. Al musulmán que describió Agamben en Auschwitz. Y debemos estudiar el jardín-ser como amantes que deben cuidar el marco de sus seducciones.

47. La poesía andalusí es el espacio de traducción virgen que los arabistas han poco a poco comenzado a explorar, es el tantas veces evocado jardín secreto. Sin embargo, el andalusí no debe limitar su hermenéutica a lo que los poetas andalusíes clásicos denotaban, sino ampliarla a todas las connotaciones contemporáneas de esta y cualquier otra poesía. Rechazo al arabista que quiere entender al-Andalus sin apreciar en su justa medida, sin conocer a Warhol. Desprecio al musulmán que ve en al-Andalus una posibilidad de revancha contra Occidente.

48. Ibn Sahl, en su tragedia maravillosa que le hizo ser precursor de la sabiduría de Proust y del malestar en la cultura de Freud, emprendió una tarea loable. Hizo de su doble religión un juego de posibilidades siempre al límite entre la sofisticación manierista y la irreverencia sapiencial. Debord decía que era un estratega, y no cabe duda de ello al apreciar la meticulosidad de sus comentarios sobre el espectáculo. De Ibn Sahl diremos que es un espía pacifista, siempre entre lo enemigos para engañar a la guerra. En todas las guerras de hoy faltan espías pacifistas.

49. Los nacionalistas del andalusismo más primario prefirieron el boato de la grandeza de Ibn Arabi a la ambigüedad del poeta Ibn Sahl. Ya es hora de que en al-Andalus crezcan más flores y menos iluminaciones. En al-Andalus queremos películas, no bombillas.

50. Tras el fenómeno del cine 3D, el Espectáculo sólo podrá ofrecer el acoplamiento de sensaciones olfativas. La halalidad es ante todo un arte de la cocina halal, donde se combinan los cinco sentidos de forma mucho menos espectacular, y mucho más nutritiva.

Notas:

(1) Acerca del Islam, Universidad islámica internacional Averroes de al-Andalus, Yama’a islámica de al-Andalus, Córdoba y otras ciudades andaluzas, s. f., págs. 5 y 6.

(2) L’empire de l’éphémère. La mode et son destin dans les sociétés modernes, Gallimard, París, 1987, págs. 29-44.

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El espejismo del Apartheid

Il faut du courage pour porter une kippa dans ces lieux féroces qu’on appelle cités sensibles et dans le métro parisien ; le sionisme est criminalisé par toujours plus d’intellectuels, l’enseignement de la Shoah se révèle impossible à l’instant même où il devient obligatoire, la découverte de l’Antiquité livre les Hébreux au chahut des enfants, l’injure » sale juif » a fait sa réapparition (en verlan) dans presque toutes les cours d’école. Les Juifs ont le cœur lourd et, pour la première fois depuis la guerre, ils ont peur.

A. Finkielkraut.

Entre las personas educadas solemos dar por hecho que el estudio de la historia permite aprender del pasado, o por lo menos puede servirnos para no repetir los errores más garrafales cometidos previamente. Pero el estudio de la historia también puede producir un conocimiento mimético, según el cual cualquier situación es o parece el reflejo de otra, y del rcuerdo se pasa al atajo que no explica, y que en el peor de los casos, entorpece.

Me parece que entre las personas más inteligentes, concienzadas y generosas de nuestras sociedades, que identifico con los y las activistas o interesados por la causa palestina, se ha extendido una mímesis que si bien en un momento pudo ser útil, hoy en día agarrota más el pensamiento que otra cosa, hasta el punto de que la veo más como un espejismo que como un diagnóstico certero de lo que sucede entre Israel y los palestinos; me refiero a la analogía del Apartheid.

Vale la pena reconocer que no es un espejismo especulativo, sino basado en múltiples factores objetivos e indiscutibles, entre los que citaré los primeros que me vienen en mente:

-el enclaustramiento (en el caso palestino de forma más literal, con el Muro del Apartheid)  de la población autóctona por colonos «blancos» y la desposesión de las tierras; la destrucción de la vida económica de los oprimidos.

-el conflicto racista que se engarza en un discurso ultraconservador.

-la dosificación de la violencia del opresor según criterios estratégicos o técnicos, y también según criterios de emotividad y tolerancia en la recepción por la opinión pública internacional.

-la deshumanización propagandística de los oprimidos.

-el paralelismo del proceso fundacional entre el sionismo judío y los sionismos cristianos en Sudáfrica y la antigua Rodesia (y también en los Estados Unidos).

-el papel vergonzoso de la «comunidad internacional» frente a la valentía y seriedad de la resistencia alentada por la sociedad civil global.

Creo que, sin duda, se pueden añadir más paralelismos entre la situación que conoció Sudáfrica y la que viven hoy los árabes en «Palestina» ocupada por Israel y dentro del Estado de Israel. No creo haber sido exhaustivo.

Pero la cuestión que me interesa es señalar aquí por qué no solamente esos paralelismos no nos pueden llevar a reducir el conflicto, la lucha de liberación palestina, a una variante de la lucha contra el Apartheid sudafricano, y por qué dicha analogía puede incluso llegar a ser contraproducente, para los palestinos, para los ciudadanos del mundo, y también en concreto para los israelíes que quieran realmente vivir en paz con sus vecinos.

Diferenciaré dos niveles, el nivel de los problemas teóricos, y el nivel de las consecuencias negativas que, a mi modo de ver, este proceso puede llegar a generar, o está ya generando.

A nivel de los problemas teóricos que me plantea la analogía entre Sudáfrica e Israel, comenzaré señalando lo más obvio, la irreductibilidad de los parámetros específicos de la situación presente en Israel y  el no-estado de Palestina. Y el primer comentario es ciertamente provocador: a pesar de la necesidad de subrayar la continuidad de la opresión israelí, durante más de sesenta años desde la Nakba de 1948, el conflicto también ha cambiado por fuera y por dentro. Sería complicado jerarquizar cuáles son, han sido los cambios fundamentales, pero mencionaré en cualquier caso dos:  la subordinación de la agenda global americana al sionismo israelí desde la época de Reagan, proceso que se exacerbó de forma exponencial con Bush Jr., y que tiene como principal corrolario que enfrentarse a Israel es enfrentarse a la principal superpotencia económica, estratégica y militar (no era el caso de Sudáfrica, más apoyada por Suiza y los bancos que por los gobiernos de la OTAN, pese al de Guerra Fría); y la transformación radical de la resistencia palestina, que, de nacionalista, islamopoulista y tercermundista, está hoy sumida en una guerra civil de baja intensidad entre una burocracia colaboradora (la OLP) y un movimiento complejo, Hamás, que abarca desde la legitimidad democrática de las urnas hasta el islamofascismo ahmadineyadesco más insoportable. Volveremos sobre este último punto.

