Gaza.
Gaza.
Recuerdo llorando cuando estaba en 5º, y un niño en clase, Jérôme, tenía una grave enfermad, cáncer en la sangre, creo, así que cuando volvió de una dura sesión de quimioterapia o el tratamiento que fuese, la profesora oragnizó una fiesta, pero finalmente no pudo ir a la fiesta, que pasó a ser un poco triste. Se recuperó, pero unos años más tarde, vovlvió a recaer. Muchos fuimos al entierro, y fue la última vez que vi a mucha gente.
Esta foto me ha hecho llorar y pensar un solo instante una huella del dolor de los niños de la escuela de Fakhoura. Algunos -ya sé quienes son- podrán pensar que es monstruoso poner los nombres en los papeles sobre sus sitios, pero yo pienso y afirmo que los monstruos son quienes lo hicieron, y que sus nombres deberían estar escritos en piedra, para siempre. Me duele Gaza. ( foto via The Angry Arab, Scenes from Gaza) . Lloro.
Palestinian boy Mohammed Kutkut, 14, right, covers his face as he sits next to the name sign of his killed friend Ahed Qaddas in the Fakhoura boys school in Jebaliya, northern Gaza strip, Saturday, Jan. 24, 2009. Three friends of his class where killed when the Israeli army shelled Jebaliya in the past weeks. Tens of thousands of children have flocked back to schools throughout the Gaza Strip, days after Israel ended its fierce military operation against the territory’s rulers. (AP Photo/Anja Niedringhaus)
Abenyusuf 
Salam
No sé quién podría llamarlo monstruoso: es lo que se hace en cualquier aula cuando un niño o una niña mueren, por la causa que sea.
En algunos casos, la silla queda sin uso, para hacerles presentes. ¿Tendría que ser distinto con los niños y niñas de Gaza?