La noticia pueda resultar anecdótica, nimia, un mero suceso, pero también puede interpretarse como el primer síntoma de una ola mucho más importante. Se trata de una huelga de cincuenta empleados de un call-center a su vez subcontratado por la Sociedad Nacional de Aguas de Arabia Saudí. Lo primero es un poco de hermenéutica: no llego a este enlace con la noticia por azar, o a base de leerme la soporífera prensa económica de Arabia Saudí, sino por un cuace mucho más mainstream en estos tiempos revolucionarios: un bookmark de enlaces de 3arabawy, un blog imprescindible para seguir la actualidad revolucionaria en Egipto y Túnez. Y sin duda no me hubiera llamado la atención el tag strike que lleva años apareciendo en sus bookmarks si no estuviera acompañado del tag Saudi Arabia. Quiero decir que la organización perfecta, metódica, de la centralización de noticias para acompañar el movimiento revolucionario transfronterizo en el mundo árabe da los frutos maduros de una comunicación de masas a través de la Red.
Yendo ahora un poco más cerca del hecho concreto, la huelga de empleados de una empresa de atención de llamadas subcontratada por una empresa básica en cualquier país, encargada de la gestión del agua, y sobre todo en un país como Arabia Saudí, es una advertencia muy seria para la oligarquía que roba al país. Los empleados de un sector banal, una empresa de servicios, pueden romper con el miedo, la mansedumbre y protagonizar un ejercicio sindical desde una postura fuerte. Se ha comentado en múltiples ocasiones cómo los empleados de empresas de atención de llamadas son un ejemplo de seres desterritorializados, en novelas indias, en columnas memorables de Ignacio Escolar, hasta en películas de comedias románticas, porque los empleados hablan a veces con personas a cientos o miles de kilómetros obviando la distancia y el vértigo de las lejanías geográficas. Nadie más sensible a las noticias que bombardean el espectro televisivo que un joven empleado de una empresa recibiendo llamadas. Si además los huelguistas son súbditos de una monarquía tan cerrada, paradójicamente entenderán en toda su claridad que son ellos los que pueden mejor enfrentarse a unos jefes en el limbo.