Si en la teoría el Apartheid no es un modelo que nos permita asir en su profundidad el motor interno y los estímulos externos del conflicto, de la lucha de liberación palestina, a nivel de las consecuencias prácticas de haber priorizado la analogía entre Sudáfrica e Israel, creo que hay muchas cosas que comentar. En primer lugar, cabe tener presente que, tal y como ha demostrado Israel recientemente, los soldados israelíes asesinarán a pacifistas musulmanes turcos con  la misma impunidad con la que asesinan a palestinos y otros libaneses. Esto viene a corroborar un riesgo que el humanitarismo occidental debe atajar urgentemente, a saber, negociar su propio imperialismo, su propio racismo larvado, de forma tal que se prevea una resistencia eficaz en la medida en que sea de «sangre blanca». Por un lado, esto supone arrebatar la capacidad de ser eficaces solidariamente a los musulmanes por el hecho de serlos. Es un planteamiento en sí mismo vicioso por islamófobo, que puede acarrear graves consecuencias también en los territorios ocupados palestinos, con un neocolonialismo humanitario, una vez más colaborador a su pesar, que se interponga entre la violencia alegre de los israelíes y el papel de víctimas archicalladas de los palestinos.

En segundo lugar, la analogía con el Apartheid se explica también por un complejo de inferioridad, de incapacidad de los movimientos de solidaridad con los palestinos, y es que al final parece que el Apartheid permite esquivar la necesidad de colaboración, o llegado el caso, de enfrentamiento, con el movimiento que hoy encarna de forma más clara el liderazgo político de la sociedad palestina, Hamás. Más allá de lo ridículo de la propaganda israelí tras el asesinato de los pacifistas turcos, vinculándolos con Hamás, Hizbolá y Al Qaeda, lo cierto es que resulta sorprendente cómo ni tan siquiera en círculos reducidos dentro del abanico del activismo pro-palestino existe una corriente claramente dispuesta a significar su voluntad de colaboración con Hamás. No nos engañemos, esto se debe a la sencilla razón de que Hamás, por muchos esfuerzos que se quieran hacer para comprender las cosas, no deja de ser un atolladero, un camino sin salida. Por sus prácticas islamofascistas que dan escalofríos a cualquier «blanco», por sus pecados originales antisemitas y terroristas, y por sus torpezas actuales que le hacen inclinarse al mismo tiempo hacia Arabia Saudí y hacia Irán, cuando ambos países son dictaduras que nos espantan. Con Hamás, no hay Apartheid, porque el Apartheid se derrumbó, pero Israel nunca se derrumbará ante Hamás, preferirá el Armagedón.

En tercer lugar, y acabo, la analogía del Apartheid esconde una forma de narcisismo blanco que tiende a edulcorar la historia, a darle un barniz bonito a lo que fue una tormenta precipitada por la demografía y el Gran Juego. Esta forma de narcisismo se propone atribuir al boicot, a la movilización internacional, bienpensante, antirracista, un papel tal vez demasiado hinchado en el proceso de desmembramiento de la legitimidad del régimen sudafricano racista (piensen en todo lo que acarrea la senda emprendida por John Carlin). Con el mismo narcisismo, la campaña respetable, justa y eficaz de BDS (boicot, retirada de inversiones y sanciones) contra el régimen israelí alimenta tangencialmente ensoñaciones, espejismos, batallitas en fin ridículas de «blanquitos» de campus, que se sienten así no solo partícipes de la historia, sino a veces también, por méritos de veteranía autoinducida, con derecho ganado en sucedáneo de combate a la broma antisemita, rejuvenecida en nombre de los palestinos.

Referencias adicionales:

http://en.wikipedia.org/wiki/Israel_and_the_apartheid_analogy

http://apartheidweek.org/

El apartheid de Israel: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=101959

Uri Davis, Possibilities for the struggle within: http://books.google.es/books?id=Qxo55svQBNUC&printsec=frontcover&dq=apartheid+israel&hl=es&ei=G-gOTJDXIZSr_QaQr_3vDQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CDEQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false

Ben White, Israeli Apartheid: A Beginner’s Guide. 2009.

Alain Finkielkraut: Au nom de l’autre: Réflexions sur l’antisémitisme qui vient. 2003.

http://periodismohumano.com/en-conflicto/el-bds-israel-y-los-afrikaners.html

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Recordaré qué es el amor cortés:

Al final de la enumeración de una serie de citas, recapacitaré qué sentido puede tener este ejercicio de cortar y pegar, usando el buscador académico de google; adelante por tanto con los ejemplos:

  • O.H. Green:

La caballería de las damas es el Frauendienst, el service d’amour, el amor cortés o caballeresco. 

  • Deyermond:

Ahora bien, aun si se acepta sólo una parte de estas teorías, queda patente que el hombre salvaje en su forma más típica es el término opuesto a los valores cortesanos de la sociedad medieval, y sobre todo de los ideales del amor cortés

  • Galmés de Fuentes:

…analizar detenidamente algunas de las características generales del amor cortés en la lírica árabe a lo largo de su desarrollo histórico, para poder establecer determinadas concomitancias con la poesía de los trovadores. …

  • Rougemont, citando el Roman de Tristán:

Amors par force vos demeine! [¡El amor forzosamente os agita!] …

  • Octavio Paz:

… El proceso de sublimación que inició el amor cortés y que consumó el neoplatonismo renacentista logró legitimar pasiones e inclinaciones que eran transgresiones de la moral sexual, como las relaciones fuera del matrimonio o entre personas del mismo sexo. 

  • Acereda:

La insistencia generalizada de la crítica por dar una imagen coherente y uniforme del Quevedo amoroso, en la línea del amor cortés que ya propuso Green, no parece tener demasiado en cuenta los debates internos, las propias contradicciones que Quevedo, 

  • Valcárcel:

En los albores de la Baja Edad Media y en el entorno del nacimiento y expansión del gótico
ciudadano y las formas civilizatorias bajomedievales, nacen toda una serie de nuevos modos
e ideas que suelen resumirse bajo el nombre de Amor Cortés

  • Andrachuk:

… algo más recóndito: el reconocimiento de la falsedad del supuesto código del amor cortés

  • McDannell y Lang:

Con el surgimiento del amor cortés y el floreciente misticismo medieval, el Cielo adquirió un
carácter más personalizado.  … fuentes tanto del amor cortés como de las imágenes nupciales del Cantar de los Cantares, imaginaba una apasionada unión con Cristo, su esposo. 

  • Deleuze:

cambio de la condición femenina con los temas del amor cortés que desterritorializan incluso el amor caballeresco… etc.  del mismo modo, o más bien de otra manera, sucede en el amor cortés: constitución de un plano de inmanencia o de un cuerpo sin órganos donde  

  • Pattison (sobre Calisto y Melibea):

Se apunta que esa actitud proviene de una extrema adhesión a las convenciones del amor cortés, según las cuales el matrimonio es incompatible con el amor verdadero: Melibea se muestra obsesionada con los modelos literarios, para ella más importantes que la 

  • Duran:

Con sus cinco novelas de tema artúrico Chrétien de Troyes planteó, por una parte, el conflicto
entre la lealtad amorosa del protagonista y sus deberes caballerescos; por otra parte intentó
analizar la naturaleza del amor cortés y luego quiso insuflarle a esos ideales un sentido 

  • Lacarra:

…al manifestar el carácter libresco del amor cortés, al atacar la idea de que el amor

  • Baranda:

… La concepción tradicional del amor cortés presuponia que el amor estaba reservado a los cortesanos, ya que hacia mayores estragos en los entendimientos superiores; …

  • Rivers:

de la Edad Media cristiana, sobre todo en Francia, se desarrolló en el siglo XII otra dicotomía
histórica entre la grandiosa poesía épica o chansons de geste, recitada oralmente para guerreros,
y la nueva poesía de los trovadores, hoy llamada poesía de amor cortés, escrita y 

  • Barrilla:

matrimonio en el amor romántico. Atacado por numerosas herejías y ridiculizado
por el «amor cortés«, el casamiento tradicional va a necesitar una asistencia particular
por parte de la iglesia. Así, por una extraña alquimia entre 

  • Löwy:

El término “gótico” también debe tomarse en el sentido literal como referencia positiva a ciertos
momentos-clave de la cultura profana medieval; no es por casualidad que tanto Breton como
Benjamin admiren el amor cortés de la Edad Media provenzal, que a los ojos del 

  • Imbriano:

Y de ello son parte los esfuerzos del amor cortés: manera muy refinada de suplir la ausencia de la relación sexual fingiendo que somos nosotros los que la obstaculizamos: “es verdaderamente lo más formidable que se haya inventado” …

  • Solano (sobre Octavio Paz):

… En Paz el amor cortés es algo más que el testimonio de una época, es una fórmula de vida que trasciende su tiempo e historia permitiéndonos encontrar su rastro en nuestros días. 

