Meistersinger von Nuremberg, julio de 2008


WAG17571

Cargado originalmente por abenyusuf

Bismil·lâh al rahmán y rahim

Sigo escuchando las óperas wagnerianas en directo, aunque por segunda vez, como antesdeayer, se producen desagradables interferencias que descomponen al locutor, que nos explica que se debe al canal de transmisión «Ravel» de Euroradio. La Europa política está en coma, y es un síntoma que la Europa cultural se sabotee así misma. Parece que lo único que sigue uniendo a Europa es su no de las corporaciones agrícolas a la supresión de aranceles en la OMC. Euroradio, transmitiendo la alta cultura alemana todos los años en verano, unía en cierto modo una forma de ser europeo. Este año, las interferencias son reminiscencias de los Campos de Internamiento de Extranjeros, síntomas de la degradación de todos los estándares.
Volviendo a la obra de Wagner de hoy, Meistersinger von Nuremberg, tiene partes muy famosas y grandilocuentes, aunque es menos agresiva que las épicas dramáticas, y tiene incluso frases delicadas de diálogos. Material de sobra para la reutilización tópica en todas las secuencias de la buena amistad del pueblo: películas, anuncios, fiestas. No me propongo plantear una arqueología de la fraternidad burguesa, pero estamos aquí de lleno en el mito. Para saber más sobre la obra, se puede leer quien quiera este resumen bien escrito del clásico José María Guelbenzu, «Los maestros pintores de Núremberg«.
La imagen que he copiado es del pintor Samuel Prout, de la primera mitad del siglo XIX. Lejos está de la belleza de los dibujos de Goethe, de algunos románticos, de Victor Hugo. Como siga reproduciendo arte convencional, esto del situjihadismo va a tener un toque de anticuario. ¡Quién lo pensara!
Wa Al·lâhu l-jabbâr

2 comentarios

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2 Respuestas a “Meistersinger von Nuremberg, julio de 2008

  1. Yo en cuanto a Europa soy muy pesimista. Occidente está en decadencia. Europa sólo levantará la cabeza lo suficiente para caer a la vez con su hijo americano, pero se trata de una debacle de magnitudes mundiales. La Edad Media no fue la primera. El mundo, hirtóricamente, oscila entre una preponderancia de Oriente y una de Occidente; así, desde Alejandro Magno hasta la expansión del Islam transcurrieron 1000 años de hegemonía occidental, y luego hasta los grandes Descubrimientos transcurrieron 800-900 años de nueva hegemonía occidental, que ya dura 500 años largos. Los ciclos se van acortando, eso sí, pero esta última etapa no durará más de 600 años. El cambio climático joderá la estabilidad medioambiental que nos hizo progresar de manera tan continuada.

    Sin maniqueismos, evidentemente el Islam (que no su influencia externa, no olvidemos el Califato de Córdoba o la Escuela de Traductores de Toledo, con lo que ello supuso para la perdurabilidad de muchas obras clásicas occidentales de otra forma perdidas para siempre) es ajeno a la cultura occidental en un sentido antropológico, de la misma manera en que las tribus bárbaras lo eran al Imperio Romano y sus valores culturales; a pesar de ello se integraron en el Imperio y cambiaron para siempre su carácter, más allá de su caída política.

    Sucederá igual con el Islam. La cultura occidental cambiará, o sea, morirá tal como la conocemos. Mis dudas lo son sólo de plazos y fechas.

    En fin, dulce, dulce es la decadencia de divanes y cortinas con vientos nocturnos lunares…

  2. Hola,
    Tendría que darte mi opinión en muchos detalles. Por de pronto, Occidente y Europa, afortunadamente, no son sinónimos. Por otro lado matizaría muchísimo los ciclos de hegemonía, y cuestionaría asimismo qué entendemos por hegemonía.
    En cuanto a si el islam es ajeno «antropológicamente» a la cultura occidental, no lo creo en absoluto. Sólo desde visiones esencialistas y políticas se puede plantear, pero no desde las ciencias humanas.
    Eso sí, la decadencia es sublime, en cualquier valle de lágrimas…
    Un abrazo.

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