  • Pereda:

Se trata justamente de negar, junto con la cortesanía, la verosimilitud del amor cortés No sé si
Cervantes quiere contar que el amor verdadero es imposible, y que ese otro, el amor cortés,
heterosexual, exigente como un trofeo de guerra y sujeto a reglas precisas es falso. 

  • Castillo y Cuenca (sobre le Cancionero General):

Desde los fervores de la devoción y las disquisiciones doctrinales a las provocaciones de la burla y la pornografía, pasando por los alardes de la erudición grecolatina y las exquisiteces, con frecuencia cansinas, de un tardío amor cortés, todo ello en ordenada compañía. 

  • Fredotovich:

Nace entonces a partir del siglo XII el denominado “amor cortés”, caracterizado por un
refinamiento supremo: la dama es elegida libremente por el que la corteja, y los lazos que la unen a su servidor ni siquiera están impuestos por los intereses de las familias como lo fue 

  • Piedrafita, Teresa y Rojas (sobre la La Celestina):

Los señores aman según los cánones del amor cortés, y los criados se mueven en el inframundo de los prostíbulos, pero tanto unos como otros sienten el gozo y placer de vivir, y este amor lujurioso en realidad se convertirá en una fuerza fatalista que conducirá a la 

  • Zavala:

Esa cosa inaccesible que el amor cortés plantea de manera clara: la división entre las metas de la libido y las metas del yo. La inspiración de este erotismo se apoya en técnicas de la circunspección, de la suspensión, del amor interruptus

  • Rojas:

Estamos ante heroínas suicidas que, lejos de ser capaces de sostener un amor cortés pleno de ese deleitoso sufrir, caen en la desesperación, la locura y el chantaje hasta terminar con su vida. Son personajes que sirven 

  • M. Alvar:

Pero nos interesan otras cosas: el zéjel pertenece a los amaneramientos del amor cortés y, por
su cronología, refuerza la vinculación aragonesa al mundo poético de los trovadores: se recuerda
a Aimeri de Sarlat en el señora de valor, se realza a la mujer según la lírica de 

  • Alcaraz:

Los temas literarios, hasta entonces hagiográficos y espirituales, experimentan un cambio hacia
el amor cortés y temas profanos que van separándose de lo sagrado de la misma forma que
lo temporal se separa de lo espiritual desde la reforma gregoriana. 

  • Aksenchuk:

… «¿Por qué hablar de amor cortés en una era de permisividad en la cual el encuentro sexual es
a menudo nada más que un «trámite» en un oscuro rincón de la oficina?» [*] A partir de este interrogante
que plantea Zizek desde la perspectiva psicoanalítica, se podrá entrever algunos 

  • Keegan:

… En Occidente, el amor cortés floreció en el sur de Francia, en Provenza, a partir del Siglo XI,  de allí que esta poesía muchas veces es denominada “poesía provenzal”. En Oriente, se tienen  registros de poemas árabes muy antiguos con un estilo literario caracterizado por una 

Con todas estas citas me voy hilando un collar de perlas para recordar, en una foto abstracta de un espejo inverosímil, todas las múltiples interpretaciones contemporáneas del amor cortés desde la filología, el medievalismo, la literatura comparada, la crítica postmodernista y psicoanalítica, la historia de la sexualidad y la historia del feminismo, y espero que con este ejercicio se me vayan quedando las fronteras que delimitan el cuerpo del amor queertés. No habrá un avance significativo en el estudio de la queertesía si no se produce como resultado de una gran quema de las ideas tan dispares que se entrecruzan sobre este tema inagotable. Habrá que ver las llamas de una crítica de otro siglo para que la queertesía renueve el amor de la lejanía cercana.

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Mitopoiética do fanatismo almohade

A historia de al-Andalus divídese xeralmente en catro grandes períodos delimitados por criterios cronolóxicos e políticos: o primeiro engloba o emirato e o califato omeias (711-1031), o segundo coincide coa época das taifas (1031-1090),  o terceiro agrupa as dominacións dos almorábides (1086-1147) e dos almohades (1147-metade do século XIII), e o cuarto e derradeiro reférese á dinastía nazarí que reinou en Granada dende o século XIII ata finais do XV.

O período do noso interese é o terceiro, e dentro deste, ímonos deter na época de dominación dos almohades. Isto non quere dicir que non teamos de recoñecer a continuidade dunha cultura andalusí durante os oito séculos e máis alá, senón que querémonos concentrar no contexto histórico máis inmediato ao noso obxecto de estudio, o poeta Ibn Sahl, que viviu na primeira metade do século XIII en Sevilla, chamada en árabe Išbīlīa.

Os almohades preséntansenos decote como invasores bérberes polos historiadores andalusíes e polos historiadores modernos europeos, e con todo, o período dos almohades non supón unha aculturación de al-Andalus, senón todo o contrario. A lingua oficial é, como en todos os periodos da historia de al-Andalus, a árabe, e árabe é a cultura de todos os andalusís, sexan estes árabes, bérberes, eslavos, muladís ou xudeus de orixe, como era Ibn Sahl:

A lingua árabe en al-Andalus non foi só a lingua dos árabes, senón a lingua do conxunto dos andalusís: árabes, bérberes, hispanos [ou muladís], eslavos, xudeus e cristiáns, pois era a lingua do estado andalusí [sic], da sociedade andalusí e da alta cultura andalusí. Por esa razón é natural que atopemos letrados [udabā’] andalusís famosos de orixes hispanos, como Ibn Garsīa, Ibn al-Qūṭīa, Ibn al-Qabṭurno e Ibn Bašcūāl, entre outros, o de orixes bérberes, como por exemplo cAbbās ibn Firnās e Ibn cĀ’iša , ou de orixes xudeus, como por exemplo Ibn Sahl al-Išbīlī e Ibn Hasadāī.[1]

Grazas ao mando poderoso dos almohades, a cultura andalusí recobra o vigor intelectual que pódese apreciar no renacemento da filosofía, da espiritualidade islámica de carácter místico ou teosófico, das ciencias en xeral, e particularmente da lingüística, e de tódalas expresións literarias, mais sobre todo da poesía. Simultaneamente a este renacemento cultural do periodo almohade, en Toledo tradúcense dende a metade do século XII moitas obras filosóficas e científicas árabes, as traducións da chamada Escola de Toledo, nas que participan xudeus e  que contan có patrocinio de importantes personaxes da Igresia, como o arzobispo de orixe francés Raimundo de Toledo (m. 1152), e esta Escola de tradutores de Toledo seguíu activa durante o século XIII, xa có apoio do rei de Castela Afonso X[2]. Sevilla, o corazón do poder almohade en al-Andalus, é non unha capital pechada polo fanatismo, senón unha cidade bastante cosmopolita, xa que polo seu porto operan os barcos dos comerciantes francos (especialmente xenoveses), como informa o historiador e xeógrafo Ibn Sacīd, que foi tamén poeta e amigo de Ibn Sahl[3]. O primer exercicio que temos de realizar é unha  breve análise da construción e o artellamento dun mito cultural específico e significativo para a nosa mirada, o que chamarei mitopoiética do fanatismo almohade, que provoca que a imaxe dos almohades  sexa asociada sempre coa violencia e co fanatismo, e non con certa  liberdade cultural e co renacemento científico.

1. a) Mitopoiética do fanatismo almohade

A mitopoiética, entendida ás veces como mitografía, é un concepto de orixe psicoanalista que se emprega agora no campo dos estudos culturais. Máis que un análise do carácter hiperbólico de certos mitos descritos e explicados, o que sería propiamente a mitografía,  queremos entender a escritura dunha mitopoiética como un discurso académico que aproveita o resón dun mito estereotipado e consolidado nos discursos conservadores e académicos para evidenciar os seus lindes implícitos, xa que, sen isa visualización, estes límites paralizarán calquera nova definición do mito. Esta cristalización do estereotipo é o que o propio discurso que suxerimos se propón superar. Para pensar o contexto cultural dos almohades temos que deprender primeiro como os discursos académicos dominantes imperaron e inda imperan ao describirenos. Malia que o renacemento cultural no período almohade sexa para nós incontrovertible, aínda perdura a imaxe moi negativa dos almohades, resultado da insistencia no seu fanatismo, actitude inscrita na loita psicótico-ideolóxica de “Oriente (bárbaro/islámico) contra Occidente (civilizado)”, ou choque de civilizacións.

O choque de civilizacións, fórmula consagrada polo artigo e o ensaio de Samuel P. Hungtingon (1993-1996, The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order), profesor e politicólogo que finou en 2008, é unha explicación divulgativa da historia contemporánea. Básase esta explicación  na idea de que o motor histórico é a loita pola hexemonía, principio que herdamos principalmente dunha tradición occidental decimonónica, e que se reactualiza na contemporaniedade do noso periodo post-11-S. Na nosa  época, o hiperterrorismo de Al Qaeda e as réplicas islamófobas neoconservadoras determinan políticas e guerras internacionais, pois ambos os dous fenómenos  repercuten na opinión pública global e nas sensacións xerais de seguridade e intimidade. Medran así a sospeita, a reafirmación da subxectividade propia, e mais o medo da violencia allea. A páxina web MEMRI[4], especializada na tradución de  produtos audiovisuais  con contidos jihadistas  e creada no ano 1998, é a principal fonte de documentación sobre o mundo islámico dos  elaboradores dos discursos neoconservadores estadounidenses, e tamén europeos. Á vez, estes mensaxes políticos parecen ligados ao sionismo cristián, cuxo propósito aglutinador é a defensa incondicional occidental de Israel,  país erixido coma defensor da democracia fronte ao islamofascismo (con o líder do Hezbolá libanés Hasan Nasralá coma icona populista, e Bin Laden coma icona terrorista),  que non se distingue claramente do islam. Nunhas declaracións de 2009, Pat Robertson, telepredicador evanxelista octoxenario moi influente nos Estados Unidos, nega categóricamente que o islam sexa unha relixión, senón  que o islam é un sistema político radical e destrutivo, e califícao de ameaza peor que a que representou o comunismo[5]. Estas declaracións prodúcense nun contexto amplo de competición propagandística en múltiples niveis onde se mexan leis nacionais que afectan á liberdade de expresión, a difusión internacional dos canais relixiosos ou informativos mediante a Internet ou os satélites de televisión, e as decisións globais que determinan novos marcos democráticos ou de toma de decisións. Naturalmente, tamén impregnan os discursos académicos e as conversas informais sobre o islam, ou sobre a relixión nas nosas sociedades occidentais.

Nese sentido, o tema recorrente do fanatismo almohade pertence xeralmente a unha semántica islamófoba máis ampla, feita de xeneralidades sobre o fanatismo islámico que cubren tamén o noso interese mais sen sinalaren de forma específica ós almohades, e que está xa perfeitamente formulada por arabistas españolistas decimonónicos. O grao de nitidez das ideas de odio ao islam obsérvase ben no esencialismo distas frases de Simonet (1829-1897), famoso pola súa Historia de los mozárabes de España (1897-1903), nas primeiras páxinas do seu discurso El Siglo de Oro de la literatura arábigo-española[6] (1867, p. 10):

La fe ardiente de los musulmanes, exagerada con frecuencia hasta el fanatismo, se traducia principalmente por un terrible encono y hostilidad contra los sectarios de otras creencias, y si el islamismo, considerado en su parte teórica, era solo una degeneracion, ó mas bien una derivacion falsa y grosera de la ley de Moisés y del Evangelio, en la parte práctica, que era la principal, era solo el móvil poderoso é irresistible para la guerra religiosa, para la conversion ó el exterminio de los pueblos considerados como infieles ó politeístas.

O fanatismo é o atributo alternativamente da relixión islámica e dos seus alfaquís, do pobo ou dalgúns dirixentes, mentras que a “idade de ouro das letras” é o atributo dos “nosos andaluces”, especialmente os reis das taifas no século XI[7]. O relevante semella ser que a xustificación do desenvolvemento cultural atópase decote nas virtudes dos dirixentes políticos illados do contexto islámico, os califas omeias ou os reis de taifas que apoian á cultura case en soidade, ofrecendo como contraposición unha imaxe degradante do pobo como inimigo da cultura, e especialmente da filosofía [8]. En Simonet, como máis tarde na ideoloxía  nacionalista do franquismo, o afán apoloxético da cristiandade hispánica domina completamente á análise da historia de al-Andalus[9]. José A. González Alcantud, profesor de Antropoloxía da Universidade de Granada, sinala que “os contrapesos existentes” nos círculos arabistas españoles da metade do século XIX, “que equilibraban a simpatía ou a fobia cara ao mouro [. . .], desprázanse en Simonet ata a fobia de todo o que represente o mundo islámico, e moi especialmente do pantasma cultural que significaba o prestixio romántico do Al-Andalus histórico, cuxa presencia en España acaba considerando puramente circunstancial. Constituíuse finalmente o que os psicanalistas chamaron o «obxecto fóbico», algo que se ama tan profundamente como se detesta.”[10]

Ernest Renan é sen dúbida un exemplo elocuente do prexuízo máis concreto contra os almohades, que respondía daquela a razoamentos racistas e eurocéntricos. No seu famoso ensaio de historia de filosofía medieval  Averroès et l’averroïsme[11], Renan compara a Averroes con Boecio, ambos os filósofos “derradeiros sustentos dunha civilización que se afunde”; para o historiador francés, “a filosofía arábico-española  contaba apenas dous séculos de existencia, cando se viu bruscamente parada polo fanatismo relixioso, os disturbios políticos e as invasións estranxeiras”[12]. Almohades e fanáticos semellan ser sinónimos, e soamente o carácter supostamente máis liberal dos dous primeiros califas almohades brinda certos matices na presentación do historiador: “o fanatismo, que era a alma da revolución almohade, foi contido momentaneamente polos gustos liberais de Abd-el-Moumen [cAbd al-Mu’min (1130-1163)] e de Iousouf [Īūsuf (1163-1184)]”[13].

O historiador francés manexa con habilidade as biografías árabes de Averroes para escribir o seu ensaio, porén, nunca adopta un ton non xa compracente, senón simplemente ecuánime co exército relixioso dos almohades. En certo sentido, iso non debe sorprendermos; de feito, lemos máis comentarios de Renan sobre o fanatismo dos almohades con exemplos provenientes das mesmas fontes históricas árabes[14]. Os almohades non son os únicos calificados como fanáticos, pois no desarrollo da obra o fanatismo esténdese e xeneralízase para case tódalas mencións dos pobos que profesan a fe musulmá, do islam (chamado daquela islamismo), e incluso das súas sectas heterodoxas, “donde se alían o fanatismo e a incredulidade”[15]. Estas xeneralizacións atilaríanse hoxe xustamente de islamófobas. Non é accidental que un pensador tan importante para a construción do nacionalismo francés, moderno e laico (lembremos a súa argumentación a favor da “conciencia moral” como fundamento da nación, na súa conferencia pronunciada na Sorbonne en 1882, chamada mesmamente Qu’est-ce qu’une nation?), teña tamén algunha influencia no desenvolvemento especificamente europeo da islamofobia, que adoita traspasar a imaxe do islam medieval á actualidade, e que se pode percibir no laicismo  francés, artellado primeiramente na política e nos medios de comunicación[16].

Renan considera que, no mundo latino medieval dos séculos XIII,  XIV e XV, os cristiáns viron en Averroes o símbolo da descrenza asociada ós árabes[17], ou da herexía mesma[18]. Segundo Renan, a idea averroísta máis importante para a escolástica cristiá semella ser a unidade do intelecto, inmortal e eterno, polo que a correlativa eternidade do mundo contradí dalgún modo a idea revelada da creación. Sempre segundo o historiador, o averroísmo consagra a distinción entre filosofía e teoloxía como autoridades contraditorias[19].  Do mesmo xeito, formula a súa análise como estudo completo (e impresionante) da transmisión, tradución e difusión da descrenza racionalista averroísta, dende a filosofía xudía ata a escolástica cristiá medieval, e dende a corte siciliana de Federico II Hohenstaufen ata a Escola de Padua,  polo que faise evidente que o contexto histórico dos almohades, lonxe de ser o principal interese do historiador, se limita a amosarse nunhas consideracións xerais introdutorias. Certamente, o fanatismo dos almohades é unha característica importante do contexto andalusí nos séculos XII e XIII, mais esta época non se esgota no resumo deste único aspecto negativo, que amais non se corresponde coa realidade sociocultural á que podamos intentar achegarmos con razoamentos máis obxectivos. Precisamente, Renan resume tamén moi ben en que pode consistir esa obxectividade dos razoamentos: “en certo modo, é máis importante saber que pensou o espírito humano sobre un problema, que ter unha opinión sobre ese problema”[20].

En canto á  procura dos antecedentes islámicos do antisemitismo en al-Andalus e á proxección na Idade Media ibérica da Shoá nazi dos xudeus de Europa no século XX, as reaccións dos propios xudeus andalusís semellan contradir unha percepción de natureza esencialista que busca un  sentido transcendente da repetición dos acontecementos históricos hipostasiados. A persecución e asasinato dos xudeus en Granada no ano 1066 non foi asimilada polos xudeus soamente como a consecuencia dunha fatalidade inherente ao odio da súa identidade relixiosa, senón tamén como un efecto da actividade na alta política do reino zirí. Malia ser alentada polos populares poemas do poeta e alfaquí Abū Isḥāq al-Ilbīrī que chamaban a matar ós xudeus, a masacre producíuse como rebelión contra unha dinastía bérbere reinante que delegaba todas as responsabilidades políticas neles[21]. De xeito que os xudeus de Granada non esqueceron que tiveron o poder por moito tempo na taifa zirí do século XI, e tres séculos máis tarde inda lembraban a gloria do visir Samuel ha-Nagid (Nagdela ou Nagrela) e do seu fillo Īūsef, e asomaban os seus sepulcros[22]. Este orgullo sería contraditorio cunha visión apocalíptica dos xudeus granadinos do seu pasado e do seu presente no século XIV.

Non obstante, o grande arabista e historiador  Reinhart Dozy (1820-1883) presenta o asasinato de Īūsef ibn Nagrela e de moitos outros xudeus (uns trescententos) de Granada como unha consecuencia catastrófica “do fanatismo  dos musulmáns, indignados por obedeceren a un infiel”[23]. Sen que teamos que minorar a gravedade deste asesinato colectivo ou pogrom, o certo é que o mesmo Dozy comenta as prácticas comúns de asasinatos políticos por árabes e bérberes na época das taifas, atribuindo a causa á rivalidade étnica [24]. Destácase así no discurso do historiador holandés o factor étnico cando as loitas son entre musulmáns, pero cando os xudeus son as vítimas dun episodio “político” deste tipo, Dozy enfatiza a relixión e o fanatismo dos violentos (enténdase decote os musulmáns).

1. b) Para unha arqueoloxía do tawḥīd

Desígnase coa denominación de almohades (do árabe al-muwaḥḥidūn, literalmente “os unificadores”) ós partidarios do dogma elaborado por Ibn Tūmart cuxo principio enfático é a afirmación da unicidade de Deus, o tawḥīd. O tawḥīd é probablemente a experiencia ou o coñecemento máis transcendente do islam e o primeiro dos atributos divinos. Nese sentido, dicir que os almohades reafirman a unicidade ou unidade de Deus non nos explica gran cousa, de non ser que contextualicemos políticamente esta afirmación na súa loita cos almorábides, seguidores da escola de pensamento teolóxico-xurídico denominado malikismo. Mais primeiro ímonos deter un pouco máis sobre o (concepto de) tawḥīd.

O filósofo reformista contemporáneo Abderrahmán Mohamed Maanán rexeita explícitamente que o tawḥīd deba entenderse como un concepto equivalente a monoteísmo, equivalencia que non obstante empregan prestixiosos estudosos do islam como o americano John L. Esposito. Sen entrar nun debate máis profundo, o certo é que o tawḥīd non supón soamente que “non existe máis deus (ou ídolo) que Deus”, como adoita traducirse a primeira parte da profesión da fe (en árabe šahāda), é dicir, o tawḥīd non é soamente o rexeitamento do politeísmo, senón que inclúe a noción semellante ao panteísmo místico da unidade de tódolas manifestacións cognoscibles e incognoscibles do divino na eternidade da súa esencia (en árabe waḥda).

Notas:


[1]Inna al-lugat al-carabīa fī l-Andalus lam takun lugat al-carab waḥdahum bal kānat lugat al-andalusijīn ğamīcan caraban wa-barbar wa-isbānan wa-ṣaqāliba wa-jahūdan wa-masīḥijīn, li-annahā lugat al-dawla al-andalusīa wa-l-muğtamac al- andalusī wa-ṯ-ṯaqāfat al-andalusīa al-rafīca, wa-liḏalika fa-inna min al-ṭabīcī an nağida udabā’an andalusijīn mašhūrīn min uṣūl isbānīa miṯla Ibn Garsīa, wa-Ibn al-Qūṭīa wa-Ibn al-Qabṭurno wa-Ibn Bašcūāl wa-siwāhum, aw min uṣūl barbarīa miṯla cAbbās ibn Firnās wa-Ibn cĀ’iša wa-gaīrahumā, aw min uṣūl jahūdīa miṯla Ibn Sahl al-Išbīlī wa-Ibn Hasadāī wa-gaīrahumā.”, D. ṢALĀḤ ĞARRĀR,  Zamān al-wal: dirāsāt fī t-tafācul al-aārī wa-aqāfī fī l-Andalus, (O tempo da unión: estudos sobre a interacción civilizadora e cultural en al-Andalus) al-mu’assasa al- carabīa li-d-dirasāt wa-n-našr, Beīrūt, 2004, p. 12.

[2] ĞARRĀR, 2004: 48.

[3] ĞARRĀR, 2004: 22.

[4] (http://www.memri.org/ : The Middle East Media Research Institute).

[5] No seu programa televisivo The 700 Club, 09/11/2009. CfrAlJazeera (árabe), emisión Min Washington (Dende Washington), programa do 09/02/2010.

[6] Discurso leído ante el claustro de la Universidad Central por D. Francisco Javier Simonet, en el solemne acto de recibir investidura de Doctor en Filosofía y Letras. Imprenta de D. José María Zamora, Granada, 1867. Edición dixitalizada por Google Libros dispoñible na Rede e na versión de documento pdf.

[7] Op. cit., p. 14: “Enardecido asi el fanatismo musulman ….”, p. 24: “y por adular [Almanzor, al-Manṣūr (m. 1009)] las inclinaciones fanáticas del vulgo ….”, ou p. 43: “En la edad de oro de la literatura arábigo-española nuestros muslimes no dieron toda la importancia debida á los estudios científicos y menos á los propiamente filosóficos; porque los reyes y magnates, salvo rara excepcion, se pagaban principalmente de la poesia que los divertia y lisongeaba, y el pueblo poco ilustrado en lo general y fanatizado por los alfaquies ….”.

[8] Vid. p. 23: “Pero la protección de Alhacam [Al-Ḥakam II al-Mustanṣīr (961-976)] alcanzó hasta la astronomia y la filosofia, ciencias  aborrecidas por el pueblo. Alhacam impulsó doblemente tales estudios, recogiendo en su biblioteca libros de aquellas ciencias y amparando con su autoridad á los que se dedicaban á su cultivo para que no pereciesen á manos de los musulmanes fanáticos.”.

[9]Verificándose de repente un cambio maravilloso, decae para siempre el islamismo español y la España cristiana levanta su cabeza para no abatirla jamás.” (p. 27).

[10] JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ALCANTUD, Lo moro. Lógicas de la derrota y la formación del estereotipo islámico, Colección Pensamiento crítico / Pensamiento Utópico e Viento Plural, Editorial Anthropos, Barcelona, 2002, pp. 123 sq.

[11] Michel Lévy Frères Libraires-éditeurs, 2ª edición, París, 1861. Edición dixitalizada por Google Libros dispoñible na Rede e na versión de documento pdf.

[12] Op. cit., p. 2.

[13] Idem, p. 15.

[14] Vid. pp. 23, 30, 33 sqq., 184, passim.

[15] p. 103.

[16] Cfr., en relación con esta última parte da cuestión, as obras de VINCENT GEISSER, La nouvelle islamophobie, Éditions de La Découverte, París, 2003, e OLIVIER ROY, La laïcité face à l’islam, Hachette, París, 2006.

[17] “Se Averroes ficou ós ollos dos cristiáns como o portaestandarte da incredulidade, é ante todo, temos que dicilo, porque tras borrar o seu nome ós dos outros filósofos musulmáns, converteuse no representante do arabismo, que, no pensamento da Idade Media, aliábase de moi cerca coa incredulidade” (p. 164).

[18] “Así, o dobre papel de Averroes entre os filósofos escolásticos está xa perfectamente caracterizado en Santo Tomás. É, por unha banda, o grande intérprete de Aristóteles, autorizado e respectado como mestre; e pola outra, é o fundador dunha doutrina condenábel, o representante do materialismo e da impiedade, un herexe” (p. 237). Vid. pp. 292, 297, 316.

[19] Vid. pp. 228, 232, 278 sqq.

[20] Op. cit., p. IX do prefacio.

[21] Cfr., en relación con  este poeta “da oposición, ascético, político, antisemita”, EMILIO GARCÍA GÓMEZ, Cinco poetas musulmanes: biografías y estudios, Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1945, p. 81 sqq.,  e  EMILIO GARCÍA GÓMEZ, Un alfaquí español: Abū Isḥāq de Elvira: Texto árabe de su «Dīwān», según el Ms. Escur. 404, publicado por primera vez, con introducción, análisis, notas e índices, CSIC e Escuela de Estudios Árabes, Madrid e Granada, 1944.

[22] Cfr. R. P. A. DOZY, Histoire de l’Afrique et de l’Espagne, intitulée al-Bayano ‘l-Mogrib, par Ibn-Adhárí (de Maroc), et fragments de la chronique d’Aríb (de Cordoue), volume primeiro, E. J. Brill, Leyde, 1848-1851, pp. 81, 101, recollendo esta información do historiador granadino do s. XIV  Ibn al-Ḫaṭīb. Edición dixitalizada por Google Libros dispoñible na Rede e na versión de documento pdf.

[23] Op. cit., p. 98.

[24] Idem, pp. 93 sq., 96 sqq.

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La tensión entre los sujetos anteutópicos digitales (SAD)

La trasposición al contexto de al-Andalus de una problemática moderna tal y como la de la lucha de clases puede ser un ejercicio estéril si no conocemos la historia económica de la Edad Media peninsular, y sin embargo, la reflexión sobre la cuiridad de la clase acomadada ligada a las aristocracias gobernantes demuestra que esta élite se ve enfrentada al coservadurismo moral extraído de la sunna, y condicionada por un discurso no tanto homófobo como heteronormativo, defendido por el cuerpo jurídico de alfaquíes y demás jueces. La represión sexual  se ejerce sobre el cuerpo social inferior (súbditos), y solamente de forma tangencial alcanza  a ambas clases, ya sea como víctimas o verdugos; de ahí los ecos ambiguos en los motivos que van desde la castidad hasta el más abierto (homo)erotismo.
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No podemos conocer precisamente qué postura adopta la gran mayoría de los súbditos en esta dialéctica entre los defensores de la institución islámica por excelencia, la familia patriarcal, y los privilegiados por su propia condición de altos parásitos cuir de los gobernantes. Menos aún podemos identificar la masa variada de súbditos, urbanos y rurales, con un proletariado germinal; no hay pues ninguna opción que  que nos deje apostar por una problemática a priori que pueda ser resuelta con categorías del materialismo diálectico (trabajo, capital, alienación, etc.).  Ahora bien: si la aspiración de cualquier hombre o mujer de al-Andalus es ascender socialmente, su principal instrumento será la cultura árabe y la educación, y en el caso de los varones, la religión en sus facetas mística o legalista. Naturalmente, la sociedad andalusí pone filtros para dicha ascensión social, como la discriminación por orígenes étnicos y por razones económicas, pero incluso estos obstáculos son sorteados sin mayor problema cuando la operación de escalada social se pone efectivamente en marcha. Pensamos así que las discriminaciones paradigmáticas del capitalismo (género, clase y estirpe)  son  poco relevantes para el entendimiento de la «lucha entre iguales» cuirizada en al-Andalus. Esta lucha es en cierto modo una lucha entre dos vertientes de una misma  homosocialidad que se disputan el mayor grado de refinamiento, es decir, perfección (kamâl). El ejercicio de la guerra contra cristianos o la persecución de minorías como mozárabes o judíos se enmarcan en un código de valores ennoblecedores homosociales, y no dentro de un enfrentamiento burdo por recursos. La caballerosidad es la máxima expresión de la hombría, aunque no esté exenta de crueldad, pero ese es un problema hermenéuticamente vacío (¿somos crueles hoy con el Tercer Mundo?).
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Cuando pensamos en las poblaciones rurales andalusíes, podemos pensar que el régimen es asimilable a un modelo feudal más equiparable con los medievales europeos, y que se integran sin mayor contradicción en la narrativa marxista. Pero la población en al-Andalus fue, sin lugar a dudas, mayoritariamente urbana. De forma parcial al menos, cabe meditar sobre una inspiración neoandalusí para salir hoy del capitalismo, un anticapitalismo post-marxista y situjihadista basado no esta vez en una sinergía homosocial, sino feminista. Si el modelo andalusí hecho de complicidades y tensiones entre clases homosociales supo cuajar en un contexto medieval -integrando plenamente otros modos de coexistencia-, no hay razones para que la igualdad de género, que tanto contraría la experiencia real del capitalismo contemporáneo, no alumbre también una complicidad de intereses entre clases subproletarias digitales, compuestas por sujetos anteutópicos, los SAD.  Pero para ello es necesario avanzar mucho más en el ámbito de la cultura y en la cultura literaria como instrumento de emancipación, y evidenciar más claramente que la dialéctica con el poder que necesitamos no tiene una naturaleza tanto de economía política, sino de educación ciudadana y sexual.

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una utopía queer andalusí

¿Y si caer en todas las trampas tiene un encanto que justifica las contrariedades? Caí en la trampa del árabe, y aquí estoy, trece años después, con dificultades para entender cualquier cosa, una novela, un poema o un artículo. Pero gracias al árabe la poesía siempre me ha entrado de otra forma, no como algo provisional, sino para toda la vida. El islam, más. Sigo sin hacer cinco salat al día, que no es mucho pedir, pero al menos hago uno, que no es poco. Con el islam he evitado culaquier complaciencia con el capitalismo y la derecha. Soy anticapitalista porque ya era antes musulmán.  Y eso que hay un islam capitalista, por supuesto, y al servicio del sionismo. La seriedad en los estudios, otro callejón. Aquí estaba esta tarde, una vez más con Ibn Quzmân, pero es que es impresionante, su poema en el que enumera los guapos de Córdoba me sigue sorprendiendo diez años, ocho años, cuatro años después. Y no solamente me sorprende, me frena, porque cuando parece que se trata de sacarse la idea de la cabeza de una apología de la cultura queer en al-Andalus, llegas a este poema y ves que no, que sí hay una utopía queer andalusí. Que Ibn Sahl no forme parte de ella es otro problema, mayor aún si cabe, pero es otro problema.
Camille de Toledo. Todo hubiera podido ser una mera traducción, parcialmente satisfactoria, una buena experiencia y un buen recuerdo de ****, pero es que es un escritor inagotable, tanto en la novela El Bosco al revés, que sigo sin traducir desde que volví a empezar desde el principio, como en la siguiente, Vidas y muerte de un terrorista americano, que es un revulsivo enorme, potente y trastornador de todo lo que atañe a la época hiperterrorista actual: la Biblia, los EEUU, la música de Bruce The Boss, culaquier amistad de tres amigos dispuestos a montarla y el dolor de un guión que se arranca con mentiras. Pero es que además está su propuesta antiexótica de Viaje al Flurkistán, algo que no tiene comparación a nivel de debate literario en España, y el último ensayo, que ni he leído, sobre la tristeza europea, y ya me obliga a darle de nuevo la razón. Cuando el otro día me enteré de que va a estrenar de forma inminente  La caída de Fukuyama y vi el video en dailymotion, me emocioné, porque es genial, precisamente cuando Mara Torres tiene problemas para hablar de la década 2000-2010, el artífice de la fórmula 119911 aplasta una vez más las cenizas del 11-S para sentenciar diez años perdidos en una guerra absurda en Afganistán. Cuando estos días salía Rasmussen «consternado» hablando de errores de la OTAN me daban ganas de reírme cínicamente, aunque sea tan triste. ¿Cómo va a ser un error la consecuencia de tantas decisiones abusivas y contrarias a los DDHH, cómo se atreven a llamar error lo que ha sido una constante determinada por las propias condiciones de una ocupación demencial?
El monedismo. Broma, serio ensayo, decadencia, estafa y esperanza. De la vitalidad de una época colectiva me he empeñado en sacar los zumos menos espontáneos, con la única intención de ser fiel a mí y a los demás que por allí pasaron. La fidelidad desde entonces ha pasado por todo, desde la ruptura de una amistad con Kike hasta un diálogo al límite con la escritura de Búfalo. Búfalo es probablemente el único que saldrá escritor de todo esto, porque tiene la fuerza de los chicos que jugaban al ajedrez de verdad, es decir, que preparan las jugadas de antemano. No doy para la inventiva aftergore, porque no tengo la cultura del thriller, pero me apuntaré como sea de testigo a lo que será una carrera de fondo en el estadio de la letras hispánicas. Me apuntaré con mi técnica, que es la trampa de los libros enloquecedores, y para eso ya me conocen * y ** y ***, siempre leeré en voz alta mientras pueda porque así me entra la voz de los narradores sin forzarme a releer las frases cuatro veces. Hoy las materias primas producidas en Ameríca Latina y a la merced de las políticas capitalistas europeas y americanas, como el oro y la plata, el cobre, el azúcar, el café, el cacao, la goma de caucho, el algodón o la fruta, siguen siendo la misma fuente de desigualdad que señala Galeano en Las venas abiertas de América Latina, así que se apreciará cómo es de instructiva dicha lectura. Pero es que son todas geniales, el ensayo de Andreu Domingo habla ahora de los orígenes de los modelos demográficos que sivieron últimente para clasificar la riqueza, el ránking de los países dominadores sobre los dominados, colonias y ex-colonias. Sloterdjik me está encantando en sus reflexiones sobre los ancoretas, los famosos Simones del desierto, porque siempre he sido incrédulo de que una persona pudiera aguantar tres días en una columna, y en el siglo V en el desierto de Palestina y Siria eran muchos los que admiraban la proeza de un anacoreta subido durante  (¡treinta!) años a diez, veinte metros de altura. Incréible y fascinante, la huída del orden del mundo para demostrar la existencia de Dios a los paganos. Naturalmente, piénsese así mejor los orígenes del islam y el papel humano de Muhámmad en el desierto de Arabia; por muy firme que fuera su rechazo a la riqueza, está claro que corrige el exceso de estos ascetismos cristianos.
No comentaré aquí Eduardo Pondal, tampoco Ánxel Laxe, ni los poemas bien medidos  y mejor domados de Helena de Carlos, tampoco alabaré la genialidad del Quijote ni la energía de Saramago. Ya me doy por satisfecho con haber pensado en estas cosas, en el soneto XX de Shakespeare y en los hermanos de Whitman, que son todos los hombres, y sus hermanas y amantes, todas las mujeres, porque en el texto se dicen muchas más cosas que así quedan casi al borde de mi mesa. Es como si hablara de la categoría marxista de la totalidad en manos de Lukacs, mejor no resumir.

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El baile de las anglomusulmanas y de las feministas suizas

Bismilah al rahmán y rahim

Los Reyes Magos del gran diario El País (de las mentiras) me han traído a mí y a todos sus fieles lectores, hombres y mujeres, muchos de nosotr@s feministas sin complejos, una tribuna agitada de Rosa Pereda, cuyo título es Minaretes, mujeres y obispos, es decir, un collar de ideas tan aproximativas que me veo en la necesidad de reírme un poco con ellas.  Aparte de la intención un poco fantástica, digna de estos regalos de los Reyes Magos, de contribuir desde la tropeza argumentativa al ejercicio colectivo de más  confusión sobre el feminismo, el islam en Europa, «los Estados  musulmanes» (sic) y la votación gloriosa de los simpáticos suizos para la muy simbólica prohibición de la construcción de nuevos minaretes en sus santuarios patrios, que es en sí una temeridad, la inculta «escritora»  y periodista que firma dicha tribuna marca el ritmo para un nuevo baile lleno de furor, y cómo no en este época de fiestas y grandes pensamientos, y acciones corporales y entusiastas, en el que se agitan impetuosas las piernas y gargantas de

Las anglomusulmanas, que también las hay, pusieron el grito en el cielo […]

Así, tan campante, una nueva nacionalidad de sujetos que gritan, no inglesas, no musulmanas, anglomusulmanas, como nuestras antologías hispanomusulmanas, ya saben, las del Al Mutamid y Ben Ammar, las de Ben Zaydún y la dichosa Wallada, el rejuvenecimiento de la terminología más rancia del arabismo en un engendro atrevidísimo («anglomusulmanas», intenten traducirlo, a ver que les sale), y pronto galaicomusulmanas, vascomusulmanas, francomusulmanas, etc. Pero no es todo, faltaba color pardo. Para animar el baile, la escritora  se nos despide con la invocación mágica de otro sujeto mucho más aterrador, no por su esencia sino por sus atributos, puesto que serían algo así como feministas de la UDC/SVP, porque, recordemos, solamente ese partido que va de antisistema por la vida y derecha extrema (no a los permisos de maternidad, no a la ciudadanía para los extranjeros pobres, etc.) pidió a la ciudadanía de verdad el voto del sí a la islamofobia facilona, movilizando en exclusiva a más de la mitad de la población de ámbos sexos. Por eso, Rosa Pereda se ha hecho un lío de faldas de

el ten con ten de las feministas suizas, que no quieren minaretes en sus ciudades […]

Que no existen más que en sus discotecas fiesteras y en sus elucubraciones de periodista. Allá está todo, la sangre, los obispos, los mártires queer mezclados con más obispos, y uno de Oviedo, parece ser. Venga, que vuelva a empezar, que con tanto miedo al islam y al laicismo, nos estamos haciendo americanos. Como El País.

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No a la escalada militar contra el pueblo yemení

«Ojo por ojo. Estados Unidos y Yemen han iniciado la búsqueda de blancos de Al Qaeda para una posible represalia (

Ya tenemos suficiente con los muertos inocentes de Irán, Mauritania, Somalia, Cachemira, Filipinas, Sudán, Malawi, Turquía, Vietnam, etc. y etc.  Si no saben construir la paz, que se vayan, pero que dejen de montar guerras. Me refiero a Obam y a Al Qaeda, y a todos los demás en el medio que les animan. Zapatero, Netanyahu, Aznar, Sarkozy, Robert Gates y el fantasma de Rumsfeld, etc. y etc.

Me refiero a Sharon en coma.

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¿Quién les ha dicho que Al Qaeda sigue la sharia?

«Siguiendo su propia sharia —ley islámica— los secuestradores tendrían que facilitar la liberación», ha dicho esta mañana el director de la Caravana Solidaria, Francesc Osán, (

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El pensamiento sufí de Kudsi Erguner en castellano

Bismilah al rahmán y rahim

Tengo el inmenso placer de anunciar que Oozebap ha publicado mi traducción del libro del músico turco Kudsi Erguner La fuente de la separación. Mi descubrimiento de Kudsi Erguner, cuando me habló de él por primera vez Abdennur Prado en A Coruña, ha sido una de las experiencias más gratificantes de los últimos años. En nuestra cultura española, pensamos que la música clásica es solamente la música clásica occidental, la música clásica «por antonomasia», cuando en realidad  existen muchas tradiciones musicales de música de corte, o de carácter religioso, con un legado tan sutil y fascinante como pueda ser el de Bach o Vivaldi. El libro de Kudsi Erguner es una magnífica introducción al maravilloso mundo de la música culta otomana, que tras la caída del Imperio Otomano, y la instauración de una república laica y occidentalizadora, se vio atacada y relegada como un símbolo de atraso cultural, cuando en realidad es una de las tradiciones más fascinantes y genuinas de la cultura turca, y que bebe de raíces tan ricas como la tradición sufí desarrollada en el espacio cultural que va desde la Anatolia a Irán, y en el que confluyen, entre otras lenguas y poéticas, la árabe, la turca y la persa.

Pero el libro de Kudsi Erguner es mucho más que una introducción a una música poco conocida en nuestro país, pues su reflexión autobiográfica permite recorrer el cambio que experimentó Turquía y Estambul desde los años cincuenta y en adelante del siglo XX, la creciente desaparición de unos referentes  de  su identidad islámica  sustituidos por otros modernistas no siempre beneficiosos, y también la penetración imparable del sufismo en Occidente de la mano de diversas tradiciones espirituales más o menos complacientes con la trivialización del legado clásico. Sin caer en demonizaciones  de lo nuevo ni en simplificaciones de la interacción entre pasado, presente y futuro, Kudsi Erguner articula un apasionante viaje que nos lleva a los monasterios de Estambul, a los círculos contraculturales de París y Londres, a los territorios inhóspitos y bellísimos de Afganistán antes de las múltiples guerras que destrozaron ese país, o por los Estados Unidos, de la mano de sus encuentros, sus maduraciones como artista y como creador y de su fidelidad a los valores más auténticos y humanos del islam.

La parte que personalmente más gratificante me resultó en mi trabajo de traductor fue el anexo 1 dedicado a la simbología del ney en la poesía de Jalaladdin Rumi, porque pude sacar pleno rendimiento de mi conocimiento del islam  clásico de tradición árabe y persa. Pero estoy convencido de que para los lectores, familiarizados o no con el sufismo y con la historia de Turquía, este libro les resultará no solamente interesante y ameno, sino que también les ayudará a escuchar con mucha más empatía los fragmentos de música, provenientes del archivo personal de Kudsi Erguner, que acompañan en un cd esta edición cuidada, hecha con mucho cariño. La edición presente se ha beneficiado del apoyo de Junta Islàmica Catalana y de una oportuna ayuda de la Fundación Pluralismo y Convivencia. Gracias de nuevo a Abdennur, Dídac, Patricia y a tod@s los que han hecho posible su publicación.

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